lunes, 27 de agosto de 2012

UNAMUNO (1)

UNAMUNO. Sus últimos años.

Sobre el polémico incidente Unamuno-Millán Astray, en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, ante la presencia de Dñª Carmen Polo de Franco, yo había escrito (no me preguntéis dónde, preguntárselo a Google) un largo artículo.
Fue el 12 de Octubre, conmemorando el Descubrimiento de América, el día de la Hispanidad. Unamuno iba presidiendo el acto en representación de Franco. Y allí, estaba, además del Rector y del militar “mutilado”, la esposa de Franco, el obispo Pla y Deniel, catalán (al que le lanzará puyazos) y el poeta José Mª Pemán.

Ahora me entero que, al no haber magnetófonos en el Paraninfo, no existe UNA versión, la original y única, sino que distintos autores, unos presentes y otros de oídas, han contado la suya. Que si dijo o que si no dijo, que si dijo pero que, con el murmullo, muchos no lo oyeron, que nunca pronunció tales palabras o sí las pronunció.

Sí es cierta la sentencia dirigida a Millán Astray: “vencer no es convencer, ni conquistar es convertir”.
Yo me basé en una de ellas (que yo creía que era la única). Pero el incidente, en vivo y en directo, con dos temperamentos tan fuertes y tan opuestos, tuvo que ser muy tirante. Intelectuales y legionarios en el Paraninfo, allí juntos. La fuerza bruta irracional, de las armas, y la fuerza de la razón, en la palabra, frente a frente.

No he visto escrito pero sí oído la sentencia de Unamuno de: “me reservo el derecho de decir hoy lo contrario de lo que dije ayer”.
Se le echaba en cara sus contradicciones. A lo que él respondía: “el que no se contradice es que nada dice”. “Es un derecho, de conciencia, que toda persona tiene a la contradicción; un derecho, pues, sagrado”.

Si el Gobierno Republicano, el 22 de Agosto, le había retirado todos sus cargos honoríficos y el 1 de Septiembre Cabanellas, Presidente de la Junta de Defensa Nacional firmó en Burgos la reposición de todos sus cargos, el 22 de Octubre, tras el incidente del Paraninfo, lo cesa como Rector.

¿Contradecirse es cambiar de opinión?. ¿Desdecirse es contradecirse?.

Es verdad que, a veces, tenía, más que contradicciones, distracciones, como cuando en una frase dijo “Australia” cuando debería haber dicho “Argelia”.

Famosa es, también, la polémica “Europa Sí, Europa No” con Ortega, que lo llamará (¿insulto?) “energúmeno español” respondiendo Unamuno con “papanata europeizante”.
Ortega se preguntará si las piedras rojas de los monumentos salmantinos no serán rojas por el rubor que le producen las palabras de Unamuno.
Unamuno, con desdén, sentenciará: “que inventen ellos y lo sabremos luego y lo aplicaremos” y “españolizar a Europa”, mientras que Ortega estaba por la labor de “europeizar a España”, “España es el problema, Europa la solución”.

Entre Descartes y San Juan de la Cruz es fácil saber las preferencias tanto de Ortega como de Unamuno.

Tres veces fue nombrado Rector y tres veces destituido, siempre por razones políticas. Constantemente ataca al Rey y a Primo de Rivera, que lo destierra a Fuerteventura, huyendo a París y volviendo a España en 1.930, cuando muere el Dictador, siendo nombrado Rector en 1.931, ya con la República, “a cuyo advenimiento he contribuido más que cualquier español”. A lo que Azaña, después, le respondería que “Unamuno opina que la República la ha traído él”
Ya no dejarán de aguijonearse, constantemente, Azaña y Unamuno, Unamuno y Azaña.

Fue proclamado concejal en las elecciones previas a la República, con la conjunción Republicana-socialista.

Menos de un mes de la proclamación de la República, los días 11, 12 y 13 de mayo, y comienza la quema de iglesias y conventos. Miguel Maura, católico, era el ministro de Gobernación y anuncia que sacará la fuerza a la calle. Ante lo cual, Azaña, sentencia:”Todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano”, A lo que Unamuno le replicará: “para Azaña, (el “Faraón de El Pardo” - como lo llamará a menudo Unamuno) los incendiarios eran buenos republicanos”-a
(Conocidos son los puyazos verbales que, mutuamente, se lanzan, porque sus relaciones nunca fueron cordiales: por la ley de incompatibilidades (que afectaba al bolsillo de Unamuno), por la sentencia de Azaña: “España ha dejado de ser católica”, por la disolución de la Compañía de Jesús, por la prisa por modernizar a España,… Unamuno dirá: ¡Cuidado con Azaña¡, es un escritor resentido y fracasado, porque no tiene lectores. Sería capaz de hacer una revolución sólo porque lo lean”

Es elegido Diputado, en las Cortes Constituyentes, como independiente, en las listas Republicano-Socialista

Su lucha particular comienza desde el primer momento: “El Castellano es el idioma oficial de la República, sin perjuicio de los Derechos que las leyes del Estado reconocen a las diferentes provincias o regiones”- había propuesto la comisión.
Al final, se somete a votación: “El Español es el idioma oficial de la República. Todo ciudadano español tiene el Deber de saberlo y el Derecho de hablarlo. En cada región se podrá declarar cooficial la lengua de la mayoría de sus habitantes. A nadie se podrá imponer, no obstante, el uso de ninguna lengua regional”.

“¿Tampoco a los de la misma región, si así lo desean ellos?” –preguntaba Unamuno (y a este rellena-líneas le venía a la memoria lo de “la inmersión lingüística” (que. siempre, me parece un “ahogo lingüístico”) y multar a quienes no rotulen en catalán).

Pensando en las regiones sentencia: “se ha creído que hay regiones más vivas que otras, y esto no suele ser verdad. Las que se dicen que están dormidas están despiertas, como las otras, pero sueñan de otra manera y tienen su viveza en otro sitio” (a mí se me viene a la mente mi Andalucía).

Como los regionalistas/nacionalistas insisten tanto en las diferencias (sobre todo las lingüísticas) base de su “identidad” les da una lección histórica:
“Francia e Italia tienen muchas más diferencias que España. En Italia hay multitud de dialectos de origen románico, y, además, se habla alemán en alguna comarca del Norte, y esloveno y albanés en pueblos del Este, incluso griego en alguna de sus islas. Y en Francia, además del francés, también se hablan el bretón y el vasco”.

¿Y en España?.

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