.- Es necesario que
dialoguemos.
.- Sí. Es necesario.
.-¿Tú tienes alguna línea
roja que no puede ser traspasada?. Sí. La Constitución. ¿Y
tú?.
.-Yo la “Independencia de
Cataluña” o “Derecho a decidir” o “Derecho a la Autodeterminación ”.
.-Entonces… ¿De qué podemos
dialogar si en mi/tu “Constitución” (“línea roja”) no cabe mi/tu “Derecho a
decidir la Independencia
de Cataluña”, mi (“línea roja”)?.
Sin embargo…
En bálsamo de Fierabrás,
curalotodo, multifunción,… En eso parece haberse convertido el “diálogo”.
“Estamos dialogando” – dicen.
Y todos lo consideran como solución a los problemas.
Pero aquí hay un
malentendido, porque una cosa es el “diálogo” y otra muy distinta es la
“negociación”,
Pero, además, ocurre que, en
general, se “dialoga” con los amigos, pero con lo enemigos o con los
adversarios se “negocia”.
Peor aún, se puede dialogar
con los adversarios y negociar con ellos cuando todos salen beneficiados por la
negociación.
Por ejemplo, nuestros
parlamentarios, que han dialogado (había poco que dialogar) y han negociado y
aprobado, al momento, no sólo sus sueldos y dietas, sino también sus altas pensiones
de jubilación en tan bajos años de cotización.
Como es bueno para “todos”
ellos, rápidamente han firmado el acuerdo, y a los demás, a los no
parlamentarios, que coticen 35 años para cobrar el 100% de su pensión, (porque
si sólo llevan 15 años cotizados cobrarán la pensión más baja, 587 euros (o 725
si tiene cónyuge sin renta)) y cuya pensión de jubilación será acorde a su
cotización. No como ellos que con sólo 11
años de estar, muchos de ellos, calentando un cómodo sillón cobrarán el 100 %.
Nuestros parlamentarios, en
un diálogo cordial y una negociación amistosa (como debe ser) han blindado sus
pensiones.
¿Que sólo llevan 7 años de
parlamentarios?, pues el 80%.
¿Que sólo llevan 9?, pues el
90%.
Y si llegan a 11, el 100 %.
El sueldo mínimo de cualquier
congresista “raso” español es de 2.918,
64 Euros/mes.
A lo que hay que añadir un
“extra mensual neto” por gastos de mantenimiento y manutención, que oscila
entre 1.702,59 euros para los que viven fuera de Madrid y los 812,68 euros para
los elegidos por Madrid.
No quiero añadir lo que
cobran secretarios, portavoces, adjuntos, presidentes de comisiones,
comisionados…
Hay un clamor popular contra
esta desfachatez, contra la inútil cámara del Senado, contra los parlamentos
autonómicos, contra los sueldos de cualquier alcalde de pueblo…. Y todo eso
“con la que está cayendo”.
Me llegan, a diario, e-mails
de indignación.
Dialogar por dialogar es un
ejercicio grato para los dialogantes, como hago yo todos los días con mis
amigos.
Pero ¿Negociar?
Se sobreentiende que
“negociar” es un pulso entre partes enfrentadas, donde cada parte quiere sacar
tajada. No es un intercambio de argumentos, es querer llevarse el trozo mayor
de la tarta.
No se negocia para determinar
quién pone más bombillas para que se beneficie más gente, sino quien elimina
menos bombillas para que ilumine a los suyos más que a los otros.
El caso de nuestros parlamentarios
es original, se dialoga como “amigos” y se negocia a la alta porque “todos
ellos” van a salir beneficiados de la negociación.
¿Puede dialogarse con los
terroristas, con los corruptos, con los defraudadores, con los criminales, con
los violadores, con los maltratadores, con los “chorizos”…?
-NO.
-¿Por qué No?
- Porque dialogar supone aceptar una base común de valores,
algo que no ocurre con todo este tipo de gente.
Si yo parto de que el valor
de una mujer es igual al valor de un varón, que son iguales como personas, y no
desiguales, aunque sean distintos y no idénticos y tú partes de que la mujer es
inferior al varón, o una propiedad del varón y por tanto “la maté porque era
mía”. ¿Qué “diálogo” puede haber entre nosotros? Cuanto menos “negociación”.
Cuando leía en la prensa las
declaraciones de “un tal Blázquez”, sobre la “generosidad” que tendrá la
democracia para los terroristas si prometen ser buenos…
¿También para los
maltratadores, los violadores,… si prometen que….?
¿Pero qué estaba diciendo
este señor, aunque sea obispo?
Que le perdone él sus
pecados, si se arrepienten, pero ¿los delitos? Los delitos son una deuda que,
siempre, todo delincuente debe saldar con la sociedad.
Kant decía que si un
condenado cumplía su condena, impuesta por un juez, podía salir con la cabeza muy
alta y presentarse en sociedad y poder decirles a todos: “soy igual que
vosotros. Yo fui condenado a pagar y he pagado. Vosotros no teníais que pagar
nada porque nada ilegal habíais hecho. Estamos iguales. Estamos a 0.
Pero ¿y los casi 1.000
asesinados, y los desfalcos, y los robos, y las comisiones ilegales, y…. sea
Marbella, Valencia, Sevilla, Castellón,…?.
Sólo, después de saldar sus
deudas, pueden presentarse en sociedad y decir, con la cabeza muy alta, lo que
decía Kant, pero no antes.
Las líneas rojas
imposibilitan todo diálogo auténtico posible.
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