lunes, 4 de mayo de 2020

FLORILEGIO 10 ( 3 ) LA TRADICIÓN



LA TRADICIÓN.

“Lo que no es tradición, es plagio” –había sentenciado Eugenio d´Ors.
Zubiri, por su parte, afirma (y yo también, siempre) que el hombre no puede comenzar de cero.

El hombre es una realidad histórica, que no nace ya hecho sino que va haciéndose ante y con las circunstancias.
El hombre es un ser circunstanciado.

Cuando nacemos venimos pertrechados con una mochila vacía que va llenándose, generalmente y en primer lugar por la familia, luego la escuela, la sociedad,…que nos van entregando todo, sobre todo las formas de vida, de pensar, de vivir, de convivir,..

Todo hombre está llamado a hacerse cargo, intelectiva y existencialmente, de todo eso.

En esto consiste la tradición, en un legado, en una entrega de formas de estar vivientemente en la realidad.

Hay que hacerse cargo, hay que cargar, con la tradición, para seguirla, para matizarla,  para mejorarla, para cambiarla,… pero siempre partiendo de ella.
Nadie parte de cero.

A partir de ahí, uno apostará por el individualismo o por el comunitarismo, y dará razones de ello, pero siempre dentro de la comunidad política.

En gran parte somos lo que hemos heredado porque, como siempre he recordado, el hombre, al nacer, es el ser no sólo más inválido e inútil, sino el ser más necesitado.

Cuando uno es de pueblo (como el que esto escribe) ha visto parir a vacas, cabras, perras, burras, yeguas, conejas, cerdas…y, cada año, los pollitos.
Y ha visto cómo, desde el mismo momento de nacer, se ponen de pie y se buscan la vida, agarrando la teta de la madre o siguiendo a la gallina  y picoteando.

Nosotros no.

“Valemos mucho”, porque somos “humanos”, pero “no valemos para nada” y tienen que dárnoslo todo hecho.

Miles de veces, en mis clases (y también en este blog) he sentenciado: “Nos NACEN HOMBRES (nuestros padres biológicos), nos HACEN HUMANOS (con la educación), nos HACEMOS PERSONAS” (con la libertad y eligiendo).

No podemos prescindir de los dos primeros pasos (los padres y los agentes sociales), pero de la persona que somos los responsables somos cada uno de nosotros.
Bastaba con haber optado por ese otro camino, por esa otra compañía, por esa otra forma de vida,…para ser otro tipo de persona (nunca debemos echarle la culpa de todo a la sociedad).

La mochila vacía, por lo general, nos la han ido llenando los agentes sociales hasta el momento que uno puede vaciarla e irla llenando de los resultados de las elecciones hechas.

Siempre estará con nosotros la mochila, y bastante de la carga primera estará presente, pero estamos obligados (“condenados moralmente” a hacerla “nuestra mochila”, a hacernos a nosotros mismos,  a “ser personas”

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