“Érase una vez que se
encontraban alrededor de Buda varias personas discutiendo.
Mientras uno decía: “el mundo
es eterno. Ésta es la verdad. Y lo demás es falso”, otro opinaba lo contrario:
“el mundo no es eterno. Ésta es la verdad. Y lo demás es falso”.
Mientras uno opinaba: “el
mundo es limitado. Ésta es la verdad. Y lo demás es falso”, otro opinaba lo
contrario: “el mundo es ilimitado. Ésta es la verdad. Y lo demás es falso”.
Mientras uno afirmaba: “el
alma es lo mismo que el cuerpo. Ésta es la verdad. Y lo demás es falso”, otro
afirmaba lo contrario: “el alma es una cosa y el cuerpo otra cosa distinta.
Ésta es la verdad. Y lo demás es falso”.
Y discutían y discutían.
Hasta se peleaban y se agredían, al tiempo que cada uno porfiaba: “la verdad es
así; la verdad no es así”.
Así que fueron a contarle
todo esto a Buda y éste le contó una historia:
“Hubo una vez un rey que
mandó reunir a todos los ciegos de nacimiento, a los que les mostró un elefante
que, naturalmente, ninguno veía.
Así que a unos los colocó
junto a la cabeza del elefante, la palparon, la manosearon y sentenciaron:
“ciegos, compañeros, así es el elefante”. Y así fue colocando, por grupos, a
todos los ciegos junto a las distintas partes del elefante y, cuando hubo terminado,
les preguntó:
- “¿Habéis palpado al
elefante?”
A lo que todos respondieron
que sí.
Entonces Buda les preguntó
cómo era el elefante.
Los ciegos que habían palpado
la cabeza respondieron: “el elefante es como un cántaro”, mientras que los
que habían palpado la oreja
sentenciaron: “el elefante es como un gran cesto para aventar el trigo”.
Mientras los que habían
tocado el colmillo afirmaron: “el elefante es como el timón del arado”, los que
habían palpado el cuerpo sentenciaron: “el elefante es como un granero”.
Mientras los que habían
palpado el pie sentenciaron: “el elefante es como la base de un pilar”, los que
habían tocado la pata afirmaron: “el elefante es como un mortero”.
Mientras los que habían
tocado la cola afirmaron: “el elefante es como la mano de un mortero”, los que
habían tocado el extremo de la cola sentenciaron: “el elefante es como una
escoba”.
Todos y cada uno de los
grupos de ciegos fueron afirmando que el elefante era así o que el elefante no
era así. Y discutían; y se peleaban; y se agredían a puñetazos y a patadas.
Y el rey estaba encantado con
la escena que estaba presenciando”
“Así –dijo Buda- , de la
misma manera, son los hombres, como los ciegos, que como sólo ven una parte del
elefante, de la realidad, discuten y discuten, y se pelean por defender e
imponer que “su” versión, “su verdad” es “la verdad” y todas las demás
versiones son falsas”.
¿Podrían ponerse de acuerdo
los ciegos en algo?
¿Son todas las teorías
humanas, sobre la realidad, parciales? ¿Son todas igual de verdaderas y/o igual
de falsas? ¿Es posible una síntesis global de todas ellas? ¿Sería ésta,
también, parcial?
¿No están todos los hombres
“circunstanciados”, ubicados en un tiempo, en un lugar, en una cultura, en una
ideología, en una mentalidad, en una religión,…? (en una parte del elefante)…
y, según sea esa circunstancia, la realidad se verá así o de otra manera? ¿No
serían ridículas las porfías y las peleas? ¿Cómo van a verse igual Los Pirineos
desde España que desde Francia? ¿Cómo va a verse igual el hombre desde una
religión que desde un laicismo?, ¿desde la creencia “creacionista” que desde la
ciencia “evolucionista”?
Pero, aunque todo sea
“perspectiva”, ¿son iguales, valen lo mismo, una perspectiva que otra, dando
pos supuesto que ninguna de ellas es “la” perspectiva (lo que sería una
“contraditio in terminis”), sino “una” perspectiva? ¿Hay alguna más
privilegiada que otra? ¿Se ve igual la catedral de Málaga desde La Plaza del Obispo que
desde la Plaza de Uncibay?
Es verdad que “todas valen”,
pero ¿“valen todas igual”?
PROTÁGORAS PURO. RELATIVISMO.
PERSPECTIVISMO ORTEGUIANO.
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