jueves, 24 de noviembre de 2011
A MI MANERA (2).GUERRA CIVIL EN MÁLAGA
Acabo de ver la película de Benito Zambrano, “La voz dormida”. Está ambientada en la postguerra. Retrata el terreno del dolor de los vencidos republicanos.
Si todos los muertos durante nuestra guerra, la que nunca debió ocurrir, fueran del bando que fueran, tienen derecho a ser “dignamente enterrados”, los muertos de la postguerra más. Porque la mayoría de esas víctimas cometieron “el execrable delito de pensar de manera diferente”.
Se cumplía a rajatabla la primera orden, (apenas acabada la contienda), el 19 de Julio, dada por el general Mola: “Hay que sembrar el terror. Hay que dar sensación de dominio eliminando, sin escrúpulos, a todos los que no piensen como nosotros”.
Nuestra guerra civil, la de “los justamente vencidos y los injustamente vencedores”, en boca del filósofo Julián Marías, comenzó y terminó en Andalucía (¡triste honor el nuestro¡).
Sevilla será la primera ciudad que se suma a los militares rebeldes de África, el mismo 18 de Julio del 36.
En el reparto de estrategia Andalucía le “tocó” a Queipo de Llano.
Desde Sevilla, desde los micrófonos de la radio, el energúmeno Queipo de Llano, antes republicano, que nada hizo para evitar la quema de conventos en Madrid, africanista, de personalidad contradictoria, alcohólico(¿), participe en varias intentonas desde 1.927, con voz “ostentórea” (que diría Jesús Gil) mugiría y bramaría con un lenguaje soez, primitivista, grosero y barriobajero, impropio de una persona con formación, con sus famosas “charlas radiofónicas”, metiendo el miedo en el cuerpo con “Málaga, la mártir”.
“….esas monjas de Málaga, que fueron paseadas desnudas por las calles y asesinadas después….”
No soy historiador y no he cotejado si esta tajante afirmación está constatada en documentos de Agosto del 36 o si es una bravuconada más, una falsedad además de una infame calumnia.
“….seguirán sacrificando muchas vidas de esos borregos que llevan engañados al matadero….”
“Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los rojos lo que es ser hombres. De paso, también a las mujeres de los rojos, que ahora, por fin, han conocido a hombres de verdad y no castrados milicianos. Dar patadas y berrear no las salvará…”
(Renuncio a comentario alguno por no ensuciarme la boca).
Si Sevilla fue el comienzo (18 de Julio del 36), Almería sería la última ciudad ocupada por las tropas franquistas (31 de Marzo del 39).
El 1 de Abril sería “el día de la Victoria”, proclamada con el único parte de la Guerra Civil firmado por Franco:
“En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”.
Lo que no dijo fue que, desde ese mismo momento, comenzaba la postguerra.
“Ese día, hijo mío (me repetiría mi padre) fue el único día, allá en los Pirineos, echando de España a los comunistas, que comimos decentemente, una paella, pero sólo de arroz, seca, sin carne, sin pescado…”.
Entre Almería, al Oriente, y Sevilla, al Occidente, nuestra Málaga, la de “la desbandá” por la carretera de Almería.
Aquí nos las dieron hasta en el cielo de la boca, por tierra, mar y aire.
El fascismo europeo en pleno: Italianos y Alemanes, ayudados por “los moros”, tan sumamente temidos por las mujeres por su fama de violadores obsesos.
¿Cuál y cuánta fue la ayuda a los rebeldes, por parte de la jerarquía eclesiástica (que serviría de cobertura ideológica al nuevo régimen) y los terratenientes, en las provincias de Cádiz y de Sevilla, para que en tan corto espacio de tiempo, se instalaran en Sevilla?.
A Málaga, “la roja”, “la revolucionaria”, con el único diputado comunista que había en Las Cortes, en 1.933, Cayetano Bolívar Escudero, fueron creándole un cerco envolvente, desde Cádiz, Sevilla y Córdoba, aplicándole la tenaza, como para hacerla caer en su propia red, en su arte de pesca tradicional, el copo.
Si malo era quedarse a que los capturaran, seguramente peor fue su intento de huir hacia la todavía republicana Almería, por la carretera de la costa.
Málaga como bisagra que los rebeldes, por el norte y el oeste, quieren abrir y ella y el este almeriense quieren cerrarles el paso.
¿Y Madrid?. ¿Qué hizo Madrid, sede del Gobierno Republicano, por Málaga?.
