viernes, 25 de noviembre de 2011

A MI MANERA (3). LA GUERRA CIVIL EN MÁLAGA



Defender una idea con la palabra y con una acción no perjudicial a quienes discrepan de ella es, siempre, algo loable.
Dejarse matar o suicidarse por “una idea” no es una heroicidad sino una determinación infantil (admiro el pensamiento de Sócrates y su vida, pero no hasta el exceso de entregarla por una idea. En este sentido, soy nietzscheano, aunque yo no lo insultaría como él. Una vida vale más que una Enciclopedia de Ideas. Soy más galileano y, si es necesario, digo “digo” donde antes dije “Diego” pero “la vida es la vida, y, más, si es la mía”).

(Jesús de Nazaret no tuvo escapatoria, ni dio su vida, voluntariamente, por nadie, ni pudo salvarla. Lo cogieron, lo azotaron y lo crucificaron).

Pero las “creencias” son otra cosa distinta a las ideas.

El creyente lo que desea es seguir creyendo y practicando su religión, y desea y exige que no se lo impidan.

El defensor de una “idea” no puede/no debe impedir la práctica de una creencia. Como si fuera posible calmar la sed taponando las fuentes y la necesidad de llenar el estómago pudiera volatilizarse llevándose por delante al panadero o al que despacha el pan.

Si la quema de iglesias y conventos era, realmente, un ataque a uno de los pilares de los sublevados franquistas, el poder eclesiástico, el que tan sólo era un simple creyente practicante lo interpretaba como un ataque directo contra él, impidiéndole ir a rezar a esa iglesia en llamas.

La tentación y la manía en algunos de considerarse “salvadores”, al someter a la población a una cura de desintoxicación, tan sólo por creer literalmente a Marx y que “la religión es el opio del pueblo”….
(Mi, en otros tiempos, admirado Revólver, cantaba: “no hay droga más dura que el amor sin medida”)
¿A quién o a quiénes podían perjudicar los creyentes, en sus oraciones o en sus prácticas religiosas?

Mi compañero de Instituto, y amigo, Pepe Jiménez, tras varios permisos para investigar en archivos de la guerra civil (sobre todo en el de la Cll/ El Expolio, de mi Salamanca del alma), publicó, no hace tantos años, el libro titulado: “La quema de conventos en Málaga. Mayo de 1.931”

El 14 de Abril había sido proclamada la República.

Yo, que como he confesado en varias ocasiones, entré, y estoy, en el pórtico de la guerra civil en Málaga, me extrañaba y me extraña que la religiosidad de las monjas pudiera poner en peligro el asentamiento de la República, para poder llevar a cabo tanta monstruosidad.
Parecía que una locura colectiva se había desatado en Málaga, apenas proclamada la República, arrasando gran mayoría de iglesias y conventos en una orgía de fuego y destrucción.

¿Cuántas obras de arte se perdieron y cuánto patrimonio histórico y artístico se lo llevaron las llamas y que no ha podido ser recuperado?.

Las Semanas Santas malagueñas siempre han tenido gran tradición y han gozado de una gran acogida por parte de visitantes allende Málaga, por la fama de sus imágenes y de sus tronos.

Pero la Semana Santa del 31, pocos días antes de ser proclamada la República, se desarrolló con gran tensión, por las campañas anticlericales, contrarias a la salida de los tronos a la calle.

El Martes Santo, durante una de las procesiones, hizo explosión un artefacto cerca de calle Larios, lo que provocó una estampida, de la que resultaron varios heridos.

Unos días después, el 14 de Abril, se proclama la República y Málaga lo celebra exultante.
Sólo la estatua del Marqués de Larios, el gran terrateniente e industrial de la ciudad, sería substituida por la de un obrero.
La familia Larios, los “dueños de la provincia”, era propietaria de tierras e inmuebles, eran empresarios, comerciantes, exportadores,.., conservadores, naturalmente.
Muchos burgueses vivieron escondidos y, los que podían, emigraban.

Apenas un mes después, el 11 de Mayo, es cuando va a desatarse un infierno en la ciudad, sobre todo para los más fervientes creyentes católicos.

El “conocido” Cardenal Segura, arzobispo de Toledo, había publicado una carta que fue considerada por el gobierno como “hostil al régimen republicano”, lo que produjo que grupos de radicales intentaran quemar la sede del ABC, de Madrid, así como atacar varios edificios religiosos.

El “efecto imitación” también se propagó, porque cuando las noticias de lo que estaba ocurriendo, el día 10 de Mayo, en Madrid llegan a Málaga, se desata una histeria colectiva y grupos de incontrolados comienzan a imitar a los madrileños, echándose a la calle, siguiendo hasta la madrugada del día 12.

