lunes, 10 de diciembre de 2012

AHORA QUE VIVIMOS EN DEMOCRACIA….


¿Qué pasa desde que vivimos en democracia?, ¿Que podemos hacer los que nos dé la “real” gana, porque cada uno es rey de sí mismo?

Sí. Podrás pensar lo que quieras. Pero eso también podíamos hacerlo antes.

Desde que vivimos en democracia existe y la Constitución lo proclama: “libertad de pensamiento”. Pero ¿de qué clase de pensamiento?, ¿del interior-interno-implícito o del exterior o explícito?

Puedo yo pensar lo que quiera (como siempre) pero muchos de esos pensamientos no los podrá decir en público.

Yo puedo pensar que los negros son….y las mujeres son…..y los gitanos son….

Tú puedes pensar lo que quieras, ese es tu problema, pero podrías tener muchos más problemas, legales y penales, si expresas pensamientos lesivos contra esos u otros colectivos.

La democracia ha venido, precisamente, a acotar, a poner límites, lindes al pensamiento expreso.

En cualquier tiempo y lugar, cualquier persona podía pensar lo que le diera la gana. ¿Quién iba a prohibir pensar? ¿Cómo y quién iba a poner cortocircuitos neuronales para evitar “pensar malos pensamientos”?

A mí Franco nunca me prohibió pensar. Ya me encargaba, luego, yo (por supervivencia) no expresar ciertos pensamientos sobre la Jerarquía Eclesiástica, sobre la Dictadura, sobre los Principios Fundamentales del Pensamiento, sobre el Fuero de los españoles, sobre el Marxismo, sobre Nietzsche,….

(A mi compañero de docencia, y amigo, Rafael, de izquierdas, allá en Córdoba, le levantaron un expediente y lo retiraron de la enseñanza por explicar el Marxismo que, (¡cosa curiosa¡) venía en el programa. Pero es que había que denostarlo, no explicarlo, y, menos, defenderlo y alabarlo.

El Marxismo era malo (ateo, materialista, comunista,….) por lo tanto, había que resaltar “lo malo” de él para que los alumnos, ya desde la adolescencia, fueran acostumbrándose a rechazarlo.

Como si el Marxismo pudiera ser explicado y comprendido sin tener en cuenta el contexto socio-político-económico en que surgió. Porque cuando se explica así (que es como debe explicarse) no sólo tiene sentido y está justificado, sino que fue la mejor respuesta que, en esas circunstancias, puedo darse.

Si el Manifiesto Comunista es del 1.848, hubo que esperar a 1.892 a que la Iglesia, con León XIII dijera algo contra la explotación y la injusticia.

Yo tuve, en el Instituto, a dos compañeras, de Francés, que fueron madres sin estar casadas.

Una, catedrática, el curso siguiente, aterrizó, por traslado obligatorio, en Lanzarote. La otra, agregada o adjunta, apareció en un pueblo del Pirineo leridano.

Uno no era libre para expresar lo que quería, las otras no eran libres para hacer lo que les diera la gana, como ser madres.

Hoy no serían problemas.

Como decía Churchill: “la democracia es la peor forma de gobierno, exceptuadas todas las demás”

No creo que sea el mejor de los regímenes políticos, a no ser que eso lo entendamos como el menos malo actual, pero que podía haberlos mejores.

La democracia, no como en realidad las distintas naciones la han o están poniendo en práctica, sino como ideal que proclama metas, objetivos, insuperables.

Pero, como dice el refrán, “una cosa es predicar y otra dar trigo”.

Teóricamente, la democracia es el régimen político insuperable, pero todos sabemos que la democracia en Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, España,… tiene puntos en común, pero tienen más diferencias.

Si antes era el Dictador el que marcaba el terreno pisable y el no pisable, ahora es el pueblo el que, en la Constitución, aprobada en 1.978, ha marcado el terreno.

“El que manda” y “lo mandado”,

Pero la democracia no es un “todo” dado de una vez por todas, sino siempre en proceso.

La cosa no es: o hay o no hay democracia, o todo o nada.

NO.
 
Entre el 0 absoluto del NO y el 100 del SÍ absoluto hay una enorme escalera de progresión o de regresión.

La democracia no es algo que se adquiere y ya está. “Nos acostamos ”súbditos”  y nos levantamos “ciudadanos”.

NO.

La democracia, siempre, es manifiestamente mejorable, y podrá ser más progresiva o más regresiva, puede estar en el escalón 80 o en el 50.

La democracia, pues, más que un régimen político del Sí o del No, es un ideal político y, como todos sabemos, el ideal siempre es inalcanzable porque, siempre, se encuentra un poco más allá de donde hemos llegado.

El ideal, además de como meta a la que llegar o como fin a conquistar, es un imán que atrae a seguir acercándose, un imán que provoca un impulso en los ciudadanos.

Ninguna democracia real ha coincidido, coincide o coincidirá con “la democracia ideal”.

Siempre es posible mayores dosis, más y mejor igualdad, libertad, tolerancia, participación ciudadana….

Establecer la “democracia” es una tarea inalcanzable, pero tarea de mejora progresiva.

Dice el refrán que “hasta el mejor escribano echa un borrón”.

