Como llevo sumergido, durante
el verano, en la “Cultura Religiosa”, sigamos buceando.
¿Qué es el Cristianismo?
Quien quiera saber algo de él
que no acuda a los Catecismos de nuestros tiempos, que no son sino productos
estereotipados, secos, de una incomprensible Teología desfasada y abstracta,
que nada tiene que ver con el Cristianismo auténtico.
Sería como querer
experimentar el sabor de un beso y preguntárselo al cura a punto de jubilarse.
La vivencia del Cristianismo
(porque éste es un “vivir”, no un “saber”) es/debe ser como el orgasmo (que
muchos lo consiguen sin tener que saber sus mecanismos) mientras otros conocen
sus mecanismos pero nunca lo han experimentado.
Los catecismos han hecho más
mal que bien, porque se puede ser (quizá se deba ser) cristiano y anti-Iglesia
como jerarquía y estructura piramidal de
poder.
Afirmo que muchos son
cristianos sin saberlo, porque su modo de vida sintoniza con el mensaje del
evangelio de Jesús de Nazaret.
Ya los Padres de La Iglesia decían que algunos
filósofos, antes de Cristo, deberían ser considerados como cristianos, al obrar
de manera semejante.
Todo lo que, semanas atrás,
he ido colgando en el Blog no ha sido “religión” sino “cultura religiosa”,
necesaria para poder interpretar el mundo en el que nos desarrollamos.
Creo (y así lo he defendido
siempre) que la Cultura Religiosa
debería ser asignatura obligatoria en la escuela, porque son “conocimientos”,
al tiempo que la religión, al ser “vivencia”, debería quedar en el ámbito privado
o en los centros religiosos correspondientes.
No es una barbaridad lo que
voy a decir “La Biblia ,
bien explicada y debidamente contextualizada, debería ser de lectura
obligatoria en la escuela, porque es “patrimonio cultural de la humanidad”, al
estar en los orígenes de nuestra civilización.
Queramos o no, seamos
conscientes o no, somos el producto de la Razón Griega , del Derecho
Romano y de la Moral Cristiana.
Sin embargo ha estado
prohibido leer la biblia y muchas traducciones han estado en el Índice de
Libros Prohibidos.
Para la Iglesia los fieles han
sido siempre menores de edad, necesitados de tutores, que son los que “sabrán
responder toda pregunta que Ud., haga” y que se consideran a sí mismos los
intermediarios necesarios entre el mensaje y el receptor, porque son “sacer-dotes”.
Para poner la Biblia (“palabra de Dios”)
al alcance de hasta el más tonto fue sustituida por la nefasta Historia Sagrada
(“palabra de hombres”), desvirtuándolo todo.
Cuando viajo por toda Europa,
en países cristianos, aunque no católicos, en los hoteles, el libro que nunca
falta, en la mesilla, es la
Biblia.
En los hoteles españoles a lo
máximo que se llega es que haya revistas del corazón o alguna revista
semi-porno.
Incluso cuando está siendo
asignatura obligatoria, despectivamente se la denomina como “una maría”
Y es que, la enseñanza
religiosa no debería ser un conjunto de respuestas ya establecidas, a preguntas que muy pocos se
hacen y que no se hacen.
La enseñanza religiosa debe
tener como aliada de examen a la Razón
Crítica , así como, para vivirla es fundamental la conciencia
personal y no las tragaderas y una moral heterónoma.
Pero Razón Crítica + Moral
Autónoma + Conciencia Moral Individual lo que conlleva, en la mayoría de los
casos es a la discrepancia con la autoridad religiosa por esa “manía de pensar
y decidir por su cuenta”, así como la exposición a ser considerado hereje o ser
expulsado del rebaño fiel y obediente, con la cantidad de lobos peligrosos que
esperan ahí fuera acechando.
“Por seguir su conciencia
cierta el cristiano debe exponerse a que le expulsen de la iglesia” –y lo dice,
nada más y nada menos que, Santo Tomás.
Y habla de “conciencia
cierta”, no de “conciencia verdadera”.
Ser consecuente y obrar, en
consecuencia, según la “conciencia cierta”, aunque, luego, se equivoque.
A lo largo de la historia han
sido muchos, y hasta los místicos españoles, los que han sido “advertidos” por
dicho organismo, estando siéndolo, últimamente, los Teólogos de la Liberación , promotores
de un cristianismo evangélico (no vaticanista) vivido con los más necesitados,
con los excluidos, como lo había predicado y practicado Jesús de Nazaret, que
lo expresaba en parábolas, siempre abiertas, para que el público entendiera y
captara el mensaje, al revés que esa letra muerta, transida de abstracción, de
nuestros catecismos, pequeños tratados de teología.
