domingo, 17 de mayo de 2020

FLORILEGIO 11 ( 6 ) LA EDUCACIÓN



EDUCACIÓN

Repaso mi vida de tantos años de enseñanza y me doy cuenta de que he sido un profesor clásico, poco original.
Convencido de que el alumno es un saco vacío y el profesor el encargado de irlo llenando de contenidos para que puedan defenderse en la vida y en la sociedad en que han caído y. que les ha tocado vivir….

Convencido de que tenía que dotar de armas a ese alumno de ahora, en el tiempo de ahora, en la sociedad de ahora, en la cultura de ahora,… en una palabra, en y para el presente….

Pero ese alumno, de aquí y de ahora, no va a encontrarse en el futuro con esta misma sociedad en la que vive y en esa misma cultura de la que ahora se alimenta.

La sociedad de mañana no puede y no debe ser la de hoy, sino mejor.

El progreso es algo connatural a las sociedades.

Echo la mirada atrás y me observo en los años 50-60, en aquella sociedad y cultura franquista, y me ahogo, con sólo recordarlo.

Mi maestro, por desgracia para todos nosotros, no era ni activo ni pasivo, estaba pero como si no estuviera, siempre rellenando pizarras con números y más números de la contabilidad de la Hermandad de Labradores, su segundo trabajo para compensar el “sueldo de maestro” (“ganas menos que un maestro” –era el meme de entonces).

Pero en mi labor docente yo he sido activo, muy activo, quizá demasiado activo, sin dejar que el alumno también lo fuera.
El alumno era pasivo, atento, interesado,…
Sí, reconozco que nunca dejé de contestar a cualquier pregunta que me hicieran (cualquier pregunta, aunque alguna me ocasionara llamadas de atención del Director, proveniente de los padres).

El hombre, como cualquier organismo vivo, es un sistema biológico organizado cuya finalidad primordial consiste en sobrevivir.
Para ello necesita disponer de una información suficiente que le permite desenvolverse con eficacia en su entorno.

Información y Vida, íntimamente relacionados.

En otros muchos lugares he escrito sobre la invalidez con que nacemos los humanos, no sólo inmaduros, sólo con instintos.
Esa inmadurez es la que nos permitirá superar esa limitación, y con creces, por su mayor capacidad de aprendizaje.
La cultura que la humanidad ha ido desarrollando a lo largo de la historia es la gran fuente a la que acudirá a beber todo ser humano que pretenda desenvolverse, con éxito, en su entorno.

La “herencia cultural” sustituirá, y con creces, a la pobreza o carencia biológica.

Esa información no es una opción, sino una necesidad vital y cuanto más complejo y plural sea el entorno, mayor es la cantidad y la calidad de información que se precisa para dominarlo y desenvolverse.

La herencia cultural es un producto social, colectivo, no individual, y su asimilación por parte del individuo es un “hecho social”.

La educación, el proceso de aprendizaje, es un “hecho social”.

Y el acto de aprender no es puramente “intelectivo”, es de toda la persona, es/deber un “aprendizaje afectivo-racional”.

Somos “racionales”, sí, pero no sólo racionales, también somos “pasionales”, “afectivos”, “amantes”, “solidarios”, “egoístas”,…
El todo de la persona es superior a una de sus partes, la “intelectual”.
El equilibrio, una persona equilibrada, supone la existencia de varios contrapesos.

Un aprendizaje sólo es eficaz si es placentero.
Si estudia sólo para aprobar, para ser considerado bien socialmente, sufre un desequilibrio debido al enorme gasto desagradable que le ha supuesto.

Toda institución creada por los hombres para su servicio (el Estado, la Iglesia, el Ejército, la Escuela…) tienden a perpetuarse por lo que su carácter es conservador, inercial.

El alumno no puede/no debe ser ingerido, atrapado, fagocitado, por ellos, porque estas instituciones son utilidades para él, no fines.
De lo contrario puede quedar envuelto en la tela de araña de la que no podrá escapar.

La escuela ha sido un instrumento, no al servicio de la persona sino, de las fuerzas dominadoras de la sociedad establecida.
La Escuela es un instrumento que lo convierte en esclavo del Poder y no a que sea una persona autónoma, lo que es innegable, pero no inevitable ni deseable, aunque muchos lo defiendan.

El día de hoy el Transpoder Económico-tecnocrático, que esclaviza a los propios Gobernantes, impone la domesticación de las personas, como la Iglesia desea e intenta domesticar a sus fieles creyentes.

Y una Escuela, como Institución dócil y al servicio del dinero, es un instrumento de domesticación, y no de impulsar la libertad y autonomía.

La Escuela, pues, debe ser crítica, para no ser instrumento de alienación.

Personas libres en una Escuela Crítica no debería ser una utopía sino un objetivo al que aspirar.

Toda la actividad docente debe girar en torno al alumno, considerándolo como un fin en sí mismo, como el sujeto en proceso de aprendizaje.

Persona libre, autónoma y social, he ahí el objetivo de la Escuela, de lo contrario….

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