jueves, 8 de enero de 2015

LEER, VER Y OÍR.


               
                                              
         Un compañero de Instituto, catedrático de Lengua y Literatura, en una de esas habituales charlas informales, defendiendo yo (cuando estaba en la cresta de la ola El Capitán Alatriste) la forma de escribir tan amena, tan sugerente, tan atractiva, de Arturo Pérez Reverte, me decía él que sí, que era verdad PERO que, si quería disfrutar de un gran estilista del lenguaje, de un gran escritor, que leyera a Javier Cercas.
         Desde entonces, todo artículo de J. Cercas que cae en mi mano, lo leo con fruición, y le doy las gracias a mi compañero y, sin embargo, amigo.

         Siempre he sido de la opinión, y así lo he manifestado, que “dime qué lees y te diré cómo piensas”, porque nadie lee por leer.
         Leer una prensa u otra, oír una emisora u otra, ver una cadena de TV u otra, no da igual, no es lo mismo, siempre hay un porqué, aunque sea inconsciente.
         La neutralidad no existe.

         Leo en la prensa de hoy mismo:
         1.- Alonso se baja el sueldo, por la crisis.
         2.- Briatore propone a Alonso bajarse el sueldo.
         3.- A Alonso le bajan el sueldo, por la crisis.

         Ya no sé si ha sido decisión propia, invitación  o decisión ajena.
         ¿Se lo ha bajado o se lo han bajado?
         Ya no lo sé y no saldré de la duda.

         La neutralidad es un mito, la sintonía es quien manda.

         No se busca la verdad, sino la confirmación de que uno está en lo cierto.
         Los medios de comunicación por los que opto son aquellos en los que tengo puesta mi confianza de que van a darme la razón y confirmarme en mi punto de vista.

         “Se SUELE leer un tipo de prensa –dice J. Cercas- para confirmarse en sus propias ideas, para continuar siendo quien se es”. (Digamos lo mismo de lo que se “suele” ver y oír).

         Los medios de comunicación por los que optamos son la mano que mece la cuna, que te arrullan, para que te duermas siendo el mismo sin removerte la conciencia. Son narcóticos de baja intensidad pero que, a largo plazo, robustecen tu ser.

         “Se DEBE leer – sigue diciendo J. Cercas- el otro tipo de prensa que, no sólo no confirma nuestras ideas, sino que las desmienten, que nos convierten en otros, al sacarnos de nuestras casillas, al zarandearnos, al no dejarnos dormir, al obligarnos a reaccionar”.

         (Os recuerdo que el Método Científico, desde hace varias décadas, pasó a ser la Falsación, dejando atrás la Verificación. Intentar falsar lo que sostengo, no confirmar o verificar lo que mantengo, porque si estoy en un error, continúo tercamente en él, me reafirman y me reafirmo).

         Los medios de comunicación PUEDEN ser “nanas” que nos depositen en los brazos de Morfeo, pero DEBEN ser sustos que te pongan de pie porque te despiertan y tienes que reaccionar.

         Quienes me conocen saben que suelo hollar todo lo pisable y meterme en todos los charcos.
         Desde que le he hecho caso a J. Cercas visito otra prensa, otras cadenas, otras emisoras. Y me he encontrado con que, efectivamente, me veo obligado a criticar, me saca de mis casillas el tratamiento dado a ciertas noticias. Pero he descubierto columnistas, programas y espacios, distintos y muy interesantes. Aunque sigo sin tragar a algunos sí he descubierto a otros.

         ¿Qué malagueño no empieza a leer SUR por la última página o contraportada, yendo directamente a la columna del incomparable Manolo Alcántara?

         ¿Comprendéis, ahora, por qué no suelo acostarme antes de las tres de la madrugada?

         Recuerdo cuando, hace unos años, un alcalde malagueño (quiero recordar que era el de Mijas) sacó un bando perdonando las multas de tráfico a los adolescentes a cambio de leer un libro.
        
         He visto y oído muchas barbaridades, pero como esa pocas.

         ¡La lectura como castigo¡

         La lectura es un alimento del espíritu, debe ser un placer. De lo contrario, no merece la pena.

         Pero resulta que también en los Institutos hay libros de lectura obligatoria, en Bachillerato. ¡Qué pena¡.

         ¡Tener que obligar a leer a un estudiante, cuando debería ser la actividad gratificante por excelencia¡

         ¿Os extraña que estemos como estamos?.

         Volverán nuevos planes de estudio, y nuevas leyes de educación, y…. ¿Y qué?.



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