jueves, 26 de enero de 2012
FILOSOFIA (B4)
Si no distinguimos y diferenciamos “Cristianismo” de “Iglesia” y a “Jesús” de “Cristo” nos metemos en un laberinto y damos palos de ciego en una noche en la que todos los gatos son pardos, atacando a uno pero pegándole a otro.
El “Cristianismo” es una Religión, una Doctrina Religiosa, que ha ido aquilatándose a través de los siglos y posee unas verdades reveladas en las que creer y unas conductas a ejercitar. No ha sido dado de una vez por todas, sino que sigue rectificando, soltando lastre, incorporando tareas,…. cambiando. No es una doctrina cerrada, sino abierta.
La “Iglesia” es una “organización jerárquica, piramidal, estructurada, anquilosada, discriminatoria y antidemocrática, que quiere e intenta monopolizar al Cristianismo.
“Jesús” es un personaje histórico, que vivió hace 2.000 años, políticamente nacionalista judío y antiimperialista romano, religiosamente antisistema, moralmente renovador, predicador, como otros muchos en aquellos tiempos, con discursos valientes y comprometidos.
“Cristo” es “el Jesús de la fe”, es el Dios encarnado en una persona.
Por lo tanto, se puede ser “antipapa y antiiglesia” y ser un “admirador y seguidor de cristianos como Vicente Ferrer, Teresa de Calcuta, misioneros o Teólogos de la Liberación, que se dejan la piel y la vida en ayudar a los necesitados y que, tampoco ellos, son “papistas y/o eclesiásticos”.
Por lo tanto, se puede ser un admirador de Jesús que, en su vida pública, es un contestatario que se lía a latigazos con los banqueros y negociantes que profanan el Templo (jodiéndole el negocio a los rabinos) o que sale por los cerros de Úbeda ante las preguntas envenenadas sobre si debe lapidarse a una mujer pillada en adulterio o si hay que pagar los impuestos a Roma, y sin embargo no creer en “Cristo” como Dios encarnado en una persona, nacido de una virgen, por intervención del Espíritu Santo,…..
Para los griegos ese Dios hecho hombre es una encarnación mediocre, es lo más opuesto a un Logos cósmico, lo divino.
Pero “la locura divina es más sabia que la sabiduría de los filósofos”.
Y “la debilidad divina será más fuerte que la fortaleza de los hombres”.
El Dios cristiano no es el dios judío, omnipotente, aterrador, colérico, celoso, vengativo, guerrero, sino débil y misericordioso, padre y juez (lo que no combina bien).
Ni es el dios griego de los estoicos, sublime, cósmico, la estructura del mundo.
Precisamente ese “escándalo” (judío) y esa “locura” (griega) lo harán querido y portavoz y defensor de los débiles, de los pobres, de los pequeños, de los desubicados, de los perseguidos, de los enfermos, de los hambrientos….
Extraña fuerza, que emana de esa debilidad y que se hace y se deja querer más que temer.
Todo esto es lo que los filósofos no saben ni pueden, desde sus esquemas racionales, aceptar.
La “humildad religiosa” vs la “arrogancia” filosófica, las “cabezas altaneras” de San Agustín, quien más arremete contra ellos.
Doble humildad:
.-La de un Dios que se rebaja a hacerse hombre, para salvar a los hombres.
.-La de los cristianos, que renuncian al uso de la Razón para depositar su Confianza en la Palabra de Jesús y, así, hacer sitio a la fe.
El “theos”, el Dios-Hombre, nada tiene que ver con lo divino que es la estructura ordenada del mundo. Es un nuevo Dios.
El “orao”, la Fe, nada tiene que ver con el saber, con la razón, con la inteligencia. Es una nueva actitud.
Por la elección, por la opción, de “pensar a través de otro”, de “dejarse guiar por otro” en vez de “pensar por sí mismo” y “ser su propio guía”, es por lo que la Filosofía se convertirá en “sirvienta o esclava” de la Religión (“Philosophia ancilla Theologiae” en expresión de San Pedro Damiano, Teólogo cristiano, medieval.
La Razón, ahora, es la que debe ajustarse a la Fe, que es la guía, la que marca el camino a la verdad.
Si las auténticas Verdades son las Verdades Reveladas, entonces no ha lugar para la Filosofía, pues todo lo esencial se decide por la Fe. Por lo tanto la “salvación” nos viene a través de otro, y no depende de nuestras propias fuerzas.
“No nos salvamos, nos salva”
¿Puede la Filosofía tener sitio, cabida, en el Cristianismo, aunque sea de subalterna, pero importante?.
Sí, interpretando las parábolas, descifrándolas, buscando su significado profundo, como hermenéutica o interpretación. Porque lo “revelado” no es “antinatural”, sino “sobrenatural” y la “naturaleza humana, racional” puede ayudar, aunque ella sola nunca pueda conseguirlo.
También “descifrando la naturaleza “creada”, para llegar a demostrar la existencia y la esencia de Dios (las vías tomistas, por ejemplo).
Siendo el mundo que nos rodea, realmente existente, (“es evidente y consta al sentido”), el punto de partida de las vías tomistas hasta llegar a la conclusión de un Dios, también existente y acorde con el punto de partida.
Va más allá que los griegos (incluso en la 5ª vía), que no se quedan en el mundo ordenado, sino en la necesidad de que exista un Dios Ordenador.
Debe decirse que la Razón debe estar presente, pero sólo como “sirvienta o esclava”, tanto al interpretar las parábolas y las Escrituras como al descifrar la naturaleza.
La filosofía ha dejado de ser “soteriológica” y ha comenzado a ser “escolástica” (disciplina escolar), ni forma de sabiduría ni disciplina de vida.
Hoy día son muchos los que eso creen, que la Filosofía ni sirve para salvarse ni es una forma de sabiduría.
Para éstos la Filosofía será, sólo, una Historia de la Ideas.
La Filosofía sería, sólo, una disciplina crítica, discursiva, reflexiva, argumentativa, (escolástica), pero no soteriológica. Nada tiene que ver con las finalidades últimas de la vida humana.
La Filosofía habla de realidades externas a ella (de la Ciencia, del Derecho, del Lenguaje, de las Artes,….), pero “ya no es amor a la Sabiduría”.
Hoy, pues, sigue siendo “sierva o esclava” si ya no de la Teología (medieval) sí de otras disciplinas, sobre todo de las ciencias.
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