domingo, 10 de mayo de 2020

FLORILEGIO 10 ( y 9 ) ¿EL HOMBRE, ANIMAL RELIGIOSO)


¿EL HOMBRE: ANIMAL RELIGIOSO?

Dado que el hombre es “sus intereses y las motivaciones que orientan su comportamiento”, no tiene justificación, ni sentido, el comportamiento religioso.

Moralmente el hombre no puede ser religioso porque la religiosidad es una manifestación in-humana del comportamiento producida por estados carenciales o inmaduros de la existencia humana.

Lo que quiere decir que, si fuéramos maduros, no tendríamos esos estados carenciales propios de la inmadurez.
Como el niño, que considera sabio a su padre, que lo sabe todo, hasta que, al madurar, se da cuenta que no era así.

En esta vida el interés básico y fundamental es “el interés por la vida” y la plenitud vital se consigue realizándola ante y con los condicionamientos del mundo real que hay entre nosotros.

Pero el contenido, las circunstancias y las posibilidades abiertas por el mundo real para la vida deben ser discernidos por el conocimiento orientado por la razón.
De ahí que el “interés por la vida” se traduzca, básicamente, por el “interés racional-emancipatorio”.

El conocimiento del mundo debe alumbrar las posibilidades reales de existencia y emancipar, así, la vida humana de servidumbres, tales como la ignorancia, la superstición, el error,…

Pero el “interés por la vida” se traduce en dos intereses derivados complementarios:

1.- El “interés técnico-instrumental o de dominio del mundo” que tendería hasta la superación de la muerte y

2.- El “interés comunicativo” que tiende a la vida y al dominio de lo real, para vivir y vivir mejor, en comunicación con todos los demás seres personales.

El hombre, orientado por el conocimiento y la razón, conduce su vida o la motiva hacia donde puede encontrarse una realización más plena y adecuada de sus intereses que no son otra cosa sino la “plenitud de la vida” en el dominio del mundo y en la comunión interhumana.

La crítica de la religión afirma que, según esta estructura de valores-intereses-motivaciones, no tiene justificación, ni sentido, el comportamiento religioso.

Esta afirmación se fundamenta en tres resultados analíticos de la razón crítica en la ciencia y en la filosofía:

1.- La crítica científico-filosófica.

2.- La crítica humanística.

3.- La crítica de la teoría de la alienación.

Según la primera, es verdad que estamos en el mundo y eso que se denomina “Dios” no es una realidad de experiencia inmediata.
A Dios no lo vemos.
Luego, si se piensa que existe, habrá que argumentar su existencia.
Habrá que mostrar que alguna realidad de experiencia inmediata nos fundamente el pensar que Dios existe y como no existe ninguna realidad de experiencia inmediata que justifique pensar que sea real y existente lo que llamamos “Dios”…

Ninguna realidad de experiencia inmediata en el universo, ni en ser vivo alguno, ni en el hombre, da pie para que pensemos que existe realmente Dios.
Ninguna experiencia se constituye en indicio de la existencia de Dios.
Desde Hume y Kant, la razón no puede concluir la existencia de algo no experiencial desde hechos de experiencia.
La Metafísica es el resultado de un salto ilegítimo.
La “causalidad” sólo se aplica entre hechos de experiencia y no entre un hecho de experiencia y algo más allá, ajeno a la experiencia.
La Metafísica ni es, ni puede ser, una ciencia.

Según la segunda, admitir la existencia de Dios, sin prueba posible alguna, es renunciar a un comportamiento verdaderamente humano.
Ello entorpecería los intereses verdaderamente humanos al tener que depender y tener en cuenta las consecuencias de admitir la existencia de Dios.

Dios no es una realidad con la que se pueda ni se deba contar, además de que no hay fundamento para pensar que exista, su existencia impediría la realización de los intereses humanos y actuaría negativamente sobre ellos.

La existencia de Dios no interesa al hombre.

Si Dios existiera el hombre perdería su experiencia de libertad y estaría sometido a una voluntad legisladora externa.

Las religiones siempre han sido un poder oscurantista que ha oprimido la conciencia con la sombra amenazante de un poder trascendente divino y una moral llena de prescripciones negativas.

El hombre religioso pierde la experiencia y el gozo de vivir una vida creadora, personalista y verdaderamente autónoma.
Pero, no sólo en su vida personal, sino también la vida social, política y económica.

No interesaría al hombre que un Dios así existiera por ir contra de los intereses personales y colectivos.

Según la tercera, la creencia en Dios debe haberse producido por un doble error: un error teórico o crítico-racional y un error humanístico o existencial.

¿Por qué, si no hay fundamento, ni crítico-racional, ni humanístico-existencial, ha existido y existe un comportamiento religioso?
La respuesta la da la “teoría de la alienación”

.- El hombre, al ser un ser necesitado y pobre, se interesa por la ilusión de que exista un Dios que lo salve y, tras la muerte, vaya a darle una vida eternamente feliz (Dios da lo bueno).

.- Psicológicamente Dios le libera de angustias e insuficiencias afectivas, (Dios quita lo malo).

.- Por un error lógico-lingüístico, como si se pudiera hablar de Dios igual que con otra persona.

.- Socialmente la religión interesa a ciertos grupos sociales porque les es útil en función de sus intereses.

Otras críticas a la religión serían:

.- La crítica marxista.

.- La crítica psicoanalítica.

.- La crítica positivista.

.- La crítica vitalista y existencialista.

.- La crítica teológica.

(Número 8. Racionalidad crítica y comportamiento religioso. Javier Montserrat: MUY INTERSANTE (Pág. 164- 187)


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