lunes, 15 de marzo de 2010

"UN CROISSANT Y UN CAFÉ" - POR FAVOR

PRÓLOGO.

Antes de saber tanto francés como ahora sé, gracias al profesor Redoli, yo creía que el término "croissant" significaba "cruz santa" o "santa cruz", entonces...

1.- HISTORIA REAL

Uno de los símbolos de Francia es el croissant (algo así como para nosotros es la tortilla de patatas), pero el croissant no nació en Francia, sino en Austria, más en concreto, en Viena.

Todos sabemos que el croissant tiene forma de media luna y tiene que ver con el mundo musulmán.
Las tropas turcas habían puesto sitio a Viena (2ª tentativa de invadir Europa, tras Constantinopla), pero los vieneses rompieron el cerco.
Era un día de 1.683, y esa misma noche, en el horno de una pastelería de Viena, un señor (del que no tenía ni idea de que existiera y se llamara así), Peter Wender, inventó el croissant, "para comerse a los vencidos".

2.- HISTORIA CREADA POR MI MENTE CALENTURIENTA.

Los vieneses, en venganza y recochineo, para reírse de los musulmanes, llamaron "santa cruz" a su "media luna", es decir les desnaturalizaron hasta el nombre dado a ese dulce en forma de media luna.
Y cuando, luego, un francés pedía, como acompañamiento al café, en el desayuno o la merienda, una "santa cruz" (o sea, un croissant), y con el tenedor pinchaba y con el cuchillo cortaba ese dulce en forma de media luna estaba como diciendo: "jódete, musulmán, te parto a trozos, te como y, además, te llamo "santa cruz".

3.- HISTORIA REAL.

Resulta que ahora, después de saber tánto francés, he sabido que "croissant" no significa "santa cruz", sino que es un participio de presente y significa "creciente".
Es decir que la luna, según tenga los cuernos hacia la derecha, estará en cuarto menguante, pero que cuando los tenga para la izquierda estará en cuarto creciente.
Por lo tanto el croissant es la media luna, en su cuarto creciente, símbolo de la religión islámica.

EPÍLOGO 1.

Ahora llega el problema. Cuando paseo por Cll/ Larios o por la Carihuela y veo a una dama (no sé por qué siempre y sólo son las mujeres las que lo piden) con su croissant acompañando al café, me quedo, delante de ella, fijamente, mirando el plato y como se le ocurra a la dama poner el croissant en cuarto menguante (con los cuernos a la derecha), acerco mi mano y, muy educadamente, le doy la vuelta al plato y comienzo a contarle la historia de Peter Wender, con lo que la dama, airada, llama al camarero, al cual intento explicarle que Peter Wender...y que la dama, con esa forma de partir y comer el croissant está desnaturalizando la historia...
El camarero, más de una vez, ha llamado a los municipales, por estar yo molestando a sus clientes más que los de la acordeón, el de la guitarra, el de las palmas, las del romero, la de los pañuelos... todos juntos.

Mi intento de convencer a los municipales de que la dama, en su forma de proceder, está falsificando la historia, que la acción de partir y comerse el croissant, de esa manera, con los cuernos a la derecha, carece de significado histórico, porque el vienés Peter Wender...

El otro día, la dama fue una joven, por la pinta, ecologista, multiculturalísta, o, al menos, interculturalista, étnica, defensora de la escuela inclusiva... que me hartó de todo lo que quiso y más, de "racista", "integrista", "fundamentalista", hasta dijo algo de Rouco Varela.

4.- HISTORIA REAL.

En esa misma Viena, donde ese vienés, inventó lo del croissant (creciente, cuernos para la izquierda), un cosaco, Franz George Koltschitzki, que había intervenido, también contra los turcos, pidió, en recompensa por su participación, las bolsas de granos de café que los turcos habían abandonado en su retirada y abrió la primera cafetería de la ciudad, cercana a la croissantería, "para beberse a los vencidos".

EPÍLOGO 2.

Cuando le he recordado a la joven ecologista, sin maquillaje pero recién hecha la manicura, con las uñas de porcelana esculpidas, y en forma de croissant, que, puesto que estamos inmersos en plena Memoria histórica, y que no debemos desnaturalizar la historia, y que ella, al estar desayunando un café con croissant estaba haciendo, inconscientemente, un desayuno antimusulmán, ya no sólo me hartó de todo lo anterior y más, sino que me ha puesto la cara de arañazos como un santo cristo, que la llevo llena de tiritas en forma de cruz (griega).
La media luna de sus uñas contra la cruz de mi cara
La cruz, al final, triunfando sobre la media luna. Me siento mártir de una causa en la que no creo.
Pero, al paso que vamos, no durará mucho este triunfo. Estamos asistiendo, en vivo y en directo, a la formación de Eurabia.
Quieren vengarse de tantos siglos de humillación y están poniendo en práctica otra táctica bélica. Están entrando en Europa y quedándose. Quieren usar nuestra democracia para, por metástasis, acabar con nuestra cultura occidental, pero desde dentro, pacíficamente, poco a poco. Irán exigiendo que cumplamos los Derechos Humanos (ellos, precisamente, que nunca los han practicado, pero que nos los exigirán), irán introduciéndose en las instituciones y desde ellas restablecerán un Al-ándalus nunca jamás antes soñado.

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