sábado, 6 de octubre de 2018

EL ORIGEN DEL AJEDREZ (2)




Cuenta la leyenda que hace ya varios milenios existió un reino gobernado por el rey Ladava, un poderoso aunque generoso soberano.

 El rey Ladava quedo sumido en un profundo estado de tristeza y desesperación cuando durante la defensa de su reino ante la invasión del enemigo perdió a su hijo, el príncipe.

Este terrible suceso hizo reflexionar al rey Ladava en que no le servían de nada sus inmensas riquezas y posesiones, si no podía alcanzar la que fuera la razón de su vida, su hijo.

Un día llego al palacio del rey un joven brahmán, que solicitó ver al rey asegurando que tenía una posible solución a su mal….
-¿Quién eres, de dónde vienes y qué deseas de nuestro rey y señor? -le preguntó uno de los grandes visires reales.
- Mi nombre -dijo el joven- es Lahur Sissa, y vengo porque llegó a mis oídos  la noticia de que nuestro magnánimo señor vive encerrado en el palacio, triste y angustiado, y pienso que grandes males se avecinan para nuestro reino si nuestro soberano se encierra en su íntimo dolor; es por ello que inventé un juego que podría distraerlo y al mismo tiempo daría a su corazón grandes alegrías. Estoy aquí para entregar este modesto obsequio a nuestro querido rey.

Cuando el rey Ladava se enteró de la presencia del joven en su palacio, se mostró interesado por conocerlo y lo recibió.

Sissa entregó al rey un gran tablero cuadrado, dividido en sesenta y cuatro casillas cuadradas iguales, y dos grupos de dieciséis figuras talladas en madera, unas blancas y otras negras.
Sissa explicó los tipos de movimientos de cada figura sobre el tablero y las reglas de este juego  al rey y a los visires y cortesanos.

Al rey Ladava le maravilló tanto este nuevo juego que de inmediato se puso a jugar con los miembros de su corte varias partidas.
En una de estas partidas el rey fue acorralado de manera que no podía escapar del ataque de su contrincante.
Fue entonces cuando intervino Sissa y dijo al rey:
-A pesar de que te has empeñado en defender a ese visir, piensa que para lograr el triunfo debes sacrificarlo.

Fue así como el inteligente Sissa hizo que el rey Ladava entendiera que la muerte de su hijo, a pesar de haber sido una desgracia, probablemente fuera necesaria para el desenlace victorioso de aquella batalla.

Antes de la partida de Sissa hacia sus tierras el rey le dijo:
-                          No pensé jamás que el ingenio de un hombre pudiera crear un juego tan maravilloso, capaz de aliviar mi sufrimiento. He aprendido que un soberano, por mas poderoso que fuere, no vale nada sin el apoyo de sus súbditos. En ocasiones, hace más por la victoria un simple peón que una poderosa pieza. Deseo recompensarte, SISSA, pide lo que quieras y te será concedido de inmediato.
-                          ¿Qué quieres? ¿Una caja llena de piedras preciosas, una bolsa llena de oro, uno de mis palacios? Elije entre mis posesiones lo que desees.

Entonces Sissa, con la intención de dar una nueva lección al rey le dijo:
-                          Aprecio vuestra generosidad... Deseo granos de trigo sobre el tablero de ajedrez, pero contados de la siguiente manera: 1 grano por la primera casilla, 2 por la segunda, 4 por la tercera, 8 por la cuarta y así duplicando sucesivamente hasta la última casilla.

Al escuchar la petición de Sissa el rey Ladava y toda su corte se rieron de él, e incluso llegó el rey a enojarse por “burlarse” de su generosidad.
-¿Quién te ha enseñado, insensato, a demostrar semejante indiferencia por la riqueza? -exclamo el Rey- . Ridículo es lo que me pides, pero tú has elegido eso y yo cumpliré con mi palabra.

Después de varias semanas de tediosos cálculos los matemáticos del reino llegaron a la conclusión de que no había suficiente trigo en toda la India como para pagar a Sissa.
La suma era de tal magnitud que resultaba inconcebible para la mente humana de aquella época.

Hoy sabemos que el resultado de esta progresión geométrica es de 18, 446 744, 073 709, 551 615 es decir, 18 trillones, 446 744 billones… de granos de trigo.
Una cantidad muy superior a la existente en todos los graneros del reino, y aún sumando la producción de toda la India durante más de cien años no habría suficiente (dice la estadística que la India tuvo una producción total de trigo de 72 millones de toneladas en 2005).

Si se considera que 21.000 granos pesan un kilo, lo que debería haberse entregado a Sissa eran 878.416.384.462 toneladas o 17 568 327 689 240 sacos de 50 kg, cantidad superior a la que se obtendría sumando la producción de trigo mundial durante más de 100 años, contando con que la producción de este cereal en 2005, a nivel mundial, fue de unos 628.1 millones de toneladas en todo el planeta (aproximadamente).

Para poder hacernos una idea de cuánto trigo sería, se ha calculado cuántos pabellones de deportes se podrían llenar con todos los granos, sabiendo que 740 gramos equivalen a 1 litro, (medida obtenida llenando una botella de 1 litro y pesando su contenido con una báscula electrónica)

Se podrían llenar  8.803 410 000 pabellones.

Cuenta la leyenda que Sissa, más tarde, fue nombrado primer ministro y que orientando a su rey con sabios y prudentes consejos y distrayéndolo con ingeniosas partidas de ajedrez, prestó los más grandes servicios a su pueblo.

Y colorín colorado, esta historia se ha acabado.


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