viernes, 27 de diciembre de 2019

FLORILEGIO FILOSÓFICO: DE ESTO Y DE LO OTRO ( 5 - 3 )



2.- La de KOHLBERG


Los tres niveles del desarrollo moral:

Las categorías que Kohlberg utilizó para señalar el nivel de desarrollo moral son una manera de expresar las diferencias sustanciales que se dan en el modo de razonar de alguien, a medida que va creciendo y aprendiendo. 

Estas 6 etapas se engloban en tres categorías más amplias: la fase pre-convencional, la convencional y la post-convencional.

1.    Fase pre-convencional.

En la primera fase del desarrollo moral, que según Kohlberg suele durar hasta los 9 años, la persona juzga los acontecimientos según el modo en el que estos la afecten a ella.

1.1. Primera etapa: orientación a la obediencia y el castigo

En la primera etapa, el individuo solo piensa en las consecuencias inmediatas de sus acciones, evitando las experiencias desagradables vinculadas al castigo y buscando la satisfacción de las propias necesidades. 
Por ejemplo, en esta fase se tiende a considerar que las víctimas inocentes de un suceso son culpables, por haber sufrido un "castigo", mientras que las que perjudican a las demás. sin ser castigadas. no obran mal.

Se trata de un estilo de razonamiento extremadamente egocéntrico en la que el bien y el mal tienen que ver con lo que experimenta cada individuo por separado.

1.2.        Segunda etapa: orientación al interés propio.

En la segunda etapa se empieza a pensar más allá del individuo, pero el egocentrismo sigue presente.
Si en la fase anterior no se puede concebir que exista un dilema moral en sí porque solo existe un punto de vista, en este empieza a reconocerse la existencia de choques de intereses.

Ante este problema, las personas que se encuentran en esta fase optan por el relativismo y el individualismo, al no identificarse con valores colectivos: cada uno defiende lo suyo y obra en consecuencia.
Se cree que, si se establecen acuerdos, éstos deben ser respetados para no crear un contexto de inseguridad que perjudique a los individuos.

2. Fase convencional

La fase convencional suele ser la que define el pensamiento de los adolescentes y de muchos adultos.
En ella, se tiene en cuenta la existencia tanto de una serie de intereses individuales como de una serie de convenciones sociales acerca de lo que es bueno y lo que es malo que ayude a crear un "paraguas" ético colectivo.

2.1. Tercera etapa: orientación hacia el consenso

En esta tercera etapa las acciones buenas están definidas por cómo repercuten sobre las relaciones que uno tiene con los demás.
Por eso, las personas que se encuentran en la etapa de orientación hacia el consenso, tratan de ser aceptadas por el resto y se esfuerzan por hacer que sus acciones encajen muy bien en el conjunto de reglas colectivas que definen lo que es bueno. 

Las acciones buenas y malas están definidas por los motivos que hay detrás de ellos y el modo en el que estas decisiones encajan en una serie de valores morales compartidos.

La atención no se fija en lo bien o mal que puedan sonar ciertas propuestas, sino por los objetivos que hay detrás de ellas.

2.2. Cuarta etapa: orientación a la autoridad.

En esta etapa de desarrollo moral, lo bueno y lo malo emanan de una serie de normas que se perciben como algo separado de los individuos.

El bien consiste en cumplir las normas, y el mal es incumplirlas. 
No cabe la posibilidad de actuar más allá de estas reglas, y la separación entre lo bueno y lo malo es tan definida como concretas sean las normas.

Si en la etapa anterior el interés está puesto más bien en aquellas personas que se conocen y que pueden mostrar aprobación o rechazo por lo que hace uno, aquí el círculo ético es más amplio y engloba a todas aquellas personas sujetas a la ley.

3. Fase post-convencional

Las personas que se encuentran en esta fase tienen como referencia principios morales propios que, a pesar de no tener por qué coincidir con las normas establecidas, se apoyan tanto en valores colectivos como en libertades individuales, no en exclusivamente en el propio interés.

3.1. Etapa 5: orientación hacia el contrato social

La manera de razonamiento moral propia de esta etapa surge de una reflexión acerca de si las leyes y las normas son acertadas o no, es decir, si dan forma a una buena sociedad. 

Se piensa en el modo en el que la sociedad puede afectar a la calidad de vida de las personas, y se piensa también en el modo en el que las personas pueden cambiar las normas y las leyes cuando éstas son disfuncionales. 

Es decir, que existe una visión muy global de los dilemas morales, al irse más allá de las reglas existentes y adoptar una posición teórica distanciada.

El hecho de plantearse, por ejemplo, que la esclavitud fue legal pero ilegítima y que a pesar de eso existía como si fuese algo totalmente normal entraría dentro de esta etapa del desarrollo moral.

3.2. Etapa 6: orientación hacia los principios universales

El razonamiento moral que caracteriza a esta fase es muy abstracto, y se basa en la creación de principios morales universales que son diferentes a las leyes en sí mismas.
Por ejemplo, se considera que cuando una ley es injusta, cambiarla debe ser una prioridad.

Además, las decisiones no emanan de suposiciones acerca del contexto, sino de consideraciones categóricas basadas en los principios morales universales.

TÓPICOS

Aunque hoy estén vigentes las teorías de:

1.- La del anglo-canadiense CHARLES TAYLOR, defensor del “comunitarismo”, “comunitarianismo” y del “multiculturalismo”-

2.- La del argentino Enrique D, DUSSEL, defensor de la Filosofía de la Liberación.

FLORILEGIO FILOSÓFICO: DE ESTO Y DE LO OTRO ( 5 - 2 )



SOY AMADO, LUEGO EXISTO.

Parafraseando al Descartes del “cogito, ergo sum”, el personalista y prolífico filósofo español Carlos Díaz, con esa frase: “soy amado, luego existo” pretende ponerla como la piedra angular de su filosofía.

No sólo es el simple cambio de una frase sino que su puesta en práctica es un cambio de marcha en filosofía.

El “conocimiento” cartesiano como eje central de su filosofía superado por el “amor”, tanto en la relación personal del yo-tú como en la relación en la dimensión ética del “nosotros”, tanto la relación educativa con los valores, como la dimensión político-religiosa.

En mi carrera profesional, en aquel bachillerato de tres cursos, recuerdo la “Ética personal”, del “yo”, de primer curso, la “Ética Interpersonal” del “nosotros”, en el segundo curso y, finalmente la “Ética Social”, de “todos” de tercer curso.

Todo ello se ha esfumado.

Ahora el objetivo es la creación, no de personas maduras, sino de “trabajadores” cualificados y eficientes.

EL HOMBRE.

Somos “HOMO SAPIENS” pero, para serlo, tenemos que ser, necesariamente, “HOMO VIDENS” Y “HOMO LOQUENS”.

Pero, en el hombre, no todo es saber porque allá, en lo más profundo de cada uno, y antes que nada, somos “HOMO DESIDERANS”.
Y, todos, tenemos la certeza de que, sin “SABER”, el hombre dejaría de ser hombre.

