lunes, 31 de diciembre de 2012

2.013


 
En realidad estamos en el 2.018 de la Era Cristiana. No tenemos la culpa de que Dionisio, el Exiguo, se equivocase al pasar del Calendario Romano (que contaba Ab Urbe Condita, “desde la fundación de Roma”) al calendario cristiano. Cristo era más importante que Roma, para contar los años.

(Véase, preguntándole a Google: Revista Utopia años mágicos Tomás Morales)

Pero como dicen que estamos en el 2.013 y yo no quiero ser menos que los Mayas (no en vano mi primer apellido también comienza con “M”), profetizo que: “a las 13 horas, 13 minutos y 13 segundos, del día 13 del mes…… (tiene que ser 12, porque no hay mes 13) del año 2.013 ocurrirá que:………….. (no puedo ponerlo porque, entonces, no se cumplirá, pero os juro que va a cumplirse y ese día lo contaré).

Pero hasta que ese día llegue, y mientras llega, que todos vosotros, amigos y familiares, seguidores o lectores de este blog, seáis felices, teniendo en cuenta que el secreto de la felicidad consiste en: “tener aspiraciones elevadas, expectativas modestas y pocas necesidades” (palabras de mi sobrino), con las que su tío (en Andalucía “tito”) está de acuerdo.

domingo, 30 de diciembre de 2012

¿QUÉ ES UN RATÓN?


 
Mi padre, del que tanto he escrito, de su “solvencia moral”, “de su primitivismo”, de su “sabiduría”, de su “capacidad de trabajo”,….muchos días, cuando estaba arando y la reja sacaba a la superficie una topera o una ratonera de campo, con varios topillos o ratoncillos, limpios como jaspes, paraba la yunta de bueyes armuñeses, los cogía y se los metía debajo de la boina, cosquilleándole la cabeza, hasta que llegaba a casa y me decía: “mira lo que te traigo”.

Cuando me decía eso, yo ya sabía de qué se trataba. Por lo que iba corriendo a la cocina, levantaba las faldillas de la mesa redonda y retiraba la alambrera, que siempre estaba allí, sobre el brasero, en verano y en invierno, con uso (para calentar la ropa y no quemarse uno los zapatos) o sin uso (para no tener que ocupar otro sitio en la casa).

Los metía (a los topillos-ratoncillos) bajo la alambrera e intentaba darles migajas de molledo, un poco de leche, las hojas externas de lechuga que mi madre desperdiciaba,…. Hasta que, en un descuido, la gata, con sus manos, lograba levantar la alambrera y comerse uno o más de “mis” topillos-ratoncillos.

Cuando alguno se escapaba de mi jaula lo atrapaba, lo cogía por el rabo, él se retorcía y, muchas veces, me mordieron. Pero nunca pasó nada en especial

Pero lo que me gustaba de mi gata era ver cómo, a veces, le pegaba un manotazo a un topillo, no lo mataba, lo dejaba medio vivo o medio muerto y se lo ponía junto a los gatitos, que también jugaban con él. ¡Pedagogía de mi gata¡ (o mejor “gatogogía”).

¿Qué es, pues, un ratón? Pues, depende de “para quien” y en “qué tiempo”.

Para mí, de niño, eran juguetes vivos. Hoy son animales normales y corrientes.
Para mis gatitos, también eran un juguete, pero…
Para mi gata era “un plato de jamón de pata negra”, un “bocatto di cardinale”, “una delicia”, “su plato preferido”.
Para un zoólogo es….
Para un granjero es….
Para un hortelano es….
Para una mujer es….
Para un elefante es….
Para un águila, desde las alturas, es….
Pero, para una rata, un ratón es….

¿QUÉ ES UN RATÓN?

Dar UNA respuesta que satisfaga a todos es imposible.

¿PARA QUIÉN?

¡VIVA EL RELATIVISMO¡

O, esta otra cuestión.

¿EXISTÍAN LOS MICROBIOS EN EL SIGLO DE PERICLES?

¿SÍ o NO? y ¿POR QUÉ SÍ o POR QUÉ NO?

El que las cosas sean o no sean y, si son, sean así o sean “asao” depende/está en relación con quien pregunte y cuándo pregunte, si se lo pregunta.

El hombre griego nunca se  preguntó qué eran los microbios, ni el hombre medieval, ni el renacentista, ni el moderno se lo preguntaron.

¿Qué podían ser los microbios para ellos si ni siquiera existían porque nunca se hicieron tal pregunta?

Hasta que no llegó Pasteur y nos demostró que…

Los microbios, como tales seres, microbios, no existían antes de Pasteur.

No que no se muriese la gente por una infección. Y mucho que se moría, pero, para ellos no era por microbio alguno (aunque sepamos que sí que lo era).

O, esta otra cuestión.

¿EXISTE DIOS?  ¿Lo sabemos?, ¿podemos, siquiera, saberlo? y, si existiera, ¿cómo es? ¿podemos saber cómo es?

Ese Dios, de la fe, creído, ¿Era el mismo para un judío que para San Francisco de Asís?

¿Es ese Dios, creador para un griego?

¿Es Dios sólo una idea?

¿Es la humanidad?

¿Es el Señor Dios de los ejércitos?

¿Es Padre y Juez a la vez?

¿Es el relojero que puso en marcha el orden del universo?

¿Está en los cielos? ¿Qué cielos? ¿En las galaxias? ¿Más allá de las galaxias? ¿Existe un más allá de las galaxias?

¿QUÉ ES DIOS?

¿”Creador” del hombre o “creado” por el hombre?

¿Cómo era ese Dios en una cultura agrícola? ¿El mismo que en una cultura cazadora?.

¿EXISTE DIOS COMO ALGUIEN AHÍ, INDEPENDIENTE DE MÍ O ESTÁ SÓLO PRESENTE EN LA INTIMIDAD DEL QUE CREE EN ÉL?

Y, si existe,  ¿CÓMO ES?

Y ¿PARA QUIÉN?

sábado, 29 de diciembre de 2012

LA CIUDADANÍA ¿FORMACIÓN? ¿ADOCTRINAMIENTO?

 No nacemos. Nos nacen. A unos los nacen en un país democrático mientras a otros en uno no democrático, pero “nadie nace demócrata”, porque esto no es genético, sino cultural. No se hereda, se consigue serlo o no serlo. Se aprende a ser demócrata aunque muchos (países y personas) no lo consigan.
 
Primero “nos nacen”  (hombres, varones o mujeres), luego “nos hacen humanos” (tal tipo de hombres) y, sólo después, “nos hacemos personas” (cada uno).
En este proceso, desde el nacimiento hasta la muerte, los agentes son “los padres biológicos”, “la sociedad y sus instituciones” y “uno mismo, cada uno”.
 
Si “nadie nace ciudadano” sino que hay que aprender a serlo ¿por qué ¡demonios¡ una vez más, y ésta es la 7ª Ley Educativa, en nuestra joven democracia, se ha marginado, apartado, la asignatura “Educación para la ciudadanía”?
¿Es que los distintos gobiernos carecen de una “noción de Estado” y ninguno quiere que, desde niños, se aprenda a “ser ciudadanos”?
 
Los prejuicios instalados, incrustados, en las mentes de los partidos hacen que ello sea imposible.
Basta que un partido proponga algo para que ningún otro partido, en general, lo acepte, sin más. Algunos sólo con matizaciones, con retoques, siempre que “lo mío” también aparezca en dicha materia. Otros, directamente lo contrario.
Como si al levantarse, de mañana, lo primero que preguntasen fuera: ¿“qué han dicho los otros”? para preparar el discurso contrario o totalmente distinto, porque “en ella no caben otras ideas de “ciudadanía” que no sean las nuestras”.
 
