miércoles, 18 de septiembre de 2013

EL HOMBRE COMO PROYECTO.


 
Más que “seres”, los hombres somos “siendos”, por ello, más que “yectos” como todos los demás seres que se desarrollan según leyes de la naturaleza o según su concreción en instintos, que responden ante un mundo de estímulos, el hombre vive en una realidad cargada de posibilidades, que puede actualizar, autocreándose de una manera u otra, según el “pro-yecto” propuesto.

Este “Pro-yecto” necesita de las tres dimensiones del tiempo. Lo que “ahora” es, es por las posibilidades actualizadas en el “antes” y, desde el “ahora” se pro-yecta hacia el “después”, el futuro.

Y es que la aparición del hombre sobre la tierra trae consigo la aparición de un nuevo nivel de realidad: la aparición de un mundo no natural, supracultural, la cultura.

La naturaleza se caracteriza por su sometimiento a las leyes inexorables; tanto más inexorables cuanto más simples sean los cuerpos que la componen.

Este carácter inexorable de las leyes naturales aparece en los animales en la forma de los instintos. Si bien, cuanto más compleja es una especie animal más abiertos son sus instintos hasta el punto de que, para ciertas especies se puede hablar de aprendizaje.

En el hombre, como consecuencia de una serie de características físico-biológicas (tales como unos instintos poco desarrollados, un nacimiento inmaduro, un enorme desarrollo del cerebro –y en especial del neocórtex-, etc…) esta apertura al mundo es máxima.

Por eso el mundo no aparece como un conjunto de estímulos, a los que éste tiene que dar una respuesta codificada de antemano sino que aparece como un campo de posibilidades abiertas.

Esta relación abierta del hombre con el mundo en la cual el hombre se autocrea puede ser definida como proyecto, el ser del hombre puede ser entendido como un proyecto por el que éste se autorrealiza en el mundo.

Al desarrollarse el hombre como proyecto se instala en las tres dimensiones del tiempo (se proyecta hacia el futuro a partir de un presente en el que está instalado, al que se llega desde un pasado, y en el que está lo aprendido, lo sido, en el pasado).

Al nacer la cultura, de la capacidad de proyectarse el hombre, nace, por ello, inmersa en la temporalidad, de ahí la constitución histórica de las culturas.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario