LAS RELIGIONES ORIENTALES
Dice Confucio: “He oído que
la gente puede ser influenciada por la virtud, pero no por la violencia; porque
las armas son como el fuego: si no lo apartas, te quemará”
Lao Tse, igualmente, “el que
pretende gobernar por medio del Tao no usa el poder de las armas, porque a las
armas responde la violencia y repercute sobre el que la usa”.
Zoroastro, en el antiguo
pueblo persa, disuade de la opresión porque el que se dedica a ella “conocerá,
a su vez, la opresión”, según enseña el Zend Avesta.
O Krishna, en la India , en el Mahabarata,
promete que está dispuesto a favorecer siempre la paz “con tal de que no
perjudique los derechos de los inocentes”
¿Y Jesús?
JESÚS recordó algo de sentido
común: “que quien a espada mata, a espada muere a la larga”
Es el “efecto bumerán”
Ejemplos hay para dar y
cansar (Vietnam, Corea, Argelia, Libia, Egipto, Irán, Irak, Afganistán, las dos
Guerras Mundiales, y hoy mismo Siria).
“Siempre será más glorioso
matar a la guerra por la palabra, que a los hombres con la espada” –dice San
Agustín.
Pensado fríamente toda guerra
es un malentendido y éste se disuelve, desaparece, al entenderlo bien, de ahí
que las guerras hay resolverlas con el diálogo, con la voz, con la palabra, con
la pluma, con el diálogo y no con las armas y la sangre.
Entonces… ¿por qué las
religiones han sembrado de cadáveres el mundo en el correr de los siglos, si
todas ellas son pacifistas y tienen como objetivo la paz?
Podemos responder que no es
por las religiones, sino por los hombres religiosos y en su modo de entenderlas
Y no sólo los religiosos,
porque debajo de todo ese manto que tapa están los intereses, económicos,
estratégicos,…que se anteponen a la conciencia.
Pero es un estado de
injusticia salta la chispa, antes o después, y la paz se vuelve imposible.
Otra vez Marx.
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