EL GRAN JOSÉ LUIS SAMPEDRO Y LA “EDUCACIÓN MORAL”

Hace unos años le preguntaron a José Luis SAMPEDRO cómo deberíamos educar a los jóvenes, y certero y sabio, como siempre, contestó:
“ENSEÑÁNDOLES LOS LÍMITES”.

“Porque el sentido del límite es uno de los valores que ha perdido esta sociedad.

En la antigüedad, la diosa Némesis era la suprema guardiana de los límites sagrados, aquellos que permiten conservar el secreto orden del mundo.
Porque hay principios que no deben ser transgredidos y, si lo hacemos, perdemos nuestra dignidad como personas.

Hoy no se considera sagrada la “Naturaleza” y por eso estamos maltratándola y matando nuestro propio mundo.

Ni se considera sagrada la “Persona”, degradada por el sistema a la mera condición de mercancía o mercader.

Ni es sagrado el “Amor”, expuesto en los programas de televisión como espectáculo posible para saciar el morbo de los espectadores.

Ni es sagrada la “Muerte”, que se apresura desatinadamente porque no se respeta el cuerpo humano, o se aplaza médicamente manteniendo una vida carente de dignidad”

Y, sin ser Sampedro un psicólogo, ni un sociólogo de la juventud, plantea uno de los grandes problemas en la educación moral: el descubrimiento de la conciencia del límite.

Más allá de la forma en que debamos entender este límite, cuestiones como “nuestra relación con el otro”, con la “naturaleza” y con “nosotros mismos” nos ponen delante de un límite que no podemos precisar únicamente desde una teoría de la obligación moral, de la corrección en las normas, o de la legitimidad de las leyes.

La “educación moral”, en general, (sin tener que ser “religiosa”) y la “educación en valores”, en particular, no son sólo un conjunto de propuestas normativas sobre las formas posibles de llevar una vida digna.

En algún momento, el experto en educación moral tiene que enfrentarse a problemas que, antes o después, le obligarán a situarse ante este problema que José Luis Sampedro llama “conciencia del límite”

No todo lo que “Puede Ser Hecho, Debe Ser Hecho”.

Y habrá que preguntarse y responderse por ese “porqué”.

¿Quiénes son los que deben establecer esos límites?
¿Por qué no situarse más allá de esos límites y traspasarlos?
¿Desde dónde establecerlos?

Son preguntas que invitan al educador moral a considerarlas y a responderlas haciendo una ética menos “normativa” y más “atractiva”.

Pero son varios y variados los modelos de educación moral.

Las más conocidas y estudiadas han sido:

1. La de PIAGET.

En la teoría del desarrollo moral de Piaget, el autor propone la existencia de, tal y como hemos dicho, un total de tres fases o etapas (si bien son las dos últimas las que serían propiamente morales), las cuales el menor va pasando según va adquiriendo e integrando cada vez más información y habilidades cognitivas. 

Las tres etapas o estadios propuestos son los siguientes.

1. Etapa pre-moral o de presión adulta

En esta primera etapa, que se corresponde a un nivel de desarrollo equivalente al propio del de un niño entro los dos y seis años de edad, surge el lenguaje y empiezan a poder identificar sus propias intenciones, si bien no existe una comprensión del concepto moral o de las normas.

Los patrones de comportamiento y las limitaciones a éste dependen por entero de la imposición externa por parte de la familia o las figuras de autoridad, pero no se concibe la regla o norma moral como algo relevante per se.

2. Solidaridad entre iguales y realismo moral

La segunda de las etapas del desarrollo moral se da entre los cinco y diez años, apareciendo las reglas como algo procedente del exterior pero que se comprende como relevante y de obligado cumplimiento, siendo algo inflexible.

La ruptura de la norma se ve como algo enteramente castigable/punible y visto como una falta, siendo, pues, mal vista.
Surge la idea de justicia y de honestidad, así como la necesidad de respeto mutuo entre iguales.

La mentira está mal vista, y se acepta el castigo por la disidencia sin tener en cuenta posibles variables atenuantes o las intenciones, siendo lo relevante las consecuencias de la conducta.

Con el tiempo dejan de verse las reglas como algo impuesto por otros pero que siguen siendo relevantes “per se” sin que se precise de una motivación externa.

3. Moral autónoma o relativismo moral

Esta etapa surge aproximadamente a partir de los diez años de edad, en la etapa de las operaciones concretas e incluso en el inicio de las operaciones formales.
En esta etapa el menor ya ha alcanzado la capacidad de utilizar la lógica a la hora de establecer relaciones entre las informaciones y fenómenos que vive.

A partir de aproximadamente los doce años ya existe la capacidad de operar con informaciones abstractas.
Ello hace que aparezca poco a poco una mayor comprensión de las situaciones y de la importancia de diferentes factores a la hora de tener en cuenta las normas como, por ejemplo, la intención.

Es en esta etapa en la que se alcanza una moral crítica, tomando conciencia de que las normas son interpretables y que obedecerlas o no puede depender de la situación y de la propia voluntad: ya no es necesario que la norma se obedezca siempre sino que dependerá de la situación y de uno mismo.

También se valora la responsabilidad individual y la proporcionalidad entre acción-castigo.
La mentira ya no es vista como algo negativo “per se”, a menos que suponga traición

jueves, 26 de diciembre de 2019

FLORILEGIO FILOSÓFICO: DE ESTO Y DE LO OTRO: ( 5 - 1 )


INTELIGENCIAS MÚLTIPLES.

Si alguien, alguna vez, cree estar echándote un piropo al decirte que, o decirles a tus padres que tiene una hija muy “inteligente”, deberías responderle con una pregunta: “¿de qué o a qué tipo de “inteligencia” se refiere?

Porque no hay Un tipo de Inteligencia, sino “Múltiples tipos de inteligencia”.

Si la inteligencia es el mejor instrumento para resolver problemas, la inteligencia de un pastor en el campo, de un astrónomo ante su telescopio, la de un maestro en su clase, la de un matemático ante la deducción de un teorema, la de un científico en la propuesta y ensayo de leyes, la de un mecánico ante un coche averiado, la del novelista ante el folio en blanco,…

El 12 de Octubre del 2.010 colgué un post en http://blogdetomasmorales.blogspot.com con el título “Las inteligencias de Úrsula” donde expongo los 8 tipos de inteligencia (que, seguro que, ya se han quedado anticuadas).

LA LIBERACIÓN ANIMAL.

Es el título de un libro de Peter Singer, publicado hace muchos años (en 1.975) y que inspiró un movimiento mundial del mismo nombre y que, en la actualidad, se ha expandido en múltiples organizaciones, con millones de miembros distribuidos a lo largo y ancho del planeta.

Peter Singer ha sido uno de los primeros filósofos contemporáneos en argumentar, de forma sistemática, que aquellos que se oponen al sufrimiento humano deben oponerse, igualmente, a que se les inflija sufrimiento a los animales.

Intentaba poder en marcha (y lo consiguió) una cruzada contra la crueldad y el dolor injustificados, una cruzada al final de la cual habrá cambiado nuestro modo de contemplar a los animales y, con ello, el modo de contemplarnos a nosotros mismos.

Mi amigo Juan Cuesta es un amante de los animales, y sobre todo de los perros, a los que quiere.

