miércoles, 19 de octubre de 2011
¿VALE TODO?
“Todo vale”, pero ¿vale todo igual?.
Desconocer la diversidad de culturas, de religiones, de lenguas, de valores, de… conduce al Fundamentalismo.
El Fundamentalista es un fanático de lo suyo y de los suyos, al tiempo que un expeditivo negador de todo lo otro, pero no sólo pensándolo y proclamándolo, sino poniendo en práctica una actividad destructiva de todo lo demás y de todos los demás que no son él o ellos.
El Fundamentalista se autoproclama propietario en exclusiva de la verdad, de la bondad, de la justicia, de la belleza, de la decencia en el vestir, de la palabra y de su expresión, de la educación, de la información,…Dueño y señor de todos los valores.
Es un enclaustrado que sella puertas y ventanas, al tiempo que bombardea, destruyendo, lo extraclaustral.
Su razonamiento es lógico, correcto, coherente, pero falso, al partir de premisa o premisas no verdaderas.
1.- (Premisa Mayor). Si sólo la Verdad, la Bondad, la Justicia,(todos lo valores) tienen derecho a ser proclamadas y
2.- (Premisa Menor) si sólo yo estoy en posesión exclusiva de todos esos valores, entonces….
3.- (Conclusión) sólo yo y sólo lo mío tenemos derecho, en exclusiva a…
Los medievales decían: “ex vero non sequitur nisi verum; ex falso sequitur quodlibet”.
Si las premisas (las dos o las que sean) son verdaderas y el razonamiento es correcto, entonces la conclusión tiene que ser necesariamente verdadera.
Pero si al menos una de las premisas es falsa o si las dos son falsas, aunque el razonamiento sea correcto, la conclusión puede ser verdadera o falsa, pero nunca de manera necesaria.
La premisa menor de la que parte el fundamentalista es falsa.
“Debe ser reconocida la diversidad”
Pero, al mismo tiempo que se afirma la diversidad de… es inaceptable que no pueda apelarse a una razón y a unos valores universales, que quizás no lo sean de hecho pero que merecen serlo por su excelencia.
Si todos los hombres “somos iguales” ( y no desiguales), pero “somos distintos” (no idénticos), deberemos afirmar y apostar por una Razón y uno Valores Universales, los mismos para todos puesto que “todos somos iguales” (personas) pero teniendo en cuenta la “diversidad de culturas, de lenguas, de religiones, de tradiciones,…
“Iguales en lo esencial”, “distintos en lo accidental”.
Antes que, por encima de (o por debajo, pero superior a), la distinción entre blanco o negro, gitano o payo, creyente o ateo, culto o inculto, varón o mujer… está nuestra entidad como “personas”.
1.- Contra el RELATIVISMO, defensor de que todo vale, de que las culturas son, todas, igual de válidas, defensores de la “inconmensurabilidad de las culturas”, de la no superioridad, en nada, de unas sobre otras, proclamadores de la “tolerancia absoluta”, de que todo da igual, de que las tradiciones deben ser total y absolutamente respetadas y reconocidas como válidas,…
(Desconocedores de que no es igual “respeto” que “tolerancia”. De que el “respeto” se afirma de las “personas” y que “toda persona es respetable” por el simple y mero hecho de ser persona, pero que la “tolerancia” se afirma de las “ideas” y hay muchas ideas, sea en la cultura que sea, que son “intolerables” y que, por tanto, no pueden ni deben ser “toleradas” (la esclavitud, la inferioridad de la mujer, la lapidación por adulterio…).
2.- Contra el FUNDAMENTALISMO, proclamador de que no sólo “no todo vale” sino que “sólo lo mío vale”, por lo tanto, intolerancia absoluta a todo lo ajeno a lo mío y el no respeto y la consideración de “enemigos” (no sólo de adversarios) a todos aquellos ajenos, distintos, a mí y a los míos.
3.- El RACIONALISMO CRÍTICO, la RECONCILIACIÓN. La proclamación de Valores Universales (de Verdad, de Bondad, de Justicia, de Igualdad,…), respeto total y absoluto a todas las personas e intolerancia de ideas e ideologías discriminatorias por razón de sexo, color, religión, lengua,…
Por encima de lo que nos distingue (color, sexo, etnia,…) está lo que nos une, la consideración de “igualdad como personas”.
Proclamación, pues, de la Universalidad de los Derechos Humanos que, si no están implantados en todos los países, sí que merecen estarlo, por su excelencia.
Es verdad que no todos tenemos los mismos gustos ni nos apetecen los mismos alimentos, pero TODOS tenemos la necesidad de comer.
Es verdad que “todos somos racionales”, pero también es verdad que “todos somos cordiales”.
No se puede prescindir del “corazón” y descansar sólo en la “razón”, seríamos unos monótonos robots.
No se puede prescindir de la “razón” y descansar sólo en el “corazón”, seríamos unas veletas veleidosas.
Se trata de la conquista de una “razón amorosa” o de un “amor racional”.
Es lo difícil, esa armonía, ese equilibrio, pero es lo bonito.
Se trata de todos nosotros, que no somos alma y cuerpo sino “cuerpos animados” o “almas corporeizadas”.
Se trata de la Razón, pero no como “monólogo” impositivo que aisla, desde arriba, sino como “diálogo” abierto a los otros, instalados en el mismo nivel.
Se trata de la Razón, pero no tanto en el plano teórico como una Razón en el plano de la acción y de la convivencia social.
Se trata de la proclamación de que nadie tiene “la razón”, aunque alguien pudiera tener “más razón”. Dialoguemos, pues, para poder sopesar “las razones” de cada uno y poder enriquecerse todos.
Porque “dialogar” es proclamar la no existencia de monopolios, al tiempo que proclamar la posibilidad de que el otro tenga razón o más razón que uno.
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