Constituyen el anverso y el reverso.
Yo creo que el pecado original del género humano no fue la desobediencia al jefe que había prohibido comer del árbol de la CIENCIA (conocimiento) del BIEN y del MAL (comportamiento).
Se supone que era un manzano cuando, como se sabe, no existían los manzanos en el Irak actual, donde se supone que estaba el Paraíso Terrenal, entre el Éufrates y el Tigris.
Saber y obrar, por sí mismo, de manera autónoma, sin necesidad de preguntar y esperar respuestas del jefe, sobre lo que las cosas sean (la verdad) y poder obrar por sí mismo (la bondad), libre y responsablemente, ese era el pecado, poder prescindir de Dios en la vida, el mostrar que no era necesario para vivir la vida, que la humanidad podía arreglárselas por sí misma.
Creo que el pecado original del género humano fue el germen de estupidez, a la hora de pensar, y el germen de pereza, a la hora de obrar.
Y, así como se podía pecar, según la tradición, de pensamiento, de palabra, de obra y de omisión, también se puede ser estúpido de palabra, de obra y de omisión.
Creo, incluso, que si se ha tratado de la evolución de la humanidad desde el orden de la búsqueda de la verdad es porque, en el fondo, todos sabemos que en nuestra biografía, en la de todos y cada uno, hay estupideces, en mayor o menor grado, que nos cuesta reconocer (¿mentar la soga en casa del ahorcado?, ¿tratar de la estupidez cuando uno…?).
El propio Einstein comparaba la magnitud de la estupidez humana con la magnitud del universo.
En el obrar estúpido siempre hay un grado de ceguera que impide ver la realidad de manera objetiva y tomar decisiones coherentes.
Esa ceguera, que se interpone entre el sujeto que ve y la cosa vista, pueden ser los prejuicios, las supersticiones, los dogmatismos, que distorsionan el pensamiento. Pero esta ceguera también puede ser producida por interferencias emocionales.
Tanto en el enamorado como en el que odia, la sangre hirviendo del corazón desfigura la realidad, se la ve subjetivada, (lo del color del cristal con que se mira)
Le pregunto al Diccionario de la R.A.E. por “estúpido” y me dice que es “el necio, el torpe, el falto de inteligencia”; y cuando le pregunto por “estupefacto” me dice que es “el atónito, el pasmado, el incapaz de reaccionar”.
El primero se mueve más en el orden del conocimiento (no ve o no ve bien), mientras el segundo se mueve en el orden del comportamiento (no reacciona, alelado como está, o reacciona de manera incoherente).
De ahí que lo más peligroso con lo que uno puede toparse, en la vida, es con un “estúpido con iniciativa y con poder”, sobre todo si, además, es gobernante.
Por eso hay que distinguir entre: Estupidez Individual y Estupidez Social.
La suma de estupideces individuales dará, como resultado, una sociedad estúpida.
De la misma manera que la suma de inteligencias individuales dará, como resultado, una sociedad inteligente.
Decían los antiguos que el hombre no es ni ángel ni bestia, sino ambas cosas a la vez. Mente y cuerpo, lo psíquico y lo somático, lo intelectual y lo emocional, lo cognitivo y lo emotivo, razón y pasión….
El inteligente es el que es capaz de armonizarlos, mientras el estúpido lo mezcla todo.
Podemos afirmar, pues, que “la estupidez perjudica seriamente la salud”.
Existen cuatro tipos de personas:
a.- Los Inteligentes, que son los que saben conseguir beneficio para los demás y para sí mismo.
b.- Los Estúpidos, que son los que perjudican a todo el mundo, sin obtener provecho alguno (son los estúpidos perniciosos), incluso se perjudican a sí mismos (son los estúpidos ingenuos).
Son el anverso y el reverso.
c.- Los Incautos (a los que les falla la inteligencia, por hipotrofia)
d.- Los malvados (a los que les falla la conducta, por hipertrofia).
Un terrorista etarra posee una inteligencia individual pero es un malvado, es un estúpido social pernicioso.
Así como hay Estúpidos Individuales y Estúpidos Sociales, también hay Inteligentes Individuales e Inteligentes Sociales.
Es verdad. Hay una Inteligencia Privada y una Inteligencia Social. Son dos paradigmas, que no podemos/no debemos identificar.
Hitler y Napoleón, eran dos Inteligencias Privadas de Matrícula de honor. Uno fue capaz de encandilar, de fascinar,… a todo un pueblo, que veía por sus ojos, mientras el otro fue uno de los estrategas más reconocidos, de toda la historia, (junto al Alejandro Magno y Julio César).
Sin embargo Hitler mostró una Inteligencia Social de un débil mental, de un loco, de un destructor, llevando al pueblo alemán al desastre que todos conocemos.
Igualmente Napoleón mostró una Inteligencia Social de un estúpido, destrozando a Francia, llevando a la muerte a millones de personas, sin ningún provecho para su nación.
El que es capaz de ponerle los cuernos a su esposa sin que nadie se entere, muestra una alta Inteligencia Privada pero es un estúpido en Inteligencia Social, al poner en peligro el capital afectivo matrimonial y familiar.
