Distingamos entre: 1.- El
sexo en los fieles y 2.- El sexo en el clero.
“O reproducirse o
abstenerse”, “o tener muchos hijos o ninguno”, “o voto de paternidad o voto de
castidad y abstinencia total”
1.- Respecto a la sexualidad
en los fieles la Iglesia ,
sin saberlo ni quererlo, es una gran aliada de la selección natural pues sus
instrucciones van encaminadas a incrementar la eficacia
reproductiva/reproductora.
El lema sexual parece haber
sido/ser: “ningún espermatozoide en vano”.
“O reproducirse o abstenerse”
ese es el lema sexual de la
Iglesia.
Pero la actividad sexual,
sólo reproductiva, no es arbitraria, libre, de “aquí tepillo y aquí te mato”,
sino que queda reducida al ámbito del matrimonio y, dentro de éste, con una
sola finalidad (que no es el placer, ni el juego lúdico entre dos cuerpos y
almas entrelazados, ni el afecto) sino la simple y mera reproducción.
Hay que incrementar la grey
de Dios. Cuantos más adoradores, mejor. Él se lo merece todo y nosotros Lo
necesitamos.
Incluso parece que la Iglesia deseara que la
actividad sexual se produjera sin placer, para no distraerse de su finalidad.
Incluso con dolor. Hasta sería más meritorio (que yo no sé por qué), lo que
contrasta con sus recelos en aceptar, sin más, las modernas técnicas
biotecnológicas que permiten la posibilidad de, aún sin contrato y sin placer,
sin afecto que dar ni recibir,…quedar la mujer inseminada y ser reproductivas
(la inseminación artificial, la donación de óvulos y de espermatozoides, los
úteros de alquiler,…) consideradas perniciosas, por antinaturales (como si el
hombre no pudiera echar mano de la cultura cuando la naturaleza pone algún
obstáculo).
Aunque, si esas nuevas
técnicas se aplicasen dentro del matrimonio, lo serían algo menos, pero siempre
reprobables (no queramos enmendarle a Dios su obra o echarle en cara el defecto
de la naturaleza, suplantándolo).
Pero si, con estas técnicas
está ausente el contacto pecaminoso de dos cuerpos encendidos ¿por qué no
recibirlos con beneplácito?
Claro que, matizando más, al
decir “matrimonio” estamos diciendo “matrimonio cristiano”, bendecido o
bendito, contraído ante Dios y no ante cualquier concejal de pueblo.
De aquí que los separados que
vuelvan a casarse deberán “vivir como hermanos y en total abstinencia”.
Si hasta era/es pecado
“desear” a la mujer del prójimo (lo que lleva a preguntarme cuántos pecados
tendré yo acumulados en mi haber desiderativo pecaminoso, con esta imaginación
que se me desborda).
Bien pensado, y
consecuentemente, será pecado hasta desear a la mujer propia si no va
acompañado ese deseo con el propósito inmediato de hacerla madre.
Y, mejor pensado todavía,
debería la pareja consultar y prever cuáles son los días fértiles de la mujer
para copular y quedarse embarazada, consultando al Sr. Ogino al que se le acusa
de ser millonario en paternidad, a su pesar. De lo contrario sería vicio
libidinoso, lujuria, al ser relación sexual sin propósito reproductivo.
O sea que, para la Iglesia , tanto las parejas
de hecho como los separados, si copulan, son “fornicadores”.
Lujuria, fornicación,
masturbación, homosexualidad, pornografía, prostitución,…son el conjunto de
vicios, pecados contra la virtud de la castidad.
Hemos afirmado antes que la Iglesia sería un organismo
cooperante de la selección natural, pero habría que matizar que eso sería así
si, nada más nacer los hijos se independizaran de los padres y siguieran,
inmediatamente o a los pocos días de nacer, los mismos pasos, pero eso no es
así.
Porque no se trata de cuántos
hijos puedan nacer (que, prácticamente, puede ser un parto cada 9 meses) sino
de cuántos hijos cabe esperar que puedan ser criados hasta alcanzar la edad
adulta y reproductiva.
