Esta
mañana, al incorporarme al trabajo, invité a mis alumnos a que se asomaran a la
ventana y dijeran, en voz alta, qué es lo que estaban viendo.
-Está
lloviendo- gritaron casi al unísono.
-Y
yo os voy a decir por qué- les repliqué al momento.
Se refregaban los ojos, se rascaban la
cabeza y metiendo sus barbillas entre las manos, cuando comprendí su
disposición a escucharme, comencé:
"Anoche,
antes de acostarme, cogí la estampa de San Judas Tadeo y la puse "entre la
espada y la pared". La dejé sobre un libro y ,sobre ella, colgando de una
goma, atada al monitor del ordenador, pendía un abrecartas afilado que me había
regalado no sé quién y no sé cuando. Me puse serio. Amonesté seriamente al
santo, le conté todos los problemas que se ciernen sobre Málaga y la Costa del Sol, le hice ver
lo absurdo de unos embalses desembalsados, lo contradictorio de tener a la
izquierda todo el agua del mar y a la derecha toda la sequedad de la tierra, le
prometí hacer no sé cuántas cosas si llovía. Y como estáis viendo, está
lloviendo".
Dani,
sentado en primera fila, junto a la mesa del profesor, ponía una cara como de
absorto, como de no creer lo que estaba viendo y oyendo. Levantó, respetuoso
como siempre, la mano para pedir la palabra y me espetó, muy lentamente:
-¿
Acaso, después de Augusto Comte y su Ley de los Tres Estados, se puede hablar
seriamente de la manera como Ud. lo está haciendo?. Estamos en el tercer
Estado, el positivo o científico. No hay marcha atrás. A nivel individual, no
somos ya niños; a nivel de conocimiento hemos pasado del mito a la filosofía y
estamos descansando en la ciencia; a nivel de actitud no estamos en la de creer
ni en la de teorizar, convivimos con el conocer experimental mezclado con lo racional;
a nivel de sociedad también, estamos anclados definitivamente en la sociedad
científico-técnica.
Me
quedé una tanto así, como callado, como pensando.
-
"¿Es que acaso no queréis creerme?". - solté la pregunta a toda la clase. ¿Acaso alguna vez os he
engañado u os he mentido?. Siempre, a lo largo de la Historia , los hombres han
respetado y aceptado la palabra de sus mayores como garantía de verdad. A lo
largo de la Historia
han sido muchos los que comulgarían con mi postura.
-
"Desde Galileo el argumento de autoridad ha perdido toda credibilidad. Una
persona sola puede llevar/tener toda la razón del mundo aunque todo el mundo
opine lo contrario. Si una proposición es verdadera lo es por ella misma,
independientemente de quién y de cuántos la apoyen". -Fue Ana, esta vez,
quien dejó caer parsimoniosamente esas frases.
Me
encontraba inquieto, a disgusto conmigo mismo. Notaba un distanciamiento.
Ataqué de nuevo.
-"Cuando
yo no lo había pedido, no llovía; cuando lo pedí llueve. La causa, pues, de la
lluvia es mi petición".
-"Siempre
es conveniente que sus peticiones coincidan en el tiempo con las líneas
isóbaras, con las bajas presiones" - Así, como el que quiere y no quiere,
lo dejó caer Juan, con su barbilla incipiente y su colita recogida con una
goma de color verde.
-"De
la yuxtaposición de dos fenómenos, en este caso sus súplicas y la lluvia, no se
puede deducir que uno sea causa del otro. El principio de causalidad no rige
entre fenómenos, sólo vale entre ideas. Desde Guillermo de Ockham y Hume es un
tema superado" - Remachó Cristina.
¿Quien
lo iba a decir?. Cristina. Tan buenecita ella. Siempre tomando apuntes y
preguntando que no entendía el esquema de la pizarra.
Uno
rubio y regordete, Juan José, que se sienta atrás, con cara de no muy buenos
amigos, decía, vociferando, que no había derecho a que en el siglo XX uno
dijera esas cosas en público.
Rápidamente
le replicó Nacho, pero dirigiéndose a mí:
"Mire
Ud, no estoy de acuerdo con lo que está diciendo, pero me partiría la cara con
el rubio por defender el derecho que Ud. tiene a exponer sus ideas y
creencias". Y no es mío este pensamiento. Es de Voltaire, para mí el
máximo exponente de la tolerancia.
-
¿Pero no leéis la prensa o veis la Televisión ?. ¿No sabéis que en muchos pueblos de
Andalucía están sacando a la calle a patronos y vírgenes pidiendo que llueva o
que nieve?.
-Pero
eso es religiosidad. Eso no es Religión. El pueblo tiene derecho a comunicarse
directamente con la divinidad, sin intermediarios. Freud lo ha manifestado
expresamente: "Las ideas religiosas son "no precipitados de la
experiencia o resultados finales del pensamiento" sino ilusiones,
realizaciones de los más antiguos, intensos y apremiantes deseos de la
humanidad. El secreto de su fuerza radica en la intensidad de tales
deseos". Cuando el hombre se siente impotente ante la adversidad, se
convierte en niño. Es su desvalimiento de niño, su desproteción, lo que hace
que se lance a Dios y se agarre a Él. ¿Es que no es maravillosa esa postura
religiosa?. - Me miró fijamente. Y se quedó tan tranquila, precisamente ella,
Elisa.
Me
salvó la campana. Eran las 11,30. Era la hora del recreo. Crucé el patio.
En
mi cabeza daban vueltas las nuevas Enseñanzas Medias.
!Esta
juventud!. Cada vez más crítica. Cada vez menos manipulable. Con más recursos
en ideas.
Y
gritaba para mis adentros, con toda la rabia contenida,
¡"LA FILOSOFÍA EN LOS
INSTITUTOS".!
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