lunes, 29 de julio de 2019

FORMAS PLATÓNICAS DE GOBIERNO


LAS FORMAS PLATÓNICAS DE GOBIERNO.

Igual que el hombre perfecto es el filósofo,  aquel en el que quien domina es la Prudencia (la Razón, el Alma superior) y, poco a poco puede ir degenerando si son las almas inferiores las que dominan, rigen y guían al hombre así son 5 los modos de gobierno.

De mejor a peor o degenerado son:

1.-  MONARQUÍA O ARISTOCRACIA, la forma pura, ideal y perfecta de gobierno en que el mando es ejercido por Uno (el mejor) o por unos pocos hombres eminentes, que rigen la ciudad, conforme a la Prudencia.
Debió existir en tiempos legendarios, y considerado como el primitivo de Grecia, en el que no existía la propiedad, todas las cosas eran comunes y el equilibrio perfecto reinaba entre todas las clases sociales.

La decadencia de este régimen se inicia por descuidar los gobernantes el cálculo o la aplicación del “número nupcial” que debe regular las uniones entre las parejas, dando por resultado el desequilibrio social, que va acentuándose cada vez más.
Y así se originan todos los demás regímenes, que son degeneraciones viciosas o enfermedades.

2.- TIMOCRACIA O TIMARQUÍA.
Mezcladas las razas de oro, plata, bronce y hierro se produce la desarmonía y la discordia interior.

Se dividen las tierras (hasta entonces comunes).

El elemento pasional, que ambiciona victorias y honores prevalece sobre el racional.
Predomina la CLASE MILITAR, apoderándose de las riquezas y oprimiendo a las clases inferiores de labradores y artesanos.

Este régimen, que es malo, no es del todo malo, todavía, porque conserva algunos rasgos del régimen anterior o Aristocrático (está refiriéndose al régimen espartano, que aunque timocrático y oligárquico, era mucho menos malo que el democrático y débil de Atenas, de ahí sus victorias), pero prepara el camino al advenimiento de otra forma peor de gobierno.

3.- OLIGARQUÍA.
La ambición creciente de riquezas da por resultado su concentración en manos de una pequeña minoría.
De aquí se origina la división de la ciudad en dos clases antagónicas: una pequeña, de magnates riquísimos (Oligarcas) que acaparan el dinero y las posesiones y la otra compuesta por una multitud empobrecida, carente hasta de los medios más elementales de vida.
Los Oligarcas (zánganos con aguijón) se ven obligados a dominar por el terror a un pueblo que los aborrece y que espera la ocasión para expulsarlos violentamente del poder.

4.- DEMOCRACIA.
Una vez exterminados los oligarcas, el pueblo se apodera del gobierno.
Entonces en la ciudad impera la libertad, consistente, más bien, en una verdadera anarquía, en la que cada cual hace lo que se le antoja (libertinaje) dejándose llevar por el desenfreno de sus deseos.
Todos se consideran capaces de dirigir la ciudad, así que los cargos se proveen por elección popular (aquí habría que recordar a los sofistas y su entrenamiento en la retórica y dialéctica, para poder convencer a los votantes) y, de ordinario, recaen en los menos dignos y preparados.
Este régimen democrático es el que conoció Platón pero sus finas ironías no van dirigidas al pueblo sino a los demagogos que lo arrastraban en los vaivenes de sus ambiciones.

5.- TIRANÍA.

En medio del desorden producido por el exceso de libertad, terminan por prevalecer los más audaces y violentos sobreviniendo la reacción.

El demagogo favorito del pueblo se apodera del mando y se erige en tirano, suprimiendo por completo la libertad.

Es el reino más completo de la injusticia, en el que impera el desorden pues se rompe la armonía entre las diversas partes integrantes del estado, prevaleciendo la más inferior, quedando entronizadas las pasiones más viles y odiosas encarnadas en el tirano,
Es el grado más bajo al que puede llegar la degeneración social de las formas de gobierno.

Bien que lo sabía Platón con sus intentos en Siracusa y bien que fue durante “los 30 tiranos” la condena a Sócrates, de ahí la viva descripción que hace de los vicios en ellos.

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