viernes, 12 de julio de 2019

SÓCRATES: BIOGRAFÍA ( 11 ) RECAPITULANDO



Para sintetizar al máximo el pensamiento de Sócrates, os presentamos a continuación tres temas socráticos:

La MAYÉUTICA.

EL UNIVERSAL

EL DAIMON.

1.- LA MAYEUTICA:

Cuando Sócrates dice "sé que no sé", no niega la existencia de la verdad (como habían hecho los sofistas), sino que invita a su búsqueda.

Es como si dijera: “la verdad existe, aunque yo no la conozco”; pero, como no puedo creer que uno que la ha conocido no la tome en consideración, pienso que es indispensable alcanzar el "conocimiento".
Sólo así, en efecto, podremos saber con seguridad de qué parte está el Bien.

Procuremos ahora describir la mente humana como debió de habérsela imaginado Sócrates: en el medio, un enorme montón de maleza y debajo de él, bien escondida, la verdad, es decir la justa valoración de los comportamientos, el "sentido de las cosas".

¿Qué hacer, se pregunta Sócrates, para llegar al conocimiento?
Ante todo, liberarse de la maleza y después extraer la verdad.

Para la primera fase, que podríamos llamar operación "limpieza" o "pars destruens" para los amantes del latín, Sócrates se vale de la “IRONÍA”.

Nadie supera la maestría de Sócrates en este arte.

Manifestando la más absoluta ignorancia y candidez, finge siempre querer aprender de su interlocutor: le solicita continuas precisiones y por fin lo pone frente a sus propias contradicciones.
La maleza de la que hablábamos antes es, efectivamente, el conjunto de los prejuicios, de los falsos ideales y de las supersticiones que ocupan nuestra mente.

Una vez liberado el campo de estas escorias, es preciso sacar a la luz el verdadero conocimiento y es aquí donde interviene la segunda parte de su método, la “MAYÉUTICA”.

Sócrates, en el Teeteto, acordándose de su madre, nos da una descripción: "Mi trabajo de partero se asemeja en todo al de las comadronas, sólo que ellas actúan sobre las mujeres y yo sobre los hombres, ellas sobre los cuerpos y yo sobre las almas".

Sócrates no se presenta como depositario de una "verdad suya"; a lo sumo ayuda a los otros a buscarla en sí mismos, "ya que -dice él- soy estéril de sabiduría, y por eso el dios (Apolo) me obligó a ejercer de partero, prohibiéndome al mismo tiempo engendrar".

Resulta claro que, para ejercer la MAYÉUTICA, Sócrates necesita el diálogo, es decir improvisar su discurso según los estímulos que le ofrece su interlocutor.
Ningún escrito -dice él-, podría tener una eficacia comparable, incluso porque "no sabiendo nada, ¿qué habría podido escribir?"

Sócrates, por otra parte, desconfiaba absolutamente de la escritura, como resulta de la fábula que Platón le hace narrar en el Fedro.

¿Puede concluirse que Sócrates, como Jesús de Nazaret, no sabía leer ni escribir?

El hecho de que Diógenes Laercio diga que escribió una fábula del tipo de las de Esopo no significa absolutamente nada: podría haberla dictado a un escriba.

A quien objeta que un hombre inteligente como Sócrates no podía no haber aprendido a escribir, le respondo que aún hoy hay millones de personas inteligentísimas que no han aprendido todavía a usar la computadora, pese a que no se requiere más de una semana para ponerse al corriente del proceso de textos.

La verdad es que por aquellos tiempos eran muy pocos los que sabían leer y escribir: Plutarco cuenta que un ateniense, siendo analfabeto, para grabar el nombre de Arístides en los óstraka, se dirigió precisamente a él.

A la pregunta de Arístides sobre si conocía al hombre al que quería mandar al exilio, el ciudadano respondió que no lo conocía, pero que ya estaba harto de oír decir a todos que era un hombre justo; ante lo cual Arístides escribió su nombre en las listas y no agregó nada más.

2.- LO UNIVERSAL:

En los diálogos platónicos, Sócrates acostumbra solicitar a sus interlocutores la definición de un valor moral, y por regla general ellos responden citando un ejemplo particular.

Ante esto, Sócrates se muestra insatisfecho e insiste para obtener una definición más Universal.

3.- EL DAIMON.

Por lo que al DÁIMON se refiere existen múltiples relatos acerca del famoso Daimon de Sócrates.
Uno de ellos se encuentra en un escrito de Plutarco que lleva justamente el título de “El daimon de Sócrates”.

¿Cuál os parece la verdadera naturaleza del daimon de Sócrates?

En la antigüedad se decía que se trataba de un simple estornudo: según algunos, cuando Sócrates sentía que un estornudo provenía de la derecha o de la izquierda, de adelante o de atrás, tomaba una u otra decisión.
Por lo que hace a los estornudos mismos, todo dependía de cuándo le venían las ganas, si en movimiento o en estado de reposo: en el primer caso se detenía, y en el segundo proseguía en lo que estaba por hacer.
Esto es lo que dicen los testimonios, aunque, en verdad, no creo en absoluto que un hombre como Sócrates pudiera haberse dejado guiar por semejantes tonterías.

Aparte de las habladurías, lo que si es cierto es que el mismo Sócrates, durante el proceso, declara poseer un DAIMON que lo aconsejaba en los momentos difíciles.

"Es como una voz que tengo en mi interior desde niño, y que, cada vez que se deja oír, lo hace siempre para disuadirme de hacer algo, nunca para hacerme actuar.
En particular, me desaconseja que me ocupe de política".

Las interpretaciones del DAIMON son innumerables: pasan del espíritu guía al ángel de la guarda, a la conciencia crítica, al sexto sentido, a la intuición, etcétera….

¿Pudiera ser que sólo fuera y se tratara de una broma de Sócrates, que éste había querido reservar para no verse obligado a tener que explicar cada una de sus decisiones?

(Luciano Crescenzo. Historia de la filosofía Griega. Segunda parte. Págs.7-45)

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