miércoles, 9 de septiembre de 2015

LA VIRGEN (?) MARÍA (17) LAS APARICIONES MARIANAS



LAS APARICIONES MARIANAS

¿Ud. cree en ellas? ¿Cuántas caras tiene la Virgen? ¿Mil o ninguna? ¿En qué se parece la Virgen del Rocío a la Virgen de Araceli, o la Virgen de la Vega a la Virgen de Montserrat, la “moreneta” o la Virgen del Rosario a la Virgen del Pilar, o la Virgen de Guadalupe a la Virgen de Fátima o a la Virgen de Lourdes?...

Para los teólogos éste es un tema marginal y la Iglesia muestra una actitud ambigua ante ellas, nunca se declara de manera definitiva (y cuando lo hace es, muchas veces, por motivos políticos) pero en los fieles despierta pasiones.
No hay más que ver o asistir a una de las miles de romerías marianas que se celebran en todo el mundo.

Según la Iglesia ninguna aparición de la Virgen puede revelar nada que no esté, ya, revelado en la Biblia.
Dios ya no volverá a dirigirse a los hombres por revelación o inspiración de manera inmediata, sino sólo a través de la Iglesia.
Todo está ya, pues, revelado en la Biblia o podrá ser revelado por la Iglesia en el futuro.
Y nada ni nadie más.

Durante casi 300 años, “el período estéril” desaparecieron todas las apariciones, porque la Inquisición fue muy estricta con ellas y ¡cualquiera se exponía a llevarle la contraria¡

Pero en la Biblia hay apariciones de todo tipo, de ángeles y de demonios (a Jesús, para tentarlo, a María para anunciarle que… a José para convencerle de que…a los apóstoles, a Pablo, derribándolo del caballo, camino de Damasco y persiguiendo a los cristianos ¿Dónde consta, alguien ha visto un texto revelado en el que aparezca el antedicho caballo?

Después a los santos y a las santas se les aparecen seres celestiales, incluso a algún Papa (a Juan Pablo II –según dijo él- cuando estaba en la Clínica Gemelli, tras el atentado sufrido, y fue la Virgen de Fátima, un 13 de Mayo (día de la Virgen de Fátima) y le profetizo que se salvaría.
También Pío XII afirma que se le apareció Jesús a los pies de la cama.

La verdad es que las experiencias privadas se dan en uno mismo, en uno mismo empiezan y en uno mismo acaban, no tienen valor probatorio alguno. Es como si yo digo que anoche, a las tres de la mañana, en mi habitación estuve jugando al chinchón con Pompeyo y Julio César. Ni yo podré probarlo ni nadie podrá rebatírmelo.

Para la Iglesia la revelación ya está concluida, pero no las condena abiertamente y lo que hizo fue distinguir ente “apariciones” y “mensajes”.

En el siglo XVIII, el Papa Benedicto XIV comenzó a abrir la mano y sólo las aprobaría “tras cuidadosa investigación”.

No se impondría a los fieles su creencia y la responsabilidad la dejaba en manos de los obispos locales.

Pablo VI abrió aún más la mano. Podría escribirse sobre ellas y los creyentes no serían excomulgados por asistir a ellas.
Algunas acabaron siendo no sólo fomentadas, sino consideradas verdaderas por la Iglesia (como la de 1.531, en Guadalupe, Méjico, al indígena Juan Diego, o la de Lourdes, en 1.858 o la de Fátima, en 1.917, siendo sus lugares bendecidos y visitados por los Papas)

¿Qué opina Ud., lector, sobre el mensaje secreto de Fátima que anunciaba terribles castigos a la humanidad y a la Iglesia si Rusia no se convertía al cristianismo?
¿Tendríamos sólo que rezar o deberíamos misionar para la conversión de tantos materialistas?
Pero fijémonos en la fecha, es 1.917, un año histórico, de significado político (tema del comunismo ateo que se veía venir y el final del zarismo).
Los Papas acabaron, si no aprobando los mensajes, sí a darles importancia.

Generalmente las apariciones y mensajes suelen aparecer en vísperas de guerra o conflictos mundiales que puedan desestabilizar el statu quo.
O sea, que si se hace un análisis del contexto histórico-social en que aparecen son fácilmente comprensibles, tanto las apariciones como sus mensajes.
Hay, generalmente, detrás de ellas un transfondo político, y siempre con reivindicaciones católicas o la defensa de los principios conservadores y tradicionales.
No hay apariciones ni mensajes revolucionarios que inciten a cambiar las estructuras, sólo a maquillar las de toda la vida, las que tienen como cimiento la “piedra de Pedro”.
De ahí que, ante cualquier atisbo de terremoto, vengan transidas de pesimismo religioso si el edificio peligra y de ahí la exigencia de piedad religiosa tradicional, la de toda la vida, y redoblada (rezar el rosario, hacer penitencia, dar limosna, sacrificarse,…para evitar las catástrofes inminentes)
Nunca hay mensajes optimistas, mensajes de esperanza, de vivir intensa y lúdicamente la vida,…

Y otra curiosidad.
¿Por qué casi siempre la Virgen se aparece sobre árboles, en el campo, o en las grutas y, sobre todo a personas (por lo general niños, pero sin descartar a algún adulto) más bien ignorantes o de bajo nivel cultural, pobres, mientras pastorean el ganado de sus padres, y nunca se les aparece a teólogos de pensamiento profundo, a gente instruida?

