domingo, 27 de septiembre de 2015

RELIGIÓN Y VIOLENCIA (2 )LAS RELIGIONES Y LA VIOLENCIA.

LAS RELIGIONES Y LA VIOLENCIA.

Si todas las religiones proclaman, como uno de sus objetivos, la paz, ¿por qué tanta violencia religiosa?
Miras la historia y, sobre todo, se ven guerras y sangre y muchas de ellas, directa o indirectamente, poniéndose en un plato de la balanza y apoyando a una de las partes, están las religiones, como si “religión” y “violencia” estuvieran irremediablemente unidas.

Los animales marcan su terreno y lo defienden con uñas y dientes y esto mismo ocurre con las religiones, al defender, hasta bélicamente, su territorialidad, siguiendo el antiguo precepto de “cuius regio, eius religio”, principio del siglo XVII y que podríamos traducir como “Religión de Estado”, como si en un mismo territorio no hubiera espacio para otras religiones.

Personas y cosas (catedrales, libros, símbolos…) de una religión serán asesinadas o destruidas por el simple hecho de no pertenecer a “mi” religión, que es la única verdadera, siendo, pues, falsas todas las demás y, como la falsedad no tiene derecho alguno a ser proclamada y la verdad sí….

Incluso dentro de una misma religión, el cristianismo, de católicos contra protestantes, o de católicos contra ortodoxos, y, eso sí, todos contra el islamismo y viceversa, el islamismo contra todos y cualquiera de ellos.

El conflicto palestino-israelí es un conflicto de territorialidad, y a la vez religioso.

Ahora mismo, en el momento que escribo, asisto a una diáspora de sirios, de religiones varias, en cuyo país, aunque la religión islámica es la predominante, en la rama suní, también hay chiíes, alawitas, drusos e ismailitas. Pero también está el cristianismo (tanto ortodoxos, como siríacos, maronitas, católicos de rito armenio).
Pero en Siria se respeta (se respetaba) la libertad de cultos, por lo que estaban ausentes enfrentamientos entre islámicos y cristianos, pudiendo transitar libremente, por las calles, mujeres sin velo islámico de ningún tipo.
Y la Navidad, el Viernes Santo y el Domingo de Resurrección son fiestas nacionales.

Por un error político de las potencias occidentales (EEUU, Alemania, Francia e Inglaterra, sobre todo) en la marea bélica de acabar con los dictadores de los países productores de petróleo (Irak, Libia, Afganistán, Egipto,…) crean, ayudan, arman, subvencionan,… a una oposición al régimen, que ha resultado ser el Estado Islámico o ISIS, integristas y fundamentalistas islámicos que, en su objetivo de derribar al dictador, han desencadenado una guerra cruel en la que es toda la población siria la perjudicada y, en una diáspora masiva, están huyendo a Turquía, a Jordania, a Líbano y, últimamente, han pasado el charco y en avalanchas humanos están inundando Europa Occidental.

Desayunar todos los días con muertos y ahogados, campos de refugiados, familias enteras caminando por donde pueden y esquivando fronteras para llegar a Alemania, la nación rica de la UE,… se le atraganta a uno la tostada con aceite y el café.

Y, si ha sido Occidente quien ha encendido la mecha, quien la mantiene no sólo encendida, sino avivada, es una Religión, la Islámica, en su versión más extremista para implantar en Siria un Estado Islámico, en el que rijan, únicamente, los preceptos coránicos y la Sharia o Ley Islámica como norma fundamental.

Pero ¿y los talibanes, en Afganistán, y sus monstruosidades artísticas?

Contemplo lo que fue y lo que queda de la ciudad jordana de Petra, o el sitio arqueológico asirio de Nimrud en Irak, a manos del grupo yihadista del Estado Islámico y a uno se le cae el alma al suelo, al contemplar el fanatismo de grupos integristas y fundamentalistas, en este caso de una religión (sin olvidar que, en otro tiempo, fueron iguales o parecidas las barbaridades artísticas dedicadas a otros dioses paganos (¿) que no merecían seguir estando en pie).