Desde pequeño, y desde mi Salamanca natal y no lejos de Tordesillas, por la carretera cercana a mi pueblo (aunque nunca estuve presente) fui un furibundo crítico del macabro e injustificado sufrimiento de “El toro de la Vega”, un evento taurino de origen medieval, celebrado en la localidad de Tordesillas (Valladolid), declarado fiesta de interés turístico en 1980​ y espectáculo taurino tradicional en 1999.

El torneo consistía en la caza o persecución​ de un toro por decenas de picadores a caballo y lanceros a pie, en la cual algunos de estos últimos intentaban “alancear” a la res hasta la muerte (una muerte horrorosa, agónica) después de que ésta hubiera sido soltada cerca de la plaza del pueblo y conducida por los corredores y aficionados hasta la vega del río Duero, en donde comenzaba propiamente el torneo. ​

Si el toro sobrepasaba los límites prefijados o los lanceros no podían matarlo, era indultado.

Ya en este siglo XXI, el festejo ha cobrado mayor notoriedad por las protestas en contra que denunciaban el sufrimiento al que es sometido el toro.

Por ese motivo, y para adaptar las tradiciones a los tiempos, el 19 de mayo de 2016 la Junta de Castilla y León prohibió, mediante un decreto-ley, la muerte del animal en el festejo, de tal forma que se podrá celebrar el torneo, pero sin que los aficionados maten al toro a la vista de todos. ​

El ayuntamiento de Tordesillas recurrió​ esta medida, aunque dicho recurso no fue finalmente admitido a trámite por el Tribunal Constitucional.

Actualmente, los antitaurinos, cada vez, estamos en contra de las corridas de toros en España por el maltrato (picado-banderillas-estoque) del animal.

Ha surgido un partido político, el PACMA (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal) y que, en las Elecciones Generales de Abril del 2.019 consiguió 1.303.984 votos en el Senado y 326.045 en el Congreso, así como 294.657 en el Parlamento Europeo.

Su incremento en votos respecto a elecciones anteriores es muy significativo.

Me pregunto –desde la vergüenza que ahora siento -cómo pudo gustarme darle palos a las vaquillas que en aquella plaza del pueblo, hecha con carros, cada año las “corríamos” por las calles.

Y más aún me avergüenza cómo con una lima de triángulo cortábamos la cabeza de una punta que, previamente, habíamos clavado en una vara para poder “aguijonear” al inocente animal que lo único que intentaba era poder huir al campo abierto y que nada perjudicial o peligroso le había hecho a nadie.

LA RAZÓN FRONTERIZA.

Aristóteles había definido al hombre como “animal racional”, pero ya hemos visto en otro apartado que son muchos y variados los distintos de “razón”.

Frente a la “razón dogmática” E. Trías se decanta abiertamente por una “razón fronteriza”, una filosofía del limite o unitaria que abrace, en una sola manera de pensar, los ámbitos de la Estética, de la Ética, de la Reflexión Cívico-Política y la Filosofía de la Religión y aboga por una Ética que, ya en el siglo XXI, revise y asiente las bases del papel del hombre como límite y frontera en las diversas encrucijadas del mundo contemporáneo.

Ese carácter fronterizo del hombre tiene una posible expansión ética, así como una reflexión sobre nuestra condición cívico-política.

Esta reflexión no sólo es conveniente, es necesaria ya que nos encontramos zarandeados por falsos universalismos (como proponen ciertas formas economicistas o tecnológicas de la “globalización”) y por irredentos e irritantes particularismos (como los que ciertos modos de integrismo religioso o nacionalista proponen).

Así como los neocoms, con su globalización, universalizan la pobreza particularizando la riqueza estrujando a las naciones subdesarrolladas con el objetivo de la mayor productividad, esclavizando y empobreciendo a naciones enteras en aras de la “santa y sagrada globalización”, aprovechándose de la corrupción de líderes políticos, ejerciendo un imperialismo asfixiante y degradante, por el otro lado, los particularismos, exclusivos y excluyentes, con la fijación del “yo-nosotros-lo nuestro-los nuestros, aunque sólo sea la mitad de la población la que impone su objetivo a la otra media, con imposiciones y prohibiciones.

Ni perdidos anónimamente en un “todo” ni sólo mirándonos nuestro ombligo.

En el centro, el hombre, el hombre como persona que es, independientemente de su raza, de su sexo, de su cultura, de su nacionalidad, de su religión,…

El hombre, la persona, como el centro de toda actuación y no los intereses de algunos colectivos o naciones privilegiadas.


FLORILEGIO FILOSÓFICO: DE ESTO Y DE LO OTRO ( 4 y 4 )


SOCIEDAD, CULTURA Y RELIGIÓN.

En mis últimos cursos de educador/enseñante, como alternativa a la materia de Religión Católica se enseñaba Cultura Religiosa, el hecho religioso pero desde una perspectiva cultural (no religiosa) y social, artístico,…laico.

Solía decirles a mis alumnos que la Semana Santa Malagueña, con sus impresionantes e impresionables tronos era (y es) mucha más que un hecho religioso en sí y que yo, agnóstico y laico, disfrutaba de la puesta en escena de las procesiones, a las que acudía siempre que podía, porque, a pesar de ser un detractor de la Teología del Dolor, lo veía como un fenómenos social, artístico, cultural, incluso musical muchas veces… y me emocionaba (aunque no compartía) la respuesta sentimental y llorosa de las personas creyentes, así como disfrutaba observando los ojos pleniabiertos de los niños al paso de los tronos con toda su parafernalia delante, detrás y bajo ellos.

No hay sociedad o cultura humana conocida sin religión, es decir, sin creencias e instituciones relativas a una relación con lo “sagrado”, con lo “misterioso”, con lo “divino”, con lo “transcendente o sobrenatural”.

La religión es parte esencial de nuestra “civilización” y de nuestra “cultura”.
La “cultura sobre las religiones” es parte de la “cultura general”, se trate de los pueblos llamados “primitivos” o sin escritura, o de pueblos modernos, de culturas rudimentarias o de culturas tecnificadas, la religión aparece como un elemento nuclear.

Incluso en los estados “aconfesionales”, la religión persiste como sistema de creencias, como fuente de moralidad y como elemento ritualizador de gran parte de la vida de los ciudadanos.

La religión es un “fenómeno cultural” y, como tal, no constituye un fenómeno autónomo o aislable del resto de las manifestaciones culturales de una sociedad, tales como la política, la economía, la familia, el arte, la tecnología,…

Hasta tal punto es apreciable este dato, que las creencias y prácticas sociales de la religión sólo se comprenden y explican cuando se las integra en la sociedad donde se producen.
Las religiones se enraízan tan profundamente en las culturas que resulta imposible comprender una cultura determinada sin recurrir a su componente religioso.

Esencialmente la religión consiste en una relación del ser humano con lo sagrado y con las reacciones que lo sagrado suscita a nivel individual en él.
Pero en cuanto esta relación ser humano-lo sagrado se exterioriza y se asocian los participantes de una misma religión para compartir las celebraciones rituales a la divinidad, la religión se transforma en un fenómeno social.

Nos encontramos, entonces, ya ante los dos vectores que vertebran el hecho religioso: la dimensión individual y la dimensión social de la religión.