Ahora mismo, mientras estoy escribiendo esto, el proyecto LOMCE, del Sr. Ministro WERT, ya la ha apartado y, en su lugar, ha puesto un sucedáneo que poco tiene que ver con “ciudadanía”, hasta el punto que los que “opten por Religión” no tienen que aprender a ser ciudadanos, y los que opten por este sucedáneo de “ciudadanía” nada tendrían que ver con la religión.
 
Como si “ser ciudadano” no fuera un valor, cotizable a la alta y no como la antigua “urbanidad” y “buenos modales”, entre ellos, obedecer, siempre, a la autoridad, porque el Jefe tiene razón.
¿Recuerdan aquello de: “Artículo 1º: el Jefe tiene razón. Artículo 2º: el Jefe siempre tiene razón. Artículo 3º: si el Jefe alguna vez se equivocase, se aplica el Artículo 1º?.
 
Como si guardar silencio en clase, pedir la palabra, memorizar algún artículo de la Constitución y….poco más fuese “ser ciudadano”.
 
Educación para la Ciudadanía, que debería ser materia fundamental y obligatoria para todos los niños-adolescentes, no sólo no ha llegado a la categoría de “maría”, sino que se la ha expulsado del currículum.
Como si el Estado tuviese sólo encomendada la función de la seguridad de nuestra vida y de nuestra hacienda (que también) y no la de enseñar, desde pequeños, a “ser demócratas”.
El Estado como el Gran Leviatán que sólo quiere súbditos sumisos que engullir y no ciudadanos críticos que exijan razones de por qué hay que obedecer esa ley.
Si ya la Filosofía, como  materia crítica, ha sido esquinada en el currículum, la Educación para la Ciudadanía ni siquiera está.
Como si “ser ciudadano” tuviese que ver, necesariamente, con el partido que gobierna y no con la múltiple y variada sociedad en la que se vive y se convive.
 
Cuando yo era un “pequeñajo”, los sábados por la tarde, que no había “escuela”, el cura nos obligaba a ir a la “doctrina” para adoctrinarnos en religión y moral católica, apostólica y romana. Y, además, pasaba lista.
¿Por qué no debe ser el Estado (y no sólo a través del Gobierno de turno), el que “forme en democracia”, desde pequeños?
Por el prejuicio instalado en la mente de los partidos de que el “concepto válido de ciudadanía”  es, sólo, el que cada uno tiene. Como si no debiera ser la Sociedad entera, a través del estado democrático que se ha dado a sí misma.
 
Una “ciudadanía de partido” deja de ser “ciudadanía”, porque ésta, estable, debe estar por encima de los partidos, pasajeros.
 
“Educación para la Ciudadanía”, como Educación, en general, debe ser una cuestión de estado, por encima y más allá de los partidos.
 
Todavía no me explico por qué los padres no la exigen como obligatoria para sus hijos. Y sí comprendo la insistencia y tozudez de la Conferencia Episcopal en que no lo sea, porque ella nunca ha sido, no lo es y, me temo que, nunca será “democrática”.
Bajo sus alas sólo caben fieles obedientes al Jefe, no críticos al mismo. No en vano uno es, nada menos que, “Vicario de Dios” y los demás de la jerarquía “representantes de Dios” en la tierra.
¿Habrá Jefe más Jefe que Dios?.
 
Para la Iglesia el buen ciudadano es el creyente que obedece las normas morales de su religión, la “única verdadera”  (lo que todas y cada una dicen).
Como si en la sociedad no cupiesen TODAS las religiones así como los agnósticos, los ateos, los indiferentes,….
¡Como si la “creencia” no fuese una “opción”  y la “ciudadanía” una “obligación”¡
 
El auténtico ciudadano será tolerante con todas las ideas y creencias y respetuosos con todas las personas, creyentes o no,
Mientras que el creyente auténtico, como buen catequista, aspira a que TODOS los demás sean igual de creyentes que él y de la misma creencia.
 
Nada más lejos de todo Dogmatismo que el ciudadano.
Nada más cerca de todo Dogmatismo (incluso Fanatismo) que el creyente.
 
La Familia es una institución social privada que desea y busca el interés de sus miembros, por eso no puede ser la mejor institución didáctica de “ciudadanía”.
Toda institución o asociación que busque intereses particulares y específicos, desde una federación deportiva de baloncesto a un club de petanca o de bailes regionales, no aspira a los intereses generales de TODOS los ciudadanos, sino a los baloncestistas, a los petanquistas, a los“bailaores”.
 
¿Habrá algo más maravilloso que “adoctrinar en democracia”?. Que no es adoctrinar en fanatismo nacionalista, ni endiosar al dictador de turno.
 
La “educación democrática” no se opone a la “educación religiosa”, pero no es ella.
TODOS debemos ser ciudadanos, demócratas. Después, sólo después, quienes quieran, pueden, además, ser creyente de una u otra religión o de ninguna.
 
Cualquiera podrá ser buen matemático o no, o un buen literato o no, pero TODOS deberían ser buenos demócratas, demócratas auténticos.
 
Como si el matrimonio heterosexual, y para toda la vida, fuera la única forma de matrimonio, la separación un fracaso y el divorcio una desgracia.
Como si la realidad social fuera eterna y no cambiante, y la verdad fuera absoluta y no relativa a los cambios sociales.
Como si los contrayentes que han firmado, libremente, un contrato de convivencia no pudieran, libremente, por mutuo acuerdo o por una de las partes, deshacerlo y firmar otro con otra persona, del mismo o distinto sexo.
Como si la sexualidad y el sexo fuera una desgracia, aptos para la mayoría, incapaces de prometer y ser célibes, vírgenes...
 
Lo que ha propuesto el Sr. Ministro WERT, en comandita (¿) con la Conferencia Episcopal, es un desaguisado de tal envergadura que omito términos descalificativos, que parecerían insultantes.
 
Una verdad, satisfactoria para una sociedad más justa, no puede estar en manos de, ni provenir de una Iglesia y sí, sólo, del Estado democrático.
 
La “solución religiosa” nunca puede ser la “solución social”.
 
Bajo el manto de la Iglesia sólo caben los creyentes. Bajo el manto del Estado no sólo cabemos TODOS, es que TODOS deberíamos estar cobijados.
 
Si Jesús había declarado: “mi reino no es de este mundo”, la Iglesia y su Vicario también desean reinar sobre éste, convirtiendo a la nación en tierra de misión, o sea que la Filosofía Política debe ser sierva de la Teología, y la democracia debe dejar paso a la teocracia.
¡Qué mal iban a tenerlo los ateos, agnósticos, indiferentes,…¡
 
La Iglesia debería apearse del pedestal que ella misma se ha construido y en el que se cree instalada y aprender “ciudadanía”, aunque, creo que, suspendería.
 
¿Qué va a decir y a proponer una Asociación Católica que cree que su religión es “la única verdadera”?.
Cuando la pregunta, previa, es: ¿qué tendrá que ver la religión con la verdad? ¡Como si no fueran igualmente válidas las demás religiones, puesto que TODAS se proponen la misma meta: la salvación de sus fieles.
 
El ciudadano respeta y considera iguales a creyentes que ateos, agnósticos, indiferentes,…. La Iglesia sólo en cuanto que son hijos de Dios.
 
