jueves, 1 de octubre de 2015

RELIGIÓN Y VIOLENCIA (4 C) EN O TRAS RELIGIONES

LAS RELIGIONES ORIENTALES

Dice Confucio: “He oído que la gente puede ser influenciada por la virtud, pero no por la violencia; porque las armas son como el fuego: si no lo apartas, te quemará”

Lao Tse, igualmente, “el que pretende gobernar por medio del Tao no usa el poder de las armas, porque a las armas responde la violencia y repercute sobre el que la usa”.

Zoroastro, en el antiguo pueblo persa, disuade de la opresión porque el que se dedica a ella “conocerá, a su vez, la opresión”, según enseña el Zend Avesta.

O Krishna, en la India, en el Mahabarata, promete que está dispuesto a favorecer siempre la paz “con tal de que no perjudique los derechos de los inocentes”

¿Y Jesús?

JESÚS recordó algo de sentido común: “que quien a espada mata, a espada muere a la larga”
Es el “efecto bumerán”
Ejemplos hay para dar y cansar (Vietnam, Corea, Argelia, Libia, Egipto, Irán, Irak, Afganistán, las dos Guerras Mundiales, y hoy mismo Siria).

“Siempre será más glorioso matar a la guerra por la palabra, que a los hombres con la espada” –dice San Agustín.

Pensado fríamente toda guerra es un malentendido y éste se disuelve, desaparece, al entenderlo bien, de ahí que las guerras hay resolverlas con el diálogo, con la voz, con la palabra, con la pluma, con el diálogo y no con las armas y la sangre.

Entonces… ¿por qué las religiones han sembrado de cadáveres el mundo en el correr de los siglos, si todas ellas son pacifistas y tienen como objetivo la paz?
Podemos responder que no es por las religiones, sino por los hombres religiosos y en su modo de entenderlas
Y no sólo los religiosos, porque debajo de todo ese manto que tapa están los intereses, económicos, estratégicos,…que se anteponen a la conciencia.
Pero es un estado de injusticia salta la chispa, antes o después, y la paz se vuelve imposible.


Otra vez Marx.

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