jueves, 8 de octubre de 2015

FE Y RAZÓN (1)



Confieso que soy agnóstico, que no soy fiel ni seguidor de religión alguna, que tengo muchos amigos creyentes, otros no creyentes y algunos crédulos (los respeto a todos por igual porque son iguales en cuanto personas), admiro a Jesús de Nazaret, al histórico, no al que han vestido de Dios y lo denominaron y denominan el Cristo, me seduce el cristianismo primitivo, el recién salido del horno de los primeros cristianos, aquellos de los que los romanos llegaron a decir: “hay que ver como se aman”, y no soporto a la jerarquía eclesiástica con su complejo de superioridad, la voz de su amo, su consideración de pastores como si sus fieles fueran ovejas necesitadas de prados y abrevaderos.

Tengo en alta consideración al “cristianismo vivido” tal como lo hacen los que se parten el alma en el tercer mundo, sin esperar nada a cambio, por el placer de imitar a Jesús de Nazaret.

Me considero hombre aristotélico, más racional que inteligente, crítico obsesivo y que meto el bisturí de la razón en todo lo que se menea por el afán irresistible de “querer ver claro, de iluminar lo obscuro” para poder decidir, con criterio, críticamente, si aceptarlo y loarlo o si rechazarlo y vituperarlo.
Mi moral es racional, laica, pues, sin colorido religioso alguno, lo que si no es digna de alabanza tampoco es merecedora de desprecio. Es un hecho, no un valor, aunque, para mí sea un “hecho valioso”.

Soy ajeno a la “papolatría” de turno y a los jerifaltes de la jerarquía, más amigos de la coacción y de la imposición que de la tolerancia, se me hacen, si no odiosos, sí incómodos.
La sumisión que exigen a sus seguidores no va con mi forma de ser.

Si como ciudadano no obedezco, por placer, las leyes sino que, simplemente, las cumplo y las acato, en el terreno moral la única autoridad a la que obedezco es a “mi conciencia”, aunque, siendo recta, sea errónea.

Si la fe debe ser racional, para ser auténticamente fe, la credulidad, infantiloide, hace tambalear mis cimientos.

Nada humano me es ajeno, como tampoco lo es lo divino. Con mi razón como lanza tengo licencia para tocarlo todo.
La “teología” misma ¿si no se hace desde y con la razón, desde dónde y con qué se hace?
Todo seglar puede y debe hacer teología si así lo desea y lo cree conveniente.
¿Desde cuándo es un coto privado de los teólogos oficiales?

No es posible que alguien crea lo que la razón condena. Lo irracional nunca puede ser objeto de fe.
No puede haber triángulos cuadrados ni en el cielo, ni aunque lo revelase un dios.

El gran pecado del hombre no es desobedecer a Dios (y, por extensión, a la Iglesia y sus vicarios) sino desobedecer a su conciencia, llevarle la contraria, obrar contra ella.

Nadie, pues, siendo creyente, está obligado ni a creer ni a obedecer todo lo que digan los jerarcas eclesiásticos, desde el papa hasta el último cura de barrio.

He dicho y repetido que soy un “crítico”, que quiero ver claro para optar racionalmente.

Veamos, pensemos, en la Historia.

La “crítica” hizo a Europa.

La Edad moderna no es sino el avance de la crítica en todos los campos, “en todo lo que se menea”.
Primero fue en unos campos y luego en otros.

Y la religión fue de los últimos. Aunque más que a la religión fue una crítica a la Iglesia como jerarquía, como poder, con su Teología oficial, tomista, aunque Santo Tomás fuera un medieval y no hubieran pasado, ya, varios siglos.

Se produjo el cambio de paradigma en Astronomía, en Física, en Geografía, en Tecnología, en Historia, en Geología,… La Crítica iba invadiéndolo todo y, ante la nueva iluminación, iba superando lo antiguo.

Si el hombre hizo, creó, la técnica, superando el trabajo manual, la técnica hizo técnico al hombre.

Ahora le tocaba a la Iglesia, a su Jerarquía, a su Teología, a su “palabra de Dios”.

Al crearse un nuevo mundo se creó, también, un hombre nuevo.

La imprenta, el libro, convirtió al hombre, de simple oyente, en lector, como el ferrocarril lo convirtió en viajero, el posterior avión en pasajero, la radio y la televisión en oyente y espectador de lo distante y sin moverse del sitio, y la tecnología, automatizada, convirtió al obrero de mono azul en trabajador de cuello blanco, sin apenas esfuerzo físico en su trabajo y sí y sólo trabajo mental.

