miércoles, 7 de octubre de 2015

RELIGIÓN Y VIOLENCIA ( y 8) SER CRISTIANO.



Si llamamos “cristianos” a quienes han sido bautizados (no que ellos lo hayan elegido) o a los que se casen por la Iglesia en la catedral correspondiente, o a las familias en las que un  hijo acaba de hacer la primera comunión (que, quizá, sea la penúltima), o a las familias que entierran cristianamente a sus difuntos, tras los funerales religiosos correspondientes, o….entonces sale n unas estadísticas muy abultadas pero, evidentemente, falsas, puesto que no se vive el mensaje de Jesús, que es lo auténticamente cristiano, vivirlo, no sólo practicando un rito externo que la presión social casi te obliga a ello.
Porque estos ritos religiosos han perdido todo su prístino y originario significado, se han desinflado, pasando a ser simples costumbres sociales, nada que ver con el espíritu religioso.

Entremos en una iglesia cualquiera, un día cualquiera. ¿Hay mucha gente durante los oficios religiosos? Resp: NO. ¿Son niños, jóvenes o viejos? Resp: Viejos.

Y no sólo no se dan productos religiosos, es que la raíz religiosa está seca/está secándose, sin savia.

España, cada vez más es un erial religioso, aunque canta, baila, come y bebe (mucho) en las romerías del pueblo y en la fiesta del patrón o de la patrona, luciendo sus mejores galas, tanto las imágenes a procesionar como los asistentes. Pero todo es fachada, exterioridad, sequía.

Y la tendencia, el ritmo al que va y la dirección que lleva, hacia abajo, el cristianismo, como vivencia, quedará en los museos.
No ocurre lo mismo, en cambio, con el Islamismo, cuya tendencia, ritmo y dirección son, exactamente, lo contrario al Cristianismo.
Y estamos viéndolo, ahora mismo, cómo está infiltrándose en el corazón de Europa, que siempre ha sido cristiana, con los miles y miles de refugiados que, en vez de emigrar a países ricos de su misma religión (Arabia y países del Golfo Pérsico) lo han hecho/están haciéndolo, unánimemente, hacia la Europa hasta ahora cristiana.

Los tiempos sagrados han desaparecido (todos los días, cualquier día, es “día de trabajo” y los espacios religiosos, en que se entraba en contacto con Dios están convirtiéndose en lugares de visita de turistas hambrientos de arte).

Lo canta Rafael Alberti:


“ENTRO, SEÑOR, EN TUS IGLESIAS...

Entro, Señor, en tus iglesias... Dime,

Si tienes voz, ¿por qué siempre vacías?

Te lo pregunto por si no sabías

Que ya a muy pocos tu pasión redime.


Respóndeme, Señor, si te deprime

Decirme lo que a nadie le dirías:

Si entre las sombras de esas naves frías

Tu corazón anonadado gime.


Confiésalo, Señor. Sólo tus fieles

Hoy son esos anónimos tropeles

Que en todo ven una lección de arte.
 

Miran acá, miran allá, asombrados:

Ángeles, puertas, cúpulas, dorados...

Y no te encuentran por ninguna parte.

GENIAL.


Cuando todos estos exiliados, se nacionalicen, sean ciudadanos y acepten, al menos externamente, el sistema político democrático podrán, sólo con sus votos cambiar la faz de la vieja Europa, y todo muy ordenada y pacíficamente.

Ya lo decía el líder musulmán libio Gadafi: “conquistaremos Europa, y sin armas, sólo con el vientre de nuestras mujeres”.

¿Y si mayoritaria y voluntariamente, dejados llevar por sus creencias, echan abajo iglesias y catedrales, incendian bibliotecas, imponen la separación de los sexos, prohíben costumbres ancestrales y ponen obligatorias otras, y si el rol de la mujer viene impuesto por el color de su religión machista y antifemenina, y si las escuelas….y si las lecturas……y si los espectáculos…?
Es el peligro y el temor que, cada vez, va extendiéndose más y más en la opinión pública.

Se prevé que, no pasado mucho tiempo, las dos terceras partes del sur de Europa sean musulmanas.
Y ellos sí que practican y viven la religión.
Ellos sí que son religiosos.

Y si una idea puede ser combatida con la razón, una creencia es inmune a ella.
El convencido, religioso, nunca (¿) podrá ser vencido por la fuerza de los argumentos de la razón.


El desconocimiento del mensaje de Jesús y el conocimiento que se tiene del comportamiento poco o nada ejemplar de quienes debían dar ejemplo (el clero) están ahuyentando a los fieles, que salen de las iglesias y puede ser que se queden en la calle religiosa o prefieran descalzarse y entrar en una mezquita.

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