En cuanto educador/enseñante de “Cultura religiosa”,  nada que decir ni objetar al vector religioso individual y sólo tener en cuenta el vector social y cultural del mismo, contemplado como un fenómeno que puede ser explicado con el rigor que compete a las Ciencias Sociales.

Dentro del marco constitucional vigente, en un Estado Aconfesional (y que desearía que fuera y se denominara “laico”) el hecho religioso debe ser tratado desde una doble perspectiva: científica y laica.
Y, al ser interpretado el hecho religioso como un fenómeno científico debe ser válido para todos y propiciar un talante laico que capacite un espacio de libertad para que todas las creencias sean toleradas y todas las personas, creyentes o no, respetadas.

Ser y proclamarse “laico” no es ser ni proclamarse “laicista”

Sólo en este espacio laico será posible un diálogo interreligioso.

He dicho (y repetido) que la Cultura Religiosa debería ser obligatoria para “todos” los alumnos, pues sin ella es difícil (si no imposible) entender el arte en sus distintas y diversas manifestaciones a lo largo de la historia, (pintura, escultura, arquitectura, literatura, poesía,…) y que la “doctrina religiosa” debería impartirse en la iglesia del barrio en que esté ubicado el centro de enseñanza.

La sociedad a la que tendemos construir debe estar alimentada por una educación más abierta a la razón crítica y a la solidaridad y, por tanto, decididamente superadora de la razón instrumental como una realidad vivida.


DIOS.

Hay que superar la mentalidad y el prejuicio infantil de que Dios puede hacerlo todo “cuando, donde y como le dé la gana”.

Dios no puede alimentarnos con una piedra o mojarnos con fuego.

La acción de Dios y la de la criatura se ejercen en un plano distinto: en el orden trascendente y en el orden categorial respectivamente.

Cuando en mis tiempos de escuela le respondíamos al cura que Dios no podía hacerlo todo porque existe lo contradictorio: una circunferencia cuadrada o una cuesta abajo sin una cuesta arriba, por ejemplo.
A lo que el cura se nos “escapaba” no poniendo el acento en Dios sino en la contradicción.
No es que Dios no pueda hacer una “circunferencia cuadrada o un triángulo de cinco ángulos” es que éstos no pueden existir, son absurdos, no pueden ser hechos, de lo contrario Dios sí podría hacerlos.

No pongamos pues las cosas en el Hacedor, Dios, sino en lo que puede ser hecho y en lo que no puede ser hecho por ser contradictorio.


miércoles, 25 de diciembre de 2019

FLORILEGIO FILOSÓFICO: DE ESTO Y DE LOS OTRO ( 4 - 3 )



FE.

Decía el Catecismo del Padre Astete que “fe es creer lo que no vimos”.
Considera la fe en referencia a la realidad, a lo que hay.
Yo creo que existen los marcianos si creo que existen, aunque no los vea.

Pero “creer” puede entenderse de dos maneras distintas:

“Creer a” (yo creo “a” Juan si dice que X existe y no creo a Pedro si dice que no existe) hace referencia a cosas, acontecimientos, a realidades,..

“Creer en” (yo creo “en” mi hijo y acepto como verdadero lo que dice y lo que hace si él me lo dice o si él lo hace), hace referencia no a la realidad, sino a “la persona”, connota, pues, “confianza en”.

Los dos prototipos de estas dos formas fundamentales de fe o creencia han sido (son) el Cristianismo y el Judaísmo.

Para el Judaísmo tener “fe en”, “creer en” consiste en la “confianza” que una persona cotidianamente deposita en otra persona o en Dios, aunque esta “confianza” no pueda ser justificada totalmente.

Para el Cristianismo la “fe” o la “creencia” consiste en reconocer como verdadero un estado de cosas, una afirmación.

La “creencia en”, del pueblo de Israel descansa en la relación de confianza, en el contacto del hombre entero con Dios.
Incluso los judíos que se encontraban en los campos de concentración, y mientras se encontraban, seguían teniendo “confianza” en su Dios

La “creencia” del Cristianismo consiste en admitir como verdadero, real y existente todo lo que se afirma en el Credo, “creer a lo que la Iglesia dice que es verdad.

“¿Por qué lo creéis?” preguntaba el Padre Astete y la respuesta era “porque Dios Nuestro Señor así lo ha revelado y la Santa Madre Iglesia así nos lo enseña.

“Creemos a ella”, a lo que ella dice.

EUROPA.

Si queremos entender en profundidad el ser de Europa, no basta con volver la mirada a Grecia (la “Razón”, el “Logos”) y a Roma (el “Derecho”, el “ius”) para encontrar en ellas sus raíces.

El mundo semita, en su vertiente musulmana y judía, constituye una de las bases fundamentales de nuestra historia, de nuestra cultura.

Estas raíces se detectan, sobre todo, en la Edad Media.

En este período, el desnivel cultural entre Europa y el mundo árabe fue patente.
(Expondré, al final, lo que en otro tiempo y lugar he expresado, sobre la ciencia, la filosofía y la cultura musulmana en le Edad Media).

Europa estaba sumida en los restos empobrecidos de una tardía latinidad, mientras el Islam y el Judaísmo recuperaban lo mejor del legado griego, lo asimilaban y lo perfeccionaban.
Tanto, que empieza un ingente flujo de trasvase cultural hacia Europa, gracias al cual ésta rejuvenece, adopta nuevas formas de hacer ciencia, filosofía y literatura, aprende estilos nuevos de comportarse, de vivir la religión, de sumirse en los abismos misteriosos de la mística, de practicar la ascética, de disfrutar de la belleza.

Y este trasvase se operó de múltiples maneras: una, indirecta, ambiental, y otra, directa mediante los movimientos de traducción llevados a cabo en Toledo y su famosa Escuela de Traductores, en las comunidades judías de la Corona de Aragón y Sur de Francia, en la corte de Federico II.

Reconocer esta deuda, agradecer a la Historia este regalo y conocer este movimiento de comunicación cultural es indispensable para conocer nuestras raíces.

(Invito a los lectores que estén interesados en conocer la múltiple y variada aportación islámica al nacimiento de Europa, entre en mi blog: http://blogdetomasmorales.blogspot.com (mayo del 2.012)

Fue, pues, más allá de lo hasta ahora dicho y repetido: “Europa es Grecia + Roma + más el Cristianismo.

martes, 24 de diciembre de 2019

FLORILEGIO FILOSÓFICO: DE ESTO Y DE LO OTRO ( 4 - 2 )



La propia expresión de religión no existe en todas partes: hay muchos pueblos que tienen culto, pero no saben que ellos tienen una religión.

En el paganismo las tradiciones religiosas estaban ligadas a cosas, instituciones, lugares, árboles, fuentes, a la familia... a cosas concretas que tenían como una dimensión simbólica.
La religión, por ejemplo, de los romanos, que era de tipo cívico, un refuerzo espiritual de las instituciones.
Los emperadores que perseguían el cristianismo lo hacían escandalizados porque los cristianos, en vez de limitarse a tener un Dios como todo el mundo, y a no dar la lata, negaban los dioses de los demás, y sobre todo los aspectos divinos de las instituciones, y eso era lo intolerable.