El filósofo (al que sigo), José Antonio Marina, acaba de publicar su última obra “Las sociedades fracasadas”, que lleva como subtítulo “el talento y la estupidez de las sociedades”.
Me he preguntado, muchas veces, si nuestras sociedades, municipales, autonómicas o nacionales son talentosas, inteligentes, o estúpidas, fracasadas.
Las sociedades inteligentes son las sociedades que saben resolver los problemas sociales, cuando aparecen; que son capaces de prever los problemas y abortarlos antes de que aparezcan; que crean capital comunitario, y que amplían las posibilidades de sus miembros.
Las sociedades estúpidas son lo contrario. Son las que crean más problemas de los que resuelven, las que son capaces de intentar matar moscas a cañonazos, las que destruyen capital comunitario, las que entontecen a los ciudadanos.
El fracaso proviene tanto de no hacer las cosas, como de no hacerlas bien, o de hacerlas tarde o a destiempo.
La inteligencia es la capacidad de resolver problemas.
Yo soy Inteligente si sé prever los problemas, para evitarlos, antes que aparezcan, o si, una vez presentes, sé plantearlos bien y dar con la solución pronta y adecuada.
Yo soy Estúpido si…..
Igualmente las sociedades Inteligentes respecto a los problemas sociales.
Y las sociedades Estúpidas, que son las que no prevén las consecuencias del no obrar, del obrar mal, del obrar tarde.
Sociedades estúpidas son las que están gobernadas por tiranos/dictadores, cuya voluntad es ley o están infectadas de colectivos antisociales.
1.- Las tiranías, a las que les interesa tener entontecidos a los súbditos para que no sean conscientes, para así mantenerse ellos en el poder. Envilecen su alma al tiempo que los empobrecen materialmente. Se rodean y miman a las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad, para no estar ellos en peligro. Regalan chucherías de benefactor, en forma de “panem et circenses” o de “fútbol, toros y tele”.
2.- Los corruptos, que también pueden abundar en las democracias. Con la diferencia de que en las tiranías no pueden aflorar a la superficie (léase la prensa, hoy mismo, de Túnez, Egipto,… (y los que sigan), siendo una de las causas de la rebelión), manteniéndose impunes y atribuyéndole a sus enemigos la falsedad y la mentira de la “pretendida” corrupción, mientras en las democracias existen mecanismos para llevar a los tribunales, con pruebas, con consecuencias civiles, económicas, penales,… a los corruptos (hoy mismo, en Málaga, el caso Malaya).
3.- Los gorrones, que son los que toman los beneficios sociales, sin pagar coste alguno, los parásitos sociales, los “chupópteros” o sanguijuelas.
4.- Los mentirosos, que son los grandes tramposos y timadores, que hacen promesas sabiendo que no van a poder cumplirlas, a cambio de votos que legitimen su elección como gobernante.
Si eres consumista, materialista, marquista, vago vocacional, egotista, crédulo, relativista, superficial, aprovechado, partidista, televidente asiduo de Belén Esteban, de las Princesas de Barrio o de gran hermano, si eres un parásito social, un mentiroso empedernido, si eres un Vicente, si…. considérate estúpido.
Para y da marcha atrás, reflexiona, antes de que sea demasiado tarde y seas más estúpido, todavía.
Es muy dificil la mirada objetiva, precisamente enturbiada por los sentimientos. Siempre tendemos a mirar o considerar las cosas subjetivamente, aunque pretendamos que no sea así.
ResponderEliminarAl resto ya te contestaré cuando me de tiempo a digerirlo.
Inteligencia significa capacidad para captar la realidad en su complejidad y conexiones, para ir al fondo de los hechos y las cuestiones.
ResponderEliminarCuando en un estado social, se selecciona, anticipa, prevé lo que se le viene encima, es capaz de asociar ideas y conocimientos diversos, pero, sobre todo, ofrece la mejor conducta posible que extrae de su arsenal privado, si es que lo tiene; no lo creo en nuestro caso.
Si el gran maestro es el tiempo y la mejor profesora es la experiencia,
nuestras sociedades sociales ni han tenido tiempo, ni siquiera experiencias. Por lo tanto no son inteligentes, y si estúpidas, ya que no han tenido la suficiente capacidad para aprender con la experiencia y el tiempo un comportamiento adecuado, ni una visión de futuro ante lo que se nos venía encima.
Amiga Maruja. Lo que siempre fue verdad, cuando el tiempo transcurría lentamente, hoy ya no lo es.
ResponderEliminarNuestra experiencia vital y laboral no le vale, ya, a nuestros hijos, y menos aún a nuestros nietos.
Lo que llamamos "crisis de valores" en realidad es un "cambio de valores", que sean mejores o peores que los nuestros la historia lo dirá.
Los avances cientificos y tecnológicos convierten en viejos los saberes y los descubrimientos de hace tan sólo unos años.
Los paradigmas cambian cada poco tiempo (algo que antes duraba siglos).
A E. Punset, en una de sus últimas Redes, le decía un investigador biológico que los descubrimientos de hace unos días del japonés Tanaka, sobre las células madres multifuncionales, "rebobinando cualquier célula, hacia atrás" "nos ha cambiado el paradigma de la investigación en Biología".
Un saludo
Tomás