Miramos al presente y contemplamos cómo la vida se nos ha alargado y está alargándose, pasando de aquella media de 30 años a la media actual de 70 para arriba.
Y no sólo en cantidad de años, también en calidad de vida.
La clase acomodada de tiempos antiguos disfrutaba de una calidad de vida peor, inferior, a la que disfruta hoy la clase económicamente débil.

Decía Marx que “el mundo es el cuerpo inorgánico del hombre”, y si ese mundo ha cambiado tanto, también ha cambiado el hombre,
Y si el hombre anterior miraba más al arriba del cielo, el hombre moderno ha apostado por el abajo de la tierra.

Hoy, ya, nadie “muere porque no muere”. Hoy, nadie quiere morir, nadie tiene prisa en abandonar esta vida que, si, a veces, es un valle de lágrimas, también, muchas veces, es un valle de alegrías variopintas y de momentos felices.

Y dudamos (negamos) que Dios sea el creador de nuestras almas que Él pone en nuestros cuerpos como efectos de una cópula entre un varón y una mujer.
La parte principal del hombre, la espiritual, sería divina y la parte material, la mala, la pecaminosa, sería la humana, el cuerpo.

Hoy, con la razón, hemos apostado porque la materia, a medida que se vuelve más compleja, da un salto cualitativo y de lo no vivo, muy complejo, sale, surge lo vivo, aunque fuera, en un principio, una vida muy simple, pero que a medida que va siendo más compleja da otro salto cualitativo, a base de pequeños saltos cuantitativos, evolucionando, hasta hacer surgir la conciencia.

Marx-Engels lo expresaban muy gráficamente: “el cerebro segrega pensamientos (la materia crea la conciencia) como el hígado segrega bilis”

El jesuita y paleontólogo Teilhard de Chardin lo expresa así: “el espíritu no es sino la forma más alta de la autorrealización de la materia”.
Con lo que, naturalmente, la Iglesia Oficial nunca ha estado de acuerdo y no ha soltado a Dios en el fenómeno del surgimiento de la conciencia, del alma, del espíritu.
Sigue siendo agustiniana: “Nos hiciste, Señor, para Ti y nuestro corazón está (vive) inquieto hasta que descanse en Ti”

Somos un fragmento del mundo que ha llegado a la conciencia, a ser conscientes de nosotros mismos, a la libertad.

Pero hubo que esperar al siglo XX para que un Papa, Pío XII, un intelectual, llegase a afirmar la “sana y legítima laicidad del Estado” y que “los seglares son hombres ufanos de su dignidad personal  y de su sana libertad”, incluso que un seglar pudiera “ser elegido Papa”

Pero si la Iglesia oficial, en el orden teórico, especulativo, sabe que tiene la batalla perdida, en el orden práctico batalla como nunca. Quiere estar presente en la vida de los ciudadanos, y no sólo en la iglesia y desde el púlpito, también desde la enseñanza en las aulas, con su teoría creacionista y con su moral religiosa.

Pero si volvemos a Jesús de Nazaret, la moral que Él proponía era una moral natural (“el sábado para el hombre y no el hombre para el sábado”, el “óvolo de la viuda”, la ayuda “curando a los enfermos”, “dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, “coger espigas del campo si se tiene hambre” (la “vida” como valor prioritario y superior a la “propiedad privada”)…

¿Y cuál es el objetivo de una “Ética cívica”? La convivencia social y la paz social, a pesar de los diferentes credos de las personas.

Ésta es la laicidad que ha conquistado el mundo actual sin depender nada más que del hombre mismo y de su razón, sin relación alguna con lo alto ni con el Altísimo, sin autoridad religiosa intermediaria entre Dios y los hombres, sin libro revelado de por medio.


El Derecho Natural, hoy, son los “Derechos Humanos”, productos de la razón, del diálogo y del consenso, y ajenos (no necesariamente contrarios)  a la fe, a cualquier fe, a cualquier Dios, y que debe ser la guía de todo hombre, creyente o no creyente.

miércoles, 7 de octubre de 2015

RELIGIÓN Y VIOLENCIA ( y 8) SER CRISTIANO.