El gran mérito, por decirlo así, del cristianismo fue separar definitivamente el mundo de lo objetivo, de lo cívico, del mundo de lo espiritual y lo religioso.
De ahí que uno no entienda muy bien cuando hoy en la UE hay algunos que en la Constitución quieren mencionar las raíces cristianas de Europa...

Es que precisamente las raíces cristianas de Europa son la desaparición de la religión del espacio público: ése fue el mérito del cristianismo. Reintroducir la religión como justificación del espacio público sería paganizar el cristianismo

La gran acusación contra los cristianos en el siglo II y III es que eran ateos.
Porque no se atenían a lo que se consideraba como creencia en Dios o religión.

Y si adoraban a un crucificado, era la blasfemia más fuerte, todavía.
Los cristianos descartaban a todos los demás dioses. Eran ateos de todos los demás dioses menos de uno, el suyo propio.
 Lo más peligroso que tienen los monoteísmos es que creen en dioses excluyentes: mi Dios es el único, y por tanto los demás están fuera de la legalidad, de la verdad, y del camino de salvación.
Porque ya es una violencia decirle a alguien que está en un error, o que está en camino de perdición.
Eso ya es una forma de humillarle
La mayor aportación del cristianismo fue presentar un Dios encarnado.
El Evangelio de Juan dice que Dios se ha hecho carne, “la Palabra se hizo carne” y eso, en aquella cultura, era una debilidad, el trastorno más fabuloso en la historia de las tradiciones religiosas.

Un “Dios encarnado, hecho hombre”.

El cristianismo nació con esa originalidad, que duró hasta el siglo IV.

A partir del invento de que Constantino I, Constantino el Grande (“San Constantino” para las iglesias ortodoxas orientales y para la Iglesia Católica Bizantina Griega) vio en el cielo la cruz, en la batalla de Puente Milvio, contra Majencio, y la sentencia: "Con este signo vencerás", y, así, se hizo la peor perversión de la cruz.

Constantino, había sido educado en la religión del dios Sol y fue bautizado momentos antes de morir,
Y a partir del edicto de Teodosio, en el 381, cuando declaró al cristianismo como la única religión verdadera, todas las demás pasaron a la clandestinidad.

Y eso es lo que explica que el continente más cristiano, Europa, haya sido el más violento.

Amamos lo perecedero precisamente porque va a perecer; no amamos lo eterno, lo invulnerable, nadie ama el universo, todos sabemos que el universo se pasa muy bien sin nuestros cariños.
Amamos a aquellas personas que quisiéramos perpetuar y no podemos; es su fragilidad lo que suscita nuestro amor.

Y claro, Dios es lo contrario: la idea de amor

A Dios, por ejemplo en el planteamiento tan hermoso de Spinoza (del que he escrito bastante) en su Ética, él habla del amor a Dios, que sólo puede ser un “amor intelectual”, pero no podemos esperar que Dios nos ame.

Esa vinculación afectiva que introduce el cristianismo necesitaba que Dios hiciera una concesión a la carne, a la muerte, a la fragilidad, al temor, al abandono...

Esa idea del “Dios hecho hombre” es una aportación de la religión cristiana, pero también un paso hacia la salida de la religión, porque en cuanto divinizamos la figura frágil, doliente, del hombre, estamos acercándonos a empezar a divinizar sencillamente al hombre, sin necesidad de lo sobrenatural.

De ahí que algunos expertos hablen del cristianismo como de la religión para salir de la religión.

Así que, para que la figura de Cristo adquiera toda su capacidad de identificación con nosotros, suprimámosle esa otra dimensión mágica que le aleja aún de nosotros.

Jesús de Nazaret, para los cristianos Cristo, no fue una persona pacífica sino enormemente conflictiva.

Pero resulta que su conflicto fue con los dirigentes de la religión judía, de su religión y, de algún modo, con la religión.

También fue conflictivo con el poder político.

Y, ante la pregunta tramposa, endiablada y comprometida de un judío, si había que pagar tributo al César además del tributo que se pagaba al Templo, Jesús se escapa por los cerros de Úbeda, separando los dos planos y sin comprometerse con ninguno de los dos poderes: el de la sujeción a las leyes civiles en el ámbito estatal y el de la obediencia a la autoridad de Dios desde la fe religiosa.

No hay contradicción entre el cristianismo, y por lo tanto la Iglesia, y la laicidad, sino que la Iglesia tendría que ser, y el cristianismo tendría que ser, la religión que fomentara la laicidad.
Porque a fin de cuentas Jesús fue un laico, un laico que entró en conflicto con el poder religioso.

Cuando se habla de cómo los países europeos han logrado escapar, en la medida que han logrado escapar (y que tampoco es del todo cierto), de la tentación teocrática que vemos en países musulmanes, que ésos sí que no han logrado separar las instituciones civiles de las religiones, ahí está la aportación del cristianismo: gracias a él se sentaron las bases; incluso cuando la Iglesia constituyó un poder terrenal, lo hizo separado de otro poder que era el civil, mientras que eso no ocurrió en países musulmanes, y eso lo lamentamos ahora todos.

¿Y las relaciones ciencia-religión, razón-fe?

¿Hay contradicción entre ellas?

Sólo hay contradicción si la religión pretende dar lecciones científicas.

Para cualquier ser racional, la idea de que los acontecimientos naturales tienen una explicación sobrenatural es incomprensible; porque se pretende explicar una cosa que no entendemos con algo que entenderíamos mucho menos todavía.

Einstein decía: "Yo sólo creo en el Dios de Spinoza".
Quería, con ello, decir que “si hay un Dios” es lo que llamamos “el conjunto de las causas naturales”.

Pero ése no es el Dios de las religiones, el Dios de la salvación.

Pero creo que en Europa no hay mucho enfrentamiento, normalmente, entre religión y ciencia, siempre que no se pisen la manguera una a la otra, eso queda un poco para Estados Unidos.

El problema entre ciencia y religión se ha introducido falsamente desde el momento en que la religión ha querido meterse donde no tenía que meterse.

Por otra parte, la moral de la religión se ve muchas veces amenazada por los avances científicos.

En el XIX el papa Gregorio XVI prohibió las vacunas, por aquello de una “ley natural”: hay una ley natural y según ese principio yo me debería quitar las gafas y tirarlas porque esto contradice la ley natural, porque lo natural es que yo tenga la vista cansada.

Y el islamismo (¡qué barbaridad¡) prohibió la imprenta.

En buena medida el retraso en la aparición del pensamiento crítico en el mundo musulmán se debe a que hasta muy avanzado el XVIII no autorizó la impresión de ningún libro.

Echémosle la culpa a Omán.

Hagamos un poco de Historia.