¿Desde cuándo una moral privada y confesional, de una religión, debe primar sobre una moral pública y común?
¿Es que no pertenecen TODOS a la misma comunidad y sólo ALGUNOS a esa opción religiosa?
¿Por qué deben estar exentos de “ciudadanía” los creyentes?
¡Como si los Derechos Humanos, para TODOS, no primasen sobre los Derechos sólo religiosos de ALGUNOS¡
 
Comprendo (aunque, para mí, sea injustificable) que la Conferencia Episcopal sea la principal valedora contra la Educación para la Ciudadanía.
Con sus mimbres sólo pueden fabricarse esos cestos.
Pero ¿por qué tiene que claudicar el Estado (y en este caso el Gobierno) ante esta Asociación Religiosa, cuando es el Estado el que debe ser el garante de todas las religiones y partidario de ninguna?
 
Su proclamado Absolutismo de la verdad religiosa choca, de frente, con el necesario Relativismo de una sociedad cambiante, siempre en camino de una mayor y mejor “mejoría”
 
Si fuera verdad que “extra ecclesia nulla est Salus”, creo que “intra ecclesia” no hay progreso.
Si, en la Iglesia, el oficiante es el cura y todos los demás son fieles asistentes, aunque algunos puedan ser monaguillos, en la sociedad civil todos somos oficiantes, nadie es monaguillo, aunque sea el gobierno el que dirija el coro. La Iglesia, si quiere, puede asistir a la ceremonia, pero no dirigirla.
Nada que ver el Parlamento con la Conferencia Episcopal (¿está Ud., de acuerdo, Sr. Ministro?), ni el Presidente del Gobierno con el Nuncio de Su Santidad.
 
¿DE ACUERDO, SR. WERT?
PUES, APLÍQUESE EL CUENTO Y CAMBIE SU DECISIÓN.


No nacemos. Nos nacen. A unos los nacen en un país democrático mientras a otros en uno no democrático, pero “nadie nace demócrata”, porque esto no es genético, sino cultural. No se hereda, se consigue serlo o no serlo. Se aprende a ser demócrata aunque muchos (países y personas) no lo consigan.

Primero “nos nacen”  (hombres, varones o mujeres), luego “nos hacen humanos” (tal tipo de hombres) y, sólo después, “nos hacemos personas” (cada uno).

En este proceso, desde el nacimiento hasta la muerte, los agentes son “los padres biológicos”, “la sociedad y sus instituciones” y “uno mismo, cada uno”.

Si “nadie nace ciudadano” sino que hay que aprender a serlo ¿por qué ¡demonios¡ una vez más, y ésta es la 7ª Ley Educativa, en nuestra joven democracia, se ha marginado, apartado, la asignatura “Educación para la ciudadanía”?

¿Es que los distintos gobiernos carecen de una “noción de Estado” y ninguno quiere que, desde niños, se aprenda a “ser ciudadanos”?

Los prejuicios instalados, incrustados, en las mentes de los partidos hacen que ello sea imposible.

Basta que un partido proponga algo para que ningún otro partido, en general, lo acepte, sin más. Algunos sólo con matizaciones, con retoques, siempre que “lo mío” también aparezca en dicha materia. Otros, directamente lo contrario.

Como si al levantarse, de mañana, lo primero que preguntasen fuera: ¿“qué han dicho los otros”? para preparar el discurso contrario o totalmente distinto, porque “en ella no caben otras ideas de “ciudadanía” que no sean las nuestras”.

Ahora mismo, mientras estoy escribiendo esto, el proyecto LOMCE, del Sr. Ministro WERT, ya la ha apartado y, en su lugar, ha puesto un sucedáneo que poco tiene que ver con “ciudadanía”, hasta el punto que los que “opten por Religión” no tienen que aprender a ser ciudadanos, y los que opten por este sucedáneo de “ciudadanía” nada tendrían que ver con la religión.

Como si “ser ciudadano” no fuera un valor, cotizable a la alta y no como la antigua “urbanidad” y “buenos modales”, entre ellos, obedecer, siempre, a la autoridad, porque el Jefe tiene razón.

¿Recuerdan aquello de: “Artículo 1º: el Jefe tiene razón. Artículo 2º: el Jefe siempre tiene razón. Artículo 3º: si el Jefe alguna vez se equivocase, se aplica el Artículo 1º?.

Como si guardar silencio en clase, pedir la palabra, memorizar algún artículo de la Constitución y….poco más fuese “ser ciudadano”.

Educación para la Ciudadanía, que debería ser materia fundamental y obligatoria para todos los niños-adolescentes, no sólo no ha llegado a la categoría de “maría”, sino que se la ha expulsado del currículum.

Como si el Estado tuviese sólo encomendada la función de la seguridad de nuestra vida y de nuestra hacienda (que también) y no la de enseñar, desde pequeños, a “ser demócratas”.

El Estado como el Gran Leviatán que sólo quiere súbditos sumisos que engullir y no ciudadanos críticos que exijan razones de por qué hay que obedecer esa ley.

Si ya la Filosofía, como  materia crítica, ha sido esquinada en el currículum, la Educación para la Ciudadanía ni siquiera está.

Como si “ser ciudadano” tuviese que ver, necesariamente, con el partido que gobierna y no con la múltiple y variada sociedad en la que se vive y se convive.

Cuando yo era un “pequeñajo”, los sábados por la tarde, que no había “escuela”, el cura nos obligaba a ir a la “doctrina” para adoctrinarnos en religión y moral católica, apostólica y romana. Y, además, pasaba lista.

¿Por qué no debe ser el Estado (y no sólo a través del Gobierno de turno), el que “forme en democracia”, desde pequeños?

Por el prejuicio instalado en la mente de los partidos de que el “concepto válido de ciudadanía”  es, sólo, el que cada uno tiene. Como si no debiera ser la Sociedad entera, a través del estado democrático que se ha dado a sí misma.

Una “ciudadanía de partido” deja de ser “ciudadanía”, porque ésta, estable, debe estar por encima de los partidos, pasajeros.

“Educación para la Ciudadanía”, como Educación, en general, debe ser una cuestión de estado, por encima y más allá de los partidos.

Todavía no me explico por qué los padres no la exigen como obligatoria para sus hijos. Y sí comprendo la insistencia y tozudez de la Conferencia Episcopal en que no lo sea, porque ella nunca ha sido, no lo es y, me temo que, nunca será “democrática”.

Bajo sus alas sólo caben fieles obedientes al Jefe, no críticos al mismo. No en vano uno es, nada menos que, “Vicario de Dios” y los demás de la jerarquía “representantes de Dios” en la tierra.

¿Habrá Jefe más Jefe que Dios?.

Para la Iglesia el buen ciudadano es el creyente que obedece las normas morales de su religión, la “única verdadera”  (lo que todas y cada una dicen).

Como si en la sociedad no cupiesen TODAS las religiones así como los agnósticos, los ateos, los indiferentes,….

¡Como si la “creencia” no fuese una “opción”  y la “ciudadanía” una “obligación”¡

El auténtico ciudadano será tolerante con todas las ideas y creencias y respetuosos con todas las personas, creyentes o no,

Mientras que el creyente auténtico, como buen catequista, aspira a que TODOS los demás sean igual de creyentes que él y de la misma creencia.

Nada más lejos de todo Dogmatismo que el ciudadano.

Nada más cerca de todo Dogmatismo (incluso Fanatismo) que el creyente.

La Familia es una institución social privada que desea y busca el interés de sus miembros, por eso no puede ser la mejor institución didáctica de “ciudadanía”.