Si llamamos “cristianos” a quienes han sido bautizados (no que ellos lo hayan elegido) o a los que se casen por la Iglesia en la catedral correspondiente, o a las familias en las que un  hijo acaba de hacer la primera comunión (que, quizá, sea la penúltima), o a las familias que entierran cristianamente a sus difuntos, tras los funerales religiosos correspondientes, o….entonces sale n unas estadísticas muy abultadas pero, evidentemente, falsas, puesto que no se vive el mensaje de Jesús, que es lo auténticamente cristiano, vivirlo, no sólo practicando un rito externo que la presión social casi te obliga a ello.
Porque estos ritos religiosos han perdido todo su prístino y originario significado, se han desinflado, pasando a ser simples costumbres sociales, nada que ver con el espíritu religioso.

Entremos en una iglesia cualquiera, un día cualquiera. ¿Hay mucha gente durante los oficios religiosos? Resp: NO. ¿Son niños, jóvenes o viejos? Resp: Viejos.

Y no sólo no se dan productos religiosos, es que la raíz religiosa está seca/está secándose, sin savia.

España, cada vez más es un erial religioso, aunque canta, baila, come y bebe (mucho) en las romerías del pueblo y en la fiesta del patrón o de la patrona, luciendo sus mejores galas, tanto las imágenes a procesionar como los asistentes. Pero todo es fachada, exterioridad, sequía.

Y la tendencia, el ritmo al que va y la dirección que lleva, hacia abajo, el cristianismo, como vivencia, quedará en los museos.
No ocurre lo mismo, en cambio, con el Islamismo, cuya tendencia, ritmo y dirección son, exactamente, lo contrario al Cristianismo.
Y estamos viéndolo, ahora mismo, cómo está infiltrándose en el corazón de Europa, que siempre ha sido cristiana, con los miles y miles de refugiados que, en vez de emigrar a países ricos de su misma religión (Arabia y países del Golfo Pérsico) lo han hecho/están haciéndolo, unánimemente, hacia la Europa hasta ahora cristiana.

Los tiempos sagrados han desaparecido (todos los días, cualquier día, es “día de trabajo” y los espacios religiosos, en que se entraba en contacto con Dios están convirtiéndose en lugares de visita de turistas hambrientos de arte).

Lo canta Rafael Alberti:


“ENTRO, SEÑOR, EN TUS IGLESIAS...

Entro, Señor, en tus iglesias... Dime,

Si tienes voz, ¿por qué siempre vacías?

Te lo pregunto por si no sabías

Que ya a muy pocos tu pasión redime.


Respóndeme, Señor, si te deprime

Decirme lo que a nadie le dirías:

Si entre las sombras de esas naves frías

Tu corazón anonadado gime.


Confiésalo, Señor. Sólo tus fieles

Hoy son esos anónimos tropeles

Que en todo ven una lección de arte.
 

Miran acá, miran allá, asombrados:

Ángeles, puertas, cúpulas, dorados...

Y no te encuentran por ninguna parte.

GENIAL.


Cuando todos estos exiliados, se nacionalicen, sean ciudadanos y acepten, al menos externamente, el sistema político democrático podrán, sólo con sus votos cambiar la faz de la vieja Europa, y todo muy ordenada y pacíficamente.

Ya lo decía el líder musulmán libio Gadafi: “conquistaremos Europa, y sin armas, sólo con el vientre de nuestras mujeres”.

¿Y si mayoritaria y voluntariamente, dejados llevar por sus creencias, echan abajo iglesias y catedrales, incendian bibliotecas, imponen la separación de los sexos, prohíben costumbres ancestrales y ponen obligatorias otras, y si el rol de la mujer viene impuesto por el color de su religión machista y antifemenina, y si las escuelas….y si las lecturas……y si los espectáculos…?
Es el peligro y el temor que, cada vez, va extendiéndose más y más en la opinión pública.

Se prevé que, no pasado mucho tiempo, las dos terceras partes del sur de Europa sean musulmanas.
Y ellos sí que practican y viven la religión.
Ellos sí que son religiosos.

Y si una idea puede ser combatida con la razón, una creencia es inmune a ella.
El convencido, religioso, nunca (¿) podrá ser vencido por la fuerza de los argumentos de la razón.


El desconocimiento del mensaje de Jesús y el conocimiento que se tiene del comportamiento poco o nada ejemplar de quienes debían dar ejemplo (el clero) están ahuyentando a los fieles, que salen de las iglesias y puede ser que se queden en la calle religiosa o prefieran descalzarse y entrar en una mezquita.

martes, 6 de octubre de 2015

RELIGIÓN Y VIOLENCIA (7). RESPETO Y TOLERANCIA



Están abriéndose las fronteras. La libertad de movimiento de las personas se incrementa, avanza. El Acuerdo de Schengen está universalizándose más allá de los países europeos firmantes del mismo.