Tras la muerte de Mahoma, se inicia el periodo de los “Califas Perfectos” (llamados así por ser familiares o amigos íntimos del profeta).
Estos primeros califas fueron cuatro (Abu-Bakr, Omar, Otmán y Alí).
El segundo de ellos,  Omar, conquista e islamiza Siria, Persia, Palestina, Egipto…
En el año 644 se toma Alejandría en la que se encuentra la gran Biblioteca de los Ptolomeos compuesta por miles de legendarios papiros.
Ante aquel tesoro y sobre qué hacer, Omar dijo:

“No hay más que un libro verdadero: el Corán. Si los libros de esa biblioteca contienen cosas opuestas al Corán, son “impíos” y hay que quemarlos; y si dicen lo mismo que el Corán, son “superfluos” y hay que quemarlos también”.

Cualquier excusa, pues, era válida para quemar los libros, visto lo visto ya tenía decidido qué hacer con ellos.

Se dice que sirvieron para mantener, durante un tiempo, encendidas las calderas de los baños públicos.

Lejos de ser la religión la que funda la ética, más bien parece que es la ética la que justifica las religiones.

Si hoy elegimos entre una religión y otra, y nos parece que la Madre Teresa de Calcuta es preferible a Osama Bin Laden, es por razones éticas.

Y, cuando hablamos de violencia, hay una violencia que es de las más peligrosas, “la violencia del silencio”.
El silencio es de los factores más terribles que ha habido en el siglo XX.

Si quienes debieron hablar hubieran dicho lo que sabían, por ejemplo, de los campos de concentración nazi, o en España de las atrocidades cometidas no sólo en la guerra, sino en años inmediatamente posteriores...

 ¿Y es que en España, en el País Vasco, en concreto, la Iglesia no sólo ha guardado silencio durante tantos años, sino que propició, en sus sacristías…

No sólo es la “violencia de la palabra”, es la “violencia del silencio” y, muchas veces, en nombre de Dios.

lunes, 23 de diciembre de 2019

FLORILEGIO FILOSÓFICO: DE ESTO Y DE LO OTRO ( 4 - 1 )



LA RAZÓN

¡Hay tantos tipos de razón¡

Sinónimos de razonar son (entre otros): discurrir, reflexionar, meditar, pensar, deducir, comprender, entender, analizar, argumentar, inferir, inducir.

Y, también: aducir, alegar, argüir, concluir, justificar, demostrar, explicar, exponer, fundamentar, pensar, raciocinar o razonar.

La razón o la capacidad de razonar es una de las habilidades cognitivas más valoradas a lo largo de la historia, habiendo sido considerada en la antigüedad como una de las características que nos separan de otros animales y siendo, a menudo, confrontada con la emoción (si bien emoción y razón están en realidad profundamente interrelacionadas).
Pero aunque el concepto de razón es tomado a menudo como universal, y único, es necesario tener en cuenta que no existe una única manera o mecanismo para lograr razonar, pudiendo encontrar diferentes tipos de razonamiento en función de cómo se obtenga y se procese la información.

Razón Deductiva
Razón Inductiva.
Razón Filosófica.
Razón Científica o Hipotético-deductiva.
Razón Transductiva o infantil, que desvincula causas y efectos (“nieva porque me he portado mal”)
Razón Lógica.
Razón Ética.
Razón Estética.
Razón Matemática.
Razón Poética (María Zambrano).
Razón Afectiva.
Razón Heroica.
Razón Social.
Razón Financiera.
Razón fronteriza (de E. Trías).
Razonamiento Válido o Correcto.
Razonamiento inválido o incorrecto.

DIOS.

Una pregunta que mucha gente se hace: “Si Dios (Infinitamente Bueno, Sabio, Justo y Poderoso) existe ¿Por qué el mal?
Y no sólo el “mal metafísico, también el mal físico (un cáncer, sobre todo un cáncer infantil ¿por qué?), incluso el mal moral ¿por qué nos creó libres sabiendo que podríamos optar por el mal?

Fernando Savater, de forma provocativa, pone en cuestión el hecho mismo de la “creencia en Dios”, no sólo negar su existencia al no poder probarse.

Fernando Savater, el que no quiere “ciudadanos bien pensantes” (y menos “ciudadanos mal pensados”) sino “ciudadanos librepensadores”.

“Soy un laico gracias a Dios” (que me recuerda al comunista y ateo Carrillo, en el Congreso de los Diputados: “que baje Dios y lo vea”,

Igual que existe “el derecho a creer”, existe “el derecho a no creer”, porque la Religión es un derecho de cada cual, pero no es un deber de nadie”.

Al “Dios ha muerto”, de Nietzsche parece que le ha sucedido el “Dios ha vuelto”.

Hay conceptos que tienen definición pero algunos sólo tienen historia, por ejemplo, el concepto “Dios” con atributos humanos (amor) pero, al mismo tiempo, Infinito, Eterno, Omnipotente,…

¿Cómo armonizar la “Suma Bondad” y con el “Sumo Poder” con la “existencia del Mal”? ¿No es contradictorio?

Es evidente que la existencia de Dios no es evidente, pero igual que ha sido la creencia en Él de mucha utilidad y causa de mucho bien, también, por desgracia, ha sido causa de muchos males (empezando por las guerras, el fanatismo, el fuego,…)

Quizá el auténtico cristianismo, hoy, debería ser la religión que fomentara la laicidad para poder dar el salto desde la Moral Cristiana a la Ética Laica.

El gran enigma y la gran espina de la condición humana es sabernos mortales (sin querer serlo y sin poder evitarlo) y la esperanza de una vida futura excepcionalmente buena (esperanza sin visos de realidad, pero esperanza o querencia)

La idea de la muerte es inasimilable, (aunque todo estamos convencidos de que nos llegará).

“Ni al sol ni a la muerte se los puede mirar de cara, de frente” decía La Rochefoucauld y Savater dice que la idea y la creencia en Dios es uno de los cristales ahumados para mirar a la muerte.

Aunque para mucha gente la creencia en Dios es hacer el sufrimiento y la enfermedad, la vejez y la pérdida de un ser querido, más soportable.

Aunque la esperanza en la otra vida puede ser una ayuda, también es un peligro (ahí está el fanatismo, sobre todo el islamista, que se inmola pensando en las huríes que le corresponden)

Y habría que recordar la afirmación del gran defensor de los derechos humanos de los negros en Estados Unidos, Martin Luther King: "Cuando se recuerden las grandes atrocidades que han ocurrido en el siglo XX, se verá que lo peor no han sido las fechorías de los malvados, sino el silencio de las buenas personas". Y eso es terrible. Y a eso está llevando de hecho la religión.

Y si Marx había afirmado que “la religión es el opio del pueblo”, como un adormecedor, que les da resignación y hace que soporten los males naturales y el poder establecido como si fueran parte de la voluntad divina, para el terrorista es “cocaína”, pues su religión es un “terrible excitante”.

“Matar al infiel” nunca ha sido pecado a lo largo de la historia, ni lo es hoy para el fundamentalismo religioso, sobre todo el islámico.

El Corán es una muestra, como lo es el Antiguo Testamento y sin olvidar que el mismo Jesús de Nazaret, el más manso de los profetas, afirmó que venía a traer la espada y la división.

El monoteísmo venció al politeísmo y arrinconó al paganismo.
Hay otras religiones sin Dios y que no son agresivas, como el Budismo.

domingo, 22 de diciembre de 2019

FLORILEGIO FILOSÓFICO: DE ESTO Y DE LO OTRO ( 3 y 4 )



DE UTOPIAS.


