Cuenta la leyenda que hace ya
varios milenios existió un reino gobernado por el rey Ladava, un poderoso
aunque generoso soberano.
El rey Ladava quedo sumido en un profundo
estado de tristeza y desesperación cuando durante la defensa de su reino ante
la invasión del enemigo perdió a su hijo, el príncipe.
Este terrible suceso hizo
reflexionar al rey Ladava en que no le servían de nada sus inmensas riquezas y
posesiones, si no podía alcanzar la que fuera la razón de su vida, su hijo.
Un día llego al palacio del
rey un joven brahmán, que solicitó ver al rey asegurando que tenía una posible
solución a su mal….
-¿Quién
eres, de dónde vienes y qué deseas de nuestro rey y señor? -le preguntó uno de
los grandes visires reales.
-
Mi nombre -dijo el joven- es Lahur Sissa, y vengo porque llegó a mis oídos la noticia de que nuestro magnánimo señor
vive encerrado en el palacio, triste y angustiado, y pienso que grandes males
se avecinan para nuestro reino si nuestro soberano se encierra en su íntimo
dolor; es por ello que inventé un juego que podría distraerlo y al mismo tiempo
daría a su corazón grandes alegrías. Estoy aquí para entregar este modesto
obsequio a nuestro querido rey.
Cuando el rey Ladava se
enteró de la presencia del joven en su palacio, se mostró interesado por
conocerlo y lo recibió.
Sissa entregó al rey un gran
tablero cuadrado, dividido en sesenta y cuatro casillas cuadradas iguales, y
dos grupos de dieciséis figuras talladas en madera, unas blancas y otras negras.
Sissa explicó los tipos de
movimientos de cada figura sobre el tablero y las reglas de este juego al rey y a los visires y cortesanos.
Al rey Ladava le maravilló
tanto este nuevo juego que de inmediato se puso a jugar con los miembros de su
corte varias partidas.
En una de estas partidas el
rey fue acorralado de manera que no podía escapar del ataque de su contrincante.
Fue entonces cuando intervino
Sissa y dijo al rey:
-A
pesar de que te has empeñado en defender a ese visir, piensa que para lograr el
triunfo debes sacrificarlo.
Fue así como el inteligente
Sissa hizo que el rey Ladava entendiera que la muerte de su hijo, a pesar de
haber sido una desgracia, probablemente fuera necesaria para el desenlace
victorioso de aquella batalla.
Antes de la partida de Sissa
hacia sus tierras el rey le dijo:
-
No pensé jamás
que el ingenio de un hombre pudiera crear un juego tan maravilloso, capaz de
aliviar mi sufrimiento. He aprendido que un soberano, por mas poderoso que
fuere, no vale nada sin el apoyo de sus súbditos. En ocasiones, hace más por la
victoria un simple peón que una poderosa pieza. Deseo recompensarte, SISSA,
pide lo que quieras y te será concedido de inmediato.
-
¿Qué quieres?
¿Una caja llena de piedras preciosas, una bolsa llena de oro, uno de mis
palacios? Elije entre mis posesiones lo que desees.
Entonces Sissa, con la
intención de dar una nueva lección al rey le dijo:
-
Aprecio vuestra
generosidad... Deseo granos de trigo sobre el tablero de ajedrez, pero contados
de la siguiente manera: 1 grano por la primera casilla, 2 por la segunda, 4 por
la tercera, 8 por la cuarta y así duplicando sucesivamente hasta la última
casilla.
Al escuchar la petición de
Sissa el rey Ladava y toda su corte se rieron de él, e incluso llegó el rey a
enojarse por “burlarse” de su generosidad.
-¿Quién
te ha enseñado, insensato, a demostrar semejante indiferencia por la riqueza?
-exclamo el Rey- . Ridículo es lo que me pides, pero tú has elegido eso y yo
cumpliré con mi palabra.
Después de varias semanas de
tediosos cálculos los matemáticos del reino llegaron a la conclusión de que no
había suficiente trigo en toda la
India como para pagar a Sissa.
La suma era de tal magnitud
que resultaba inconcebible para la mente humana de aquella época.
Hoy sabemos que el resultado
de esta progresión geométrica es de 18, 446 744, 073 709, 551 615 es decir, 18
trillones, 446 744 billones… de granos de trigo.
Una cantidad muy superior a
la existente en todos los graneros del reino, y aún sumando la producción de
toda la India
durante más de cien años no habría suficiente (dice la estadística que la India tuvo una producción
total de trigo de 72 millones de toneladas en 2005).
Si se considera que 21.000
granos pesan un kilo, lo que debería haberse entregado a Sissa eran 878.416.384.462
toneladas o 17 568 327 689 240 sacos de 50 kg , cantidad superior a la que se obtendría
sumando la producción de trigo mundial durante más de 100 años, contando con
que la producción de este cereal en 2005, a nivel mundial, fue de unos 628.1 millones
de toneladas en todo el planeta (aproximadamente).
Para poder hacernos una idea
de cuánto trigo sería, se ha calculado cuántos pabellones de deportes se
podrían llenar con todos los granos, sabiendo que 740 gramos equivalen a 1 litro , (medida obtenida
llenando una botella de 1 litro
y pesando su contenido con una báscula electrónica)
Se podrían llenar 8.803 410 000 pabellones.
Cuenta la leyenda que Sissa,
más tarde, fue nombrado primer ministro y que orientando a su rey con sabios y
prudentes consejos y distrayéndolo con ingeniosas partidas de ajedrez, prestó
los más grandes servicios a su pueblo.
Y colorín colorado, esta
historia se ha acabado.
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