Toda institución o asociación que busque intereses particulares y específicos, desde una federación deportiva de baloncesto a un club de petanca o de bailes regionales, no aspira a los intereses generales de TODOS los ciudadanos, sino a los baloncestistas, a los petanquistas, a los“bailaores”.

¿Habrá algo más maravilloso que “adoctrinar en democracia”?. Que no es adoctrinar en fanatismo nacionalista, ni endiosar al dictador de turno.

La “educación democrática” no se opone a la “educación religiosa”, pero no es ella.

TODOS debemos ser ciudadanos, demócratas. Después, sólo después, quienes quieran, pueden, además, ser creyente de una u otra religión o de ninguna.

Cualquiera podrá ser buen matemático o no, o un buen literato o no, pero TODOS deberían ser buenos demócratas, demócratas auténticos.

Como si el matrimonio heterosexual, y para toda la vida, fuera la única forma de matrimonio, la separación un fracaso y el divorcio una desgracia.

Como si la realidad social fuera eterna y no cambiante, y la verdad fuera absoluta y no relativa a los cambios sociales.

Como si los contrayentes que han firmado, libremente, un contrato de convivencia no pudieran, libremente, por mutuo acuerdo o por una de las partes, deshacerlo y firmar otro con otra persona, del mismo o distinto sexo.

Como si la sexualidad y el sexo fuera una desgracia, aptos para la mayoría, incapaces de prometer y ser célibes, vírgenes...

Lo que ha propuesto el Sr. Ministro WERT, en comandita (¿) con la Conferencia Episcopal, es un desaguisado de tal envergadura que omito términos descalificativos, que parecerían insultantes.

Una verdad, satisfactoria para una sociedad más justa, no puede estar en manos de, ni provenir de una Iglesia y sí, sólo, del Estado democrático.

La “solución religiosa” nunca puede ser la “solución social”.

Bajo el manto de la Iglesia sólo caben los creyentes. Bajo el manto del Estado no sólo cabemos TODOS, es que TODOS deberíamos estar cobijados.

Si Jesús había declarado: “mi reino no es de este mundo”, la Iglesia y su Vicario también desean reinar sobre éste, convirtiendo a la nación en tierra de misión, o sea que la Filosofía Política debe ser sierva de la Teología, y la democracia debe dejar paso a la teocracia.

¡Qué mal iban a tenerlo los ateos, agnósticos, indiferentes,…¡

La Iglesia debería apearse del pedestal que ella misma se ha construido y en el que se cree instalada y aprender “ciudadanía”, aunque, creo que, suspendería.

¿Qué va a decir y a proponer una Asociación Católica que cree que su religión es “la única verdadera”?.

Cuando la pregunta, previa, es: ¿qué tendrá que ver la religión con la verdad? ¡Como si no fueran igualmente válidas las demás religiones, puesto que TODAS se proponen la misma meta: la salvación de sus fieles.

El ciudadano respeta y considera iguales a creyentes que ateos, agnósticos, indiferentes,…. La Iglesia sólo en cuanto que son hijos de Dios.

¿Desde cuándo una moral privada y confesional, de una religión, debe primar sobre una moral pública y común?

¿Es que no pertenecen TODOS a la misma comunidad y sólo ALGUNOS a esa opción religiosa?

¿Por qué deben estar exentos de “ciudadanía” los creyentes?

¡Como si los Derechos Humanos, para TODOS, no primasen sobre los Derechos sólo religiosos de ALGUNOS¡

Comprendo (aunque, para mí, sea injustificable) que la Conferencia Episcopal sea la principal valedora contra la Educación para la Ciudadanía.

Con sus mimbres sólo pueden fabricarse esos cestos.

Pero ¿por qué tiene que claudicar el Estado (y en este caso el Gobierno) ante esta Asociación Religiosa, cuando es el Estado el que debe ser el garante de todas las religiones y partidario de ninguna?

Su proclamado Absolutismo de la verdad religiosa choca, de frente, con el necesario Relativismo de una sociedad cambiante, siempre en camino de una mayor y mejor “mejoría”

Si fuera verdad que “extra ecclesia nulla est Salus”, creo que “intra ecclesia” no hay progreso.

Si, en la Iglesia, el oficiante es el cura y todos los demás son fieles asistentes, aunque algunos puedan ser monaguillos, en la sociedad civil todos somos oficiantes, nadie es monaguillo, aunque sea el gobierno el que dirija el coro. La Iglesia, si quiere, puede asistir a la ceremonia, pero no dirigirla.

Nada que ver el Parlamento con la Conferencia Episcopal (¿está Ud., de acuerdo, Sr. Ministro?), ni el Presidente del Gobierno con el Nuncio de Su Santidad.

¿DE ACUERDO, SR. WERT?

PUES, APLÍQUESE EL CUENTO Y CAMBIE SU DECISIÓN.

viernes, 28 de diciembre de 2012

¿INCULTURA Y DEMOCRACIA?


Cuando el ruido de los grillos logra acallar los argumentos de la razón ¡por mal camino vamos¡

¿A alguien le ha pillado de improviso, desprevenido, (¿no lo esperaba?) el último informe de que los alumnos españoles están casi a la cola en Ciencias, en Matemática y en comprensión de la lectura de textos?

Y, sin estos instrumentos o con instrumentos tan averiados ¿puede haber Democracia?

Tendremos una democracia formal pero no una sociedad de ciudadanos libres.

Si el Sr. Ministro Wert quiere implantar la 7ª reforma educativa, en nuestra joven democracia, es que las seis anteriores han fracasado.

¿Se puede ser libre sin el dominio de esos tres instrumentos de crítica? Entonces, ¿la democracia….?

Son carne de cañón, por su desnudez cultural y por su credulidad, fácilmente captables, con seguimiento borreguil, ante cualquier mago de la palabra, cualquier sofista, cualquier listillo de turno de guardia.

Con esas mimbres no puede sostenerse una Democracia real.

Y no es que falle la escuela, que es sólo la punta del iceberg (el 10%), sino que falla la sociedad, la vida pública (el 90%), estando a la cabeza la clase política.

No sólo es la corrupción que nos invade por doquier (que también) sino que es la incultura que nos anega el alimento diario de tantísima gente.

Si hasta el Presidente del Tribunal Supremo, si el exdirector del FMI, si el expresidentes de la Confederación de Empresarios, que deberían dar ejemplo y ser ejemplares han estado…

¿Cómo van a ir los ciudadanos corrientes y molientes que ya declaran que defraudar a pequeña escala, no pidiendo factura, para no tener que pagar el IVA es, casi, una técnica de mera supervivencia?

Si esto es lo que se respira en la calle ¿qué tipo de escuela puede haber en una sociedad así?

Escuchar hablar a los políticos en la TV, endiosando lo suyo y a los suyos (sea lo que sea) y. para ello, despellejando a los otros (digan lo que digan y hagan lo que hagan) es un síntoma de la enfermedad democrática.

Sea cual sea el color político de cualquier partido esa es la normalidad.

Cuando hasta los más ilustres tertulianos se creen que cuanto más alto griten y cuanto más tiempo ocupen más razón van a tener…. ¿qué puede esperarse?

¿Qué tendrá que ver este estilo tertuliano (de jaula de grillos) con el espíritu crítico, sosegado, meditado, argumental, manteniendo el tono de voz?

Que sea la razón argumental y no el altavoz (la voz alta) quien se defienda en buena lid.

Cuando el maestro intente educar, inculcando valores, para que, a continuación, el alumno salga a la calle y se encuentre con que en la vida pública, en la sociedad….

¿Habrá que “educar PARA la sociedad” o “CONTRA la sociedad”?, ¿PARA la realidad o para la utopía?

