sábado, 13 de julio de 2019

SÓCRATES: EPÍLOGO ( 12 y FINAL )


SÓCRATES: EPÍLOGO.

Habría sido “cómico” si no hubiera sido tan “trágico” que los mismos viajeros del autobús, llamado Atenas, condenaran a muerte al viajero que es consciente de que el autobús va a despeñarse porque el conductor del mismo no sólo no sabe conducir, por los bandazos y volantazos que va dando, sino que ni él ni los viajeros son  conscientes de ello.
Uno para que se pare, los otros para exigirle al conductor que pare.

Fue una tragedia que quien diagnosticó la causa de la enfermedad mortal que padecía Atenas y pronosticó la gravedad de la misma fuera condenado a muerte por los inconscientes ciudadanos enfermos.

Fue una tragedia que quien descubrió el virus de la enfermedad mortal (los sofistas con sus sofismas) fuera condenado a muerte por ser confundido e identificado como un sofista porque hablaba como ellos y trataba de los mismos temas que ellos cuando, al contrario que ellos, que “entrenaban” (“no educaban”) a los jóvenes para que ganasen en las competiciones a ser elegidos candidatos a gobernantes, él, Sócrates, desarrollaba su actividad “educativa” al aire libre, gratis y sin excluir a nadie, lo contrario que los sofistas, que sólo hacían trato con quienes, procedentes de familias social y económicamente pudientes, podían costear el alto precio que pedían por sus enseñanzas,

Fue una tragedia que el mismo que abogaba por unas leyes justas por las que gobernarse la polis y siempre defensor y cumplidor de las mismas, por respeto a las mismas leyes, fuese condenado a muerte por los mismos atenienses que, por sorteo, les había tocado en suerte ejercer de jueces en el proceso contra Sócrates.
Y si el legislador no sabe legislar o legisla mal, y si los jueces no saben de justicia y juzgan mal, entre todos condenan al que cumpliendo las leyes juzgan que las incumple y lo condenan a muerte y, por dignidad (ya que no por no denunciarlos) se deja matar y “como cordero es llevado al matadero” (como Jesús) pero habiendo podido eludir la condena proponiendo otra alternativa, bien en metálico, bien eligiendo expatriarse a otra polis distinta.

¿Fueron, al final y tras la tragedia, conscientes de que habían obrado injustamente y condenado a un inocente?

(Cuenta la “leyenda urbana” que, al día siguiente de la muerte de Sócrates, por respeto a él, las tiendas de Atenas no abrieron sus puertas (lo que sigue siendo una “leyenda urbana”, como ocurrió con el judío crucificado y el “sol escondió su luz” por no querer ser vestido y para no poder ver
La tragedia judía de la muerte del Hijo de Dios (otra “leyenda urbana”).

Lo cierto y verdad es que con Sócrates comienza la filosofía que, en el fondo, tiene un objetivo político-social y no meramente especulativo, aunque para ello se tenga que saber qué es la Justicia (para poder ser justo y poder organizar la convivencia en la ciudad), qué es la virtud (para poder ser virtuoso),…
¿Pero quién sería o qué sería de Sócrates si no hubiera sido por su discípulo Platón?

Sócrates no fue sólo una figura literaria creada por el propio Platón para escribir sus Diálogos (como algunos han dejado caer)

Alfred North Whitehead, filósofo y matemático, del siglo XX, coautor junto a Bertrand Russell, de la obra Principia Mathematica, donde demuestran cómo la Matemática se deduce de la Lógica,  dejó escrito: "Toda la filosofía occidental es una serie de notas a pie de página de la filosofía platónica".

Doxa (opinión) y episteme (ciencia) o (grados del saber) y material e inmaterial (grados de ser), la línea dividida en segmentos, sentidos, razón e inteligencia, mundo material y mundo de las ideas, cuerpo y alma, ética, Metafísica (Teoría de las Ideas (existencia real del Bien, de la Belleza, de la Bondad, de la Justicia,… que serán participadas o imitadas por los seres del mundo material o ideas inferiores (el Triángulo y los tres tipos de triángulos), antropología, política, educación, dios y el demiurgo, las tres almas y su localización en las tres parte del cuerpo separadas por el cuello y la cintura, las pruebas de la inmortalidad del alma, las tres clases sociales, la Justicia, la ley, las formas de gobierno (tanto en La República con el gobernante-filósofo, como en Las Leyes, con el segundo modelo de Estado, gobernado por las Leyes justas), el comunismo platónico, el Bien-los bienes y la virtud-virtudes, la escatología y …son conceptos que desde hace 2.400 años….

De Sócrates, que nada dejó escrito (y no era porque fuera analfabeto pues él, como cualquier niño ateniense recibiría las enseñanzas de Anaxágoras, amigo de Pericles y que se encontraba en Atenas, sobre “la naturaleza” pero que, ante la tragedia que se avecinaba del derrumbe de Atenas, por las enseñanzas de los sofistas, cambió de tema (la naturaleza) por los asuntos éticos y políticos para, al menos intentar, que la polis, su Atenas del alma, no se despeñara y cayera al precipicio, siendo identificado como otro sofista más de los varios que pulularían por Atenas), lo que de él sabemos es gracias a los Diálogos de Platón, en los que, casi siempre, lo pone como protagonista de los temas que en ellos trata.

Aunque sean 4 las fuentes por las que nos llega la biografía de Sócrates (como hemos expuesto en posts anteriores), sin duda es Platón la fuente principal aunque (y hay que tenerlo en cuenta) que es bastante o muy laudatorio, aunque no lo deforme para hacérnoslo desconocido.

El comportamiento de Sócrates fue raro en la Atenas de su tiempo por lo que no puede resultarnos extraño que muchos lo viesen y lo calificasen como un bufón, o como un subversivo que deambulaba por las calles de Atenas, sin darse importancia, sin considerarse un profesor.

Su actividad se resumía, a diario, en preguntar a los varios y variados ciudadanos de la polis de Atenas si sabían qué era la justicia, el valor, la verdad, el bien, la belleza,…

Cuando el interlocutor daba una respuesta convencional (en medio de risas, seguros de que se trataba de temas muy sencillos) él volvía a preguntar una y otra vez hasta dejarle claro que no sabía cual era la respuesta correcta, al entrar en contradicción con la primera respuesta.
Pero esto no significaba que Sócrates la supiera y ofreciera una contestación definitiva, pero demostraba que los demás tampoco sabían mucho sobre aquello que suponían tan claro, fácil y evidente.

El placer de preguntar, pero no para saber, sino para hacerles ver a los demás que ellos tampoco sabían lo que sí creían saber.

Preguntar filosóficamente, como lo hacía Sócrates, es poner en un compromiso al que cree saber o al que quiere que aceptemos que sabe, de lo que no puede concluirse que el que pregunta sepa más que el preguntado.

La necesidad de hacerle ver al interlocutor que no sabe lo que creía saber es la condición necesaria para querer saber.

Lo que en otro lugar he expuesto: que la condición indispensable, necesaria, para querer encender una vela es ser consciente de que está apagada.

IRONÍA, como método, hacia abajo, para llevar al interlocutor a la ignorancia.
MAYÉUTICA, como método, hacia arriba, acompañando al interlocutor, inductivamente, para llegar a la definición del tema que estaba tratándose.

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