YIHAD
Y siempre, y todo, en nombre
de Dios.
Lo mismo, y aún peor de lo
que hizo la Iglesia
con el mensaje de Jesús de Nazaret han hechos los musulmanes con el mensaje de
su profeta, Mahoma y su Corán.
La yihad islámica va más allá
de la violencia ejercida por Jesús contra los mercaderes y cambistas del
Templo.
Jesús de Nazaret no ejerció
la violencia contra los hombres, sino contra una de sus actividades en el lugar
no adecuado.
Porque ya no es lo que el
Corán, literalmente, dice sino la forma fanática de interpretar lo escrito o la
forma de interpretarlo de los fanáticos.
La palabra “yihad” aparece 38
veces en el Corán y en ninguna de ellas puede interpretarse como “guerra
santa”.
“Yihad” significa “esfuerzo”,
tanto esfuerzo físico como esfuerzo moral.
Cuando los musulmanes
vencieron a sus ofensores cruentos, los paganos cruentos de aquella región, que
no le permitían practicar pacíficamente su nueva religión, Mahoma les dice:
“Venimos del “yihad menor” para emprender el verdadero “yihad”, el del alma”.
El “yihad” es, pues, el
esfuerzo continuo por la paz subjetiva, que es la esencia del Corán.
Es, por tanto, guerra no
cruenta contra la pobreza y la explotación de los grupos humanos contra el
orgullo prepotente de quien detenta la fuerza.
Esa paz subjetiva, esa
serenidad de quien acumula fuerza interior procura desprendidamente y sin
desmayo, el “yihad político, económico y educativo a favor de todos, sin
privilegios ni discriminaciones”.
“No ataquéis los primeros,
porque Dios rechaza a los agresores” y “no hagáis violencia a los hombres a
causa de su fe”.
Lo más que permite Mahoma es,
“combatid en el camino del Señor a quienes os hagan la guerra, pero no os
excedáis”.
Incluso, sobre los derechos y
deberes humanos de los cristianos en el Estado Musulmán: “en lo que se refiere
a los cristianos, ningún obispo será desplazado de su sede, ni monje alguno de
su ministerio. La protección de Dios y la mía la tienen asegurada para siempre.
No serán oprimidos, ni tampoco opresores”.
Luego el problema no es Dios,
sea de la religión que sea, el problema no son los dioses, sino de sus
denominados vicarios, representantes de su Dios en la tierra, intermediarios
entre ese Dios y los hombres.
Los que hemos sido educados
en el Cristianismo sabemos, más o menos, de la jerarquía cristiana: Papa,
Cardenal, Patriarca, Arzobispo, Obispo, Presbítero o Sacerdote, Diácono.
No hay jerarquía religiosa
islámica. El musulmán reza, habla, directamente con su Dios, Alá.
Pero los que no estamos
dentro de esa religión conocemos ciertos nombres pero de los cuales (al menos
yo) no sé cuáles son sus definiciones.
“Ayatolas”, “Mulás”,
“Ulemas”, “Imanes”,…
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