El mundo está dejando de ser un conjunto de compartimentos estancos por religiones, por razas, por culturas,..
Con todos los pros y todos los contras la sociedad está siendo cada vez más multi o pluri cultural.

La coexistencia/convivencia de la diversidad, sean razas, culturas, religiones,… en sí, ni es un valor, ni tampoco un antivalor, es un hecho que hay que admitir.
Será valor o disvalor con el medidor de los Derechos Humanos.
Ninguna religión, raza, cultura,… debe ser ajena a ellos, que son el marco en el que, todos, tienen que moverse, sin permitir que nadie, por sus diferencias varias, esté exento de ello.
Los derechos Humanos están por encima de cualquier religión e ideología, como vigilando y siendo el marco de convivencia.

La inmigración, sea del tipo que sea y donde sea, debe aceptar ese marco y tendrá que dejar de practicar creencias o prácticas, culturales y/o religiosas, contrarias a ellos,

Y eso, ahora, está pasando en el Occidente cristiano o/y laico del mundo occidental con las avalanchas diarias de musulmanes que se juegan la vida para llegar, sobre todo, a Europa.

Siempre he distinguido entre “respeto” y “tolerancia”.
Toda persona, por el mero y simple hecho de ser persona, tiene que ser “respetuosa” con las demás y “respetada” por todos. El “respeto” va asido a la “persona”.
La “tolerancia” es otra cosa. Se toleran o no se toleran las ideas y los comportamientos. Hay “ideas intolerables” y que no deben ser toleradas y hay “ideas tolerables” que deben ser toleradas.

No es igual la “consideración igual de la mujer y el varón” que la “infravaloración de la mujer respecto al varón”. La primera debe ser no sólo tolerada sino alabada y promocionada, mientras la segunda es “intolerable” no puede ni debe ser tolerada y contra la que hay que luchar para erradicarla.
Pero el modo de peinarse, de bailar, o el tipo de comida,… deben ser totalmente toleradas.

Hoy asistimos a un flujo poblacional de dimensiones considerables de personas con ideas, creencias y prácticas, derivadas sobre todo de la religión islámica, aunque también de otras culturas que es difícil, por no decir imposible, encajarlas en el marco de los Derechos Humanos.

El Cristianismo tuvo sus tiempos de expansión y, muchas veces, se impuso por las armas, a pesar de los gritos en contra de los Teólogos de Salamanca.
Y otros tiempos de mera misión de propagación de la fe y ayuda humanitaria, sanitaria, cultural,… sin forzar a los destinatarios de las mismas.

El judaísmo está más o menos estancado territorialmente.
Se calcula que hay unos 14 millones de judíos en el mundo, de los que 6 millones viven en Israel y unos 5,5 millones en diversas ciudades de Estados Unidos, sobre todo en Nueva York, con más de 2 millones y Los Ángeles, con casi 1 millón. En Europa destaca Londres, con casi 200.000.
E Israel no ve con buenos ojos que los judíos se asimilen a los países donde viven.

Pero la otra religión monoteísta está invadiendo Europa y sin apenas integrarse, sin asimilarse.
Llegan con toda su carga cultural, moral y religiosa, cuya práctica no siempre encaja en las constituciones laicas de los pueblos de acogida.

Y ahí tenemos UN PROBLEMA.

La formación de barrios musulmanes, en las periferias de las ciudades, abona la simiente de sentirse postergados y excluidos.

Y lo curioso (y triste a la vez) es que los países que nadan en petróleo, los países que han sido agraciados con la lotería del subsuelo, los países ricos, con una mayor “renta per capita”, son de religión musulmana, pero a los que no se dirigen.

Y lo curioso es que, si navegamos por la historia, hacia atrás, veremos el punto en el que se anudan y comienzan a divergir las tres religiones, pero los avatares posteriores de las mismas las han llevado a terrenos difícilmente convergentes.
Mientras en los países cristianos se les permite erigir mezquitas en que poder ejercer sus prácticas religiosas, en los países musulmanes no se permite la construcción de iglesias cristianas.

Mientras los cristianos, desde tiempo ha, hemos dejado de ser ovejas mudas y obedientes a la voz del pastor, sin ser esclavos de ideología alguna, ni religiosa ni no religiosa, los creyentes musulmanes son, muchos de ellos, robots ciegos que se alistan en ejércitos de exterminio, humano y artístico, convencidos de que “Dios (Alá) lo quiere.

Por done pasó el cristianismo en el Edad Media, está pasando hoy no tanto los islámicos como los islamistas.