¿Y a los místicos y santos, cuando están en trance, lo que sería un tema de estudio para la Psicología?

La Iglesia suele distinguir entre “apariciones” (tridimensionales, las de los niños, en el campo,…) y “visiones” (internas, íntimas, las de los místicos).
Pero ambas, en sí mismas, son fenómenos paranormales, extrañas a las leyes de la Física, como si fueran fenómenos de histeria, personal o colectiva.
Las “visiones” porque sólo ocurren en el interior del místico y las “apariciones” porque, por lo general, sólo se le aparecen, y las ve, el niño/los niños en cuestión, pero nada ven los que le rodean y lo acompañan, pero creen en quien o quienes dicen estar viéndola.

Parece ser que en algunos videntes, en el el momento de la “aparición-visión”, sus cuerpos se encuentran totalmente insensibles y que se les podría pinchar con un objeto, incluso hacerlos sangrar, sin que nada sientan.

A veces aparecen raras fotografías de quienes quieren inmortalizar el hecho y “el sol aparece como bailando”, lo que va en contra de las leyes de la Astronomía.
Hay, incluso, alguna vidente que afirma que la Virgen le dejó el niño en sus brazos, para que lo acunara.

Muchas de las apariciones carecen de fundamento científico, fruto sólo de una sugestión colectiva, pero otras dan la sensación de que no, aunque no hay explicación puntual del fenómeno, quizá el día de mañana, cuando se conozca mucho mejor el funcionamiento de las zonas oscuras del cerebro.

¿Qué pasa/por qué el fenómeno de la levitación o de la telepatía de los yoguis hindúes?

¿Por qué el mensaje de las apariciones siempre es conservador (que los pecadores de arrepientan y vuelvan a la senda correcta, hacer/incrementar las oraciones y la penitencia, convertir a los que aún no conocen el cristianismo,…?
Y, naturalmente, pecadores han sido, los comunistas, los materialistas, los ateos, los enemigos de la Iglesia,…. (Mensaje “secreto” de Fátima)

Que uno se pregunta por qué no aparecen mensajes condenando la explotación y a los ricos explotadores, a los negreros, a los causantes de las desigualdades sociales, a los excesos del capitalismo, al racismo, al expolio, a la miseria y la explotación laboral del tercer mundo, a los causantes de la pobreza,…

Parece que, en palabras de Sartre, “el infierno son los otros”.

Juan Arias, sumamente preparado intelectualmente y cuyo nombre, durante años, oíamos (al menos yo) como corresponsal en Italia y en el Vaticano, en su obra “María esa gran desconocida” (y de la que están extractados todos estos artículos) narra su asistencia, en 1.947, años de la postguerra y de la pugna, en Italia, entre el fuerte Partido Comunista italiano y la no menos fuerte Democracia Cristiana, en la provincia italiana de Pavía, a Ángela, una niña de 7 años, pastora ella y con unos conocimientos religiosos elementales, los del catecismo, a la que se le aparecía la Virgen el día 4 de cada mes.

La niña, pobre en conocimientos, poseía una inteligencia natural sorprendente y era capaz de discutir y “confundir” a personalidades altamente instruidas.

El lugar llegó a convertirse en Centro de Reunión y de Diálogo de todo tipo de temas, no sólo religiosos, también, sociales, económicos, políticos, morales,…es decir, una experiencia comunitaria ajena a la religión “pura y dura”, más bien progresista y abierta, más cercana a la Teología de la Liberación que a la Teología Tradicional.

Esta aparición nunca la ha reconocido la Iglesia, al ser una aparición distinta, muy distinta a las de siempre, porque se salía de los esquemas tradicionales.

Sometieron a la niña, para confundirla, a aislamiento, para que no supiera cuándo era el día 4 de cada mes, desorientándola, pero siempre lo sabía, siempre acertaba cuándo era el día 4.

Creo que todavía sigue siendo centro de intercambio y de diálogo.

Y la niña, ya mujer, no es que se haya metido a monja, sino que, incluso se ha casado con un sociólogo, asistente a las reuniones, y es madre.

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