Como llevo sumergido, durante
el verano, en la “Cultura Religiosa”, sigamos buceando.
¿Qué es el Cristianismo?
Quien quiera saber algo de él
que no acuda a los Catecismos de nuestros tiempos, que no son sino productos
estereotipados, secos, de una incomprensible Teología desfasada y abstracta,
que nada tiene que ver con el Cristianismo auténtico.
Sería como querer
experimentar el sabor de un beso y preguntárselo al cura a punto de jubilarse.
La vivencia del Cristianismo
(porque éste es un “vivir”, no un “saber”) es/debe ser como el orgasmo (que
muchos lo consiguen sin tener que saber sus mecanismos) mientras otros conocen
sus mecanismos pero nunca lo han experimentado.
Los catecismos han hecho más
mal que bien, porque se puede ser (quizá se deba ser) cristiano y anti-Iglesia
como jerarquía y estructura piramidal de
poder.
Afirmo que muchos son
cristianos sin saberlo, porque su modo de vida sintoniza con el mensaje del
evangelio de Jesús de Nazaret.
Ya los Padres de La Iglesia decían que algunos
filósofos, antes de Cristo, deberían ser considerados como cristianos, al obrar
de manera semejante.
Todo lo que, semanas atrás,
he ido colgando en el Blog no ha sido “religión” sino “cultura religiosa”,
necesaria para poder interpretar el mundo en el que nos desarrollamos.
Creo (y así lo he defendido
siempre) que la Cultura Religiosa
debería ser asignatura obligatoria en la escuela, porque son “conocimientos”,
al tiempo que la religión, al ser “vivencia”, debería quedar en el ámbito privado
o en los centros religiosos correspondientes.
No es una barbaridad lo que
voy a decir “La Biblia ,
bien explicada y debidamente contextualizada, debería ser de lectura
obligatoria en la escuela, porque es “patrimonio cultural de la humanidad”, al
estar en los orígenes de nuestra civilización.
Queramos o no, seamos
conscientes o no, somos el producto de la Razón Griega , del Derecho
Romano y de la Moral Cristiana.
Sin embargo ha estado
prohibido leer la biblia y muchas traducciones han estado en el Índice de
Libros Prohibidos.
Para la Iglesia los fieles han
sido siempre menores de edad, necesitados de tutores, que son los que “sabrán
responder toda pregunta que Ud., haga” y que se consideran a sí mismos los
intermediarios necesarios entre el mensaje y el receptor, porque son “sacer-dotes”.
Para poner la Biblia (“palabra de Dios”)
al alcance de hasta el más tonto fue sustituida por la nefasta Historia Sagrada
(“palabra de hombres”), desvirtuándolo todo.
Cuando viajo por toda Europa,
en países cristianos, aunque no católicos, en los hoteles, el libro que nunca
falta, en la mesilla, es la
Biblia.
En los hoteles españoles a lo
máximo que se llega es que haya revistas del corazón o alguna revista
semi-porno.
Incluso cuando está siendo
asignatura obligatoria, despectivamente se la denomina como “una maría”
Y es que, la enseñanza
religiosa no debería ser un conjunto de respuestas ya establecidas, a preguntas que muy pocos se
hacen y que no se hacen.
La enseñanza religiosa debe
tener como aliada de examen a la Razón
Crítica , así como, para vivirla es fundamental la conciencia
personal y no las tragaderas y una moral heterónoma.
Pero Razón Crítica + Moral
Autónoma + Conciencia Moral Individual lo que conlleva, en la mayoría de los
casos es a la discrepancia con la autoridad religiosa por esa “manía de pensar
y decidir por su cuenta”, así como la exposición a ser considerado hereje o ser
expulsado del rebaño fiel y obediente, con la cantidad de lobos peligrosos que
esperan ahí fuera acechando.
“Por seguir su conciencia
cierta el cristiano debe exponerse a que le expulsen de la iglesia” –y lo dice,
nada más y nada menos que, Santo Tomás.
Y habla de “conciencia
cierta”, no de “conciencia verdadera”.
Ser consecuente y obrar, en
consecuencia, según la “conciencia cierta”, aunque, luego, se equivoque.
A lo largo de la historia han
sido muchos, y hasta los místicos españoles, los que han sido “advertidos” por
dicho organismo, estando siéndolo, últimamente, los Teólogos de la Liberación , promotores
de un cristianismo evangélico (no vaticanista) vivido con los más necesitados,
con los excluidos, como lo había predicado y practicado Jesús de Nazaret, que
lo expresaba en parábolas, siempre abiertas, para que el público entendiera y
captara el mensaje, al revés que esa letra muerta, transida de abstracción, de
nuestros catecismos, pequeños tratados de teología.
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