“NADIE ES MÁS QUE NADIE”.
¿Quién no ha oído o dicho este típico tópico?.
Y es bifronte. Es Verdadero si….. pero es Falso si…..
En cuanto “personas” es verdad que todos somos igual de “personas”.
Varones y mujeres, cultos e incultos, blancos y negros, europeos y asiáticos,… “Nadie es más que nadie”, porque todos somos igual de “personas”.
Somos “iguales”, no “desiguales”. De ahí que todas las personas tengamos los mismos “Derechos Naturales” al tener o pertenecer todos a la misma naturaleza, la “naturaleza humana”.
Todos tenemos Derecho a la educación, a la sanidad, al trabajo, a una vivienda digna, a compartir nuestra vida con quien queramos, a viajar, a cambiar de nacionalidad,….
¡Qué bien lo expresó Machado: “Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre”.
La naturaleza humana no sólo es “diferente” a las naturalezas de todos los demás seres del universo, es “superior”.
Pero la naturaleza humana, que es una realidad, está presada de posibilidades que unos las despliegan y actualizan y otros no.
Pero ese tópico típico no es verdad en cuanto a “qué tipo de personas”.
La persona culta vale(¿) más que la inculta, la honrada más que la corrupta, la generosa más que la avara, la que ama más que la que odia,….
Hay cualidades positivas que algunas personas tienen y otras no, así que “algunos son más que otros”.
Son los “Derechos Adquiridos”, que todos pueden “adquirirlos” pero que algunos lo consiguen y otros no.
Cuando alguien afirma que “no quiere compararse con nadie” pudiera ser que fuera por no saber el criterio de comparación o que, simplemente, tema que, en la comparación, salga perdiendo.
¿Por qué van a ser “odiosas” todas las comparaciones?.
Yo, cuando me comparo, me considero inferior en bondad a Vicente Ferrer y en inteligencia a J.A. Marina.
Y siento envidia, pero “envidia sana”.
No es mi intención rebajarlos a ellos sino que, al detectar la distancia que de ellos me separa….
Temer la comparación es no querer aceptar la distancia, su superioridad y mi inferioridad.
Es salirse por los Cerros de Úbeda tanto quien afirma que “todas las comparaciones son odiosas”, como quien afirma que “somos diferentes”.
Es la cobarde estrategia de evitar salir malparado del contraste.
Quien afirma que “nadie es más que nadie” está negando la existencia de personas modélicas a las que imitar.
Está afirmando que “nadie tiene que admirar a nadie”. Y esto, sencillamente, es falso.
Está apostando por la “mediocridad” y negando la “excelencia”.
“Admirar” a alguien modélico, superior, no es quedarse boquiabierto, fascinado, alelado, sin reaccionar,…sino al contrario.
Te invita, te incita, a la aspiración a seguir la senda del modelo y ponerse a su altura.
No se trata, tanto, de admitir la inferioridad como de ser consciente de nuestra potencialidad de poder llegar a coincidir con el modelo a imitar.
LAS PERSONAS SOMOS “IGUALES”, NO “DESIGUALES” (en cuanto Personas), PERO “DISTINTAS”, NO “IDÉNTICAS” (en cuanto “tales” personas).
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