Nosotros lo superamos con un Renacimiento, superando la Edad Media, y con la ayuda de la Razón, Teórica, Práctica y Técnica, en el Época Moderna, con la Razón y la Experiencia, valorando este mundo y esta vida, mientras ellos, huérfanos de tales ayudas continúan anclados en la fe milenaria.


Tenemos por delante un reto, que no es Multicultural, ni siquiera (me atrevo a afirmar) Intercultural, sino Supracultural en el que sólo y a todos nos deben regir la única ley, la de los Derechos Humanos, tan cargados de humanismo.

lunes, 5 de octubre de 2015

RELIGIÓN Y VIOLENCIA (6) ¿DIALOGAR?



No hace tanto (30 de Enero del 2.015, volví a colgar un artículo cuyo título es: “El mito del diálogo”, en http://blogdetomasmorales.blogspot.com/es. y en él distinguía entre “dialogar” y “negociar” para “acordar”, de lo contrario, dialogar por dialogar es poner en paralelo dos monólogos más o menos tangentes, convergentes o divergentes.

Pero el término “diálogo” está muy de moda, a nivel político, sindical, laboral,… y también religioso.

El diálogo sólo tiene sentido cuando los dialogantes están convencidos de que nadie, ni ellos, tienen el monopolio de la verdad, por lo que es bueno, incluso necesario, dialogar aún hasta con los hasta ahora considerados como enemigos  en la fe, porque se trata de llevarnos bien, en buena convivencia, y teniendo creencias distintas.

Dialogar tiene como objetivo, manifiesto u oculto, saber qué mínimos morales tenemos en común y de qué elementos no fundamentales podemos prescindir para la convivencia pacífica.

Pero para ello nadie debe hacerlo “sin bajarse de su burro”, hay que echar pie a tierra y en terreno neutral exponer razones.

Pueden reunirse a dialogar todas las religiones. Lo que ya no sé es si puede hacerse con los fundamentalistas e integristas musulmanes, porque éstos “no se avienen a razones”, lo suyo es la imposición, por convicción y, si no, con la fuerza de las armas, con las consecuencias sociales que ello conlleva, desde la libertad de expresión a la libertad de vestir, desde la enseñanza a la cultura, desde la creencia a la homosexualidad, desde el rol y el valor de la mujer hasta el machismo extremo.

Tanto en el plano profano, como en el religioso, se impone la necesidad de dialogar, de hablar civilizadamente, de escuchar, de discutir respetuosamente, de intentar entenderse, sin excluir a nadie, de llegar a alguna solución, aunque sea mínima, y que no entorpezca la convivencia.

Pero la tentación exclusivista siempre acecha y, muchas veces, lo que soterradamente se intenta es atraer al otro a su terreno, lo que es muy típico de la Iglesia Católica cuando se reúne “a dialogar” con representantes de otras religiones.
Se habla mucho de “ecumenismo” pero se quiere ser el centro al que todos tiendan.

Criticar a la jerarquía eclesiástica, con argumentos fundados, será inmediatamente interpretado como anticlericalismo desfasado, como si fuera “tabú” tocarle con la palabra.

Hasta Santo Tomás de Aquino, en el siglo XIII, ya afirmaba que “hay que obedecer antes a la conciencia que al superior”, “pecado es ir contra lo que tu razón te diga, obrar contra la razón”, lo que la Iglesia de Roma casi nunca ha practicado y sí lo han hecho los Reformistas.

Y es verdad que la razón no es infalible, y nos equivocamos muchas veces y caemos en el error, pero no disponemos de otro instrumento mejor para acercarnos y cercar a la verdad.
Es el único camino, no exento de piedras y recovecos, para ser una persona consciente y no un autómata.

Pero la gente religiosa no suele exponerse tanto y opta por obedecer “a los doctores de la Iglesia” antes que a su propia razón.

Yo soy agnóstico, lo he repetido muchas veces.

Y el gran agnóstico que era Tierno Galván, el viejo profesor, decía que no podía creer en “un dios personal” como fundamento del mundo.

Y, bien pensado, ésta puede ser una consecuencia del pensamiento de Santo Tomás de Aquino cuando tras exponer sus cinco vías para demostrar la existencia de Dios, cuando quiere tocar el tema de la esencia divina afirma que de ello no podemos saber lo que es, sino sólo lo que no es.
Es decir, no podemos aplicarle a Dios ninguna de las características humanas.
De Él no podemos decir que sea persona, ni substancia, ni espíritu,…porque no hay analogía entre Dios y las criaturas.
No podemos, pues, decir de Él que sea sabio, inteligente, bueno, poderoso,…sino por la tercera de las vías tomistas sobre la esencia y elevándolas al infinito.

