miércoles, 11 de enero de 2012

FILOSOFÍA (4).


¿Qué tipo de ÉTICA le corresponde a este tipo de TEORÍA?.
Si vemos intelectualmente/si afirmamos que la estructura del cosmos es armónica y nosotros somos cosmos, entonces deberemos ajustarnos al cosmos, para no introducir in-justicia, des-armonía en el cosmos.
El modelo armónico del cosmos debe ser el modelo armónico del hombre. Porque los seres no humanos se armonizan, de manera natural o de manera instintiva, al cosmos. Sólo el hombre puede ser in-justo.

Conocer qué somos (Teoría) conduce a cómo debemos obrar (Ética), de lo que se desprende cómo vamos a ser (Antropología). Es la filosofía de Sócrates. Saber (paso previo a) – Obrar (fin mediato) - Ser feliz (fin último).

Mi amigo Ramón Muñoz-Chápuli tiene un blog con el título de “Desde mi tonel” (el tonel de Diógenes)- Reivindicación del cinismo.
“Cínico” viene de “kinos” = perro. Los cínicos son como los perros. Es decir viven su vida según su naturaleza y no según las convenciones sociales. El comportamiento del perro es un comportamiento “natural”, en el comer, en el beber, en el copular, en el mear y “cagar”, en resguardarse, en buscar abrigo o tumbarse al aire libre, al sol.
Lo que no debe aceptar un cínico es obrar por el “qué dirán”.
Un símil muy significativo es de la “parábola del burro”. ¿La recuerdan?. Cuando un matrimonio y su hijo van caminando, con un burro. Si se monta el niño, la gente critica, si se monta la madre,… si se monta el padre…. si se montan los tres…. si no se monta ninguno…. Por lo tanto “hagamos lo que nos apetezca sin hacerles caso a lo que los demás digan”.
Lo que reivindican los cínicos es el comportamiento natural del hombre: “beber a morro” o con “las manos haciendo de cuenco”, comer con los dedos, tumbarse al sol desnudo (¿recuerdan la anécdota de Alejandro Magno y Diógenes?. “Necesito que te quites de ahí porque estás haciéndome sombra y lo que yo quiero/deseo/necesito es tomar el sol”.
Los cínicos se burlaban, se mofaban, de las convenciones sociales, lo que escandalizaba a los ciudadanos no cínicos. No que ese fuera su objetivo, su objetivo era vivir de manera natural y, así, ser feliz.
Crates (el discípulo más notable de Diógenes de Sínope y maestro de Zenón de Citio fundador del Estoicismo) aconsejaba a sus discípulos que no hicieran caso del “qué dirán”, para vivir acorde con el orden cósmico, con la naturaleza. Él mismo, con su mujer Hiparquia, hacían el amor en público. La gente lo llamaban de todo, pero él, “ni caso”, porque lo que hacía era algo natural. Hacer eso mismo en privado, en casa,… son convenciones sociales.
Si algo apetece, cualquier lugar y cualquier momento son buenos, porque son naturales.

Lo Primero es “Conocer los Principios”, de “cómo se rige la naturaleza” (todos los seres naturales, animados o inanimados, la Física, la Química, la Biología….), es la Teoría. Lo Segundo es “cómo debe regirse” el hombre respecto a sí mismo, respecto a los otros y respecto a lo otro.
Todos los seres no humanos no se comportan éticamente, porque no tienen libertad para hacerlo o no hacerlo. Lo hacen de manera “necesaria”, según leyes, sean físicas, químicas, biológicas,…o instintivas. Todos ellos habitan en el ámbito de la “necesidad”. Lo hacen así necesariamente y no pueden no hacerlo. De ahí que al no disponer de “libertad” son ajenos a la “responsabilidad”. Ni la piedra ni el burro son “responsables”, por lo tanto ni “culpables”, de su comportamiento (cayendo o comiendo o cagando en público).
No ocurre así con el comportamiento humano. El hombre, ante un estímulo “puede” responder, no responder, responder así o de otra manera; incluso puede responder sin estímulo presente. Porque “puede” hacer todo eso es por lo que es “responsable” de la opción por la que se decida, lo que lo lleva a ser “culpable” o a ser “merecedor”, porque podía haberse decidido por otra opción.