Si, además, nuestros estudiantes “no comprenden lo que leen” se aburrirán al leer y dejarán de hacerlo. Y si, además, “no razonan” (Matemáticas). ¿Cuál puede ser el resultado: Ciudadanos o Súbditos?

¿Cómo se resuelve un problema matemático, gritando o decidiendo qué paso debe ser el primero y, luego, el segundo… hasta llegar a la conclusión, sabiendo que puedes dar un paso equivocado y todo lo demás ya no vale?

Yo siempre fui un defensor del latín, no por añoranza, sino por su capacidad de ejercitar una gimnasia intelectual (ese “acusativo” que puede ser objeto directo de un verbo en activa, pero que, también, puede ser sujeto de un verbo en infinitivo; además del hipérbaton o alteración del orden natural o gramatical de las palabras: “para calcetines vendo de lana caballero”)

¿Y qué decir de la lectura sosegada, reposada, tranquila, disfrutada? ¿Puede ejercerse en un mundo de la comunicación instantánea, de mensajes, de twitter, de Facebook, de…. de….?

No da tiempo a pensar, se responde con lo primero que llegue a la cabeza, sin el aplazamiento, necesario, de la respuesta.

No dominamos las máquinas. Son ellas las que nos tienen tomados y somos rehenes de tanto y tan buen material didáctico, pero que no nos deja tiempo para pensar, reflexivamente.

¿Democracia sana o aluminosis humana?

Y el Sr. Ministro Wert contra la tradición humanista e ilustrada, ordenando su Reforma Educativa a que los alumnos se incorporen, pronto, al mundo del trabajo (naturalmente de segundo o tercer grado)

jueves, 27 de diciembre de 2012

A MÍ, QUE ME REGISTREN



Yo no he hecho nada (o, mejor, yo nada he hecho).

Es que ese es el problema: que no has hecho nada, cuando deberías haber hecho algo.

¿Acaso yo he producido o cooperado a producir este mal presente?.

Y si yo nada tengo que ver con ello ¿es asunto mío?. ¿Me atañe a mí?.

Por lo tanto si no soy responsable (y me considero inocente) no tengo por qué considerarme culpable y, dándole la vuelta (como a toda proposición bicondicional), si no soy culpable, entonces no soy responsable ni tengo que dar respuesta a ese daño o mal presente.

Y como nada tengo yo que ver con él, que no me salpique, pues.

Es más. Si yo ni siquiera lo quería, no era mi intención que eso ocurriese, entonces…..(Porque si, al menos, lo hubiera deseado, sería “un pecado de pensamiento” (no “de obra”) y mi conciencia se sentiría culpable de un “mal deseado”, aunque no producido.

Cuando un mal ocurre por azar, por casualidad, ¿quedo exento y libre de sus efectos, por no haberlo yo originado, ni siquiera deseado?.

Por ejemplo, un terremoto.

Es evidente que su origen nada tiene que ver conmigo,  (ni conmigo ni con nadie). Pero ¿y sus efectos catastróficos?. ¿Puedo cruzarme de brazos ante la desgracia ajena (aunque tenga la conciencia tranquila por no haber sido ni partícipe ni deseante del hecho)?

En una sociedad en la que convivo con los demás, ¿puedo considerarme sólo espectador del mal sobrevenido?.

Si asistieras, desde tu ventana, al hecho de un maltrato, de un robo, de un asesinato,…te sentirías inocente de no haberlo causado, ¿pero también de no haberlo impedido o denunciado, al momento?.

Del hecho de no sentirse culpable del mal presente ¿se sigue, también, la no necesidad de hacer el bien posterior?

¿No causar el “mal presente” lleva a  no tener que hacer  el bien consiguiente?

“Mal cometido”, “mal consentido”, “mal padecido”, “mal impedido”, “mal mitigado”,…. Aunque en distinto grado, pero todos son males.

Pero “mal” también es no hacer el bien de impedirlo, de pararlo, de mitigarlo.

Y es que tenemos grabado el prejuicio de que nuestros deberes para con los demás son sólo “deberes negativos” (“no matarás”, “no fornicarás”, “no robarás”, “no tendrás malos pensamientos”, “no desearás a la vecina del quinto”,…).

¿Y no tenemos también, “deberes positivos”, como el “deber de hacer el bien”, de cooperar en su origen y en su incremento?.

No ayudar al bien ¿no es cooperar con el mal, al menos a consentirlo y, en parte, causarlo?.

No responsables de hacer el mal (robar, atropellar a un peatón,…) ¿pero no responsables de no ayudar a remediarlo (socorrerlo, llamar a la policía, a una ambulancia,….?

¿SÓLO SOMOS RESPONSABLES DE LO QUE HACEMOS Y NO DE LO QUE NO HACEMOS?

Todos estamos de acuerdo de la responsabilidad en la causa y en la cooperación de un mal, ¿pero no hay la responsabilidad de la “omisión”, del “no hacer”?

¿No soy responsable de la muerte de una maceta, si no la cuido y la riego? ¿Y de un accidentado, si no lo socorro?

¿Y si de mi “no hacer nada” se sigue que algo malo ocurre?. ¿No somos responsables, al menos, de que el mal exista por “no haber hecho algo” que, quizá lo hubiera evitado?.

TENEMOS EL DEBER DE HACER LO DEBIDO, TANTO DE LO QUE SE HACE COMO DE LO QUE NO SE HACE (pero debería hacerse). Pecado de omisión ¿y no delito, también?

“No hacer algo” es una forma de “hacer algo”

No hacer algo debido es ya una conducta y/o una participación, por tanto, responsable.

La omisión es no hacer lo que debería haberse hecho. Pecado/delito de “no hacer”, de “omitir”.

Y si la mayoría no lo hace ¿tengo yo la obligación moral de hacerlo? Naturalmente.

¿Desde cuándo el comportamiento de la mayoría es un criterio moral ejemplar?

¿Es que no es responsable Vicente de ir donde va la gente?.

¿Y lo del mal de muchos….”?, ¿debo ser/considerarme tonto y cooperar (por no hacer) al mal de muchos?

Y el cura de mi pueblo, siguiendo el Catecismo del Padre Astete:

P.- ¿De qué maneras se comete el pecado?.

Y la chiquillería:

R.- El pecado se comete de cinco maneras: de pensamiento, de deseo, de palabra, de obra y de omisión.

Es más fácil Pecar (de cinco maneras) que Delinquir (sólo de tres): 1.- De Palabra (insultando, difamando, calumniando, desacreditando, mintiendo, deshonrando, denostando). 2.- De Obra (actuando, comportándose, procediendo, ocupándose, cooperando,….) y 3.- De Omisión (incumpliendo, excluyendo, no obrando, olvidando, callando, ignorando, silenciando, prescindiendo…)

No me pueden multar, ni juzgar, ni condenar por tener malos pensamientos contra nuestros políticos o por desear que nada bueno les ocurra, pero sí cometería pecado, según el cura de mi pueblo, y según el Padre Gaspar Astete.

martes, 25 de diciembre de 2012

¿LA RELIGIÓN EN LOS INSTITUTOS?


DE NUEVO, LA RELIGIÓN.

 

Creo, sinceramente, que no.

Gracias a Dios la Religión, en España, estaba entrando donde debería no haber salido, del interior de las personas, como su lugar natural, en la intimidad donde puede hablarse en silencio y de tú a Tú con el Dios de la fe de cada uno. Pero nuestro Ministro Wert ha vuelto a sacarla a la palestra, en detrimento de la Filosofía.

