martes, 20 de enero de 2015

TENGO “DERECHO” A….



         Siempre que alguien tiene “derecho a” (lo que sea) alguien tiene que tener el “deber de” (eso mismo). Es lo que se denomina “correlatividad”.
         Derechos y Deberes son correlativos y descansan en personas distintas.

         Pero hay un refrán que dice: “del DICHO al HECHO hay mucho TRECHO”. Aunque sea “mucho”, es “trecho”, es un camino, viene.

         Creo que en los tiempos actuales, tiempos de crisis múltiples, ya ni “TRECHOS”  hay, sólo “DICHOS”, menos aún HECHOS.

         DICE (DICHO) nuestra Constitución Española que “Toda persona tiene Derecho a (entre otras cosas) a la Salud, a la Educación, al Trabajo, a una Vivienda…..”.
         Y ahora vienen los HECHOS: listas de espera, des-educación real, paro, ¿vivienda? (¿qué te voy a contar?). Estábamos acostumbrados a vivir con dinero prestado hipotecando la vida y los “prestamistas” han devaluado tanto nuestra vida que ni como aval les vale ya.
         Esto es lo que HAY.

         DICE: “Toda persona tiene “derecho a” la vida” (comida, agua potable, vestido, techo) y fíjense en los HECHOS, en lo que HAY.

         ¿Dónde está el TRECHO? Sólo en la mente de los optimistas antropológicos, en la intención de los “buenistas”.

         “Derecho a la libertad de opinión y de expresión…”.Que se lo pregunten a los de CHARLIE HEBDO, a quienes las caricaturas, su forma de HABLAR les ha costado la VIDA. Te quito la palabra de la boca, el lápiz de la mano y te pongo una bala en la sien.

         O el Derecho a la Libertad Religiosa, y ahí tenemos a la jerarquía eclesiástica despotricando contra los ateobuses, contra leyes permisivas, contra los métodos anticonceptivos, contra el aborto legal cuando el nasciturus….contra la salida de la catequesis de la escuela (porque, por desgracia, eso es la asignatura de Religión)…como si los no religiosos no tuvieran, también, derecho a exponer sus no creencias, a manifestar su ateísmo o su agnosticismo y estar convencida, la jerarquía eclesiástica, de que “el que no está conmigo está contra mí” cuando lo único que quieren, los no creyentes, es estar bien consigo mismos. Parece que sólo “ella”, la jerarquía eclesiástica, tiene “derecho a” y todos los demás tienen el “deber de”.

         O el “derecho a” una información veraz siendo el Estado quien tenga el “deber de” informar verazmente, siendo así que nunca, en ningún lugar, en ningún estado, éste lo hace, porque puede salir perjudicado, y tendremos que averiguarlo nosotros los ciudadanos, los periodistas,…

         DICE la ley que “todos somos iguales ante ella”, pero todos SABEMOS que eso, no sólo es falso, sino que también es mentira (la Infanta, Bárcenas, Rato, ERES, Gürtel….
 Como “quien hace la ley, hace la trampa”, los que no hacemos ni sabemos de leyes, no sólo no sorteamos las trampas, sino que caemos en ellas como “inocentes pajarillos”.
         Nunca se ha HABLADO tanto de Igualdad entre los hombres, como en los tiempos que corren, y nunca ha HABIDO más Desigualdad entre ellos, cada vez más brecha y más profunda. (España: país, tras Letonia, en la que la desigualdad más abunda)
         Por lo que se ve sólo debemos ser IGUALES ante Dios, pero esto no podemos ni verificarlo ni falsarlo, porque sólo lo SERÁ en la otra vida, cuando ya no estemos aquí para  contarlo, para comprobarlo.
         Incluso los más DESIGUALES (por abajo) son los Preferidos. Ellos son los “bienaventurados”, los que estén con la barriga vacía, con la boca seca, con el techo de estrellas, los mal-tratados, los pobres,… Parecen sentencias “mal-sonantes”, en los tiempos que corremos, decirle a un parado, a un hambriento,… que es un dichoso, que tiene mucha suerte, que es un bienaventurado… (Con lo fácil que tienen SERLO todos aquellos que lo PREGONAN, que lo DICEN y que no reúnen ninguna de las características de los bienaventurados, ¿por qué no querrán SERLO?).

         O el “derecho a la libertad de movimiento”, y se lo DECIMOS a los que no dejamos desembarcar, a los emigrantes que han logrado no ser tragados por el mar y enlosar, de camino, el Estrecho de Gibraltar.

         Nunca nadie como ahora está defendiendo tanto el “derecho a la vida” del feto y del “nasciturus” pero nunca condenó la pena de muerte para los ya nacidos.

         Todos tenemos “derecho a” la riqueza, pero en los tiempos de crisis que nos abraza, (con el abrazo del oso) hay quien confunde “ganar un poco menos” de los unos, con el “perderlo todo” de los más.


         El DICHO, el HECHO, ¿dónde está el TRECHO?

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