viernes, 1 de febrero de 2019

RAZÓN APASIONADA O PASIÓN RACIONAL (3)



La ausencia de combustible conlleva la parada del vehículo.
La sola presencia del combustible no garantiza el movimiento del vehículo.
Sin coche no hay movimiento, sin gasolina, tampoco.
Ambos son necesarios.

El deseo y la pasión son la energía, la fuerza, que pone en movimiento a la inteligencia.

Cuando Spinoza nos habla del “conato” como constituyente de la esencia humana está actualizando el concepto griego, de los estoicos, de “hormé” (“tendencia o esfuerzo de los animales a conservarse, a persistir en la existencia”).

“Este esfuerzo (“conatus”), cuando se refiere al alma sola, se llama “voluntad”, pero cuando se refiere a la vez al alma y al cuerpo, se llama “apetito”; por ende, éste no es otra cosa que la esencia misma del ser humano, de cuya naturaleza se siguen, necesariamente, aquellas cosas que sirven para su conservación, cosas que, por tanto, está determinado a realizar.

Además, entre “apetito” (“appetitus”) y “deseo” (“cupiditas”) no hay diferencia alguna si no es la de que el deseo se refiere generalmente a los humanos en cuanto que son conscientes de su apetito” (Spinoza, Ethica).

En el ser humano, pues, hay una fuerza radical que se puede llamar, según los casos, “apetito”, “deseo”, “voluntad”.

Apetecer, desear, querer.

Me apetece, deseo, quiero.

Esta energía no es sólo el esfuerzo por conservar la existencia, es, sobre todo, el esfuerzo por vivir mejor, por una vida más plena, una “supra-vida”.

Cuando ésta se consigue aparece/se muestra la pasión llamada “alegría” y si no, aparece/se muestra la “tristeza”, que son, según Spinoza, las dos pasiones fundamentales.
Porque vivir no es sólo la existencia biológica.

Nietzsche nos lo recuerda y nos lo explica mejor cuando afirma que “todo ser viviente hace cuanto puede no sólo por conservarse, sino por ser más”.
Y este esfuerzo por ser más es lo por él denominado “voluntad de poder”, esa energía psíquica, esa fuerza vital que te empuja a la superación, a ser más, a ir más allá, a superarte constantemente.

Y quien culmina esta tendencia es Freud, que es el que más ha destacado el carácter enérgico o energético del psiquismo.

El problema que tienen o que tenemos con las pasiones es que no podemos recurrir a la experiencia ajena.
Podemos estar empleando las mismas palabras (amor, odio, miedo…) pero no sabemos si lo que la otra persona siente es lo mismo que lo que sentimos nosotros.

¿Qué significa “amar”?, nadie me lo puede explicar, tengo que ser yo el que ame y el que sienta el amor. Pero no puede saberse, con certeza, que “eso” que yo siento es lo mismo que lo que sienten los demás.

No se puede mostrar el amor (“el amor es eso”) como si fuera un objeto exterior, como sí se puede mostrar un color (“esto es el color rojo”).
Es la intimidad de los sentimientos lo que impide que sean objetivables, es decir, convertibles en objetos de observación intersubjetiva.

Es la llamada “intimidad” de los sentimientos.

Los deseos parecen ser “movimientos”, mientras que las pasiones parecen ser “estados”.

En el hombre podemos encontrar tres sistemas de actividad:

1.- El sistema cognitivo.

2.- El sistema impulsivo (orientado a la acción).

3.- El sistema hedónico (placer-dolor).

Estos tres sistemas se encuentran en íntima correlación.
La percepción de un objeto (conocimiento) puede determinar el deseo, que desencadena la acción (impulsivo) y la consecución o no de del objeto determinará diversos estados afectivos (placer, alegría… o dolor, malestar,..).
        
Ahora puede comprenderse mejor la diferencia entre la mente humana y el ordenador.
Éste sólo posee un sistema de procesamiento de información, pero ni experimenta deseos ni se ve “afectado” por la información que recibe, por lo que no estará ni alegre ni triste.

Lo que hizo el ordenador de la nave espacial “2001. Odisea en el espacio”, protestar y entonar una triste canción cuando iba a ser desconectado, es, sencillamente, falso (al menos, de momento).

Razón y Pasión. Pasión y Razón.

Es el DUALISMO, clásico, que, en filosofía, se usa con dos sentidos distintos.

En un sentido más general se denomina DUALISTA toda contraposición entre dos tendencias, entre dos elementos o entre dos cualidades que se consideran irreductibles entre sí (Razón vs Pasión, Bueno vs Malo, Material vs Espiritual,….).

En un sentido más restringido se llaman DUALISTAS a los que afirman la existencia de dos substancias, la material y la espiritual, mientras que los MONISTAS no admiten más que una.

Aquí estamos viendo a ambas, combinadas.

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