U-topía (no lugar, no existe ese lugar)

Sinónimos suyos son: quimera, fantasía, ilusión, sueño, invención, fábula, idealización, imaginación, ficción, alucinación, ideal, anhelo

La utopía no se alcanza, pero sirve para avanzar.

Nadie lo ha expresado mejor que Galeano: “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá.
¿Entonces para qué sirve la utopía?
Para eso, sirve para caminar.

El ideal ha jugado, siempre, un papel fundamental en la vida humana bajo variadas representaciones míticas, religiosas, sociales, filosóficas,…
Desde el Reino Mesiánico de Isaías, hasta la Jerusalén celeste del Apocalipsis, desde “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han entrado al corazón del hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que le aman(1 de Corintios. 2.9) de Pablo de Tarso hasta “El cielo que me tienes prometido” del Soneto religioso, desde Utopía de T. Moro, La Ciudad del Sol, de Campanella y la Atlántida de F. Bacon, hasta el paraíso comunista, desde Un mundo feliz, de A, Huxley hasta Walden Dos de Skinner,…

Sin contar con utopías de tras culturas y civilizaciones.

Las utopías son cristalizaciones de la apertura del hombre hacia un futuro imaginado o proyectado, deseable, que supera todos los límites que atormentan la vida humana.

Hasta el Mayo del 68 no dudó en proclamar esa consigna paradójica: “Sed razonables, pedid lo imposible”, de tinte juvenil universitario francés y que, aunque sea o parezca paradójica, contiene una profunda verdad.
Porque la apertura del espíritu humano no tiene límites, aunque las realizaciones no pueden ser más que limitadas.

Pero, por desear que no quede.

Porque si los ideales mueren, si las utopías se marchitan, las personas, las instituciones humanas se  convierten en pájaros con sus alas quebradas que dejan de volar (y los pájaros son aves)

Toca hoy, a todos (no sólo a los políticos, también a los filósofos) buscar razones para esperar, sugerir proyectos críticos e impulsores de un futuro mejor, en esta sociedad dormida, narcotizada, abrir y no cerrar horizontes, aumentar, en definitiva, el caudal utópico de nuestra cultura que motive a nuestra sociedad.

Nietzsche, como tantas veces, tuvo un acierto genial: “cuando se tiene en la vida un “porqué”, se vive sin dificultad el “cómo”.

Los ideales, las utopías, nos ayudan a superar las dificultades del camino de nuestra vida.

Y debemos ser conscientes de que vivimos en plena crisis de las utopías porque, muchas veces, no sólo han fracasado sino que han conducido al fracaso, a dictaduras totalitarias, a la acumulación de horrores (campos de concentración, genocidios,…)

¿No parece, actualmente, el universo de las utopías una esfera negra y vacía, incluso un temor?

Esto no significa que el hombre actual tenga que renunciar a la utopía, es decir, dejar de ser, en cierto sentido, hombre.

La crisis de ciertas utopías no implica una crisis del hombre.

Renunciar al ideal, a la utopía, supondría una amputación, un taponamiento de lo que es el hombre en su realidad más auténtica y profunda.
Un pragmatismo alicorto deja un hueco abismal de desesperanza en lo más íntimo del hombre.

Y, como nos recuerda la tradición, “la esperanza es lo último que se pierde” así que si se pierde la esperanza…

Nuestras utopías deben ser, sobre todo, de corte ético (y no económico), aspirar a un mundo en que cada persona ponga lo mejor de sí misma al servicio de las otras personas y reciba lo mejor de éstas.

Hay que rechazar las utopías que consisten en situaciones impersonales o en ideas abstractas a las que se sacrifican las personas.

Debe divisarse, aunque sea al final del túnel, no sólo la esperanza, sino también el punto de luz que guíe al caminante.

Derecho a la utopía, al ideal, secular (sin negar el trascendente), pues sólo lo inalcanzable es necesario.

Derecho a la esperanza.

La historia no ha terminado.
Y dondequiera que exista un hombre hay un surco abierto de posibilidades de más bondad y más belleza, cada vez más ricas y mas perfectas.

Por desear, razonadamente, que no quede.

viernes, 20 de diciembre de 2019

FLORILEGIO FILOSÓFICO: DE ESTO Y DE LO OTRO ( 3 - 2 )



2

PORVENIR DE LA RAZÓN EN LA ERA DIGITAL.

La tecnología, además de una infinidad de artefactos creados por el hombre, es una mentalidad, una manera de acercarse y vivir la realidad.

Esta mentalidad tecnológica mira al futuro y no ve el fin, y las personas con dicha mentalidad se lanzan a afirmar que “ya, todo es posible”.
Están convencidas de que llegará a poder viajar por el tiempo y asistir, en vivo y en directo, a la “Toma de Granada” o al “Desembarque de Colón en América”.

Los infinitos mundos posibles, de los que hablaba Leibniz, parecen estar ahí a la vuelta de la esquina, aunque desconozcamos, todavía, la esquina y el cuándo de su aparición.
Todo es cuestión de dinero y de tiempo y cuanto más del primero, menos del segundo.
Están convencidas de ello.

La mentalidad técnica goza de excelente salud e imprime carácter a ciertos estratos de la cultura.

La ficción y la realidad cada vez están más cerca, nublándose las fronteras entre ambas y sólo es cuestión de tiempo que la ficción desaparezca como tal convertida en realidad.

El vertiginoso avance de la tecnología da pie a ello e igual que uno ve real una guerra nuclear otro se ve residiendo en Marte.
La imaginación no tiene freno ni marcha atrás.

Hoy, hablar de “ciberfilosofía” suena hasta bien, como si hablar de “ciberespacio” fuera como hablar del Océano Atlántico.

No descubrimos nada nuevo si afirmamos que vivimos en una “cultura de lo irreal”.

Es tanta la abundancia de información colgada en internet, disponible y alcance de cualquiera, que cualquiera puede hablar y escribir sobre casi todo y sin dominar casi nada.

Sabiduría, conocimiento e información son conceptos que no deben ser considerados como equivalentes y confundirlos es el fundamento de la desinformación.
Yo conocía la “navaja de Ocham”, de lo que nada sabía es de la “navaja de Skinner”: “Si no puedes explicar algo, haz como si no existiera”


CELEBRACIONES.

Dicen que los españoles, (y entre ellos los andaluces van en cabeza), tienen la macabra costumbre de celebrar a quien acaban de crucificar.
A este salmantino (yo) una de las primeras sorpresas con las que se encontró al cruzar Despeñaperros fue la multitudinaria asistencia de personas en los entierros, acompañando en el espacio a los familiares pero siendo, en realidad, una más de las tertulias entre amigos y/o conocidos hablando de los divino y de lo humano y, sobre todo, de fútbol.

DE EXCESOS.

Para recuperar la búsqueda de la verdad sería necesario un “exceso de pensamiento” y es necesario (aunque muchas veces sea conveniente) huir del “exceso de lenguaje”.

Hablar menos, pensar más.
Exceso de ilusión y escasez de palabra.

AUSCHWITZ

Auschwitz fue otra cosa.

