Si llamamos “cristianos” a
quienes han sido bautizados (no que ellos lo hayan elegido) o a los que se
casen por la Iglesia
en la catedral correspondiente, o a las familias en las que un hijo acaba de hacer la primera comunión (que,
quizá, sea la penúltima), o a las familias que entierran cristianamente a sus
difuntos, tras los funerales religiosos correspondientes, o….entonces sale n
unas estadísticas muy abultadas pero, evidentemente, falsas, puesto que no se
vive el mensaje de Jesús, que es lo auténticamente cristiano, vivirlo, no sólo
practicando un rito externo que la presión social casi te obliga a ello.
Porque estos ritos religiosos
han perdido todo su prístino y originario significado, se han desinflado, pasando
a ser simples costumbres sociales, nada que ver con el espíritu religioso.
Entremos en una iglesia
cualquiera, un día cualquiera. ¿Hay mucha gente durante los oficios religiosos?
Resp: NO. ¿Son niños, jóvenes o viejos? Resp: Viejos.
Y no sólo no se dan productos
religiosos, es que la raíz religiosa está seca/está secándose, sin savia.
España, cada vez más es un
erial religioso, aunque canta, baila, come y bebe (mucho) en las romerías del
pueblo y en la fiesta del patrón o de la patrona, luciendo sus mejores galas,
tanto las imágenes a procesionar como los asistentes. Pero todo es fachada,
exterioridad, sequía.
Y la tendencia, el ritmo al
que va y la dirección que lleva, hacia abajo, el cristianismo, como vivencia,
quedará en los museos.
No ocurre lo mismo, en
cambio, con el Islamismo, cuya tendencia, ritmo y dirección son, exactamente,
lo contrario al Cristianismo.
Y estamos viéndolo, ahora
mismo, cómo está infiltrándose en el corazón de Europa, que siempre ha sido
cristiana, con los miles y miles de refugiados que, en vez de emigrar a países
ricos de su misma religión (Arabia y países del Golfo Pérsico) lo han
hecho/están haciéndolo, unánimemente, hacia la Europa hasta ahora
cristiana.
Los tiempos sagrados han
desaparecido (todos los días, cualquier día, es “día de trabajo” y los espacios
religiosos, en que se entraba en contacto con Dios están convirtiéndose en
lugares de visita de turistas hambrientos de arte).
Lo canta Rafael Alberti:
“ENTRO, SEÑOR, EN TUS
IGLESIAS...
Entro, Señor, en tus iglesias...
Dime,
Si tienes voz, ¿por qué
siempre vacías?
Te lo pregunto por si no
sabías
Que ya a muy pocos tu pasión
redime.
Respóndeme, Señor, si te
deprime
Decirme lo que a nadie le
dirías:
Si entre las sombras de esas
naves frías
Tu corazón anonadado gime.
Confiésalo, Señor. Sólo tus
fieles
Hoy son esos anónimos
tropeles
Que en todo ven una lección
de arte.
Miran acá, miran allá,
asombrados:
Ángeles, puertas, cúpulas,
dorados...
Y no te encuentran por
ninguna parte.
GENIAL.
Cuando todos estos exiliados,
se nacionalicen, sean ciudadanos y acepten, al menos externamente, el sistema
político democrático podrán, sólo con sus votos cambiar la faz de la vieja
Europa, y todo muy ordenada y pacíficamente.
Ya lo decía el líder musulmán
libio Gadafi: “conquistaremos Europa, y sin armas, sólo con el vientre de
nuestras mujeres”.
¿Y si mayoritaria y
voluntariamente, dejados llevar por sus creencias, echan abajo iglesias y
catedrales, incendian bibliotecas, imponen la separación de los sexos, prohíben
costumbres ancestrales y ponen obligatorias otras, y si el rol de la mujer
viene impuesto por el color de su religión machista y antifemenina, y si las
escuelas….y si las lecturas……y si los espectáculos…?
Es el peligro y el temor que,
cada vez, va extendiéndose más y más en la opinión pública.
Se prevé que, no pasado mucho
tiempo, las dos terceras partes del sur de Europa sean musulmanas.
Y ellos sí que practican y
viven la religión.
Ellos sí que son religiosos.
Y si una idea puede ser
combatida con la razón, una creencia es inmune a ella.
El convencido, religioso,
nunca (¿) podrá ser vencido por la fuerza de los argumentos de la razón.
El desconocimiento del
mensaje de Jesús y el conocimiento que se tiene del comportamiento poco o nada
ejemplar de quienes debían dar ejemplo (el clero) están ahuyentando a los
fieles, que salen de las iglesias y puede ser que se queden en la calle
religiosa o prefieran descalzarse y entrar en una mezquita.
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