La liturgia y los actos litúrgicos, en las iglesias, han sido una apoyatura, un asa, de la fe (porque las Semanas Santas son acontecimientos más sociales, morales y estéticos que religiosos).

Gracias a Dios los dioses se han retirado a sus cuarteles de invierno, porque en la calle, en la vida ordinaria de las personas, lo que rige es lo social, lo político, lo económico, lo laboral,…

Gracias a Dios las leyes y los gobiernos se han desligado del carácter sagrado que durante tántos siglos tuvieron. Las leyes son humanas y la autoridad ya no viene de Dios, sino del pueblo, y a plazos, por un tiempo determinado.

Las religiones y sus iglesias, como orientadoras de la vida de los hombres, han dejado de ser relevantes, por lo que se sienten dolidas y practican una “cultura llorona”, cada vez menos amenazante (de ¡vosotros veréis lo que hacéis!).

A los hombres lo que les preocupa es “vivir”, como fin, “vivir bien”, “vivir felices”  y no “vivir para”, vivir como medio.

La vida ha dejado de ser “tránsito”, “posada pasajera” para convertirse en “morada permanente, mientras dure”.

Leyendo el artículo “¿Tiene algún futuro la religión”, de un filósofo al que sigo y admiro, García Moriyón” le atribuye, creo que falsamente a François Mauriac la frase-sentencia: “el siglo XXI será religioso o no será en absoluto”.

Yo, siempre, se la había atribuido a André Malraux y que, aunque es verdad que no aparece escrita en texto alguno, un periodista argentino asegura que la pronunció, ante él, en una entrevista, en 1.963, cuando A. Malraux era Ministro de Cultura, en Francia.

Creo que el siglo XXI no es religioso y si “deja de ser en absoluto” no será por el abandono de la religión sino por la inconsciente o consciente maldad humana, en una época tan tecnológica y con tántas armas de destrucción masiva.

Que nuestro Ministro de Educación, Sr. Wert, haya abdicado de su condición de Ministro de un gobierno democrático, en un Estado Aconfesional, y que, tras reunirse, medio en secreto, con la Conferencia Episcopal y Asociaciones afines, haya optado, apostado, por implantar en los Centros de Enseñanza, la Religión (Fe) en detrimento de la Filosofía (Razón) me parece un desaguisado y dice mucho y mal del Sr. Ministro.

Y cuando digo “Religión” digo “Religión Católica” en nuestra España y “Religión Cristiana” en el mundo Occidental (nada que ver con el auge, creciente, del Islamismo, que está logrando en los nuevos países, más o menos democráticos, introducir el Corán y su moral islámica en el núcleo duro de sus Constituciones).

Y lo que es cierto es que la ola migratoria de países islámicos, hacia Europa en particular, y hacia Occidente, en general, trae consigo, de acompañantes, su religión y su moral.

No creo que se refiriese a esta ola religiosa islámica la sentencia de A. Malraux.

La Ética y la Moral Cívica, que deben regir el comportamiento social de las personas, están desligadas de la Moral Religiosa  Cristiana (no así de la Religión y Moral Islámica).

Pero si Dios y las Religiones, en Occidente, ya no están ni en el principio ni en la base de la civilización y de la cultura  ¿estarán al final, como algunos creen?

Estuvieron en el principio y fueron la base de la sociedad cuando campaba a sus anchas la impotencia humana ante fenómenos naturales adversos y la dependencia consiguiente de dioses ligados a tales fenómenos. Se les solicitaba a los dioses, poderosos y dominadores de la naturaleza, lo que estaba lejos del poder de los hombres.

¿Volverá, otra vez, esa “impotencia” y, por lo tanto la “dependencia” para un nuevo resurgimiento de lo Religioso-Místico?

Se entiende, se comprende, la presencia religiosa en las “sociedades sin estado”, pero ¿en las “sociedades con estado”?

¿Es esta nueva sumisión a los Estados, Leviatanes,  el sucedáneo, el relevo, de la antigua sumisión a los dioses? ¿Hemos “laicizado” a Dios?

¿Corre peligro el proceso de secularización tal como está instalado en el mundo occidental, actual, y, por lo tanto, un renacer de las religiones?

Primeramente deberíamos ponernos de acuerdo si llamar “religiones” o no a tan gran supermercado de ofertas de religiosidad, a tanto humo proveniente de telepredicadores, de médiums, de santones, de magos, de brujos,… que, cuando están en trance, dicen estar en comunicación con los dioses, con los espíritus, con los muertos, con el más allá…

Porque todas estas religiosidades heterodoxas, sacacuartos de ingenuos y crédulos, están, tristemente y por desgracia, en auge creciente, metiéndosenos en nuestros hogares.

Igual,  tristemente y por desgracia, sigue en auge el islamismo, con grupos fanáticos terribles y temibles que, al grito de “Alá lo quiere” son capaces, en el más acá, de atentar contra lo que sea con la convicción de su posterior encuentro en el más allá con no sé cuantas huríes vírgenes.

La ciencia, la economía, los negocios, el trabajo,…. la vida diaria no está transida de religión.

La moral cristiana/católica apenas se practica, a no ser por reducidos grupos ultras (tipo Opus, Legionarios, Kikos,…) ¿y la practica religiosa?, no hay más que entrar en una iglesia o catedral y comprobar el motivo de su presencia en ellas ¿religión o arte?

La tolerancia, hoy tan proclamada y exigida ¿procede del ámbito religioso o del secular o laico?

A pesar de los defensores de que la secularización vino propiciada por las religiones, yo opino que surge contra ellas, para escapar de sus cadenas, para arreglárselas, en esta vida, sin ellas, autoorientándose  como Dios les dé a entender más que como el Dios de la Religión, secuestrado por las iglesias.

Un científico, como científico, debe actuar sin tener presente a Dios, debe practicar una metodología atea, como si Dios no existiera (otra cosa es en cuanto persona, en su vida privada, familiar...).

Otra cosa es el ateísmo ontológico o metafísico, que es una postura, una toma de posición, no por haber demostrado que Dios no exista (nunca puede demostrarse una proposición negativa, el que tiene que probar es el que afirma).

¿Habrá mayor impostura que la del Papa Pío IX, proclamando, en 1.864, la infalibilidad del Papa, condenando el modernismo, el liberalismo, la libertad de pensamiento, la ciencia, la separación Iglesia-Estado, además de publicar el “Syllabus errorum” (Historia de los errores…).

“La razón autónoma y la creencia religiosa son incompatibles” – es la tesis central de Dawkins.

Cuando la autonomía de la política parecía ya definitivamente asentada, llega nuestro Ministro Wert y pospone la Razón (Filosofía) a la Fe (Religión) en el ámbito escolar.

Si, como afirman algunos, fue la iglesia cristiana la que propició la aparición de la democracia ¡qué poco ha aprendido para practicarla puertas adentro¡

Cuando ya hasta el ejército ha levantado la valla y permitido la entrada de la mujer, la iglesia ha echado el cerrojo, por dentro.

Los bienes del más acá, del aquí, del ahora,…. las nuevas categorías de la vida moderna priman sobre la oferta clásica religiosa, del más allá, del allí, y del luego (post-, trans-).

jueves, 20 de diciembre de 2012

EL CUARTO REY MAGO


EL CUARTO REY MAGO.
(El Rey que no llegó a tiempo)


(En blogdetomasmorales, el 7 de Enero de 2.010, colgué un post/entrada/artículo, con el título de Los Reyes Magos).

