LAS APARICIONES MARIANAS
¿Ud. cree en ellas? ¿Cuántas
caras tiene la Virgen ?
¿Mil o ninguna? ¿En qué se parece la
Virgen del Rocío a la Virgen de Araceli, o la Virgen de la Vega a la Virgen de Montserrat, la
“moreneta” o la Virgen
del Rosario a la Virgen
del Pilar, o la Virgen
de Guadalupe a la Virgen
de Fátima o a la Virgen
de Lourdes?...
Para los teólogos éste es un
tema marginal y la Iglesia
muestra una actitud ambigua ante ellas, nunca se declara de manera definitiva
(y cuando lo hace es, muchas veces, por motivos políticos) pero en los fieles
despierta pasiones.
No hay más que ver o asistir
a una de las miles de romerías marianas que se celebran en todo el mundo.
Según la Iglesia ninguna aparición
de la Virgen
puede revelar nada que no esté, ya, revelado en la Biblia.
Dios ya no volverá a
dirigirse a los hombres por revelación o inspiración de manera inmediata, sino
sólo a través de la Iglesia.
Todo está ya, pues, revelado
en la Biblia o
podrá ser revelado por la
Iglesia en el futuro.
Y nada ni nadie más.
Durante casi 300 años, “el
período estéril” desaparecieron todas las apariciones, porque la Inquisición fue muy
estricta con ellas y ¡cualquiera se exponía a llevarle la contraria¡
Pero en la Biblia hay apariciones de
todo tipo, de ángeles y de demonios (a Jesús, para tentarlo, a María para
anunciarle que… a José para convencerle de que…a los apóstoles, a Pablo,
derribándolo del caballo, camino de Damasco y persiguiendo a los cristianos
¿Dónde consta, alguien ha visto un texto revelado en el que aparezca el
antedicho caballo?
Después a los santos y a las
santas se les aparecen seres celestiales, incluso a algún Papa (a Juan Pablo II
–según dijo él- cuando estaba en la Clínica
Gemelli , tras el atentado sufrido, y fue la Virgen de Fátima, un 13 de
Mayo (día de la Virgen
de Fátima) y le profetizo que se salvaría.
También Pío XII afirma que se
le apareció Jesús a los pies de la cama.
La verdad es que las
experiencias privadas se dan en uno mismo, en uno mismo empiezan y en uno mismo
acaban, no tienen valor probatorio alguno. Es como si yo digo que anoche, a las
tres de la mañana, en mi habitación estuve jugando al chinchón con Pompeyo y
Julio César. Ni yo podré probarlo ni nadie podrá rebatírmelo.
Para la Iglesia la revelación ya
está concluida, pero no las condena abiertamente y lo que hizo fue distinguir
ente “apariciones” y “mensajes”.
En el siglo XVIII, el Papa
Benedicto XIV comenzó a abrir la mano y sólo las aprobaría “tras cuidadosa
investigación”.
No se impondría a los fieles
su creencia y la responsabilidad la dejaba en manos de los obispos locales.
Pablo VI abrió aún más la
mano. Podría escribirse sobre ellas y los creyentes no serían excomulgados por
asistir a ellas.
Algunas acabaron siendo no
sólo fomentadas, sino consideradas verdaderas por la Iglesia (como la de 1.531,
en Guadalupe, Méjico, al indígena Juan Diego, o la de Lourdes, en 1.858 o la de
Fátima, en 1.917, siendo sus lugares bendecidos y visitados por los Papas)
¿Qué opina Ud., lector, sobre
el mensaje secreto de Fátima que anunciaba terribles castigos a la humanidad y
a la Iglesia
si Rusia no se convertía al cristianismo?
¿Tendríamos sólo que rezar o
deberíamos misionar para la conversión de tantos materialistas?
Pero fijémonos en la fecha,
es 1.917, un año histórico, de significado político (tema del comunismo ateo
que se veía venir y el final del zarismo).
Los Papas acabaron, si no
aprobando los mensajes, sí a darles importancia.
Generalmente las apariciones
y mensajes suelen aparecer en vísperas de guerra o conflictos mundiales que
puedan desestabilizar el statu quo.
O sea, que si se hace un
análisis del contexto histórico-social en que aparecen son fácilmente
comprensibles, tanto las apariciones como sus mensajes.
Hay, generalmente, detrás de
ellas un transfondo político, y siempre con reivindicaciones católicas o la
defensa de los principios conservadores y tradicionales.
No hay apariciones ni
mensajes revolucionarios que inciten a cambiar las estructuras, sólo a
maquillar las de toda la vida, las que tienen como cimiento la “piedra de
Pedro”.