Largo Caballero veía tan “larga” la distancia desde Madrid hasta Málaga, que ni siquiera lo tuvo en cuenta, ni siquiera se molestó.
¿Es de extrañar la fama que tomó Málaga como “República Independiente”?.
Hoy nos desgañitamos, protestamos, denunciamos la situación mundial de un Norte, poco habitado y rico, y un Sur superpoblado y pobre.
Pero ¿qué ocurría en el Norte y en el Sur de España?
¿Cómo estuvo y cómo estaba Andalucía, y Málaga, industrial, agrícola y ganaderamente, mientras asistíamos al acelerado proceso industrial del Norte?.
Andalucía toda era una “economía de pobreza”, de poco le servirían sus Semanas Santas y sus varias y variadas Romerías multitudinarias. Dios parece que siempre se pone del lado de quien más puede. Seremos “bienaventurados” en la otra vida, porque lo que es en ésta…
¡Qué bien lo muestra la leyenda del escudo malagueño: “la primera en el peligro de la libertad”. ¡Sí que era peligroso defender la libertad¡.
Y si éramos muchos, más fuimos al convertirse Málaga en refugio de republicanos que huían de sus pueblos, por peligro y por miedo.
¡Málaga, inmenso campo de refugiados”.
No mucho tiempo después Málaga se convertiría, para ellos, en Malagón. Y muchos de ellos se unirían, también, a “la desbandá”.
Si ya el pueblo, dirigido, estaba así, la clase dirigente, la C.N.T. y el P.C.E. discrepaban en la forma de dirigirlo. Y la C.N.T. y U.G.T., los dos grandes sindicatos obreros, a la greña por “boliches, sí”, “boliches, no”, y con asesinatos de por medio, siempre en comitiva al cementerio. Hoy tú y los tuyos y mañana el otro con los suyos. Entierro va y entierro viene. Hoy tú decretas una huelga general y mañana la decreta el otro. Hoy matas tú, mañana mata el otro
El método acción-reacción.
Este clima irrespirable para el ciudadano, de zozobra continua y constante, un día sí y otro también, convertían su vida diaria en un tío vivo infernal, un sin vivir.
Y todo esto antes de Julio del 36, una auténtica jaula de gallos de pelea entre los partidos del Frente Popular y las dos grandes Centrales Sindicales (recordemos que más del 85 % de la población malagueña era de la clase obrera)
Gasto inútil de energía interna, porque apenas triunfa el golpe de estado todas las fuerzas políticas y sindicales que apoyaban o formaban el Frente Popular se unen en una piña, constituyendo una fuerza de choque contra los sublevados franquistas.
El hambre y las ganas de comer, añadiéndole que “Madrid no está, no contesta” a las peticiones de ayuda y las democracias europeas no fueron capaces (o no quisieron) ver más allá de sus narices (léase fronteras). El desastre estaba servido.
¿Nadie entrevió que la guerra civil española era el prólogo de lo que iba a ocurrir en Europa unos años después?. ¿Qué la destrucción de Guernica se multiplicaría por N hasta llegar a Hirosima y Nagasaki?.
Málaga, hambrienta de pan, en su estómago, borracha de libertad, en su alma y enferma de tuberculosis en casi 1.000 familias.
Los barrios obreros de Huelin, el Perchel, Coracha, Bulto, el Palo, el Ejido,…carecían de agua, luz, y de higiene en sus casas.
La beneficencia sanitaria del Hospital Noble no podía atender más que a 10.000 familias, de las 48.000 familias malagueñas.
Las consecuencias de ello….
El 8 de Febrero del 37 cae Málaga. El día 9 berreará, en las “charlas radiofónicas”, Queipo de Llano: “dice Madrid (el gobierno) que si conquistaba Málaga ellos me regalan Madrid (capital). Así que voy a cobrar una deuda”.
Franco no lo permitiría.
¡El miedo en el cuerpo¡.
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Al leer "La Desbandá" ya me lo hacía el estómago, pero cuando ví la película de Zambrano no podía soportarlo. Tengo grabado en mi mente las fauces de esas monjas y regidoras que acompañaban a las ajusticiables, y me repatea su feroz empeño en "limpiar de gentuza la calle".
ResponderEliminarVolví a casa después de verla y me preguntó Pepa si me había gustado. He salido enfermo y "encabronado", le contesté.
¡Qué pena de gente...!