miércoles, 22 de enero de 2020

FLORILEGIO FILOSÓFICO: DE ESTO Y DE LO OTRO ( 8 - 3 )



¿CONTRA DIOS?

No. No es un “antiteísmo”, es un ateísmo.

Cada vez se siente a Dios y se le ve más ausente, más lejano de nuestra realidad, de nuestra sociedad, de nuestras vidas.

En nuestras vidas de Occidente, ahora, en estas latitudes se profesa, cada vez más, un “ateísmo débil”, en correspondencia con el pensamiento europeo del momento, un “pensamiento débil”.

Los “grandes relatos” han dado paso a los “débiles y pequeños, a los frágiles relatos”.

Es a lo que tiende el postmodernismo, a la “desustancialización” y a la “desacralización”.

Estamos en una era postmetafísica, donde Dios brilla por su ausencia en  toda o en una gran parte de la cultura.

El mundo en que vivimos está desacralizado, considerado como un producto humano, sin referencia a un Creador.

No sabemos si Dios existe o no, pero nos da igual, ya no es un problema, porque “vivimos como si Dios no existiera”, desde que nos levantamos, mientras comemos y trabajamos, hasta que nos acostamos.

Ya nadie (o casi nadie), al levantarse se acuerda de Dios para que lo salve de los peligros ni por la noche hay examen de conciencia y dándole gracias a Dios.

¿Es que su existencia es sólo imaginativa y hoy, con tanto ocio a nuestra disposición, no hay sitio, ya, para ÉL?


EL EDÉN.

“EN EL JARDÍN DEL EDÉN”.
Así se titula el libro del filósofo personalista Carlos Díaz.

Adán y Eva, en el Paraíso, felices y paseando por el jardín pero con la orden divina: “podéis comer de todos los árboles menos del árbol del “Conocimiento del Bien y de mal”.
Y, es que, tentados por la serpiente de que si comían de ese árbol todo se le mostraría claro, lo sabrían todo, y sin esfuerzo y, en ese caso, ya no necesitarían a Dios como autoridad, serían autónomos, serían libres, serían autores de su propia personalidad.

Era como una adelanto de siglos de la Ilustración del XVIII y el “sapere aude” kantiano.

La Luz de la Razón, ya, lo iluminaría todo, sustituyendo a Dios como autoridad.

La Diosa Razón como sustituto del Dios de la fe.

Todo el mundo a sus pies, todos los proyectos racionales son viables si el hombre sigue su Razón.

Los siglos posteriores serían los testigos directos del fracaso de la Ilustración.

Sabemos más, mucho más, podemos más, mucho más.
La máquina hace el pesado trabajo que, hasta entonces, tenía que hacerlo el hombre.

Pero “no somos mejores”

Los avances técnicos han supuesto un retroceso moral porque las  ventajas económicas y sociales han sido privatizadas y lo que reina en la sociedad es la degradación, la pobreza y el hambre.

El hombre, hasta entonces, “siervo de Dios” ha pasado a la condición de “esclavo de los que detentan el capital”

Se impone, pues, contra la Liberté, la Legalité y la Solidaridad, la “lucha de clases de los más, pero desfavorecidos, contra los menos, pero más fuertes”.

El destino de la historia estará en manos de las masas revolucionarias que tendrán que despojar a los capitalistas de la propiedad privada de los medios de producción.

El antropocentrismo antiteo (y, después, ateo) sustituye, definitivamente al teocentrismo medieval, defendido por la Iglesia en connivencia con los capitalistas.

El “prometeísmo racional” ha terminado en un fiasco.

El lema “ora et labora” de los benedictinos, la mano y la mente, el trabajo y la oración, como actividades sagradas se ha secularizado en los “labor-atorios” científicos.

“El trabajo es lo sagrado”, sin tener que orar ni pedir nada a Dios, todo, ya, “es humano, demasiado humano”

El irracionalismo, el escepticismo y el metalenguaje son los caminos por los que se mueve la Filosofía, amenazando la consecución de la Verdad.

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