1.- No podemos predicar de Él ningún defecto que veamos en los hombres.
2.- Podemos predicar de Él las cualidades positivas que veamos en los hombres, pero no como se dan en los hombres, sino
3.- Elevándolas al infinito.

Santo Tomás combatió al islámico Averroes, pero tomó muchas cosas de él, siendo una de sus influencias.
Y de Platón y de Aristóteles, tomó muchos de sus contenidos pasados por el tamiz de la fe, como queriendo cristianizar al racionalista y no creyente, al materialista Aristóteles, lo que le valdría condenas oficiales a algunas de sus sentencias por parte de Tempier, el Obispo de París.

El diálogo es Necesario, pero no es Suficiente.
Necesario porque cada uno de nosotros tenemos nuestra propia perspectiva, por lo que somos y por el lugar que ocupamos para ver la realidad. Y la perspectiva, que siempre es verdadera, es una verdad subjetiva, más o menos acorde con la realidad.
Es necesario, pues, el diálogo para saber las perspectivas de los otros, que también son parciales, como toda perspectiva.
La suma de muchas verdades parciales engrandece, se acerca más a LA verdad.

La definición clásica de verdad era: “Adaequatio intentionalis intellectus et rei o ad rem”. Adecuación de la mente a o con la realidad.
Pero así como cada uno ve una perspectiva de la realidad, cada uno también ve según su propio intelecto.
Somos estructuralmente perspectivistas y la realidad también es estructuralmente perspectivista.
Captamos de ella lo que de ella se nos da y la captamos, no tanto como ella es sino como somos nosotros.
Conviene, pues, el diálogo para saber y contrastar las otras miradas, las miradas de los otros.

Nicolás de Cusa (“El Cusano”) lo expresaba muy bien: “Nada hay, en este mundo, tan exacto que no pueda entenderse aún más exactamente; nada tan recto que no pueda ser más recto y nada tan verdadero que no pueda ser mas verdadero” (De las conjeturas)

No hay, pues, una conformidad perfecta, un ajuste perfecto entre el entendimiento y la cosa, la realidad, sino que lo que hay es un proceso trabajoso de búsqueda por medio de ensayos y conjeturas.

No debe, pues, haber miedo en cambiar de opinión si, una vez conocidas otras opiniones, sopesamos que tienen más peso, más fuerza que las nuestras.
Es más lógico, en vez de insistir y permanecer en el error, en la no mejor perspectiva.

La verdad se nos muestra como una convergencia de probabilidades, una suma de perspectivas, que nunca agotará el conocimiento de la realidad.

Quizá Dios, si existe y es infinitamente sabio, no sea sino la suma de todas las perspectivas posibles.

Dialogar –repito una vez más- es Necesario, porque no es un “divertimento” sino la responsabilidad en la búsqueda de la verdad, que es su fin, porque nadie tiene LA perspectiva (lo que sería contradictorio) pero sí es verdad que hay perspectivas mejores y peores, desde las que se capta mejor o peor esa parte de la realidad.

Todas las perspectivas valen, pero no todas valen igual.

Pero todo ello es movernos en el plano teórico de la verdad, porque bajando a la práctica, a la vida, a la convivencia, a una mejor convivencia, hay que llegar a acuerdos.

Si el Diálogo es Necesario, para confrontar perspectivas, no es Suficiente para vivir.


Hay que negociar y consensuar, hay que llegar a acuerdos a los que todos tengan que someterse para vivir en paz, para vivir mejor, para una más fructífera convivencia.

domingo, 4 de octubre de 2015

RELIGIÓN Y VIOLENCIA (5) ¿ES ESPAÑA CRISTIANA?

¿ES ESPAÑA CRISTIANA?

Si decimos que son cristianos los que se bautizan, los que toman la primera comunión, los que se casan en las Iglesias o Catedrales y los que se entierran por el rito cristiano, la estadística es abrumadora.

Ya, por la edad, no seré padre, pero si lo fuera no bautizaría a mi hijo ni le permitiría hacer la primera comunión, explicándole claramente que, cuando sea adolescente o joven y sepa lo que ambas cosas son y significan, si así lo decide, yo seré el primero en ofrecerme como padrino.

