lunes, 24 de septiembre de 2012

TÓPICOS TÍPICOS (3)


“DÉJATE DE FILOSOFÍAS”

Ni puto caso a este tonto tópico

¿Qué coñ… es la Filosofía?.


.- “Cada uno tiene su Filosofía”.
.- “Déjate de Filosofías”.
.- “Vivir la vida con Filosofía”.
.- “Tomarse las cosas con Filosofía”.
.- “La Filosofía no sirve para nada”.
.- “Las Filosofías del Real Madrid y del Barcelona son muy distintas”.
.- “La Filosofía del Corte Inglés”.
.- “La Filosofía del Quijote”.
.- “La Filosofía del Gobierno de Rajoy”.
.- “Todo eso que estás diciendo no son más que Filosofías”.
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¡DIOS¡ Esto es para volverse loco.
¿Pero qué coñ… es la Filosofía?.

¿Es que Mouriño y Rajoy saben Filosofía? (porque si la tienen, sabrán qué es).

¿Es, la Filosofía, un puro y mero relativismo?

¿Es un conjunto de pre-juicios (y nada más)?.
¿Es una palabra que se usa, en el lenguaje ordinario, como pretexto para aparentar profundidad, simulando y que nadie se fije en su superficialidad y mediocridad?.

¿Es, sólo, el punto de vista particular que cada uno tiene y como cada persona ocupa un lugar y un tiempo que nadie más que él puede ocupar (en eso cada uno de nosotros somos únicos, irremplazables, y nadie, nunca podrá ocupar el lugar y el tiempo que cada uno ocupa, por lo que mi perspectiva es única) y, entonces, la filosofía es el conjunto ilimitado de perspectivas de la verdad, es decir, un conjunto de opiniones individuales?.


Las palabras son como las monedas que, a base de manosearlas, usarlas, maltratarlas, abusar de ellas… las primeras pierden su significado y las segundas su valor.

¿Pueden decir, los no filósofos, que “la Filosofía no sirve para nada”, si nada saben de ella?.

¿Cómo puedo decir, yo, que “nada valen los goniertabos”, si no sé qué coñ…. es un goniertabo?.

Filosofar es sospechar de todo, empezando por el lenguaje que usa.

¿Puede el leguaje, hablado o escrito (algo externo), audible o visible, reflejar fielmente el pensamiento (algo interno)?.

El lenguaje es un instrumento múltiple de comunicación, que puede servir para ordenar, preguntar, enunciar, explayarse,…

Pero ¿es un buen instrumento?. ¿Sirve para lo que está diseñado?. ¿Qué es, pues, “engañar” y “mentir”?.

¿No es el lenguaje sospechoso de ser camaleónico?.

¿Para decir lo que sentía habré usado las palabras adecuadas?.

¿Habrá captado/entendido el lector u oyente lo que yo he intentado vaciar en esas y no en otras palabras?.

¿Debería haber usado otras expresiones?.

Porque usar el término no garantiza que el concepto vaya encerrado o preso en él.

¿Es de extrañar que una de las ramas de la filosofía sea la ¿Filosofía del lenguaje”?

Preguntas que todo estudiante adolescente me han hecho, en mis tiempos de educador/enseñante: ¿Para qué sirven el Latín y la Filosofía?

Solía responder, para mis adentros, lo que el Filósofo Aranguren le espetó a un periodista novato, en una de aquellas manifestaciones universitarias, en los estertores del franquismo: “al menos sirve para una cosa: para no hacer preguntas estúpidas?.

Por supuesto que para nada productivo sirve, así que no tiene demanda alguna en el Mercado Laboral.

Así que, si se te ocurre, en una reunión, decir que eres filósofo, fruncirán el ceño, te mirarán de reojo, sentirán lástima por ti, te acompañarán en el sentimiento, dirán o pensarán que hay cosas peores, o “que hay gente pa-tó” –como dijo el torero El Guerra cuando se enteró de quién era ese Ortega que quería charlar con él.

Porque para nada productivo sirve la Filosofía, es por lo que, entre otras cosas, la Enseñanza está encarrilada hacia el Mercado Laboral, y su objetivo es intentar/conseguir que el educando adquiera habilidades-destrezas para poder ofrecérselas a los mercados compradores de mano de obra, que las pondrán en movimiento para producir más cosas, mejores cosas y en menos tiempo.

Todos tienen necesidad de pan, de agua, de casa, de ropa,…y, como todo esto se consigue con dinero……pero ¿alguien tiene necesidad de Filosofía?.

La Filosofía, como el amor verdadero, “ni se compra ni se vende”. Nada cuesta. Pero ¿quién ha dicho que lo que no tiene precio no tiene valor?.

Como si “valor” y “precio” fuesen siameses.

Ya lo decía Machado: “sólo el necio confunde “valor” y “precio”.

Hubo un tiempo en que, en clase, estudiábamos a J. Habermas (un representante de la Escuela de Frankfurt). Distinguía, Habermas, entres tres tipos de Razones: Razón Instrumental (útil), para dominar la naturaleza y producir; Razón Comunicativa (útil), pata comunicarse con los demás en la sociedad, y Razón Crítica o Filosofía (¿para qué sirve?).

