sábado, 16 de febrero de 2019

TECNOFOBIA Y TECNOFILIA.


TECNOFOBIA Y TECNOFILIA.

“Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad” –decía la zarzuela.
Pues nada que ver con los tiempos que corren. Los avances continuos, casi a diario, tanto en ciencia como en tecnología (y, en concreto, en tecno-biología) hacen que lo que en otros tiempos era la única evolución, “la evolución biológica” de la especie humana, muy lenta, por “azar y por necesidad” ajena a los hombres, hoy, con la “evolución cultural”, los hombres cada vez somos más responsables de nuestra propia evolución, porque intervenimos, directamente, en ella.

Aplicar las tecnologías al cuerpo humano, para retocarlo, recomponerlo, mejorarlo, curarlo, prevenirlo,…. no inciden sobre el ser humano, no crean una nueva especie, no eliminan el carácter del ser humano.
Pero con la evolución cultural, con la intervención directa de la mano del hombre ¿vamos hacia una especie humana, a través de la tecnología?

Recordemos que en los últimos 2,2 millones de años, varias especies humanas han aparecido y desaparecido, aproximadamente cada 200.000 años: Homo rudolphensis, h. habilis, h. erectus, h. ergaster, h. antecesor, h. heidelbergensis, h, neandertlalensis, y, por último, el h. sapiens, que lleva 150.000 años de existencia.
Pero los parámetros naturales, en tiempo, son muy distintos a los parámetros temporales artificiales.
Un lavado de espermatozoides puede conseguir, en un momento, lo que, de manera natural tardaría milenios.

Una nueva especie se caracteriza por la incapacidad de sus miembros de lograr una unión sexual productiva con organismos de otra especie.

Para Darwin, la generación de una nueva especie, requiere la adquisición de un cambio genético heredable y de selección natural. Pero con los desarrollos recientes en tecnología podemos afirmar que ésta puede lograr seres humanos con mejores condiciones físicas, de inteligencia, de creatividad, de habilidades, artísticas e, incluso, con mayor desarrollo moral.

Las tecnologías médicas pueden restablecer la salud o buscar el mejoramiento o perfeccionamiento de las condiciones corporales, no ya terapéuticas, sino de “salud positiva”.

Técnicamente podemos rediseñar la especie humana, a medida que van desarrollándose las investigaciones genéticas y, lo que no hace tanto era una mera utopía, cada vez lo es menos.

Las biotecnologías incluyen la ingeniería genética, tanto somática como germinal, y la producción de cromosomas artificiales.
La técnica y la tecnología se han usado para adaptar la especie humana y asegurar la supervivencia evitando, así, la extinción de la misma.
Las vacunas, la cloración del agua, las cuarentenas, ….

La evolución tecnocientífica en interrelación con la evolución cultural plantea problemas éticos (por confrontación de valores, creencias, normas, principios y derechos) en las sociedades actuales y debe ser abordado  para su estudio, reflexión y toma de decisiones, multidisciplinarmente, tanto a nivel individual, como colectivo, nacional e, incluso, global.
No siempre son coincidentes las perspectivas de las comunidades científicas y las del público en general, siempre en esa pregunta de sí lo que tecnológicamente puede ser hecho, debe ser, efectivamente, hecho.

(El caso Belga en el Congo).

Los dos extremos, a favor o en contra, son: la posición tecnofóbica y la tecnofílica.

1.- LA POSICIÓN TECNOFÓBICA.

Ha estado presente a lo largo de la historia, tanto desde los mitos antiguos (Ícaro, Prometeo,…) como los mitos modernos (Fausto, Frankenstein), así como desde las religiones (el mito de la caída, la torre de Babel,…)
Su base es la afirmación de que la naturaleza humana es inmutable y inmodificable. Siempre ha sido así y así debe seguir siendo.
La transgresión de este límite es algo prohibido, porque equivales a “jugar a ser Dios”, a la “libris” (desmesura griega), estando condenada, no sólo al fracaso, sino también al castigo y a desatar catástrofes.

Una pregunta es si la democracia representativa, la educación y el debate público,… son los mecanismos para resolver los problemas de investigación y de desarrollo tecnocientífico o debe quedar en “manos” de las comunidades científicas o ambas deben estar subordinadas al “valor absoluto de la humanidad”.

Mientras son muchos los que mantienen esta postura desde el punto de vista religioso, otros la mantienen desde el punto de vista secular (Fukuyama, Habermas,…).

¿Argumentos?.

1.- Pueden ser deshumanizantes, al diluir la clara frontera entre hombres y cosas, y hombres y animales. La llaman tanto “deshumanización mecanicista” como “deshumanización animalista”, alterando las características típicas que hacen del hombre un ser único y especial.

2.- Minan la dignidad humana, tal como la entendemos hoy, desembocando en un posthumanismo, que no es, necesariamente, una evolución del humanismo, en el que se diluyen los derechos humanos ante la aparición de especies transgénicas.