Igualmente, si de nuevo volviera a casarme, no lo haría ante un cura, sino ante un juez, a no ser que la mujer con la que me casara me lo pidiera porque esa era su ilusión de toda la vida. Me casaría por la Iglesia, ante el Obispo, en la Catedral,… pero lo haría por amor, no por creencia en que el matrimonio sea un sacramento “que imprime carácter” y que es indisoluble, lo haría por ella, no por mí, ni por creencia.

Y el día de mi entierro, mis familiares tienen vía libre y licencia para hacer lo que quieran con eso que ya no soy yo. Lo que sí les pediré será que me incineren y esparzan mis cenizas por La Carihuela de Torremolinos, con la obligación de que, a continuación, vayan a comerse una mariscada en Casa Juan, Los Mellizos, en mi nombre.

¿Cuántos como yo pensarán igual?

Y yo estoy bautizado, hice o tomé la primera comunión, me casé en una Iglesia preciosa y aún no tengo prisa ni ilusión de que llegue el siguiente rito.

Pero es muy fácil confeccionar estadísticas con esas prácticas para luego exigir a los gobiernos desde que pongan, en la Declaración de la Renta, un recuadro para poner una cruz y donar la parte que le corresponda o para exigir que la Religión sea una asignatura en la Enseñanza, evaluable como la Matemática o la Historia a costa de hacer desaparecer la Filosofía.

Y como los alumnos, a esas edades se rigen por la ley del mínimo esfuerzo, si el profesor de turno le estampa un 9 si nada hace y un 10 si hace algo, entonces…
¿También cuenta en la estadística el número de alumnos matriculados en Religión?

Si embargo (¡cuántas veces lo habré dicho y repetido!) la Cultura Religiosa debería ser una asignatura obligatoria a lo largo de todo el currículum estudiantil, para poder entender la Historia de nuestra civilización, nuestra literatura a lo largo de los siglos, nuestra pintura, escultura y arquitectura, la forma de vida, las costumbres, la moral,….

La Iglesia hará todo lo que esté en su mano para quedarse y afianzarse, modelando/remodelando la conciencia, desde la infancia, para así disfrutar de privilegios.

La Iglesia no asume o no quiere asumir que todos esos ritos antes mencionados han dejado de ser religiosos y son, simplemente, usos, costumbres  sociales.

Dejarse llevar por la costumbre nada tiene que ver con vivir el mensaje de Jesús, la auténtica vida cristiana.

Ya lo dice el adagio: “Hay Verdades, Medias Verdades, Falsedades, Mentiras y Estadísticas”

Si ya la Ciencia no es neutral, cuanto menos la estadística, cargada de prejuicios, en pro o en contra,

Los catecismos que inundaron, que anegaron, las conciencias de los niños de mi edad, hoy deberían estar en “El Índice de Libros Prohibidos”.
¡Cuánto conciencia raquítica hicieron brotar en nosotros, viendo y oliendo a pecado en cualquier manifestación, incluso artística¡

Soy un forofo de visitar iglesias y en mis viajes tengo la costumbre de entrar en todas con las que tropiezo. Me siento, miro y remiro, veo, contemplo la majestuosidad de las bóvedas, el multicolorido de los rosetones y de las vidrieras, las imágenes,…
¿Entraré yo, también, en la estadística de los cristianos, cuando mi único objetivo es el goce estético?

Si en ese momento está realizándose un acto litúrgico sólo veo a cuatro ancianas, en una rutina social y religiosa, que lo siguen, los demás somos turistas, con lo que saco la conclusión de que de aquí a unos años las iglesias serán solamente lugar de visita de gente hambrienta de arte.

Entro, Señor, en tus iglesias / (Alberti)

Entro, Señor, en tus iglesias... Dime,
si tienes voz, ¿por qué siempre vacías?
Te lo pregunto por si no sabías
que ya a muy pocos tu pasión redime.

Respóndeme, Señor, si te deprime
decirme lo que a nadie le dirías:
si entre las sombras de esas naves frías
tu corazón anonadado gime.

Confiésalo, Señor. Sólo tus fieles
hoy son esos anónimos tropeles
que en todo ven una lección de arte.

Miran acá, miran allá, asombrados,
ángeles, puertas, cúpulas, dorados…
Y no te encuentran por ninguna parte.


Y no lo encuentran porque ya no lo buscan. Dios ha dejado de ser imprescindible en la vida de los hombres y de la sociedad.
Dios nunca sobra, pero tampoco es imprescindible para vivir honradamente.

Uno recuerda la muy cercana ley del divorcio (“sacramento indisoluble”, “lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”….) y su empecinada lucha para obstaculizar hasta su tramitación y su encono en que no saliera como ley.