Si de algo huye el filósofo es de los tópicos. De admitir como verdades lo que sóo puede ser prejuicio, superstición, creencia,…y, en esto, cada uno tiene los suyos.

Pero ¿razones objetivas?.

Filosofar es preguntar y preguntarse, constantemente; un impenitente preguntón (auto o hétero). Filosofar no es otra cosa que “exigir razones”. Y si alguien te pregunta debes exponer tus razones, pero con la disposición previa de que pueden ser refutadas, matizadas, ampliadas,…

Pero preguntar y preguntarse no garantiza respuestas verdaderas.

El filósofo es un “viator”, siempre en camino; el eterno y contumaz caminante, que morirá preguntando, sin posada de verdad en la que descansar.

El placer de viajar, no de haber llegado.

Un filósofo “dogmático” es una contradicción.

El filósofo tiene que ser escéptico (por supuesto, agnóstico también), estar tambaleándose en la cuerda floja, dispuesto a bajar del burro si el otro le demuestra la fragilidad y debilidad de sus razones,

El modelo de filósofo, el gran “preguntón” de la historia, fue Sócrates, “el tábano” de Atenas, siempre preguntando a todos con la sana intención de que reconocieran su ignorancia como paso previo a querer saber lo que se ignora.

Filósofo no por lo que respondía, sino por lo mucho y bien que preguntaba.

Su semi- o pseudo-suicidio vendría propiciado por la presión de la clase aristocrática, que no soportaba esa manía de sacarlos de sus casillas, de zarandearlos para bajarlos de sus pretendidas firmes verdades.

Y es que los griegos entendían la filosofía como el camino seguro a la felicidad.

“Sólo el sabio es feliz” –decían.

¿Cada cual tiene su filosofía?. ¿También cada cual tiene su Física, su Matemática, su Astronomía,….? Porque lo que en todas se buscan y se dan son razones.

Si “filosofar” es “razonar” nadie debería decir “ésta es mi filosofía” sino “éstas son mis razones”, con las que cualquiera pueda entrar en contacto para corroborarlas, matizarlas, refutarlas, ….

He contado muchas veces la analogía entre la Filosofía y la Frutería.

Imaginarse la escena: Una persona entra en la frutería y, cuando llega su turno, le dice al dependiente que le ponga cinco kilos de fruta.

Imaginaos la cara del dependiente.

         .- ¿De qué fruta, Sr/ª?.
         .- ¿De qué fruta?. ¿No pone en el letrero “frutería”?. Pues déme fruta.
         .- ¿Desea naranjas o manzanas, melón o sandía, melocotones o plátanos,….?.
         .- Yo quiero “fruta”.
         .- Es que “fruta” no existe. Lo que existen son distintos “tipos de fruta”. “Fruta” es el nombre común con que se le designa a manzanas, peras, melones,….Éstas son las que realmente existen.

Igual ocurre con la Filosofía.

E igual que ocurre con las frutas, que hay muchas, pero no son ilimitadas, lo mismo ocurre con la filosofía.

En mis muchos años de educación/enseñanza me he encontrado con alumnos que, en un primer momento, me pedían que les enseñara “filosofía”. A lo que les respondía si deseaban la Filosofía aristotélica o la platónica, si la tomista o la cartesiana, o tal vez la kantiana o la marxista, o la del enorme Nietzsche, o….

Porque una cosa es “filosofar”, que es “una actividad, consistente en buscar razones” y otra cosa son las “filosofías” que son “las razones que, a lo largo de la historia han dado ciertos intelectuales, tras mucho preguntar y preguntarse.

Imitando a Gramsci diré que uno puede imaginarse a un Entomólogo, pero que no todos lo sean; o a un Ingeniero Genético, pero no todos lo sean; o a un Topógrafo, pero que no todos los sean; o a un Físico Quántico y que….Pero lo que no es imaginable es que alguien no sea filósofo, porque “filosofar es pensar”, “buscar y dar razones de lo que se dice y se hace y por qué dice lo que dice y hace lo que hace?

Si el hombre es el “ser racional”, todo hombre debe ser filósofo, para ser una persona digna de tal definición.

Sabiendo que es y será, siempre, un ser insatisfecho.

Apenas da con la respuesta a una pregunta se preguntará por qué ésa y no otra, que será distinta y puede ser hasta mejor. Siempre un inconformista con lo encontrado, para seguir buscando.

Los griegos decían que para Filosofar eran necesarias, al menos, tres condiciones:

.- ADMIRACIÓN, extrañeza de algo, qué será, por qué, cómo es que,…..sólo así te pone en el disparadero de buscar respuestas a ese porqué.

.- IGNORANCIA, ser consciente de no saber ese porqué, de no tener respuesta, sólo así….