3.- Erosionan valores importantes de los seres humanos, al reducir la libertad de elección.
Habermas defiende el “derecho a una herencia genética no manipulada”. La manipulación de los genes afecta a cuestiones de identidad de la especie y la autocomprensión del ser humano como perteneciente a una especie”, fundamento de la ética de la especie, así como de leyes y normas morales.

4.- Tiene consecuencias sociales  negativas, pues pueden crear nuevas brechas  entre los seres humanos y estas desigualdades plantean problemas de justicia, de solidaridad, responsabilidad, igualdad.
Las mejorías genéticas –para Habermas- minarían la igualdad moral y la autonomía de los niños mejorados por la voluntad de sus progenitores
Permiten, incitan, propician unas ventajas cualitativas, basadas, fundamentalmente, en disponibilidades económicas.
Igualmente, las expectativas de vida, capacidades cognitivas por encima de las desviaciones estándar.



2.- POSICIÓN TECNOFÍLICA.

Ya desde el siglo XVIII, con la Ilustración, se desataron las loas a la tecnología, que permitiría la satisfacción de las necesidades humanas.
Este humanismo tecnofílico profesa una confianza optimista en la naturaleza humana y apuesta por el conocimiento y la técnica para la mejora de las condiciones materiales y sociales.
Es la ley del progreso, es la confianza en “sabemos, podemos y queremos”, porque la naturaleza humana no es perfecta, sino perfectible, aunque no se busca la transformación de la realidad biofísica (G. Hottois)..

Reconoce este autor que la cultura tradicional es anacrónica; valió, pero ya no vale, por lo que los defensores de esta cultura serán tecnófobos.
La nueva cultura es la cultura de la libertad de experimentación, de información, de crítica, de apertura a cambios. Conduciría a sociedades abiertas al tiempo y al espacio, capaces de modificar sus estructuras, de aceptar los cambios, de tener una tendencia universalista, progresiva.

La vida humana no es inmutable ni inmodificable. Y, puesto que no existe un orden ontoteleológico definido, el futuro de los seres humanos dependerá de ellos mismos y de sus capacidades de intervención sobre el universo (G. Hottois).

Los defensores de la tecnofilia defienden una visión científica materialista, por lo que sostienen la maleabilidad de la condición humana, en interacción con el contexto social y tecnológico, aceptando unos límites borrosos con otros seres vivientes.


¿Argumentos?

1.- Es legítimo y deseable mejorar el bienestar, las capacidades y oportunidades de los seres humanos. Ello puede conseguirse con la tecnología: “información útil instrumentalmente y transmisible culturalmente (lenguaje, procesos, técnicas, sociedades, máquinas,…).
Consideran un “imperativo ético” mejorar la evolución a través de la ingeniería genética, la medicina regenerativa, los fármacos, las tecnologías de reproducción asistida, las nanotecnologías,… si con ello logramos individuos más sanos, más inteligentes, más cpacitados,….
Es legítimo que los seres humanos aspiremos a mejorar (cosa que, por otra parte, ya está haciéndose, con la educación, los fármacos, el dopaje en el deporte.
Estudiando las condiciones éticas, abogan por el uso de las intervenciones genéticas que sean razonablemente seguras, que se realicen según los intereses de las personas, que aumenten las oportunidades de una vida mejor, que no causen daños a otros, que no coloquen al individuo mejorado en ventaja competitiva frente a los demás, que no refuercen desigualdades injustas o discriminaciones,….

2.- Al ser la curiosidad una característica humana, se debe proteger el derecho a la libertad, a la autonomía y a la investigación.
Aunque estamos, como todos los animales, restringidos por la biología, la capacidad de desear e imaginar que podemos ser mejores y superarnos a nosotros mismos, haciéndose responsables de las acciones y omisiones.

COROLARIO

La dignidad humana no se siente afectada por las intervenciones tecnológicas, incluso es defendible una “dignidad posthumana”
Este “transhumanismo”, movimiento reciente aun mal definido, es fruto del humanismo secular y de la Ilustración, que propone integrar el proceso tecnológico con la defensa de los derechos humanos, defendiendo las tecnologías de perfeccionamiento a discreción  individual y de los padres con respecto a sus hijos.
Como la naturaleza humana no es perfecta, muchas veces es conveniente intervenir sobre ella, contra enfermedades, envejecimiento, sufrimiento, agresiones,…
La decisión no debe provenir impuesta desde arriba, verticalmente, sino defender la libertad individual de elección, tras una buena información y decisión.
Como, por ejemplo, con la cirugía de reasignación de sexo, aún no totalmente asumida por la mentalidad occidental (cuanto menos por otras culturas).
                                                                                                                                                                    



















No hay comentarios:

Publicar un comentario