¿Y qué decir del “matrimonio homosexual”?.

 Y, ayer mismo, toda la cúpula del Partido Popular, que se supone que es católico, apostólico y romano, acaba de asistir a la boda de uno de ellos, homosexual.

Es más, hoy día 4 de Octubre, leo que un cura estadounidense se ha presentado en sociedad con su novio.

Y la no menos polémica “ley del aborto”, ni siquiera en los tres supuestos, y con plazos.

Y recuerdo la primera polémica, la que montó con los transplantes de corazón.

Y ahora mismo esta desorientado con los óvulos fecundados sobrantes, con las célula madres, con la ingeniería genética, con el “corta y pega” de segmentos cromosómicos, sustituyendo a los deficitarios o dañados,…

Los sacerdotes andaluces más comprometidos con la erradicación de la justicia, los más luchadores contra el abuso, se han tenido que secularizar, para seguir haciendo la misma labor, sin tener que ser llamados al orden por la jerarquía eclesiástica.

¿Habrá algo más ridículo, en el siglo XXI, que seguir exigiendo el celibato a quienes quieren dedicarse, por entero, a la labor religiosa?

Si uno lee a Jesús de Nazaret, lo que dice y lo que hace, y lo compara con lo que dice y hace la jerarquía católica, uno se echa las manos a la cabeza.

Predicando la caridad y practicando el egoísmo.

No existen, ya, raíces cristianas, en nuestra España y las prácticas religiosas multitudinarias de las romerías, con lágrimas y “vivas” incluidos, no son sino actos sin significado religioso, totalmente paganos, de comida, bebida, cante y baile.

Todo ello “humano, demasiado humano”.

Y, cuando uno piensa, que en los años 50 las dos terceras partes del sur de Europa serán, probablemente, seguidores del Corán….

El abandono de la práctica cristiana no creo que sea tanto (aunque también) por el desconocimiento del mensaje de Jesús de Nazaret como la reacción contra una Iglesia anquilosada, sin sangre, sin savia, que emplea un lenguaje no significativo, que repite y repite y que ni los propios predicadores entienden.
Una Iglesia que se cree no sólo poseedora de la verdad, sino con el monopolio de la misma, por lo que cuando habla de “diálogo”, en realidad, es un intento más de atraer a los no católicos al redil.


Y todo esto sin contar las estrafalarias religiosidades que se propalan y que captan a muchos no religiosos, desilusionados, neutros,…

jueves, 1 de octubre de 2015

RELIGIÓN Y VIOLENCIA (4 C) EN O TRAS RELIGIONES

LAS RELIGIONES ORIENTALES

Dice Confucio: “He oído que la gente puede ser influenciada por la virtud, pero no por la violencia; porque las armas son como el fuego: si no lo apartas, te quemará”

Lao Tse, igualmente, “el que pretende gobernar por medio del Tao no usa el poder de las armas, porque a las armas responde la violencia y repercute sobre el que la usa”.

Zoroastro, en el antiguo pueblo persa, disuade de la opresión porque el que se dedica a ella “conocerá, a su vez, la opresión”, según enseña el Zend Avesta.

O Krishna, en la India, en el Mahabarata, promete que está dispuesto a favorecer siempre la paz “con tal de que no perjudique los derechos de los inocentes”

¿Y Jesús?

JESÚS recordó algo de sentido común: “que quien a espada mata, a espada muere a la larga”
Es el “efecto bumerán”
Ejemplos hay para dar y cansar (Vietnam, Corea, Argelia, Libia, Egipto, Irán, Irak, Afganistán, las dos Guerras Mundiales, y hoy mismo Siria).

“Siempre será más glorioso matar a la guerra por la palabra, que a los hombres con la espada” –dice San Agustín.

Pensado fríamente toda guerra es un malentendido y éste se disuelve, desaparece, al entenderlo bien, de ahí que las guerras hay resolverlas con el diálogo, con la voz, con la palabra, con la pluma, con el diálogo y no con las armas y la sangre.

Entonces… ¿por qué las religiones han sembrado de cadáveres el mundo en el correr de los siglos, si todas ellas son pacifistas y tienen como objetivo la paz?
Podemos responder que no es por las religiones, sino por los hombres religiosos y en su modo de entenderlas
Y no sólo los religiosos, porque debajo de todo ese manto que tapa están los intereses, económicos, estratégicos,…que se anteponen a la conciencia.
Pero es un estado de injusticia salta la chispa, antes o después, y la paz se vuelve imposible.


Otra vez Marx.