domingo, 14 de julio de 2019

PLATÓN: EDUCACIÓN PLATÓNICA. (1 )




Para una Sociedad Ideal es necesaria una Educación Ideal.

La Atenas de Platón ya no era la Atenas de Pericles, la del Sigo de Oro griego, la de la Ilustración Griega (una democracia “ideal” (aunque no era tan ideal puesto que se quedaban fuera TODAS las mujeres, TODOS los viejos, los niños, los esclavos,… democracia, pues, limitada a los hombres (varones) libres que no sobrepasaría al 25% de los atenienses).

Además, tras esa democracia de Pericles (fallecido por la peste), tras la derrota de Atenas por Esparta en la Guerra del Peloponeso y tras el gobierno títere, impuesto por Esparta, el oligárquico de Los 30 Tiranos y, posteriormente, la “democracia restaurada”, populista y demagógica,  que, en nada, se parecía a la de Pericles y que había condenado a muerte al molesto, a la “mosca cojonera”, de nombre Sócrates, que intentaba desmentir al Oráculo de Delfos y parar la pendiente por la que se deslizaba Atenas, en un  proceso desencadenado por motivos políticos, pues las tres acusaciones por las que sería juzgado y condenado…

Ante la crisis moral y política subsiguiente, la Academia (la primera gran universidad europea), fundada por Platón tendría como objetivo principal la educación filosófica de los futuros políticos y gobernantes (que ese, y no otro, era el objetivo del dicharachero Sócrates
En mi recorrido nómada a través de lo diversos Paradores Filosóficos, y tras haber permanecido durante “veintidós” (22) días en el Parador “Sócrates”, inicio mi peregrinaje por otros Paradores, pero con estancias más limitadas.

Por ejemplo, el Parador “Platón”, pero sólo mientras paseo por los jardines de su “Educación Ideal para la Sociedad Ideal” que tiene en su cabeza.

Que NADIE piense que La República es una “radiografía veraz” de la Atenas de su tiempo sino, al contrario, contra la triste democracia real ateniense, y en contraposición con ella, pergeña la que él considera que debería existir y que no existe y que, además, en su intento de probarla en Siracusa, terminaría con varios descalabros.

La República es, pues, la Primera Gran Utopía Social y Política de la Historia.

El objetivo a conseguir es la convivencia y organización de la sociedad y para ello cada ciudadano deberá cooperar según sus aptitudes y capacidades, según las tres clases sociales en que se dividen los ciudadanos (con su alma correspondiente y ubicada en su correspondiente parte del cuerpo.

Una sociedad en la que sobran los poetas, que sólo se mueven en una dimensión subjetiva (las pasiones) en vez de una dimensión colectiva, necesaria (cooperación).

Y habrá que luchar contra los sofistas (causantes de la crisis moral) y representativos del clima cultural que fue gestándose en Atenas, cuyo objetivo es la persuasión y el relativismo moral, tras cobrar por sus enseñanzas, entrenadores en el arte de luchar y ganar al adversario con las palabras y los argumentos y poder ser elegidos democráticamente y formar parte de las instituciones,

Tanto Platón como Aristóteles son más teólogos que creyentes religiosos, su dios es el que conforma el cosmos, planificando el universo.
Para ambos el “para” prima sobre el “porque”.

En esta organización de la sociedad la aristocracia de la virtud (los mejores) debe primar sobre la aristocracia de la sangre (heredada) y de la riqueza.

Debe imponerse la “fuerza de la razón” a la “razón  de la fuerza” en el buen gobierno de la polis.

Debe darse a cada uno según su necesidad pero debe exigirse de cada uno según su capacidad y aptitud.

La “igualdad geométrica” (justicia) debe primar sobre la “igualdad aritmética” (injusticia).

Debe dársele más al que más se lo merezca y menos al que menos méritos tenga (lo contrario sería una injusticia = darle igual a los desiguales o desigual a los iguales).

La Educación es necesaria como lo es el pastor para los ovejas, así lo son los pedagogos y los maestros para los niños (como los amos para los esclavos –recuerda Platón)

Platón pues quiso ser, desde su intelectualidad política, un protagonista político, y bien que lo intentó en Siracusa, con  los dos Dionisios, I y II, aunque todo terminase en un estrepitoso fracaso, de ahí la fundación y el objetivo de su Academia.

Pero su influencia llega hasta hoy, seguimos usando su vocabulario filosófico.

En ese sentido “Todos somos Platón”

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