 
Pero hoy quiero escribir sobre el 4º Rey Mago, el Rey que no llegó a tiempo.

Se llamaba Artaba o Artabán.

Cuentan que Artabán (voy a llamarlo así), tenía 40 años, era discípulo de Zoroastro, estudioso de las estrellas y era rey de Ecbatana, la ciudad entre montañas, (en la Persia de hace uno años, hoy Irán), la ciudad de las 7 murallas, del reino de los Medos, el “Reino del sol”.

Habían quedado en reunirse los 4 Reyes Magos, en Borsippa, ciudad mesopotámica, donde se encontraba el Zigurat de los 7 pisos.

Irían los 4 Reyes, juntos, a adorar al Rey de Reyes, porque habían visto aparecer una estrella muy brillante en el cielo, y según sus libros astrológicos…… (El Papa acaba de afirmar que era una “supernova” ¡qué raro¡)

(¿Era Melchor rey de Etiopía, Gaspar rey de Persia y Baltasar rey de Babilonia?)

Cada Rey le llevaba un regalo: oro, incienso y mirra.

El regalo de Artabán, para el Niño, eran “un saco de piedras preciosas” (aunque las más apreciadas eran un Zafiro, un Rubí, una Perla Negra y un Diamante, pero había muchas más).

Pero, antes de llegar al punto de encuentro, Artabán se encontró con un anciano, al que habían robado y dado una paliza, enfermo, hambriento, pobre, cercano a la muerte y que, además, padecía la fiebre amarilla (y recordó que era la enfermedad que había sufrido y de la que había muerto su padre)

Al bueno de Artabán le invadió, sobre manera, el recuerdo de su padre. Y se le presentó el dilema: ¿sigo al encuentro con los otros tres Reyes o me quedo con el anciano? Se quedó con el anciano. Se acercó a una fuente y, de su mismo vaso, le dio de beber agua al anciano. No lo abandonó. Se quedó a su lado hasta que  pasó por allí un caminante, al que Artabán le ofreció el Zafiro y su caballo, con la condición de que lo llevase a la ciudad más cercana, para que lo curase el médico.

Tuvo que volver a Ecbatana para comprar un nuevo caballo, la yegua Vazda, y cargar, de nuevo, con más provisiones para el camino (pan, vino,…. y un líquido medicinal que, mezclado con el agua….curaba todas las enfermedades)

Cuando reemprendió la marcha, camino de Borsippa, lugar de encuentro, se encontró con una nota: “hemos estado esperando. No podemos demorarnos más, y, como no venías, hemos partido al encuentro del Rey de Reyes, Síguenos a través del desierto y en Belén nos veremos”.

Puso rumbo a Belén, pero, por el camino, iba encontrando gente necesitada, que le solicitaban ayuda, desde comida y medicinas a ropa. Metía la mano en su saca y les daba algunas piedras preciosas para que compraran los remedios. Cuando más sufrió, y más le entretuvo, fue cuando, al borde del camino, se encontró a un niño llorando, junto a su madre muerta y llena de sangre. Cogió al niño y, montándolo en el caballo, se dirigió al pueblo más cercano. Hasta que encontró a una familia que se comprometió a cuidar del niño, a cambio de alguna de sus piedras preciosas. Llegó a Belén casi con quince días de retraso. Preguntó por los tres reyes. Le dijeron que habían estado allí pero que, como  Herodes, celoso de que ese futuro rey le quitase el trono, había ordenado la matanza de todos los niños, y que  Jesús, María y José habían huido a Egipto y que los Reyes habían vuelto a sus reinos por otros caminos.

Veía a los soldados romanos con las espadas ensangrentadas y a madres sollozando sin consuelo con los cadáveres de sus hijos, ensangrentados y muertos.

Entró en una casa vacía, para descansar y oyó el lloro de un niño. La madre, viuda y asustada, le imploraba clemencia.

Se sentó a la puerta justo cuando un soldado pensaba entrar, buscando niños, para matar.

Le cerró el paso. Y, metiendo la mano en su saca, puso en su mano el brillante Rubí, diciéndole: “estaba esperando a que llegara el primer soldado para entregarle esta piedra preciosa, a condición de no entrar en esta casa, estoy sólo y no deseo que nadie me moleste”.

Así ocurrió, no sin antes pedir perdón a Dios por haber mentido, aunque fuera para salvar la vida de un niño.

Puso en manos de la mujer otras piedras preciosas, para su alimento y el del niño, y partió, camino de Egipto, siguiendo las huellas de la Sagrada Familia..

(Según una versión, el soldado lo denunció y fue encarcelado, por oponerse a las órdenes de Herodes y haber chantajeado a uno de sus servidores. Y en la cárcel permaneció hasta el año 33, en que recobró la libertad y salió a la calle, era el tiempo de la Pascua).

Según otra versión, a Egipto se dirigió Artabán. Pero a cada momento tropezaba con personas enfermas y necesitadas, y se quedaba con ellos, hasta que se recuperaban y les solucionaba el problema. Así una y otra vez.

En Egipto se encontró con descendientes de los hebreos que habían estado esclavizados por el Faraón, desde los tiempos de Moisés.

Cerca de las pirámides unos rabinos hebreos le comunicaron que, según la profecía de las Escrituras, debía nacer en Belén, tierra de Judá, y que no lo encontraría en palacios ni en casa de lujo, sino entre los humildes y los pobres, entre los oprimidos  y los que sufren.

Le contaron la historia de sus antepasados, con Moisés y el paso del Mar Rojo, camino de la tierra prometida.

Según sus noticias, Jesús; María y José habían regresado a Judea, a Jerusalén.

Cruzando el desierto del Sinaí encontró y encontró personas  y más personas, necesitadas, hambrientas, famélicas, enfermas,….por una peste que había acabado con sus ganados, o con la pertinaz sequía, que había acabado con sus cosechas y con sus animales. Y, el bueno de Artabán, con ellas se quedaba hasta que recuperaban la salud y la forma de vida.

Y él seguía gastando y gastando piedras preciosas.

A las afueras de Jerusalén, unos leprosos, camino de su lazareto y tocando la campanilla, para que no se acercara, le imploraron, desde lejos, una ayuda, por caridad...

Se acercó a ellos, metió la mano en su saco y comprobó que sólo le quedaban dos piedras preciosas, el Diamante y la Perla Negra.

Les dio el diamante

Cuando, por fin, llegó a Jerusalén, era la Pascua y no sabía cuántos años habían trascurrido desde que salió de Ecbatana, (pero eran 33), contempló el alboroto de la multitud. Jerusalén era un hervidero de gente. Preguntó y preguntó. Le dijeron que se encaminaban, apresurados, al Gólgota, porque, allí arriba, iban a crucificar a uno que se decía mesías y rey de los judíos y a dos ladrones, y no querían perderse el espectáculo.

¿Sería Ése el Jesús, al que él estaba buscando?

Subiendo la cuesta del Monte Calvario contempló la escena de una joven que era desahuciada y expulsada de su casa y ella iba a ser subastada y vendida como esclava para poder hacer frente a las deudas contraídas por su padre.

Se emocionó, de nuevo, ante el espectáculo.

Entró en negociación con los subastadores y logró que la dejaran libre y con la casa, a cambio de la Perla Negra, que pensaba entregársela a Jesús allá arriba, en el Calvario.

Triste, y ya sin regalos que ofrecer a Jesús, se sentó a la puerta de una vieja casa que, de repente, por un movimiento sísmico (el temblor de tierra cuando Jesús expiró en la cruz), se vino abajo y una piedra le golpeó la cabeza.