La Ética estoica es una Ética cosmológica. “Debe adecuar su “naturaleza” con la “naturaleza cósmica”, de la que forma parte. Todos los demás seres no humanos ya se adecuan, el hombre, al ser “libre”, “debe” adecuarse, porque “puede” hacerlo y no hacerlo.
No sólo “debe adecuar” su naturaleza humana, “debe respetar” la naturaleza cósmica.

“La Naturaleza es la más bella de las normas” –dice Cicerón (a través del que conocemos casi todo lo que sabemos del estoicismo).

¿Qué diría un estoico de la Moral y de la Política vigentes, cuyo origen es “la voluntad mayoritaria” de los hombres?. No las entenderían. Porque si la naturaleza se rige según un orden natural, la mayoría “puede” imponer normas/leyes no naturales o, incluso, antinaturales.

¿Coincide “la mayoría” con la “naturaleza”?. No necesariamente y, generalmente, no.
Una “mayoría de imbéciles” legislará y propondrá “normas imbéciles”, que estarían justificadas por provenir de la mayoría.
Por lo general, los mejores son unos pocos, una minoría, que, políticamente, serían los “perdedores” respecto a la “mayoría imbécil”, “ganadora” y legisladora.

Sentenciar que “lo bueno y lo justo” son algo “natural” y que “su bondad y su justicia” provienen del “orden natural” es lo opuesto a que “lo bueno y lo justo” tengan su origen en la “mayoría social”, expresada en las leyes.

Lo “bueno” es lo que “encaja”, se “ajusta” al “orden cósmico”, lo queramos o no, uno o todos. Y lo “malo”, por el contrario, “desencaja”, no “se ajusta” a dicho orden.
Lo Esencial y Necesario es, pues, “ajustarse”, mediante la práctica, a la armonía del mundo, a fin de encontrar el sitio justo que el todo nos ha asignado a cada cual.
El gran pecado, del que seremos culpables, será desentonar en la melodía del conjunto. Ni sobreactuar, levantando la voz, (sería desencaje, desentono), ni infraactuar, bajando la voz (sería desencaje, desentono). El barítono debe actuar/cantar como barítono y no como tenor. Igualmente deben hacer el tenor, el soprano, el bajo,…

Si quieres otros símiles para la Ética Estoica piensa en la Ecología, en los Ecosistemas, en la Biosfera = la esfera de la vida (Litosfera, Hidrosfera, Atmósfera, Ozonosfera) = todo lo que tiene que ver con la vida.
A los hombres les “interesa” respetar la naturaleza, porque en ello “les va la vida”. Tanto la contaminación, de cualquier tipo, como la agresión, van contra la vida.

Hans Jonas, el gran teórico de la Ecología contemporánea, afirma que “los fines que debe perseguir el hombre residen en la naturaleza, en el orden del mundo”.

El “deber ser” (ético, político, económico, industrial,….) humano nunca debe estar “al margen de la naturaleza”.
“¿Cómo debemos obrar” para que ella, la naturaleza, sea y siga siendo “buena”, “justa”, “equilibrada”,…sabiendo que nosotros “podemos”, está en nuestras manos, en nuestras decisiones, desequilibrarla?.

No son nuestros “juicios sobre lo real”, sino “lo real en sí”, en tanto que “divino” (no humano) lo que se nos revela como el fundamento de los valores éticos (personales, interpersonales, sociales) y jurídicos.

“Podemos obrar” inadecuadamente. “Debemos obrar” adecuadamente. “Podemos desentonar”. “Debemos no desentonar”.

Pero, volvamos al principio y recordemos: “la auténtica sabiduría consiste en perder el “miedo”, el “temor”, ligados a la “finitud”, al “tiempo que pasa” y a “la muerte”.

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