domingo, 8 de enero de 2012
ANALFABETO
Peret cantaba aquello de….”borriquito como tú,…. que no sabes ni la u…..”
El “an-alfa-beto” es el que no sabe “ni la “a” (alfa), ni la “b” (beta), que son las primeras letras del “alfabeto” o “abecedario”, y si no sabe las primeras, se da por supuesto que no sabe las siguientes.
Pero hay muchos tipos de analfabetos, por ejemplo, “el analfabeto informático”, o sea yo, Tomás Morales, que no sabe la “beta informática” y de la “alfa informática”, sólo sabe la “a” minúscula, porque a la mayúscula no llego.
Me maravilla ver a antiguos alumnos hacer auténticas virguerías. Yo, inútil. Pero no siento envidia. Sí fascinación. No necesito tanto.
A base de hacerle caso a algún amigo ya no escribo, como al principio, directamente, sino que escribo el texto, lo “corto” y luego lo “pego” en el blog. Sé esto y poco más.
No os riáis, pero es verdad.
Cuando, por casualidad, siguiendo los pasos, logré crear mi correo y mi blog, eso, para mí, fue como un milagro.
Se lo cuento a un antiguo alumno y me asegura que eso lo hace fácilmente un niño de primaria.
No me desilusioné, porque eso era lo que yo necesitaba, y lo había conseguido.
Ahora hago lo que más me gusta (además de pasear por la playa y saborear los boquerones en mi Carihuela), leer, escribir, enviar mis reflexiones por correo y colgar, lo escrito, en mi blog.
La web que tengo me la regaló mi yerno. Soy incapaz de colgar nada. Cuando algo aparece en ella es porque él me lo hace.
Con el correo y el blog entro en contacto con mi alumnos actuales, mi antiguos alumnos, mis compañeros, …. Y otras personas que entran y comentan lo escrito, unos me ponen a parir y otros están de acuerdo. A ambos, siempre, les doy las gracias mientras esgriman razones y no descalificaciones.
No es que esté orgulloso de mi analfabetismo informático, es que esa apenas “a minúscula” me facilita leer una enorme cantidad de revistas de filosofía, a las que estoy suscrito, escribir mis reflexiones y enviarlas o colgarlas en el blog.
Esa apenas “a minúscula” me hace feliz.
¿Hay, acaso, otro objetivo mejor en la vida?
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