Quedó muy conmocionado y pidió perdón a Dios por no haber podido llegar a tiempo a ofrecerle su don.

Fue entonces cuando oyó una voz que le dijo: “Tuve hambre y me disteis de comer. Tuve sed y me disteis de beber, enfermo estuve y me ……esclavo fui y me ….”.

-¿Y cuándo hice yo todo eso, Señor? –respondió.

.-Todo lo que hicisteis por los demás, a Mí me lo hiciste. En verdad, en verdad, te digo, que hoy estarás conmigo en el cielo”

(¡No me digáis que no es bonita la historia del 4º Rey Mago¡)


P.D.1.- En realidad la historia del 4º Rey Mago no es ni historia ni tradición, sino un Cuento de Navidad y Artabán, el protagonista, es el nombre de un personaje ficticio que, en 1.896, Henry Van Dyke, un teólogo presbiteriano estadounidense, con intención moralizante, quería que sus feligreses fueran conscientes de que “obras son amores”.

Y lo que habéis leído no es sino una recreación propia, ampliada, sobre ese Cuento de Navidad.

P.D.2.- Mi amigo Paco Oses, con su optimismo antropológico, ve Artabanes por todas partes, creyentes y no creyentes, humanitarios.

P.D.3.- Quien esto escribe ha visto modernos Artabanes encarnados en los Ángeles de la Noche, a la espalda de Santo Domingo, repartiendo comidas a colas enormes de personas hambrientas y necesitadas.

P.D.4.- Muchos españoles, más prosaicos y sensuales, han denominado al 4º Rey Mago, Maximiliano, el Rey del Jabugo.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

LA FELICIDAD DESESPERADAMENTE


 
Es el título de una de las obras de André Comte-Sponville, filósofo francés que, no sé si sabiéndolo o sin saberlo, practica a la perfección el lema de nuestro Ortega: “La claridad es la cortesía del filósofo”.

Hace unos días estuvo en España, presentando su nuevo libro, titulado “Ni el sexo ni la muerte. Tres ensayos sobre el amor y la sexualidad”.

Una de las frases que pone en su boca el entrevistador, Juan Cruz, es: “Uno estudia Filosofía porque no es feliz”.

Lo que me lleva a pensar cosas como: “si la infelicidad es causa de la Filosofía, ¿será la filosofía la causa de la felicidad?

El diálogo de Sócrates con su alumno:

.- Maestro, y SABER ¿para qué?

.- Para OBRAR bien.

.- Y obrar bien, ¿para qué?

.- Para SER FELIZ.

Ahí está, resumida en esas tres palabras en mayúsculas, toda la filosofía de Sócrates. Sólo SABIENDO puede OBRARSE bien y así SER FELIZ.

Se podría, pues, concluir que “sólo el sabio es feliz”.

La Felicidad, pues, no es tanto una meta a conseguir, al final del camino, como el camino por el que se es feliz transitando.

El camino no tiene fin. Hay que ser feliz caminando y mientras se camina. Es como pasear.

La vida es/debe ser un paseo. Y puede pasearse por muchos lugares. Y no todos los lugares les gustan a todos los paseantes. Pero a todos les gusta pasear, vivir y, si puede ser, “vivir bien”.

Dice el autor que “en su infelicidad de niño descubrió la Filosofía” y ésta  le fue mostrando que “otra vida era posible”.

El bienestar vital, la felicidad, es algo por lo que hay que luchar para buscarla (si no se convive con ella) y para mantenerse en ella y no perderla (si ya se está en ella).

La vida, por buena que sea, nunca se corresponde con las ilusiones que uno ha puesto en ella. Y si la vida y las ilusiones no se corresponden habrá que renunciar a las ilusiones, ficticias, no a la vida, real. Liberarse de las vanas ilusiones es, ya, apostar por una vida verdadera. Nunca la ficción podrá proporcionar una felicidad verdadera (aunque sí algo de una ficticia felicidad, pero que, a la larga….).

Filo-Sofía es “amor a la verdad”. Y la verdad no sólo nos hará libres sino que, sólo en ella, también seremos felices.

Felicidad ya la notamos cuando “sabemos, entendemos” algo. El “placer de saber”, “es saber como felicidad”.

“Quien estudia Matemáticas busca una verdad matemática, pero no cuenta con las matemáticas para ser feliz” - dice el filósofo.

La felicidad tiene que estar en la búsqueda, en el camino, en la investigación y mientras se investiga. El encuentro con la verdad será un incentivo, un premio para seguir buscando, investigando.

La felicidad es un estado que va manifestándose en el camino. El placer de caminar. El placer de vivir, no sólo de estar vivo.

VERDAD – FELICIDAD – VIDA.

Lo de la “vida eterna” es un invento, una ficción humana. Lo real es la vida temporal, la que tuvo un comienzo y tendrá un final.

Esa ficción sirve, bien para continuar la felicidad presente más allá de esta vida, bien para (por lo general) para desear que la otra vida sea lo contrario de cómo ha sido esta vida.

Como si la desgracia, el dolor, el sufrimiento,…en esta vida fuera un mérito para que en la otra vida (de la que nadie “sabe” nada) todo fuera/tuviera que ser al revés.

Lo he dicho y lo he repetido por activa y por pasiva (y hasta por perifrástica activa y pasiva), “el dolor todo lo vuelve sospechoso”, como si el masoquismo fuera un bonobús, obligatorio, para la ficticia felicidad eterna.

Reconocer la temporalidad, la limitación, es apostar por la realidad. Creer en la vida eterna es un escape a la ficción. Creer en ella (como real) supone, previamente, crearla (en la imaginación).

De lo que estoy seguro es que el día que yo no esté todo habrá terminado para mí.

¿Y la muerte? “Mors certa, incerta hora” –dice el adagio clásico. Pero nunca puede ni debe ser deseada. El “muero porque no muero” es una impostura. Y cuando llegue (que llegará) llega. Y sanseacabó.

Aunque, mientras se está vivo, hay que hacer hasta lo imposible para que la muerte no se salga con la suya, pero si se sale……”nunca será bien-venida sino mal-llegada”.

Cumplir años siempre es dar un paso, un acercamiento, a la muerte, no porque se desee sino porque es una ley natural.

La mecánica que falla es la del coche que corre, y cuanto mas acelerado va y cuando durante más tiempo corra, más cerca está la avería mecánica.

Eso es, para mí, la muerte: “un fallo mecánico corporal que provoca la parálisis de las funciones vitales”.

Afirma Comte-Sponville (citando a otro autor) que “la muerte es el único examen que no suspende nadie”. A lo que habría que añadir que, aunque uno no quiera, te obligan a examinarte, sabiendo que vas a suspender.

La pasión es un obstáculo a la felicidad. La pasión ciega al apasionado. Siempre en un peligro. En primer lugar porque te uni-direcciona (sólo se puede estar apasionado por una cosa), en segundo lugar porque te estresa, por la intensidad, y, en tercer lugar, porque te impide observar el paisaje en el que hay, con seguridad, otros caminos transitables, más quedos, más placenteros.

“Enamorarse” es una pasión que te empuja y te lleva, “amar” es un estado” en el que estar, reposadamente.

Si el amor es un paseo a caballo, el enamoramiento es la carrera loca en un caballo desbocado.

El amor está presente en la cotidianeidad feliz, el enamoramiento es un fogonazo sentimental.

El besuqueo de dos adolescentes en el banco público del parque o en el coche aparcado en el estacionamiento, es un enamoramiento.

El amor es otra cosa.

El amor es….”eso que tú estás pensando, amigo”