Pero no es sólo en el plano artístico, ¿qué decir de los desmanes culturales, políticos, educativos, morales,…?

En nombre del dios Yahvé el Antiguo Testamento parece un diario de campaña de guerra constante. Leer el Deuteronomio es leer un diario de guerra de exterminio realizada por el pueblo hebreo, el pueblo elegido (Jericó, por ejemplo, o el dios cananeo-fenicio Baal).

En nombre del Dios cristiano ya nos hemos referido a las cruzadas en su cruel lucha contra el islamismo en su objetivo de recuperar los Santos Lugares, ocupados por la expansión islámica.

¿Y la injusta persecución contra Valdenses y Albigenses?

¿Y las guerras de religión entre cristianos, católicos contra protestantes?

Aunque podíamos remontarnos a San Agustín contra los donatistas africanos.

¿Y qué decir de la Santa (¿) Inquisición, sus persecuciones y sus torturas, por el simple delito de no pensar como los que mandan, pero, eso sí, sin mancharse las manos de sangre, entregando al brazo civil a los por ella condenados para que los ajusticiase? ¿Habrase visto tanta hipocresía?
Pero hoy mismo, continúa esa persecución, anatemizando públicamente a los que quieren y osan pensar de manera distinta a la Iglesia oficial.

El Fundamentalismo, interpretado literal e infantilmente los libros sagrados, se muestra con un fanatismo inusitado.
Y cuando este Fundamentalismo religioso llega a unirse o a sustituir a la política se llega al Integrismo, ejerciendo la violencia física o moral contra quienes no aceptan sus conservadoras y caducas ideas.

Y no tenemos que irnos fuera de nuestras fronteras.
Aquí tuvimos a un Cardenal, el Cardenal Segura bendiciendo las tropas de Franco y considerando la guerra civil como una “cruzada” contra los malos, ateos, comunistas,…republicanos.
Y todos los que “padecimos” las secuelas de esa guerra, el Nacionalcatolicismo, fuimos vigilados, dirigidos y educados en una moral religiosa casquivana y rancia, que nos amenazaba con el “quemadero” o las calderas de Pedro Botero (tonta manera de denominar al diablo), y de la que, con el tiempo, muchos nos hemos liberado, pero no todos.

¿Protestó la Iglesia contra las muertes que cometía el franquismo con sus enemigos republicanos?

Recuerdo mis años de monaguillo, cuando el cura, a diario, en la misa, rezaba y pedía “pro duce nostro Francisco”, además de “pro pontifice nostro…”

Somos buscadores de la verdad, no detentadores, y menos propietarios exclusivos de la misma y de manera absoluta, lo que nos convertiría en intransigentes.

Incluso cuando la Iglesia hablaba de libertad religiosa, no la practicaba.

Entre mi conciencia, que me dijera una cosa, y el papa, que dijera la contraria, no había opción. Y ¡pobre del que optara por la primera¡

Los fundamentalistas temen tanto al cambio como al pluralismo porque esto pone en peligro sus afirmaciones absolutas, por eso reaccionan violentamente.

Lo más triste es que le atribuyen a su Dios sus exageraciones doctrinales, cubriendo así la fuerza moral de sus pseudoverdades.

Y uno lee a Jesús de Nazaret y se pregunta cómo es posible que “de eso, salga esto”

Es triste que alguien tenga que renegar de su religión para poder liberarse de la mordaza.

La guía de la sociedad tiene que ser la Razón y sólo la Razón y no pretendidos mensajes venidos del cielo para gobernarla.

Pero, ni siquiera esta nuestra España es capaz de dar el salto a la “sana y legítima laicidad del Estado”.
Si el mudo está, ya, secularizado ¿por qué no aceptarlo?.

De tejas abajo, Razón y sólo Razón, ni teocracia ni clericalismo alguno.

La Iglesia debe retirarse a sus cuarteles, dejando que sean los hombres los que se preocupen y ocupen de sus problemas en la tierra.

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