jueves, 4 de octubre de 2018

EL GRAN TORNEO DE LAS RELIGIONES.




Una (entre muchas) de las ventajas de estar, ser y presumir de “jubilado” es la cantidad de tiempo que puedes dedicarle a lo que más te gusta: pasear, prescindir del reloj y de sus horas (uno se levanta cuando ya no tiene sueño, come cuando tiene hambre y bebe cuando tiene sed, se acuesta cuando los ojos se resisten a seguir abiertos y la mente amaga con la tecla “Of.”….) y, sobre todo cuando, te subes a la escalera y llegas al último altillo de la librería del despacho y descubres un libro dormido que te había entusiasmado mucho tiempo ha.

Me refiero a “El gran torneo de las religiones”: El Rey, El Sabio y El Bufón.
Su autor es el keniata Shafique Keshavjee, un especialista e impulsor del diálogo entre religiones.

El Rey de un lejano país, aconsejado por su Sabio y su Bufón, decide convocar el primer Gran Torneo de las religiones, y al que acuden atletas de alto nivel: un Judío, un Cristiano, un Musulmán, un Hindú, un Budista y un Ateo, competidores y especialistas en sus respectivas religiones y en su ateísmo, para confrontar sus opiniones.

El Ateo interviene cuando, previamente, lo ha hecho el cristiano.

Y ésta es su opinión:

“Soy el último en tomar la palabra. Yo, el Judas contemporáneo del Cristianismo, el renegado, el contradictor.
Lo que odio en esta religión es su arrogancia disfrazada de humildad, su intransigencia metamorfoseada en acogida del otro.
Sus teólogos son camaleones, qué digo, camaleones empequeñecidos y sedientos de prestigio, y siempre en retraso con respecto a su tiempo.

Cuando el diálogo y la tolerancia se han convertido en valores reconocidos por cualquier hombre lúcido, entonces sus escribas desempolvan sus libros de doctrinas y de moral para arrancar de ellos todas las enseñanzas fanáticas.

Cuando la liberación de la mujer y la protección del medio ambiente se han convertido en grandes preocupaciones de cualquier persona responsable, entonces sus fariseos han dejado de mencionar lo que en sus textos justificaba la sumisión de las esposas y el dominio sobre la creación.

Cuando los defensores de los Derechos de los Pueblos se alzaron contra las injusticias sociales y políticas, entonces sus doctos pensadores inventaron “Teologías de la Liberación”.

Señores: ¿Cuándo se adelantarán a una guerra?
¿Cuándo dejarán de infiltrarse en el poder para subvertirlo y colocar en él sus propios intereses?
¿Cuándo serán lo que pretenden ser, testigos de la vida nueva, interpelando a traficantes de armas y dueños de multinacionales, banqueros sin ética y proxenetas sin escrúpulos?

Sus silencios son culpables y sus palabras incapaces de mejorar este mundo, el único que podemos conocer más acá de sus azarosas especulaciones”

Ante estas palabras del ateo, el cristiano matizó:
“Está Cristo y los Cristianos, está la Biblia y los Teólogos, esta Dios y las Instituciones.
No se los puede oponer totalmente pero tampoco identificarlos”

P.D. Siempre he afirmado que las auténticas religiones son la Judía, la Cristiana y la musulmana, mientras al Budismo y al Hinduismo siempre los he considerados más unas Éticas que unas Religiones.

Y es un libro entretenido, cuya lectura recomiendo.

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