Decir Auschwitz es recordar el TRIPLE SILENCIO.

1.- El que aisló a Auschwitz del resto del mundo, y por el que se distingue de los otros momentos con los que quiere comparársele (Hiroshima, Chernobyl,…) y es que éstos fueron hechos sonoros y el grito de dolor inmediatamente alcanzó y sobrecogió al mundo entero: los comunicados de guerra o de catástrofe…había testigos…al instante, al menos, había socorros,…mientras que en Auschwitz todo se desarrolló, se ejecutó, se consumó, durante semanas, meses, años, en el silencio absoluto, aparte y a la deriva de la historia.

2.- El silencio prudente, incrédulo, perplejo de los espectadores y, finalmente, y no menos escandaloso

3.- El silencio de Dios, lo más grave, lo más alarmante, en un pueblo fervorosamente creyente y obediente a su Dios.

¿Y Dios qué? ¿Dónde estaba Dios? ¿Por qué calló? ¿O es que nunca existió? ¿O es que Él también murió en Auschwitz? ¿Habrá que disculpar a Dios haciendo culpables a las víctimas?

¿Cuál fue el delito de las víctimas? Sencillamente existir, haber nacido.

El millón largo de niños judíos masacrados en el holocausto nazi no murieron a causa de su fe, ni a pesar de ella, ni por razones en relación con la fe judía.

Después de que la ley nazi hubo definidos como judíos a todos los que tenían un abuelo judío, los judíos fueron masacrados a causa de la fe judía de sus bisabuelos.

Este crimen “contra natura”, este crimen inmotivado, este crimen exorbitante, es, al pie de la letra, más que un crimen físico (que también) fue un “CRIMEN METAFÍSICO”


EL NIÑO.

Cuando las SS ahorcaron a un niño en el campo de Buna, ante los prisioneros dispuestos en formación y que tenían que desfilar delante de su cuerpo, balanceándose y agonizante durante media hora todavía, más de uno se preguntaba en silencio o se preguntaba en voz alta: ¿Dónde está Dios?

El prisionero que sobrevivió se respondía a sí mismo: “¿Que dónde está?, Ahí está. Está colgado ahí, de esa horca.

¿Y los niños, muchos de ellos nacidos en Auschwitz, y que fueron arrojados al foso del que ascendían llamas gigantescas? ¿Cuál pudo ser su delito?

jueves, 19 de diciembre de 2019

FLORILEGIO FILOSÓFICO: DE ESTO Y DE LO OTRO ( 3 - 1 )


FLORILEGIO FILOSÓFICO 3


“CONTRA EL HOMBRE”

Es el título de un libro del singular filósofo Agustín García Calvo.
Analizando lo que se ha dicho de qué sea el hombre (lo que hemos expuesto en otras entradas) él llega a una conclusión: “el hombre es la gran mentira sobre la que se fundamenta la sociedad tecno-democrática, en sus distintos estadios y, por lo tanto, debe ser superada desde el sitio donde está el pueblo, es decir, la gente que no cuenta, la gente que será un ser humano, “bípedo implume” o “animal racional”, pero que no es considerada “persona”, con su intrínseca dignidad y merecedora de respeto.

De tener la máquina a su disposición como instrumento de trabajo, para producir y ganarse el sueldo, la tecnología se ha ubicado en el centro y debe tener a su servicio al hombre, al obrero.

Es lo que ocurre en esta sociedad “tecno-democrática” en la que las personas son números, en forma de votos, que incrementan el peso de un partido político, disminuyendo el del partido adversario.

Engañado por la parafernalia y por un programa que, en caso de ganar las elecciones, no va llevarlo a la práctica, bien porque no puede, bien porque nunca lo ha querido, y sólo buscando el voto sincero de un ciudadano que, con ilusión, ha apostado por un hipócrita programa, pero asumido como veraz, en esta sociedad tecno-democrática.

Un grito, pues, contra el poder, contra el Estado, contra el dinero,…que van oprimiéndolo en una “cultura de la muerte” en la que perecerá, aunque siga creyendo que es libre.

EL QUINTETO DE CAMBRIDGE

Es el título de una novela, pero una “novela de ideas” que explora la naturaleza de la mente y la máquina, combinando los debates filosófico y científico, los pormenores de una época y la viva representación de unos personajes extraordinarios.

Snow, físico y asesor científico, invita a cuatro de las mentes más preclaras, más notables, de la época:
.- Al Físico Cuántico SCHRÖDINGER.
.- Al Filósofo WITTGENSTEIN.
.- Al Genetista HALDANE.
.- Al Matemático TURING.

Reunidos en un suntuoso banquete para discutir uno de los temas científicos más novedoso del momento.

¿Es posible construir una máquina que pueda reproducir los procesos cognitivos humanos?

El novelista reconstruye lo que cada uno de esos pensadores podría haber dicho, mostrándonos las cuestiones básicas que se han planteado en torno a la inteligencia artificial.

Es un experimento literario que hace que los argumentos científicos y filosóficos cobren nueva vida.

Es verdad que la novela es del año 1.998 y hoy, en el 2.020 tendrían que estar de comensales, en este nuevo banquete otros científicos y otros filósofos, ya de nuestra época.

Pero es instructivo comprender las diferencias entre las dos épocas, en no muchos años de diferencia, para constatar el progreso científico-tecnológico-filosófico que se ha producido.

LA POESÍA DEL UNIVERSO.

Hace algunos siglos Leonardo da Vinci había, solemnemente, proclamado que “la naturaleza estaba escrita en lenguaje matemático” (de lo que podía concluirse que quienes no dominasen ni usasen la matemática como instrumento cognoscitivo, no iban a enterarse de nada).

Ya la naturaleza había dejado de contemplarse sólo como la maravillosa manifestación de Dios sino que la ciencia la había cogido en sus manos para “conocerla” (“savoir”), para “preverla-anticiparla” (“prevoir”) y para dominarla y ponerla al servicio del hombre (“pouvoir”).

La matemática como la manera de comportarse la naturaleza, como su lenguaje.

Einstein va más allá y afirma que “las matemáticas son la poesía de las ideas lógicas”.

Se trata en esta novela, a través de un análisis histórico-evolutivo la relación que existe entre Matemática y conocimiento del Universo creando en el lector (aún sin grandes conocimientos técnicos) la fascinación de esa “poesía del universo” consiguiendo que se perciba la estructura del cosmos.

ÉTICA PÚBLICA.

Adela Cortina, una de nuestras más excelsa filósofas éticas, insiste que esta Ética Pública es el modelo más rentable para el hombre.
Aunque, pensándolo detenidamente y bien, ser una persona ética, tanto individual como socialmente, no es siempre rentable, a no ser que se entienda a la tranquilidad de conciencia.

El judío Jesús de Nazaret, por ser ético hasta el extremo de enfrentarse a los poderes civil y religioso, perdió hasta la misma vida.
Y esto mismo puede pasarle a una empresa, a una organización, a un estado por ser escrupulosamente éticos.

Habrá que perder hasta rentabilidad si no se quiere perder la dignidad.

Siempre será preferible un pueblo de pobres que se quieren a un pueblo de ricos que se odian.

Pero, en la práctica…