martes, 3 de diciembre de 2019

FLORILEGIO FILOSÓFICO: DE ESTO Y DE LO OTRO ( 2 - 2 )



LOS TRES MUNDOS.

Para Popper (y para muchos como yo) la Historia de la Verdad es/ha sido la Historia de los Errores cometidos y los intentos de superarlos.
La racionalidad –afirma – es la disposición a aprender de nuestros errores.
La búsqueda de conocimiento objetivo ha sido el último paso en la evolución de la especie humana.

En su obra “El cuerpo y la mente” trata de manera extremadamente clara algunos de los temas más importantes: Los Tres Mundos.

La distinción entre la “realidad física” (Mundo 1), los “estados mentales” (Mundo 2) y los “productos de la mente humana” (Mundo 3).
Por ejemplo, esta mesa, la euforia y una novela.

La vida viene descrita como una continua y continuada resolución de problemas.
La teoría de la “evolución emergente”
El juego de “Conjeturas y refutaciones” (título de otra obra)

No estamos inventando nada si afirmamos que el mundo está dominado por el azar y la contingencia.
El mismo ser humano deja de ser, y de aparecer, como la culminación “necesaria” del proceso evolutivo sino que ha surgido incidentalmente.
Aparecimos pero podríamos no haberlo hecho, o haberlo hecho de otra manera.
Somos un “accidente cósmico” o “nada más que polvo de estrellas”.
Aparecimos ayer mismo.
Y estamos abocados a extinguirnos en los próximos años, o próximos días. Disponemos de armas mortales para ello.
Podríamos desaparecer, con nuestra colaboración, como un día desaparecieron los dinosaurios, y sin intervenir ni  inferir en su extinción.

RELATIVISMO

El relativismo consiste en un ataque sistemático a la pretensión de universalidad de nuestras prácticas (epistémicas, éticas o estéticas).
Lo que niega el relativista es la posibilidad de universalizar en ningún sentido, racionalmente admisible, creencias o prácticas cuya validez, sin dejar de ser reconocidas, son restringidas a ámbitos extremadamente concretos.

Valen, pero no valen ni para todos, ni para siempre, ni para cualquier tiempo y lugar. Su ámbito de valor es muy restringido.

En Occidente van diluyéndose algunos de sus más enquistados prejuicios, por ejemplo el valor inferior de la mujer o el supervalorado valor de la autoridad eclesiástica.

Podríamos afirmar que los valores han dejado de valer de manera absoluta y mientras algunos han pasado a ser disvalores otros sólo se dan en ciertas dosis.


SÓCRATES

Sócrates es inmortal, no tanto (aunque también) por su fuerza argumental, en su ágora de Atenas, ante cualquier tipo de personas, como porque Sócrates “da que pensar” a cualquiera, y en cualquier momento, por su coherencia entre su pensar y su obrar.

Así deberíamos ser todos, unos Sócrates ante las nuevas situaciones que disfrutamos, padecemos o sufrimos.

Ser socrático es comportarse en la vida, individual, social o política, como lo haría él si estuviera entre nosotros.

Ser socrático es hacer fructificar su “ethos” en la nueva Atenas en la que vivimos y en la que fuera absurda la administración de la cicuta….

No solo su pensamiento, también su comportamiento, está más allá de su biografía.

Repensar el proceso en que fue condenado nos ayudaría a repetirlo.
Su entereza moral quedaría valorada.

Obedecer la ley aunque la ley me condene y luchar para anular tan injusta ley,

EL HOMBRE.

¡Cuántas definiciones no se habrán dado del hombre¡

Aunque  la que ha prevalecido, durante cientos y cientos de años, es la que nos entregó Aristóteles: “Animal (viviente sensible) racional”.

“Viviente” (como las plantas), “sensible” (como los animales) y “racional”, como o en exclusiva.

La razón es una facultad superior a la sensibilidad porque deduce de hipótesis, o de supuestos, conclusiones necesariamente obligatorias (en su función deductiva) y conclusiones probablemente verdaderas (en su función inductiva)

Pero es una facultad inferior a la “inteligencia”.

Mientras la razón, en su actuar como tal, es un proceso, un recorrido, un encadenamiento,… la inteligencia es la captación inmediata e instantánea de la verdad o de la falsedad de una proposición.

De Dios se dice que es “infinitamente sabio-inteligente-intelectual”, decir de Él que es “racional” sería rebajarlo de categoría.

Hoy, muchos son los que definen al hombre como el “animal hermenéutico” y, a mí, me gusta más que la de Aristóteles.

Aunque, también, y en otra acepción, más integral, también me gusta, y mucho, la definición del hombre como “animal frágil” y/o “animal vulnerable”.

Somos animales contradictorios, empeñados en vivir mucho y bien, pero cogiendo el camino equivocado,

Es absurdo “morir”, sin más,  y más absurdo es “morir de éxito” en la apuesta por “querer vivir bien”

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