No sólo “nacer” sino también,
y sobre todo, “criar”
Pero, de manera natural,
todas las civilizaciones han establecido, de manera expresa o tácita, no
incrementar la natalidad hasta unos límites suicidas por su relación con los
recursos disponibles, individual y socialmente (y sin haber leído el “Ensayo
sobre el principio de la población”, de Thoms Malthus y su afirmación del
aumento de la riqueza en proporción aritmética, mientras la población lo hace
en proporción geométrica, lo que conlleva un desajuste entre ambas).
El control de natalidad
siempre ha existido, a su manera, bien impidiendo los embarazos, bien
provocando los abortos, bien matando a los nacidos deformes, …. o con las
guerras, haciendo desaparecer a los jóvenes y adultos en edad de engendrar.
Sin embargo, la Iglesia Católica siempre
consideró a las familias numerosas como una bendición de Dios, como una muestra
de generosidad paternal, (como si fuera Éste el causante de los nacimientos o
que necesitara de un mayor número de personas para que le suplicaran, le
llevaran ofrendas, le adoraran,,,)
Lo cierto es que Occidente,
olvidándose de la Iglesia
y de Dios ha echado el freno de la natalidad, bajándolo a menos de 2 por
pareja, aunque en otras culturas van camino de la superpoblación.
Para la Iglesia , pues, todo acto
sexual, deliberada y voluntariamente infecundo es intrínsecamente malo.
Pero lo cierto es que, tener
muchos hijos y no poderlos criar y atender adecuadamente no sólo es
antievolutivo sino una irresponsabilidad desde el punto de vista moral.
Y, una pregunta, si la Iglesia apuesta por la Maternidad /Paternidad
como algo maravilloso ¿por qué apuesta y supervalora la “castidad”?
Y lleva a preguntarnos por
qué Dios nos ha creado sexualmente activos todo el año en vez de, como en los
animales, una época de celo en la que la hembra desea copular y quedarse
preñada/embarazada.
Si la sexualidad está
presente los 365 días del año ¿no será que no tiene como única finalidad la
reproducción sino que también está la dimensión afectiva, de donación y
recepción de cariño, de comunicación,…
Y si la virginidad es un valor superior a la maternidad ¿qué
pasaría si todos hubiéramos apostado y apostáramos por ella.
¿No será el orgasmo y el
placer erótico la trampa que la sexualidad nos lanza para la
paternidad/maternidad?
El clero tiene la misma
inclinación sexual que los laicos pero renuncian a satisfacer ese deseo en aras
de otros valores que consideran superiores, culturales o religiosos.
Lo de las monjas embarazadas
por padres espirituales, confesores y curas, auténticos sementales que
incumplen la palabra voluntariamente dada está la historia llena y,
naturalmente, no eran “posesiones diabólicas” sino pura “jodienda” (y perdón)
Actualmente asistimos a una
oleada de pederastia por parte del clero y es que el contacto con los niños, en
catequesis y demás, abusando de la inocencia infantil,…
Pero, en realidad, la
obligación del celibato en el clero es tardía, no es desde los tiempos de Jesús
de Nazaret sino que la primera vez que aparece es en el Concilio de Elvira
(Granada) años 300-306, aunque la norma se relajará bastante en los años
siguientes.
En 1.074 todavía se
excomulgaba a clérigos que estaban casados o que vivían en concubinato.
Y habrá que esperar al
Concilio de Trento, siglo XVI para que se establezca como norma obligatoria.
Pero el celibato no es una
imposición de origen divino sino sólo y totalmente de origen humano.
Se ha defendido que la causa
de establecer el celibato a los clérigos, y no tener familia, era para
liberarlos/estar libres de cargas familiares y así poder dedicarse, con
dedicación exclusiva, a su labor religiosa, pastoral,…
El secreto de confesión
también estaría más a salvo, al no tener con quien, en la intimidad,
intercambiar información.
Pero hay otra causa del
mismo.
Las donaciones de los fieles
a la Iglesia ,
al no tener familia directa que heredase y/o gastase, cuando el clérigo
fallecía volvían a la
Iglesia.
Últimamente están surgiendo
hechos muy significativos y que manchan a la Institución Eclesial :
1.- Salir del armario,
confesando su homosexualidad y sus relaciones homosexuales.
2.- La pederastia, fruto, en
parte, del trato con niños, indefensos e inmaduros, en su función catequética y
del voto de castidad voluntariamente jurado.
3.- La inmatriculación y
primera inscripción en el Registro de la Propiedad de edificios religiosos (catedrales,
iglesias, ermitas,…)
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