.- TIEMPO LIBRE (OCIO) para poder dedicarse a buscar ese porqué. Disponer de tiempo libre, no tener que trabajar para no morir de hambre,…

La pregunta es: ¿de qué nos admiramos, hoy?. Porque parece que sólo nos admiramos de lo espectacular, de lo novedoso, de lo monstruoso, de los artefactos que pueden llegar a Marte,….No de la belleza de una salida o puesta del sol, como los antiguos, de ahí la búsqueda de los porqués de esas entradas y salidas, o por qué llueve, o por qué se muere uno,….

Hoy, la búsqueda del “cómo” (científico) ha suplantado al “qué” de los filósofos.

Además, hoy nos creemos saber de todo. Uno se cree capaz de arreglar la economía (“bastaría con que…), el paro (“bastaría con que…), la enseñanza…. la sanidad,…… Nadie reconoce su ignorancia y, si se cree que ya lo sabe no va a ser tan tonto como para intentar saber (lo que ya cree saber)

Y lo del OCIO, tener tiempo libre para reflexionar….

Estamos, todos, contagiados del virus de la prisa y “no tengo tiempo de “ná””

Preguntar y preguntarse por eso que te ha llamado la atención, que te ha “admirado” lleva a la reacción inmediata de buscar el “porqué”, es el inicio del filosofar.

Pero me asomo a la Televisión o a la realidad, a la calle, y lo que me encuentro son masas enardecidas por el deporte, en general, y por el fútbol, en particular.

Contemplo los índices de audiencia de ciertos programas de televisión, y alucino en colores al comprobar el poco tiempo que resta para dedicarse a la lectura formativa y reflexiva.

Veo a la juventud con inquietudes calcáreas, apenas comprometida con la mejora de la realidad y con la protesta como única arma. Generaciones cada vez más ni-nis. ¿Hasta cuándo?.

El “panem et circenses” romano sigue vivo, aunque sea otro tipo de pan y otros tipos de entretenimiento (entre tener esto o lo otro, pero ubicados en el “tener”). A fin de cuentas, “comer y divertirse” (y si puede ser gratis eso es ya la re-hostia) como objetivo de vida.

No apreciar, o despreciar la filosofía es estar con los nudillos llamando (si no se ha entrado ya) a las puertas de la “ideología”. ¡Con lo difícil que es, después, ver otra cosa fuera del campo de la visión de las “orejeras”¡.

Y habría que empezar por la escuela a la que, por desgracia, se le está aplicando baremos de productividad industrial, no de formación humana.

Es verdad que al empresario le interesa que sus obreros sean autómatas obedientes, pero la sociedad debería interesarse porque los niños comenzasen a reflexionar y a ser críticos.

No se trata tanto de opinar (las opiniones son subjetivas) como de tratar de buscar la verdad intersubjetiva, en compañía, esgrimiendo y escuchando razones.
No se trata de entre-tener sino de enseñar y aprender. Y esto requiere vocación, dedicación, esfuerzo, trabajo. Sin aplicarle baremos cuantitativos (porque estamos en el ámbito de la formación, cualitativa).

La masa es el triunfo de la mediocridad (¡qué genial artículo, del siempre genial Forges, sobre “el triunfo de los mediocres en nuestra España¡)

La masa es borreguil, heterónoma, siempre buscando pastores que la pastoreen.

Sólo la levadura, la excelencia, hará fermentar y esponjar a esa masa bruta y apelmazada, desde la autonomía reflexiva.

La masa ni pregunta ni se pregunta. Va al supermercado social de las respuestas y toma, de él, respuestas ya contestadas por otros y enlatadas por ellos,  interesados en que te las lleves, pero  que nunca deberíamos apropiárnoslas porque las vivencias son personales, como las inquietudes, como las respuestas.

La masa acude al supermercado de la opinión como, a veces, nosotros entramos en “un chino o en un moro” a ver qué necesitamos. ¡Qué barbaridad¡. Lo suyo sería acudir necesitados de un utensilio, buscarlo y comprarlo. Pero ¿ir a buscar respuestas a algo de lo que no sentíamos necesidad y hemos entrado a creárnosla?.

La masa está sedienta de ídolos a quienes vitorear y seguir (sean ídolos religiosos o políticos, deportivos o económicos,…), siempre dependiente, necesitada de muletas para caminar.

En cambio, la excelencia sólo idolatra su propio proyecto.

Renunciar a la Diosa Razón es exponerse a caer en manos de otros dioses menores (el dinero, el estado, el mercado, la democracia, el trabajo, la independencia, el bienestar, la seguridad,…).

Mientras no seamos capaces, con el bisturí de la razón, de desenmascarar y de desmantelas estos y otros ídolos, seguiremos siendo esclavos, dispuestos a dar la vida o dejárnosla a jirones por ellos. ¡Como si ser mártires de tales dioses no consistiera en una impostura.

Si no los sometemos y los ponemos a nuestro servicio serán ellos los que nos comerán el coco, se instalarán en nuestra conciencia, convivirán con nosotros y gobernarán nuestra vida, como así ha sido durante gran parte de la historia.

¿DÉJEME EN PAZ DE FILOSOFÍAS?

 

 

 

 

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