lunes, 3 de marzo de 2014

7.- 17 - CULTURA Y BELLEZA.


 
“Primum vivere, deinde philosophare”.

Porque mal se puede filosofar estando muerto.

Pero para vivir (para sobrevivir) es necesario trabajar, pero no por un castigo divino, sino porque tenemos que arrancarle a la tierra los alimentos.

Esa es el primer objetivo del trabajo, comer, beber, cobijarse, descansar,… satisfacer las necesidades básicas.

Pero una vez cubiertas y satisfechas uno puede descansar, ociar, o puede dedicar el trabajo a la creatividad de formas bellas, que de poco o nada le sirven al cuerpo, pero que es el alimento de un alma cultivada.

Desde Altamira hasta el arte contemporáneo el arte es el fruto de una sobreabundancia en el trabajo.

La creatividad poco o nada tiene que ver con la supervivencia.

La “experiencia estética” es sentir la belleza, pensarla, plasmarla, extasiarse ante ella, crearla.

De muchas formas se manifiesta el placer estético.

“Estética” proviene de “aiscesis” = sensación.

Pero no sensación sin más, visual, auditiva, táctil,…sino que, a través de ellas, sentir la belleza de las vidrieras de la Catedral de León, de la quinta sinfonía,… Es la experiencia estética que no todos la captan, ante los mismos objetos (una poesía, una escultura, una pintura,…)

Los sentidos necesitan ser educados para captar lo más allá de los estímulos sensibles.

La belleza vive con nosotros.

Entre los hombres el amor surge ante la presencia, real o intuida, de la belleza en el otro.

Una mujer/un varón nos llama la atención, la enfocamos como centro del paisaje, nos atrae, nos es grata,…y nos acercamos a él/ella para conocerlo/a y después, quizás, amarla/o.

La atracción es el pistoletazo para el amor. La belleza pone en funcionamiento al corazón.

Bello es el orden, el cosmos, la verdad, el bien, la conducta correcta,…

Para los griegos el ideal de la conducta humana era la “Kalocagathia” (ß “kalon” (hermoso) y de “agathon” (bueno)).

La “kalocagathía” es la conducta humana ideal, es la excelencia humana.

Kierkegaard describe tres tipos de existencia: la estética, la ética y la religiosa.

El objetivo de la vida estética es conseguir el placer y evitar el dolor.

Pero el placer puede ser sensible y puede ser suprasensible.

El placer de contemplar un cuadro no es el placer de comerse un bocadillo. Ambos son placeres, pero habitan en niveles distintos. Sancho Panza no es Don Quijote.

El placer cumple los deseos básicos de la comida, bebida,…pero la conducta correcta también produce placer, otro tipo de placer, distinto y superior.

La belleza de una conducta correcta se nos impone racionalmente y no podemos por menos de aceptarla como la más digna, porque con ella tratamos a las personas como fines y no como medios.

La sensación estética de quien escucha un concierto de piano es un placer espiritual.

Belleza puede haber en un paisaje natural (en el Torcal de Antequera) o en una catedral artificial (hecha por un artista) (en la Catedral de Santiago de Compostela), en un cuerpo humano (de una actriz) o en una acción humana (como el perdón o el compartir).

La llamada de la belleza no parece responder a ninguna necesidad concreta.

Es verdad que en el Neolítico aparece la cerámica, para cocinar o para transportar alimentos o agua, pero ¿por qué se la adorna con cenefas geométricas? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Para algo práctico, utilitario?

Esa primera decoración no sirve para nada que tenga que ver con finalidad biológica alguna.

¿Las pinturas de Altamira son estética pura o tienen una finalidad venatoria?

Pero ¿qué es la belleza? ¿Es algo objetivo, que está ahí, pero que hay que educar a los sentidos para poder captarla o es sólo subjetiva? ¿Es un sentimiento subjetivo autocreado o viene provocado por lo bello objetivo? ¿Es un resplandor del objeto o es una creación subjetiva?

Porque no todos coincidimos en estimar hermosas las mismas cosas, sino que llamamos bello a lo que sentimos que debe ser considerado así por todo el mundo.

Una jugada maestra de un futbolista es hermosa para un entendido de fútbol y algo neutro para el lego futbolístico.

¿Es hermoso el cielo estrellado o una noche de luna llena? ¿Por qué? ¿Lo es para todos?

No hay una regla, no hay un canon que nos permita establecer si son hermosos o no, o en qué modo lo son, o por qué lo son.

¿Procede de la mirada que pone la belleza en la cosa, porque “le gusta” o procede de la cosa, que gusta, una vez mirada?

¿Es subjetiva u objetiva?

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