“Fracasados escolares” y “fracasados laborales”
En otros lugares he criticado, no creo que hipertrofiadamente, a la generación “ni-ni” voluntaria, la de aquellos jóvenes que “ni trabajan, ni estudian”, pero que viven, bastante bien, como parásitos chupópteros de padres, de sociedad, del estado,…
“Ni quieren trabajar, ni quieren estudiar, “pudiendo hacerlo”. Han decidido, voluntariamente, “ni-ni”. Me dan pena ellos y su degradación personal.
Pero las generaciones “Ni-Ni” actuales son “obligatorias”.
Unos “no quieren” estudiar, pudiendo y debiendo hacerlo, estando en la edad de la enseñanza obligatoria. Son los adolescentes.
Otros “no pueden trabajar”, queriendo hacerlo, y estando en la edad de ingresar en la vida laboral.
Los que pueden y no quieren, y los que quieren y no pueden.
Leo, hoy mismo, que “entre 2.000 y 2.009, un 31,2% de los alumnos abandonaron las aulas sin terminar la educación obligatoria”. Son los que no quieren estudiar, el colectivo de “fracasados escolares”.
Somos líderes, en Europa, (junto a Malta y Portugal) en abandono escolar.
La media de abandono en la Unión europea es de 14,4%.
Son los que creen que el conocimiento no sirve para nada porque supone sacrificio, sin remuneración inmediata ni a corto plazo. No así ha ocurrido con el ladrillo, altamente remunerado.
El ladrillo como presente y como futuro inmediato.
Ahora que el ladrillo se ha desenladrillado han pasado al paro más del 51% de los desertores de las aulas.
No encuentran trabajo, pero, si lo encuentran, siempre será de baja cualificación y de sueldo mínimo.
He contado, muchas veces, de viva voz, la anécdota que me ocurrió, en el Instituto, hablando con una alumna, maestra, universitaria, y que, como no le salía trabajo, iba a empezar con la tesis doctoral sobre “la metodología científica pedagógico-didáctica en España desde la guerra civil” y cuando se nos acercó un antiguo alumno, repetidor de 2º y de 4º de la E.S.O., que abandonó las aulas y nos mostró la moto de alto cubicaje, recién adquirida, y lo que ganaba mensualmente, trabajando en LIMASA, en las noches malagueñas (bastante más que yo).
Se veía venir y que, antes o después, esto ocurriría, pero ellos no eran conscientes, por lo que la sangría continuó, continúa, y a ver quién y cómo para esta hemorragia.
Las cuatro patas de la mesa educativa (informativa y formativa) se llaman, no necesariamente en este orden: 1.- Los padres. 2º.- Los profesores. 3º.- La Administración. 4º.- Los medios de comunicación.
Si cualquiera de ellos falla, y cuanto más fallen, está asegurado el desequilibrio y el desastre educativo.
Alguien muy importante (no me pregunten quién es) en una reunión de intelectuales dijo, de viva voz: “Genio se nace, a estúpido se llega”.
Alguien preguntó: “y, ¿en medio?”.
A lo que ese señor importante respondió: “En medio está la Administración Educativa”.
(Sin comentarios).
Por otra parte, ahora mismo, el paro juvenil, muchos de ellos universitarios, se encuentra, en nuestro país, en más del 40%. Son los que no pueden trabajar, el colectivo de “fracasados laborales”.
Lo de en nuestros tiempos “Vente a Alemania, Pepe”, ahora va a cambiarse por “Véngase a Alemania, D. José”, estamos esperando a titulados superiores para que puedan realizarse, como profesionales, en la carrera que, vocacionalmente, eligieron”.
En vez de la maleta de cartón, atada con cuerdas y con chorizos dentro, despidiéndose en el andén de la estación de un tren de 3ª, en su nuevo trabajo de jardinero o barrendero, con mono de trabajo incluido, será con el ordenador en su maletín, traje, camisa blanca y corbata, la cabeza bien amueblada, en el stand del aeropuerto, camino de firmar el contrato con la empresa alemana de alta tecnología.
Ambas son emigraciones, pero distintas emigraciones.
Estos dos colectivos, el de los ignorantes y el de los parados, viven en el desencanto, siendo potenciales “carne de cañón” de explotadores sin escrúpulos. Pero los más expuestos son los más ignorantes.
El saber sí vale. El saber sabe bien. El saber es sabroso y, además, a largo plazo, es rentable, como formativo y como remunerante, aunque, a simple vista y al momento, parezca que no.
Acabo de enterarme que hay otra generación “ni”, los que han desistido y ya “ni” buscan trabajo.
Aunque no tenga mucho que ver con la entrada, pero me ha recordado este hecho.
ResponderEliminarHay otro tipo más de ni-ni. Los que ya tienen edad de trabajar, tienen pareja estable y una carrera terminada como es una informática técnica (combinación perfecta para ir pensando en salir del nido), pero ni se han pensado buscar trabajo porque existe la escusa de la crisis.
Para aparentar que no son ni-nis se buscan una vía de escape que no tiene mucho futuro en Málaga, ni siquiera en España, puede que sólo al que quiera vivir en el extranjero le ayude. La vía es proseguir con los estudios haciendo el cuarto y el quinto curso de informática superior.
Una parte de ellos me han contado que luego piensan hacer el doctorado, sin trabajar y a costa del sudor de la frente de sus padres.
Este tipo de ni-nis me lo he encontrado mucho. Todos ellos se han ido de Erasmus y han vuelto con una ruptura de pareja de regalo.
De ellos es raro el que no me pregunte "¿y tú con lo bien que ibas no vas a hacer la carrera de informática superior?".
Cuando terminé mi carrera lo primero que pensé es que no quería meterme en otra carrera teórica que no me fuera a dar trabajo, así que me metí en un curso del inem de programación de páginas webs con compromiso de contratación. Y aquí estoy que, si las cosas no se tuercen, comienzo a trabajar el mes que viene.
Hay más gente que terminó el año pasado la carrera técnica que se ha buscado la vida como yo y también está en cursos del inem o en masters que cuestan un ojo de la cara pero que les asegura unas prácticas y con suerte un buen contrato.
Un saludo.