martes, 7 de enero de 2020

FLORILEGIO FILOSÓFICO: DE ESTO Y DE LO OTRO ( 6 - 1 )



EL CUERPO.

El cuerpo ha sido sujeto y objeto de ocupación y preocupación, pues sin cuerpo ni hay persona ni es posible la educación.

El hombre ha sido definido, desde Aristóteles, como “animal” (viviente sensible) pero “racional, político, simbólico, valorante, interrogante, religioso,…” es decir, “animal”, pero que trasciende su propia animalidad.

Al nacer, nuestro cuerpo es “humano”, pero no está “humanizado”, ésta es la tarea de la educación.
Pero ¿qué cuerpo educar?
El cuerpo bello, el dinámico, el seductor, el cuerpo-templo del cristianismo, el cuerpo ético,…son el mismo cuerpo, pero no son lo mismo.

La escuela y la calle son espacios o ciudades educadoras del cuerpo, cuyo sentido y valoración ha de clarificar la acción educativa.

Cientos de veces he dicho (y repetido” que: “Nos NACEN hombres, nos HACEN humanos, nos HACEMOS personas”

HACIA LA NO VIOLENCIA.

La cultura de la paz es una aspiración intensamente sentida en el momento actual.

Siempre ha habido guerras pero nunca como hoy tantas y con tal poder de destrucción y muerte.
Matar a distancia, sin ver el dolor del moribundo, las hace más propicias.
¿Cómo va a ser igual matar con un palo, directamente y a mano, que con un dron desde miles de kilómetros?

“Una cultura de la paz es un conjunto de valores, tradiciones, comportamientos y estilos de vida basados en el respeto a la vida, el fin de la violencia y la promoción y la práctica de la no violencia por medio de la educación, el diálogo y la cooperación” – afirma la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el 1.999.

Educar en valores, reflexionar sobre las raíces de la violencia, exigir a nuestros políticos el compromiso con la paz y el No a la guerra,…son la base sobre la que puede edificarse la cultura de la paz.


COOPERACIÓN.

Sabes que el trabajo cooperativo, en grupo, y no la lucha, individual, por la vida, fue la estrategia evolutiva por la que hemos llegado al lugar donde estamos.

El aprendizaje, la enseñanza y el trabajo en equipo es la metodología de carácter activo, experiencial y participativo que desarrolla las estrategias cognitivas, las habilidades cooperativas  y prácticas, mejorando el aprendizaje escolar, al tiempo que la maduración personal, interpersonal y social.

Lo sabemos pero es nuestro prejuicio lo que nos impide proponerlo, practicarlo y propulsarlo.

“Tú, a lo tuyo” y que cada uno apechugue con lo suyo, parece el lema de nuestra sociedad.

NOSOTROS, HOY.

El hombre de la modernidad es un hombre débil, indeciso, desarmado, aparentemente liberado, saturado de opciones y, por ello, desorientado y aislado.
Nunca, nadie, ha tenido tanta gente a su alrededor y nunca, nadie, ha estado tan solo.

El hombre de hoy es el hombre del exilio interior, huido de la realidad cálida que está ahí, pero tímido por miedo al fracaso y que huye refugiándose en su imaginario.

Un pobre real, rico en elucubraciones y desconfiado social.
Éste, y no otro, es el retrato psicológico con el que nos identificamos.

Somos los de pensamiento débil, los de cultura del fascículo, sabihondos pero no sabios, intentamos, hipócritamente, aparentar saber, sin saber.
Nos cubrimos de esa capa de barniz que tape y disimule nuestro vacío, como si el tapajuntas no fuera sino el remedo de lo real.

La ubicua mediocridad nos envuelve y en ella vivimos.

Nuestra democracia no es ni meritocracia, ni aristocracia, sino mediocracia en la que la estadística de la cantidad ha desplazado a la minoría cualitativa.

Importa “lo más”, no “lo mejor”

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