Shakespeare, ya saben, “to be or not to be: that is the question”, es un aprendiz de la E.S.O. comparado con nuestros antepasados.
“Ser boca o ser bocado”, ésta sí que es la gran cuestión.
¡Cuántas veces fue bocado de bocas animales¡ y hubo que aprender, y de prisa. Eran tercos e insistieron en ser bocas, pegar bocados. Y lo fueron, poco a poco, consiguiéndolo.
No hubo milagro sino el típico método de aprendizaje error y ensayo, experiencia y aprendizaje.
Aprendió a ser cazador y aprendió a no dejarse cazar.
Aprendió a ser pescador y aprendió a no dejarse pescar.
Pero correr tras la presa o correr más para no ser apresado, ésta si que era la cuestión, el problema.
Así que aprendió a ser domador-domesticador para no tener que madrugar, tener que ir lejos, correr, exponerse a zarpazos, mordiscos, incluso a la muerte.
La comida en el corral, (su frigorífico), junto al palafito, (cambio de domicilio desde la cueva), comida siempre disponible y siempre a mano, pero fue la mujer la más lista.
El paleolítico, más rústico y más básico, más elemental, fue totalmente varonil, y quedó atrás; el neolítico tiene nombre de mujer, que superó la selectividad y, con su ingenio, cambió el mundo.
Buscó y encontró la compensación a la ausencia de fuerza, de garras, de alas, de velocidad, de olfato y lo suplió, ampliamente, con su ingenio.
Era más útil no permitir que se escapen los animales, que tener que ir, continuamente, a cazarlos.
Fue muy útil inventar la cazuela, calentar agua, cocer los alimentos para ablandarlos, era la manera de hacer una dieta equilibrada y no quedar desdentado, pasaporte para la muerte.
“Ser boca o ser bocado: that is the question”
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