El Palacio del Obispo, que ya en 1.930 habían intentado quemarlo, es quemado y destruido por completo. El Obispo de Málaga. D. Manuel González García, se refugió en una casa contigua, de la Cll/ Fresca, de donde lo sacó, a la fuerza, el cónsul de Italia, acompañándolo a un buque que lo trasladaría a Tánger. Igualmente fueron quemados la gran mayoría de iglesias y conventos, arrastrando, también la quema de varios almacenes.
Gamel Woolsey, en “Málaga en llamas” cuenta las dificultades para encontrar ciertos productos.

Todo lo que olía a sacristía era arrasado, bien por elementos de la izquierda más radical, en el centro de la ciudad, bien por golfos y delincuentes habituales en las barriadas periféricas.
Es verdad que la Jerarquía Eclesiástica estaba identificada con los sectores conservadores y con la Monarquía.
Era evidente y manifiesta la postura anticlerical de las organizaciones políticas y sociales republicanas y obreras.

Tras las elecciones municipales y el triunfo del Frente Popular estalló y se manifestó dicho anticlericalismo.

Si en Madrid fue el ABC, en Málaga fue la sede del diario conservador “La Unión Mercantil”, (en Cll/ Atarazanas-Puerta del Mar-Alhóndiga), el mismo día de la proclamación de la República, el 14 de Abril, así como el intento de asalto a la Residencia de los Jesuitas y del Seminario.

Fueron Incendiados:
.- El Palacio Episcopal.
.- Parroquias: Merced, San Felipe, San Pablo, Mártires y Santo Domingo.
.- Conventos e Iglesias: Jesuitas, San Agustín, Barcenillas, Ángel, San José, Carmelitas Descalzas, Capuchinas, Hermanas de la Cruz, Maristas, Zamarrilla, Aurora María y Puerto de la Torre.

Fueron Asaltados y Quemados:
.-Parroquias: Carmen, San Juan, Santiago, Angustias y San Patricio.
.-Conventos e Iglesias: San Manuel, San Lázaro, Catalinas, Reparadoras, San José, Concepción, San Bernardo, Convento de la Encarnación (en Cll/ Álamos, esquina Plaza del Teatro), Servicio Doméstico (regido por las monjas, en la Cll/ de la Victoria), Esperanza, Sagrada Familia, Adoratrices, Mercedarias, Cruz del Molinillo, San Carlos, Terciarias Franciscanas, San Pedro y Santísima Trinidad.

(Se salvaron: la Catedral (que luego serviría de refugio a tantas personas, llegadas a Málaga, desde los pueblos de la provincia (se calcula que 50.000), el Seminario Diocesano, el Colegio Salesiano, las iglesias de La Victoria y de San Miguel, así como los conventos de Císter y Trinitarios.
Los vecinos de El Palo defendieron el Colegio de los Jesuitas).

Málaga se convirtió en “reino del terror”.
Estas barbaridades restaron apoyos al régimen republicano.

¿Qué hizo la autoridad para evitar la catástrofe?. Nada o casi nada.
El gobernador militar, el general José Gómez Caminero, nombrado por el gobierno republicano, no sólo no hizo nada, sino que, incluso, fue condescendiente con las masas incendiarias, mandando retirar a las fuerzas de la Guardia Civil durante los disturbios.
El telegrama que envió a Azaña es sumamente significativo: “Ha comenzado el incendio de iglesias. Mañana continuará”.

Sí, señor, ¡con dos cojones¡.

A los pocos días fue destituido…… y posteriormente “ascendido”.

La muchedumbre penetraba en las iglesias, destruía, quemaba y saqueaba sin piedad.
A las puertas de los templos se formaban grandes hogueras en las que se quemaban, arbitrariamente, tallas de gran valor histórico junto a todo tipo de objetos eclesiásticos, ornamentos sagrados, piezas de orfebrería, bordados, bibliotecas, archivos parroquiales...
¿Habéis visto las fotografías de jóvenes, vestidos con casullas, en procesiones burlescas, con huesos de frailes y monjas, desenterrado, sacados de las criptas?.
Quien podía se llevaba a su casa piezas valiosas o dinero.

¿Era una reacción natural y legítima de la gente hambrienta?.

Todavía hoy, cuando uno entra en el Vaticano o en una catedral, se critica las riquezas de la Iglesia relacionándolas con el hambre que hay en el mundo.
¿Nadie sensato, con un poco de cultura, convenció a los incendiarios que la destrucción de obras de Pedro de Mena, de Niño de Guevara, de Alonso Cano, de Murillo…así como valiosos retablos y archivos, era una riqueza patrimonial de Málaga y de los malagueños?.

Málaga fue la ciudad española más afectada en su patrimonio religioso, artístico, cultural e histórico, destruido para siempre, irrecuperable.

El Cristo de la buena muerte y la Virgen de Belén, ambas en la Iglesia de Santo Domingo, así como la imagen del Nazareno conocido como “El Chiquito”, de la hermandad perchelera de la Misericordia, todas ellas de Pedro de Mena, serían quemadas en la hoguera de la Plaza de la Merced.