De ahí que, ante cualquier
atisbo de terremoto, vengan transidas de pesimismo religioso si el edificio
peligra y de ahí la exigencia de piedad religiosa tradicional, la de toda la
vida, y redoblada (rezar el rosario, hacer penitencia, dar limosna,
sacrificarse,…para evitar las catástrofes inminentes)
Nunca hay mensajes
optimistas, mensajes de esperanza, de vivir intensa y lúdicamente la vida,…
Y otra curiosidad.
¿Por qué casi siempre la Virgen se aparece sobre
árboles, en el campo, o en las grutas y, sobre todo a personas (por lo general
niños, pero sin descartar a algún adulto) más bien ignorantes o de bajo nivel
cultural, pobres, mientras pastorean el ganado de sus padres, y nunca se les
aparece a teólogos de pensamiento profundo, a gente instruida?
¿Y a los místicos y santos,
cuando están en trance, lo que sería un tema de estudio para la Psicología ?
Pero ambas, en sí mismas, son
fenómenos paranormales, extrañas a las leyes de la Física , como si fueran
fenómenos de histeria, personal o colectiva.
Las “visiones” porque sólo
ocurren en el interior del místico y las “apariciones” porque, por lo general,
sólo se le aparecen, y las ve, el niño/los niños en cuestión, pero nada ven los
que le rodean y lo acompañan, pero creen en quien o quienes dicen estar
viéndola.
Parece ser que en algunos
videntes, en el el momento de la “aparición-visión”, sus cuerpos se encuentran
totalmente insensibles y que se les podría pinchar con un objeto, incluso
hacerlos sangrar, sin que nada sientan.
A veces aparecen raras
fotografías de quienes quieren inmortalizar el hecho y “el sol aparece como
bailando”, lo que va en contra de las leyes de la Astronomía.
Hay, incluso, alguna vidente
que afirma que la Virgen
le dejó el niño en sus brazos, para que lo acunara.
Muchas de las apariciones
carecen de fundamento científico, fruto sólo de una sugestión colectiva, pero
otras dan la sensación de que no, aunque no hay explicación puntual del
fenómeno, quizá el día de mañana, cuando se conozca mucho mejor el
funcionamiento de las zonas oscuras del cerebro.
¿Qué pasa/por qué el fenómeno
de la levitación o de la telepatía de los yoguis hindúes?
¿Por qué el mensaje de las
apariciones siempre es conservador (que los pecadores de arrepientan y vuelvan
a la senda correcta, hacer/incrementar las oraciones y la penitencia, convertir
a los que aún no conocen el cristianismo,…?
Y, naturalmente, pecadores
han sido, los comunistas, los materialistas, los ateos, los enemigos de la Iglesia ,…. (Mensaje
“secreto” de Fátima)
Que uno se pregunta por qué
no aparecen mensajes condenando la explotación y a los ricos explotadores, a
los negreros, a los causantes de las desigualdades sociales, a los excesos del
capitalismo, al racismo, al expolio, a la miseria y la explotación laboral del
tercer mundo, a los causantes de la pobreza,…
Parece que, en palabras de
Sartre, “el infierno son los otros”.
Juan Arias, sumamente
preparado intelectualmente y cuyo nombre, durante años, oíamos (al menos yo)
como corresponsal en Italia y en el Vaticano, en su obra “María esa gran
desconocida” (y de la que están extractados todos estos artículos) narra su
asistencia, en 1.947, años de la postguerra y de la pugna, en Italia, entre el
fuerte Partido Comunista italiano y la no menos fuerte Democracia Cristiana, en
la provincia italiana de Pavía, a Ángela, una niña de 7 años, pastora ella y con
unos conocimientos religiosos elementales, los del catecismo, a la que se le aparecía
la Virgen el
día 4 de cada mes.
La niña, pobre en
conocimientos, poseía una inteligencia natural sorprendente y era capaz de
discutir y “confundir” a personalidades altamente instruidas.
El lugar llegó a convertirse
en Centro de Reunión y de Diálogo de todo tipo de temas, no sólo religiosos,
también, sociales, económicos, políticos, morales,…es decir, una experiencia
comunitaria ajena a la religión “pura y dura”, más bien progresista y abierta,
más cercana a la Teología
de la Liberación
que a la Teología Tradicional.
Esta aparición nunca la ha
reconocido la Iglesia ,
al ser una aparición distinta, muy distinta a las de siempre, porque se salía
de los esquemas tradicionales.
Sometieron a la niña, para
confundirla, a aislamiento, para que no supiera cuándo era el día 4 de cada
mes, desorientándola, pero siempre lo sabía, siempre acertaba cuándo era el día
4.
Creo que todavía sigue siendo
centro de intercambio y de diálogo.
Y la niña, ya mujer, no es
que se haya metido a monja, sino que, incluso se ha casado con un sociólogo,
asistente a las reuniones, y es madre.
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