viernes, 5 de julio de 2019

SÓCRATES: BIOGRAFÍA ( 2 )



Su “VALOR MILITAR”, pues está fuera de toda duda.

Pero, también, su “VALOR CÍVICO” en dos actuaciones públicas en que se vio envuelto, lo que muestra sus grandes “convicciones morales” que lo llevaban a situarse lejos de la violencia.

Corría el año 406 y acababa de cumplir 53 años.
Eran los últimos coletazos de la Guerra del Peloponeso, que terminaría 2 años más tarde con la rendición incondicional de Atenas.
A su debilidad acababa de contribuir la derrota naval sufrida en Notion (junto a Éfeso)
A pesar de la derrota Atenas hizo el último esfuerzo aunque tuviera que recurrir al oro y la plata de los templos de la Acrópolis, prometer la libertad a los esclavos y la ciudadanía a los metecos que se alistaran.
Se consiguió poner en pie una flota de 150 trirremes y que derrotó a los espartanos junto a las islas Arguinusas, al sur de Lesbos.
La victoria fue para Atenas, pero se perdieron 25 naves con sus tripulaciones (unos 2.000 ciudadanos).
Las circunstancias meteorológicas adversas no permitieron el rescate de los náufragos, que perecieron.
Los atenienses, encolerizados, depusieron a los 8 generales y los llamaron a Atenas para juzgarlos.
Todos ellos fueron condenados a muerte.
6 (entre ellos Pericles, el hijo del gran Pericles) fueron ejecutados.
Los otros dos se habían puesto a salvo no presentándose en Atenas.
La casualidad (el sorteo) había hecho que Sócrates fuera aquel año miembro del Consejo de los 500 y (casualidad también) que el turno entre las distintas tribus, había hecho que la tribu de Sócrates ostentara, en ese momento, la Presidencia del Consejo y de la Asamblea.
Los atenienses reclamaban airados a los 50 miembros del Consejo (los “prítanes”) que el asunto volviera a la Asamblea para que ésta juzgara conjuntamente a los 8 generales (algo ilegal, pues la ley prohibía pronunciar sentencia simultáneamente sobre “varios” acusados, debía hacerse individualmente.
Sócrates fue el único “prítane” que no cedió a las exigencias y amenazas del pueblo enfrentándose a la Asamblea en defensa de la legalidad (que es lo que aparece en la Apología de Platón:

“En aquella ocasión fui el único de los “prítanes” que se opuso a que vosotros cometierais ilegalidad y el único que voté en contra. Y, a pesar de que los oradores estaban dispuestos a proceder contra mí y a arrestarme, y a pesar de que vosotros les pedíais a gritos que lo hicieran, consideré que debía arrostrar el peligro poniéndome del lado de la Ley y de la Justicia antes que ponerme, por miedo a la cárcel o a la muerte, del lado de vosotros, que tomabais decisiones injustas”

Ésta fue la única ocasión en que Sócrates ejerció un cargo público y el incidente tuvo lugar cuando “la ciudad se gobernaba aún democráticamente”.

Dos años más tarde Atenas capitulaba y se instalaba el gobierno oligárquico de “Los 30 tiranos” (gobierno títere, puesto por la vencedora Esparta) que aplicó medidas arbitrarias y terroríficas contra los partidarios de la democracia.

En su intento de implicar a cuantos más mejor en sus crímenes e ilegalidades reclamaron a Sócrates que, con otros cuatro ciudadanos, fuera a detener a León de Salamina.
Sócrates, jugándose la vida de nuevo se negó a tomar parte en la detención.

“Aquel gobierno, a pesar de su violencia, no logró atemorizarme para que cometiera una acción injusta…cuando salimos, los otros cuatro partieron para Salamina y trajeron a León, pero yo, al salir, me marché a mi casa. Y esto me hubiera costado, posiblemente, la vida si aquel gobierno no se hubiera disuelto tan pronto”

Lo cuenta Platón en su Apología.

En ambas ocasiones, bajo la democracia y bajo la oligarquía Sócrates no vacila en enfrentarse al poder en defensa de la Justicia y la Legalidad.

Ambos valores, el MILITAR y el CÍVICO, son la consecuencia de una “actitud reflexiva” (y no fogosa) que ha asimilado e interiorizado su compromiso con la Justicia y las Leyes.

Respeto a las leyes, que era la tradición ateniense desde Solón.
Y Sócrates sabe, como afirman los sofistas, que las leyes de la ciudad son convencionales, pero mientras están vigentes representan el pacto que cada ciudadano con la ciudad que así las ha legislado.

Quien no esté de acuerdo con las leyes de la ciudad puede marcharse de ésta, puede emigrar a otra ciudad cuyas leyes le parezcan más razonables o apropiadas: las leyes atenienses lo permiten, a nadie impiden marcharse.

Por el contrario, quien se quede en la ciudad y lo hace libremente queda obligado al cumplimiento de las mismas.

Sócrates no sólo vivía EN Atenas, VIVÍA Y PENSABA “EN” Atenas y “PARA” ATENAS.
Vivía vinculado a su ciudad, vinculado a la política ateniense.

Sócrates, como cualquier niño, adolescente y joven ateniense se había dedicado a la Filosofía de la Naturaleza pues Anaxágoras, miembro del círculo de Pericles y amigo personal de éste se había asentado en Atenas.

No es verdad, pues, que no estuvo, en su juventud, ligado a la Filosofía de la Naturaleza.

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