Pues, igualmente la democracia. En cualquier democracia instalada siempre habrá borrones, aunque más o menos borrables.

Y no miremos la democracia de la O.N.U., por ejemplo (porque la democracia se queda con el culo al aire)

En nuestra democracia occidental ningún gobierno tiene las manos libres. Siempre hay fuerzas que impulsan o parapetos que frenan, bien sea el poder ubicuo económico, bien sea la Iglesia.

En el mismo Parlamento. ¿Se parlamenta con razones o se negocia con los otros para hacer un paripé de razonamiento, camuflado bajo el término “consenso”?.

Miro a España y observo, cada legislatura, los partidos nacionalistas poniendo la bolsa ante el partido gobernante y, si cae, si entra lo solicitado o no, habrá un sí o un no como respuesta. Y esto es a lo que llamamos “democracia”.

Y como a ellos los ha elegido su terruño, es su terruño lo único que les importa, el resto de la tierra, más allá de su pedazo, se las trae al pairo. Así que año tras año repiten la operación.

Miro a mi España, democrática y ¿qué es lo que observo en todas y cada una de las elecciones? Unas listas cerradas y que, quienes aparecen en los primeros puestos de salida, con seguridad o muy alta probabilidad de ganar, no son los más capacitados, sino los más obedientes y chaqueteros.

Y veo que la ley electoral beneficia claramente a los dos partidos mayoritarios, y veo cómo un “partidito autonómico” puede obtener más representación que el tercer partido nacional.

Miro a mi España, democrática, y veo cómo Rajoy indulta a ladrones de cuello blanco y a torturadores catalanes, y me pregunto si los indultos no eran de tiempos de los monarcas absolutos y una medida de gracia puesto que ellos legislaban, gobernaban y juzgaban.

¿Que está en la ley el indultar y es, por lo tanto, legal? Pues que la abolan (?). Si existe, no debería existir.

¿Igualdad de todos los españoles ante la ley? ¿De verdad?

Dice el Partido Gobernante que, para ahorrar, este año no habrá “paga extraordinaria de Navidad” para los funcionarios. Pero !mira tú por dónde ¡ en la Extremadura del P.P. y el País Vasco, en los últimos estertores y antes de hacer las maletas el Partido Socialista, sí las van a cobrar.

¿No es eso anticonstitucional al no ser iguales todos los españoles? ¿Eso no es una discriminación por causa de residencia?

¿Y qué decir de la manipulación de la opinión pública?

Dime qué prensa lees, que emisora escuchas, que cadena de TV ves y te diré cómo piensas políticamente.

Toda democracia real (y más la nuestra) es deficitaria, respecto a la democracia ideal.

Pero todo esto, que es verdad, es preferible a un régimen teocrático o étnico, incompatibles con la democracia.

Uno nace “ciudadano” en un régimen democrático, pero no se nace “demócrata”, ésta es una conquista, no una herencia.

Para ser “demócrata” hay que oponerse a nuestros propios intereses y mirar y ver más allá de sí mismo, más allá de la familia, más allá del terruño,… y luchar por imponer el Bien Común.

Ser demócrata no se contagia, uno consigue hacerse y ser demócrata.

Tampoco nadie es “demócrata” por instinto. No existe el gen democrático. Por instinto el hombre siempre es “egoísta” y “egocéntrico”. Será la cultura la que marque los caminos por los que transitar, porque si por uno fuera….

Lo “democrático” es “antinatural”, porque lo “natural” es que el fuerte domine al débil y que la que reine sea la desigualdad.

La “democracia” es un régimen “artificial” creado por el hombre para frenar a los fuertes y defender a los débiles.

Aunque, según el sofista, a los fuertes es a los que más les interesa la democracia porque es la manera más práctica de defenderse del peligro de que muchos débiles, juntos, puedan más que él y acaben con su vida.

El fuerte tiene más peligro de perecer en una dictadura, en la que todos los súbditos estarán contra él y la esclavitud impuesta, que en una democracia, que defenderá sus derechos frente a la tiranía de los muchos.

El Estado, con el monopolio de la fuerza, es mejor garante de su vida que él con su propia fuerza. Aunque sólo sea por aquello de que “muchos pocos hacen mucho”.

Es tarea del ciudadano madurar, constantemente, su “democraticidad” (¿palabro?).

Si la democracia ideal es algo angelical, en las democracias reales siempre andarán sueltos diablillos.

Eso sí, los jefes autonómicos, con esa miopía propia de intereses espurios, “aman” tánto su terruño que uno no sabe si son ingenuos adanes o redomados diablos.

¿Qué importa la Geografía y la Historia de España cuando, aquí, sabemos lo que nos pasó en la guerra civil y durante el franquismo y el arroyo que cruza nuestro término municipal, más importante que el Ebro?

Como si el Duero naciera y desembocara en Toro (Zamora), aunque esté tan lejos del mar.

Pero ¡tranquilos¡ llegarán los psicopedagogos del turno de guardia para imponer la gastronomía propia y el propio folklore y proclamarlo “patrimonio inmaterial de la humanidad”

¡Somos los mejores¡ ¡Somos únicos¡ Y que no nos toquen la lengua porque “quieren acabar con nuestra identidad de pueblo”

¿Habrá mayor tontería?

¿Esto es la “democracia”?

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