martes, 3 de septiembre de 2013

EVOLUCIÓN BIOLÓGICA, SOCIAL Y CULTURAL.

“El Homo Sapiens surgió al menos hace unos 50.000 años y carecemos de la más mínima evidencia de mejora genética alguna, desde entonces. Sospecho que el Cro-magnon medio, adecuadamente educado, podría haber manejado ordenadores junto con nuestros mejores especialistas (si sirve de algo, tenían un cerebro ligeramente mayor que el nuestro).

Todo lo que hemos logrado, para bien o para mal, es resultado de la evolución cultural, Y lo hemos logrado a un ritmo inigualado por órdenes enteros de magnitud en toda la historia de la vida.

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La evolución cultural ha progresado a un ritmo al que los procesos darwinianos no pueden ni aproximarse. La evolución darwiniana continúa en el Homo Sapiens, pero a un ritmo tan lento que, prácticamente, carece ya de impacto en nuestra historia. Este punto de inflexión en la historia de la tierra ha sido alcanzado porque, finalmente, se han liberado sobre el planeta procesos lamarckianos.

La evolución cultural  humana, en marcada oposición a nuestra evolución biológica, es de carácter lamarckiano.

Lo que aprendemos en una generación lo transmitimos directamente por medio de la enseñanza y la escritura. Los caracteres adquiridos son heredados en la tecnología y la cultura. La evolución lamarckiana es rápida y acumulativa. Explica la diferencia cardinal entre nuestro antiguo mecanismo de cambio, puramente biológico, y nuestra actual enloquecedora aceleración hacia algo nuevo y liberador….o hacia el abismo”

S. J. GOULD: “El pulgar del panda”


Es decir, la teoría de la evolución aplicada al ser humano nos ha permitido encontrar el fundamento último de dos rasgos que le caracterizan esencialmente: la razón de su ser social y de su ser cultural.

Ambas arrancan de la inmadurez embrionaria del hombre, inmadurez que le fuerza a una dependencia con respecto a sus congéneres para su supervivencia.

Esto solo aún no lo diferenciaría grandemente de los demás animales sociales, pero, además, la inmadurez instintiva del hombre (la no adquisición de unos instintos fuertes y perfectamente adaptados, es decir, especializados, a un hábitat concreto), junto con un cerebro altamente complejo capaz de aprender ha posibilitado (y a la vez ha forzado) la necesidad del aprendizaje y la consiguiente aparición de la cultura.

Si somos, biológicamente, darwinianos, social y culturalmente somos lamarckianos.

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