¿Quién no ha manejado o, al
menos ha oído que Jostein Gaarder, escritor Noruego nacido en 1951, tuvo
una gran resonancia a raíz de la publicación de su libro “El mundo de
Sofía”, en el que aborda de manera original un recorrido didáctico por
todas las corrientes filosóficas existentes?
Gaarder hace, con “Vita
Brevis”, otro inteligente aporte a la literatura.
Se trata de una polémica obra
publicada por primera vez en 1996, en la que recoge una supuesta
colección de cartas encontrada por accidente en algún mercado
artesanal de Buenos Aires, escritas por Floria Emilia, quien fuera
la compañera y amante de Agustín de Hipona y madre de su hijo Adeodato.
Es tan impecable el estilo
epistolar y la manera como aborda las reflexiones de esta mujer
excepcional, que hubo quienes asumieron las cartas como ciertas.
El conocimiento sobre la vida
del santo, su recorrido existencial y la impresionante influencia de
Mónica, la madre del obispo, se convierten en el eje de esta historia en
la que, con enorme suficiencia intelectual, Floria rebate, revisa y
critica muchas de las afirmaciones hechas por Agustín de Hipona en
sus célebres “Confesiones”.
El texto propone una
deliberación seria en torno a la significación y alcance de la
“continencia” que Agustín convierte en la esencia de su amor y dedicación
a Dios.
Floria ve una especie de
perversión en la actitud obsesiva del santo por rechazar todo aquello que
tenga que ver con el cuerpo, las sensaciones del cuerpo, el sexo, los
alimentos, y el asumirlos como una especie de amenaza para la relación con
el Creador.
El texto puede ser tratado
desde el aspecto espiritual y filosófico, o desde el aspecto de la
composición literaria, o desde el punto de vista histórico”.
Floria rechaza que se la
reduzca sólo a la condición de “concubina”:
-“bien sabes que nuestra
unión fue algo más que un común y fugaz concubinato, tan propio del hombre
antes del matrimonio. Convivimos en fidelidad durante más de doce años
y también nació nuestro hijo…”
Floria rebate la visión
agustiniana del Creador:
-“Que Dios prefiere que
el hombre viva en celibato” - escribes. Yo no tengo ninguna fe en un Dios
así…”
Critica la persistencia de
Agustín al afirmar que Adeodato es “un hijo concebido desde el pecado”:
“…o en el amor, honorable Obispo, un niño es
concebido en el amor…”
Y critica, constantemente,
la obsesión de Agustín con el
significado de los deseos:
-“Escribes constantemente en
todos tus libros sobre “el deseo de los sentidos” y los “deseos pecaminosos”…”,
-“… ¡pobre Aurelio! Te
avergüenzas de ser un hombre…”.
Argumenta a través de sus
preguntas:
-“No debemos
intentar vivir como algo que no somos. ¿No sería eso burlarse de Dios?
Somos seres humanos.
La vida es tan breve, que no
podemos emitir juicio de culpabilidad alguno sobre el amor…
-“Primero debemos vivir y
luego…luego podemos filosofar…”
El perfil de la madre de
Agustín de Hipona se vislumbra siniestro:
-“Me he preguntado si,
en el fondo, no fue tu propia madre la que te robó la voluntad de amar a una
mujer…”
Se aprecian sus comentarios
funestos, su obsesión por perfilar la “carrera” de su hijo.
El trabajo hecho para buscar
que Agustín se casara incluso con otra mujer de mejor “clase”, la manera
como el santo vivía en función de agradar y satisfacer en todo a su madre.
Para Floria, es evidente la
existencia de la conspiración materna en su contra.
Se considera una
mujer traicionada:
“…me vendiste a cambio de la
salvación de tu alma. ¡Qué traición Aurelio, qué traición! No, yo no creo
en un Dios que exige sacrificios humanos. No creo en un Dios que destroza
la vida de una mujer con el fin de salvar el alma de un hombre…”
La solvencia intelectual y el
conocimiento de los debates éticos y filosóficos que se vivieron en su
tiempo le permiten concluir de manera categórica:
-“…habría sido mejor que
fueses esclavo sobre la tierra, que sumo sacerdote en el siniestro laberinto de
los teólogos…”
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