Por supuesto que, como buen súbdito
y no deseando afligir a su rey, el joven Lahur declaró públicamente que eximía
al monarca del pago de dicha deuda.
En realidad, la palabra
ajedrez proviene del persa shah, que significa “rey”.
Cuando los moros invadieron
Persia, aprendieron de éstos el juego del ajedrez y llevaron este conocimiento
al invadir España, de donde se extendió rápidamente por toda Europa hace unos
900 años.
Fueron los europeos quienes
le dieron a las piezas los nombres (y los colores: blancas y negras) que
actualmente se usan, representando la forma en que se vivían en la Edad Media.
El objetivo final del juego
es capturar al rey enemigo.
Los peones (ocho) son los
siervos, los jornaleros, los pobres, y, como en cualquier sociedad, hay más de
ellos que de cualesquiera otros. Constituyen la infantería y, con frecuencia,
deben sacrificarse para proteger a las piezas más valiosas.
La torre es la fortaleza, el
refugio, el hogar. Hay dos torres.
El caballo representa al único
soldado profesional. También hay dos caballos.
Los alfiles son dignatarios
episcopales (dos); la parte superior de estas piezas se parecen a los sombreros
(mitras) usados por éstos.
Durante la Edad Media la Iglesia formaba una parte
importante en la vida de todos.
El rey es la pieza más
importante (aunque no la más poderosa) por representar la autoridad
indiscutible, pero debe ser protegido pues su captura significa la pérdida de
su reino.
Todos sabemos que, en el
tablero, las casillas blancas de las esquinas del tablero deben quedar a la
derecha de cada uno de los jugadores.
Uno de los contendientes
jugará con las piezas blancas y será él quien haga la primera jugada.
Las piezas se disponen
colocando la reina en la casilla central de su color (reina blanca en casilla
blanca, reina negra en casilla negra) en la columna o extremo del tablero
frente al jugador.
El rey se coloca en la
casilla central adyacente a la de la reina.
A ambos lados de los reyes se
colocan, primero los alfiles, luego los caballos y en las esquinas del tablero
las torres.
Los peones se colocan como
una barrera delante de las piezas mayores.
Aunque el rey conserva la
potestad de hacer ganar o perder la partida al jugador, en la práctica, como
saben todos los jugadores, el rey queda relegado a una posición estática y
simbólica y es la reina o dama, con su libertad de movimientos, a derecha e
izquierda, adelante y atrás, rápida o
lentamente, va comiendo todas las piezas que se ponen a su alcance.
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