Quizá lo más macabro es lo ocurrido en la iglesia de San Pablo, donde se profanaron las criptas e individuos pasearon por La Trinidad con la cabeza del antiguo sacerdote clavada en la punta de una estaca.

Es notoriamente conocida por los malagueños la obra de Pedro Luis Gómez: “Las cenizas de Cristo (el enigma de Mena)”, de 2.009, donde refiere que “el Cristo de la buena muerte”, obra del imaginero barroco granadino-malagueño Pedro de Mena, del que no se tienen pistas desde la noche de la “guerra de los conventos” no desapareció sino que fue salvado por tres cofrades malagueños, que se llevaron el secreto a la tumba.

Hoy, la mayoría de las tallas de la Semana Santa actual son reproducciones de las antiguas.
¡Y todo en una noche¡. Menos mal que no hubo muertos.

Todas estas barbaridades, inútiles y perjudiciales, fueron alimentando un caldo de cultivo y proporcionando argumentos a muchos ciudadanos para sumarse a la sublevación, para no apoyar a la república, para distanciarse, para parar esta locura.
La guerra, que fue dramática en Málaga, fue creando un clima de venganza de burgueses y creyentes, con los consiguientes ajustes de cuentas.

Un periodista, por la carretera de Colmenar, echando la vista atrás, describe lo que ve: “Es aterrador, dantesco, producía escalofríos en el cuerpo y una intensa amargura en el alma. El cielo veíase rojo. Negras columnas de humo ascendían hacia él. Era el resplandor de las tremendas hogueras que, desde diversos sitios de la capital, elevaban hasta el infinito sus llamas intensas”.

La República fue una gran oportunidad perdida por los excesos de extremistas de uno y otro lado. Entre los dos la mataron.

Tres “grandes” republicanos, Marañón, Ortega y Pérez de Ayala, dirían: “quemar conventos e iglesias no demuestra verdadero celo republicano, espíritu de avanzada, sino, más bien, un fetichismo primitivo o criminal”.

Gamel Woolsey y Gerard Brennan tuvieron que asumir, rápidamente, el saludo habitual “salud” como sustituto de los tradicionales “vaya Ud. con Dios”, “buenas tardes” o “buenas noches”.
Y ¡desgraciado del que, a “salud”, no respondiera, puño cerrado y mano izquierda en alto, “salud”, camarada”¡, porque sería considerado sospechoso de “fascista”, rebelde o filo-rebelde, podía ser injustamente señalado y, en cualquier momento, sacado de su casa para ser juzgado(¿) y condenado. ¿Merecía vivir, un enemigo del pueblo?. ¿no era un peligro de propagación de ideología fascista?. ¿Qué es lo que se hace con un microbio que afecta a la salud del cuerpo?. ¿Y lo que afecte al cuerpo social?.

Pero es que los del otro bando hacían lo mismo, con el saludo fascista, a medida que iban cerrándose los frentes sobre Málaga.

Venganza la tuya, venganza la mía. Ojo por ojo y ambos ciegos. España sin remedio.

¡Qué bien reflejó Goya a España en “Duelo a garrotazos”¡

3 comentarios:

  1. Según comentas, la falta de cultura, de enseñar que eso que pretendes destruir es una obra de arte, produce en esos entes henchidos de un primitivismo unido al convencimiento (no sé la razón exacta del por qué) de que esa iglesia y esos sus servidores son los que viven y vivirán siempre a sus espensas, han atesorado riquezas y ayudan al capitalista, al opresor, es lo que consiguió que entre paisanos, entre familiares, se apalearan hasta la muerte, como comentas del cuadro de Goya, a garrotazos.
    ¡Educación es la mejor medicina!

    ResponderEliminar
  2. Estoy buscando noticia sobre lo que hicieron con el cura de Santa ´María de Velez-Málaga, quien se refugiaba en mi casa a través de un agujero que había hecho en la pared medianera y que solía tapar con una pesada cómoda. Al final este pobre Sacerdote cerró el agujero, que llegó incluso a repellar con yeso desde su casa, creyendo que ya no le ocurriría nada y entonces vienieron esos cerdos y lo asesinaron. Yo he visto de pequeño ese agujero. Alfonso Téllez (kantidubi@gmail.com)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. He sido, toda mi vida profesional, profesor de Filosofía. Cuando hace 23 años aterricé en Málaga me impresionó lo poco que el resto de España sabía sobre la guerra civil en Málaga y, sobre todo, la carretera de Almería, una ratonera atacada por tierra, mar y aire. Para mí fue más "impresionante" que la por todos conocida Guernica o Badajoz.
      Pero no puedo satisfacer tu curiosidad.
      Y, de veras, qque lo siento.
      GRACIAS por haber entrado en mi Blog. Y si te ha gustado, mejor para los dos,

      Eliminar